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Pautas para el tratamiento de los miedos asociados al irse a dormir (Mas, 1995)

1. Crear un ambiente seguro para el niño: retirar detalles que generen ansiedad y proporcionar
objetos que le ayuden a ejercer un cierto control sobre el ambiente (lámpara de noche accesible,
un juguete favorito, etc.).

2. Instaurar un ritual tranquilizador a la hora de acostarse (tomar un baño caliente, escuchar un


cuento favorito, cantar una canción).

3. Proporcionar al menor una serie de conductas incompatibles con la ansiedad, con el fin de que
las ponga en marcha en el momento en que empieza a sentir desasosiego (ejercicios de relajación,
autoinstrucciones, leer un cuento, etc.).

4. Enseñar a los padres a reconocer conductas de miedo inadecuadas y a reforzar pautas de


actuación apropiadas en el niño para el control de la ansiedad.
Dinámica del abuso sexual infantil

¿Qué constituye el abuso sexual infantil? ¿Cuál es el rol de los terceros? ¿Cómo se logra el silencio
de las víctimas?

Asimetría de poder
Cuando alguien tiene más poder, ya sea por edad, situación familiar, social, económica, fuerza física,
comprensión, jerarquía laboral, eclesiástica, militar.
Hay abuso sexual cuando un adulto o alguien (una o más personas) en notoria asimetría de poder
involucra (n) a un niño o niña (menor de edad) en interacciones sexuales.

Involucramiento en actividades sexualizadas


Puede ser violación, tocamientos, exhibición de genitales, en las que una persona con más poder
obliga o manipula a otra, con menos poder, menor de edad, a soportar o cometer.

Manipulación:
El abuso sexual infantil ocurre cuando una niña, un niño o un adolescente es forzado, manipulado,
seducido, amenazado o confundido para involucrarse en alguna interacción sexual. Esta interacción
puede ser violenta o no. Incluso a través de la manipulación, el agresor le puede hacer sentir a la
víctima que él o ella ha sido responsable, culpable o ha asentido en la interacción abusiva.

Triángulo del abuso


Cuando ocurre un abuso sexual infantil, los involucrados no son sólo el abusador y la víctima.
También son todos aquellos que vieron o debieron ver, escucharon o debieron escuchar, supieron
o debieron escuchar y prefirieron hacerse los ciegos, los sordos, los desentendidos. Ellos, los
terceros son parte de la dinámica abusiva.
A veces los terceros son también víctimas, por amenazas, maltratos o imposibilidad de actuar. Pero
casi siempre son parte del abuso, por su indiferencia, complicidad, ignorancia.
Son los terceros los que tienen la responsabilidad de transformarse en terceros protectores, puesto
que ellos pueden romper el círculo del abuso.

La culpa
Como en la mayor parte de las veces el abuso sexual no es cometido con fuerza física, sino con
manipulación, engaño, amenazas, la víctima siente generalmente culpa por no haberse negado, no
haber luchado contra el abusador. El abusador intentará hacer sentir culpable a su víctima porque
así contará con su silencio.

El silencio impuesto
La gran mayoría de las víctimas sufre no sólo por el abuso sexual del que fueron víctimas, sino
también por el silencio que les fue, de una u otra manera, impuesto. Fue impuesto por el agresor,
por su círculo cercano, por la culpa, la vergüenza, por la falta de redes, por la falta de alguien que
pudiera escuchar y actuar.
Relajación Muscular Progresiva de Jacobson
En un artículo anterior ya hablamos de cómo esta técnica es útil en los procesos terapéuticos,
vamos a ver ahora cómo aplicarla directamente para reducir la ansiedad.

Este ejercicio requiere de una dedicación de tiempo algo mayor que los anteriores, así que
hazlo sólo cuando tengas una media hora para dedicarle. Intenta hacerlo cada día, notarás los
resultados.

1. Estírate en un lugar cómodo y relajado. Intenta que no haya interrupciones o


molestias.
2. Concéntrate en la respiración. Inspira profundamente y exala lentamente hasta que te
sientas algo más relajado.
3. Concéntrate en tu pie derecho. Visualízalo en tu mente y ténsalo. Aprieta los dedos y
provoca una gran tensión en tu pie derecho.
4. Cuenta hasta 5 y relaja los músculos del pie.
5. Concéntrate en la sensación de relajación del pie.
6. Haz lo mismo con tu pie izquierdo. Cuando lo hayas hecho continúa con tus piernas,
tus rodillas, las caderas, el abdomen, los brazos, las manos, los hombros, el cuello y
la cabeza.
7. Cuando llegues a la cabeza atiende especialmente a la relajación de las mandíbulas,
el cuero cabelludo, las sientes y la frente, puesto que son zonas que suelen acumular
mucha tensión.

Visualización
Este ejercicio combina las técnicas de relajación con las de meditación.

1. Busca un lugar cómodo y donde no te puedan interrumpir.


2. Apaga la luz e ilumina el espacio con una luz suave y agradable para ti.
3. Pon música relajante a un volumen bajo, suficiente para que puedas escucharlo.
4. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Siente como el aire entra por tu nariz
y sale por tu boca.
5. Piensa en un cielo azul. Siente la energía que te da el sol, focaliza tu atención en el
sentimiento que te provocan los días así.
6. Disfruta de la visión del cielo durante un rato.
7. Añade a tu visión el mar. Escucha el sonido de las olas.
8. Inunda tu cerebro con esa visión y concéntrate en los sentimientos que te provoca.
9. Cada vez estarás más relajado. Cuando lo consigas, visualízate a tí mismo, en ese
mismo paisaje, tumbado en la hierba o sobre la arena de la playa. Sin nadie a tu
alrededor.
10. Disfruta de la sensación de relajación y paz que te inunda durante unos minutos.
11. Visualízate a ti mismo levantándote en el paisaje y empieza a estirar los músculos del
cuerpo. Poco a poco y sin abrir los ojos.
12. A medida que vayas estirando ves tomando conciencia de nuevo de la música que te
envuelve y, cuando estés preparado, abre los ojos de nuevo.

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