Cine sin pellejo

José Celestino Campusano en unos diez años de ruedo, le viene pegando una sacudida importante
al cine argentino. La irrupción de sus ficciones, Vikingo, Fango, Vil romance y El perro Molina
presentan sino un quiebre, mínimamente una inflexión profunda en el cine de las últimas décadas.
Su “cine comunitario”, como él lo llama, viene a romper con cierta jovialidad del cine, con un
Commented [M1]: Si el circunstancial va adelante del verbo, va
entre comas.
Commented [M2]: Es claro que hasta la última película
mencionada , y por la continuación de la oración, es información
que debe ser separada entre paréntesis o rayas.

lenguaje artificioso de la actuación que muchas veces es poco creíble. Sus personajes son abúlicos,
se expresan mediante frases lacónicas y baten la justa, las expresiones son mínimas, es Commented [M3]: Por la enumeración anterior es claro que
aquí va una pausa mayor: un punto y seguido.
antiactuado, y detrás de toda esa abulia y antiexpresividad surge su contrario, una fuerza
dramática insoportable.

Los personajes no son planos ni contradictorios, en el sentido de funciones ficcionales, sino que
son reales. No realizan ningún proceso, mueren con la suya. Trabaja con no actores -salvo algunas
excepciones- que hacen de sí mismos, la clave para Campusano es que los personajes hayan vivido
lo que se representa en la ficción, que se construye, con un guión maleable, en diálogo con los
personajes, lo que le permite un contacto más profundo con elementos de la realidad, y en ese
Commented [M4]: No va coma, sino que puede ir dos puntos
(para dar a entender que se desarrolla eso que se dijo antes), o un
punto y coma, para marcar la estrecha relación de ambas
informaciones.

sentido, opera un grado mayor de crudeza que el movimiento del llamado “hiperrealismo”, parido
desde “Pizza, birra y faso”, que intenta reflejar las realidades del mundo subalterno, y que por lo
general, tiene como protagonista a un extranjero que desciende a esos bajofondos y realiza su
peripecia (el prototipo de “Ricardito” de “Okupas”).
Commented [M5]: Al revés del comentario 1: luego del
circusntancial es opcional la coma, pero aquí suena trabado.
Commented [M6]: Esta coma va después de “y”, ya que solo el
conector va entre comas.
Commented [M7]: “y que, por lo general,…”

Campusano dice que no es el guión el gran germen de una buena película, sino que unas buenas
situaciones de diálogo con la comunidad. Lo que sucede es que el documentalismo se cola por
todas partes en la ficción, los personajes, como dice José, son referentes de la sociedad.

La ficción da un salto hacia atrás, de la verosimilitud a la veracidad, aunque tal o cual personaje,
como se dice apenas pueda recitar su letra, no hay dudas, no se advierte el engaño, es que quizá
no hay engaño o lo hay muy poco, los personajes encarnan una carga pesada de dramatismo en
sus movimientos, en sus pocas palabras, en sus rostros apesadumbrados. Y, al nivel del lenguaje
de la cámara, el engaño también es mínimo: apenas se siente que hay una cámara. Nadie puede
imaginarse que haya un equipo de filmación detrás de las imágenes.

La crítica lo ha acogido bastante bien -aunque ha cosechado sus detractores defensores de la

pulcritud del cine- y es ya un clásico del festival de Mar del Plata, en cuya primera aparición supo
llamar la atención copando la sala de motoqueros. Es que sus “westerns del conurbano” tienen un
peso social y dramático capaz de hacer vibrar la butaca de una momia y logran sacudir hasta a la
crítica más adiestrada.