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INDICE

BOLÍVAR EN BOLIVIA……………………………………………………………

ACCIONES DIPLOMÁTICAS DE SUCRE EN BOLIVIA…………………

ACCIONES DE GOBIERNO DE BOLÍVAR………………………………….

ACCIONES DE GOBIERNO DE BOLÍVAR………………………………….

ATENTADO A SUCRE…………………………………………………………

CONGRESO ANFICTIÓNICO DE PANAMÁ...........................................

PRINCIPALES CONCLUSIONES……………………………………………….

ANARQUÍA EN COLOMBIA.....................................................................

ULTIMO VIAJE DE BOLÍVAR A VENEZUELA……………………………

LA COSIATA……………………………………………………………………….

LA CONVENCIÓN DE OCAÑA……………………………………………….

LA DICTADURA DE BOLIVAR.............................................................

CONGRESO ADMIRABLE………………………………………………………

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BOLÍVAR RENUNCIA A LA PRESIDENCIA…………………………………..

VIAJE A CARTAGENA……………………………………………………..

ASESINATO DE SUCRE………………………………………………..

CAMINO A LA INMORTALIDAD.. ………………………………………

VIAJE A SANTA MARTA RENUNCI.A Y MUERE………………………….

LA ÚLTIMA PROCLAMA……………………………………………………….

TESTAMENTO DE BOLÍVAR………………………………

MUERTE DE BOLÍVAR…………………………………………….

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BOLÍVAR EN BOLIVIA

ACCIONES DIPLOMÁTICAS DE SUCRE EN BOLIVIA.

Después de Ayacucho, Sucre siguió hacia el sur; cruzó con sus tropas el río
Desaguadero y ocupó el territorio del Alto Perú cuyas provincias habían
dependido del Virreinato de Río de la Plata. Según el uti possidetis, las
provincias del Alto Perú debían formar parte del gobierno de Buenos Aires. Sin
embargo, este punto de vista no era compartido por todos los sectores políticos
del Alto Perú, entre los cuales había partidarios también de formar con sus
provincias una nueva república. La aspiración de constituirse en república
independiente tomó impulso a raíz de la victoria de Ayacucho; y fue estimulada
además, por la distancia y debilidad de los vínculos de estas provincias con el
gobierno de Buenos Aires.

Ante esta situación política, Sucre convocó por decreto del 9 de febrero de
1825, a las provincias del Alto Perú para que enviaran sus diputados a una
asamblea nacional que decidiera la suerte del país. Por su parte, el gobierno de
Buenos Aires, resolvió dejar en libertad a las provincias para que adoptaran el
régimen político que fuera de la voluntad popular. El Congreso del Alto Perú se
instaló en Chuquisaca, el 10 de julio de 1825, con diputados de las provincias de
La Paz, Chuquisaca, Cochabamha, Oruro y Santa Cruz, declaró la independencia
de las provincias, y formó con ellas una nueva nación que recibió el nombre de
"República de Bolívar". Por último, el Congreso pidió a El Libertador redactara el
proyecto de constitución para el nuevo Estado.

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LA CREACIÓN DE BOLIVIA.

El 6 de agosto de 1825, una asamblea reunida en Chuquisaca, determina que el


Alto Perú sea independiente y que se cree una República con el nombre de
Bolivia, en homenaje al Libertador. Sucre fue el gran artífice de esta creación
basándose en el principio de la autodeterminación de los pueblos. Bolívar
escribió su Constitución y la llamó su hija predilecta.

El Alto Perú es un territorio que pertenece a dos naciones: una parte a la


Argentina y la otra al Perú. Sucre propone que se realice una Asamblea en
Chuquisaca a fin de que los pueblos decidan su propia suerte. A Bolívar no le
gustó la idea y se la criticó al Gran Mariscal. Pero, al final de cuentas, la Asamblea
se realizó sin problemas porque ni Lima ni Buenos Aires tenían objeciones que
hacer. La Asamblea de Chuquisaca determinó que el Alto Perú fuera
independiente y que de ese territorio se formara una nueva Nación con el
nombre de Bolívar, en su honor. ¡Sí que era un honor, y muy grande!. Que una
Nación entera llevara su nombre, superaba todas las ambiciones de Bolívar. Y
Sucre, su mejor amigo, era nombrado Presidente de Bolivia para toda la vida;
pero su carácter y su manera de pensar no le permitían aceptar sino por el
espacio de dos años.

En Arequipa Bolívar da una serie de leyes en beneficio de los pobres indígenas,


así como en Chuquisaca se preocuparía por el establecimiento de escuelas
públicas, colegios y, en fin, de la instrucción en general. A la llegada al Cuzco, la
humilde gente riega de Flores las calles por donde pasa el caballo de Bolívar; "la
emoción era tan gran que ya me parecía estar otra vez en el delirio". "Yo veía
premiados con creces los esfuerzos por libertar a los pueblos".

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Aquí le ofrecieron una corona de oro, diamantes y perlas, la cual obsequió a
sucre; y las joyas que había recibido las regaló a sus edecanes.

Lo que más le emocionó a Bolívar fue lo más sencillo. Nunca había oído
Palabras tan bellas y espontáneas como las que dijera en el pequeño pueblo
indígena de Pucará uno de sus moradores, José Domingo Choquehuanca. Cuando
entró a este pueblito, el 2 de agosto de 1825, el orador le recibió así: "Quiso Dios
de salvajes hacer un Imperio, y creó a Manco Capac; pecó su raza y mandó a
Pizarro. Después de tres siglos de expiación ha tenido piedad de la América, y os
ha enviado a vos. Sois, pues, hombre de un designio Providencial. Nada de lo
hecho antes que vos se parece a lo que habéis hecho; y para que alguno pueda
imitaros, será preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado varias
Repúblicas que, en el inmenso desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra
grandeza a donde ninguno ha llegado. Vuestra fama crecerá, así como aumenta
el tiempo con el transcurso de los siglos, y así como crece la sombra cuando el
sol declina". Palabras tan hermosas no podían brotar sino del corazón de un
hombre noble, sencillo. Dijo el Libertador Simón Bolívar.

ACCIONES DE GOBIERNO DE BOLÍVAR.

En el proyecto de constitución presentado al Congreso de Bolivia, El Libertador


propone la adopción de principios e instituciones de gobierno ya expuestos por
él en su discurso de Angostura. En algunos casos modifica la estructura
organizativa del poder público y le atribuye funciones diferentes del esquema
tradicional. Pero mantiene sus puntos de vista de que el régimen que se
establezca sea sencillo y fuerte y garantice la estabilidad de las instituciones. El
Libertador insiste, además en la abolición de la esclavitud y el establecimiento
de la libertad de cultos.

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ATENTADO A SUCRE.

El 4 de junio de 1830 fue asesinado en Berruecos, Nariño, Colombia, el Gran


Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre y Alcalá. Este vil atentado fue uno
de los dolores más tremendo que sufrió el libertador Simón Bolívar. Durante
2010 se conmemoró el 290 aniversario de aquel terrible suceso que ha pasado a
la historia de América como una de sus páginas más indignas.

CONGRESO ANFICTIÓNICO DE PANAMÁ.


El 7 de Diciembre de 1824, dos días antes de la Batalla de Ayacucho, el
Libertador Simón Bolívar, desde Lima, envio una invitación a los gobiernos
americanos para realizar un congreso en la Ciudad de Panamá con la finalidad
de constituir una federación de Estados americanos capaz de defender y
garantizar la independencia conquistada. El Congreso de Panamá se instalo el
22 de junio de 1826.

Países asistentes

 Chile

El gobierno de Chile fue invitado pero declinó asistir. El gobierno chileno


dirigido por Ramón Freire no mostraba simpatías por Bolívar ni por su enorme
influencia política sobre tres países sudamericanos. Además la pugna política
chilena entre liberales y conservadores reducía la preocupación de los políticos
chilenos por el proyecto bolivariano, del cual además desconfiaban, prefiriendo
basar su política externa en mantener buenas relaciones con Gran Bretaña y los
Estados Unidos.

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 Argentina

Las Provincias Unidas del Río de la Plata fueron también invitadas pero
prefirieron no enviar una delegación, aunque el gobierno rioplatense de
Bernardino Rivadavia mostraba cierto interés en alianzas regionales debido a la
Guerra del Brasil por la ocupación de la Provincia Cisplatina.
Pese a dicho interés, la mayor parte de los líderes argentinos desconfiaban de
una desmesurada influencia de la Gran Colombia en el Congreso debido al
poderío bélico y político del que disponía Bolívar de forma directa o indirecta,
prefiriendo también aumentar los lazos comerciales con EE. UU. O potencias
europeas, que eran el principal mercado de las exportaciones rioplatenses.

 Paraguay

Paraguay, aunque ya era un Estado independiente desde 1811, estaba


gobernado por el aislacionista doctor Francia. Tras la Batalla de Ayacucho y
estabilizarse definitivamente la situación de Bolivia en 1826, el propio Simón
Bolívar trató de lograr contactos políticos con Paraguay, solicitando iniciar
relaciones diplomáticas, pero los enviados de Bolívar no tuvieron comunicación
alguna con funcionarios paraguayos y sólo recibieron una carta del doctor
Francia para Bolívar, donde el dictador paraguayo rechazaba todo vínculo
diplomático y defendía su aislacionismo. Ante este rechazo, Paraguay no fue
invitado al Congreso de Panamá.

 Brasil

El Imperio de Brasil sí fue invitado, pese a ser un Estado monárquico y


abiertamente esclavista, regido además por los descendientes de una dinastía
europea, del cual recelaban abiertamente las cancillerías del resto de

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Sudamérica. En el caso brasileño Bolívar prefirió remitir la invitación a la corte
imperial de Río de Janeiro sólo para halagar a Gran Bretaña (principal aliada de
Brasil y preocupada por el aislamiento de éste), pero resultaba evidente que la
desconfianza de las repúblicas hispanoamericanas (y del propio Bolívar) hacia
Brasil influiría en las decisiones del Congreso.

Brasil precisaba mantener la neutralidad entre las monarquías europeas y sus


vecinos republicanos de Sudamérica, y en octubre de 1825 aceptó la invitación
de Bolívar, pero el conflicto bélico con el gobierno argentino que había estallado
recientemente hizo temer al gobierno brasilero una recepción demasiado hostil
en Panamá, lo cual era contrario a sus intereses. Por ello se decidió no enviar a
los delegados brasileros, aunque ya habían sido designados por el emperador
Pedro I.

 Países europeos

Bolívar acordó también invitar a dos países europeos como observadores, por
causa de sus intereses comerciales en Hispanoamérica: Gran Bretaña y los Países
Bajos; la invitación al gobierno de Londres buscaba estimular la asistencia de los
gobiernos chileno y rioplatense, que tenían en los británicos a su principal socio
comercial. Gran Bretaña aceptó la invitación y envió un observador, Edward
James Dawkins, pero este ya tenía órdenes precisas del ministro George
Canning: limitarse a buscar acuerdos comerciales, y disuadir a la Gran Colombia
y México de apoyar expediciones a Cuba o Puerto Rico para independizarlas de
España.

El delegado de los Países Bajos, Jan Van Veer, fue enviado para proponer la
mediación neerlandesa entre las repúblicas hispanoamericanas y España, pero
no tuvo la acreditación necesaria; a esto se unió que la corona no había

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reconocido la independencia de ninguna república hispanoamericana, por lo
cual el delegado neerlandés fue recibido sólo a título individual.

PRINCIPALES CONCLUSIONES.

Los temas de discusión en la agenda del Congreso eran los siguientes:

1. Renovación de los tratados de unión, liga y confederación;


2. La publicación de un manifiesto en que se denuncia la actitud de España y
el daño que ha causado al Nuevo Mundo;
3. Decidir sobre el apoyo a la independencia de Cuba y Puerto Rico, así
como de las islas Canarias y Filipinas;
4. Celebrar tratados de comercio y de navegación entre los Estados
confederados;
5. Involucrar a Estados Unidos para hacer efectiva la Doctrina Monroe en
contra de las tentativas españolas de reconquista;
6. Organizar un cuerpo de normas de derecho internacional;
7. Abolir la esclavitud en el conjunto del territorio confederado;
8. Establecer la contribución de cada país para mantener los contingentes
militares comunes;
9. Adoptar medidas de presión para obligar a España al reconocimiento de
las nuevas repúblicas; y
10. Establecer las fronteras nacionales con base en el principio de uti
possidetis, tomando como base el año 1810.

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Los resultados prácticos del Congreso de Panamá fueron casi nulos, pues la
mayoría de los Estados presentes no se encontraban en condiciones políticas ni
económicas de cumplir con sus acuerdos. Por otra parte, las divisiones y
rivalidades entre las naciones americanas generaron numerosos conflictos
fronterizos que terminaron en guerra.

OPINIÓN DE BOLÍVAR.

Simón Bolívar considero al Congreso Anfictiónico como una experiencia


fallida, conclusión a la que arribó el Libertador poco después que concluyeran
las sesiones, señalando: "El Congreso de Panamá sólo será una sombra".

ANARQUÍA EN COLOMBIA.
Conspiración de Páez y Santander.

El general Páez, jefe superior de Venezuela, fue acusado ante el congreso por la
municipalidad de caracas, debe haber cometido actos arbitrarios contra la
población al ordenar a la tropa allanar los hogares y reclutar por la fuerza a los
ciudadanos.

El 25 de septiembre d 1828 se produjo un atentado contra la vida del


libertador (conocido como la conspiración septembrina y Santander fue acusado
de haber organizado el atentado, pero debido a la falta de pruebas en su contra
le fue conmutada la pena de muerte a la que fue sentenciado por destierro.

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ULTIMO VIAJE DE BOLÍVAR A VENEZUELA.

El 2 de Junio de 1827, en su último viaje a Venezuela, donde le escribe


otra vez a su hermana María Antonia. Y se dirigió a Santa Fe de Bogotá el 5 de
Julio. Bolívar no regreso nunca a Venezuela.

LA COSIATA.

El 30 de abril de 1826 tuvo lugar en Venezuela un movimiento


separatista conocido con el nombre de la Cosiata dirigido por José Antonio Páez,
que se presentó como una reacción contra el gobierno de Bogotá, el centralismo
y Simón Bolívar. El nombre de la cosiata deriva de la cosa esa, que era como
calificaban los detractores de Bolívar después de la rebelión, la amnistía
llegando finalmente de Perú (y nuevamente rebelión). El 25 de noviembre de
1826 Bolívar marcha con la élite de sus tropas a Venezuela y persuade a Páez de
deponer su sublevación contra la Gran Colombia, a cambio de ser reconocido
como jefe civil y militar de Venezuela.

En el año de 1826 tuvo lugar en Venezuela el movimiento separatista conocido


con el nombre de “La Cosiata”, el cual se manifestó como una reacción al
gobierno de Bogotá, contra el centralismo y contra el Libertador. El General Páez
es acusado ante el Congreso de la República por haber cometido actos
arbitrarios contra la población al ordenar el allanamiento de los hogares para
reclutar a los ciudadanos para a formación de ejércitos. El Senado suspende a
Páez de sus funciones de Comandante General del Departamento de Venezuela, y
le ordena comparecer ante la comisión nombrada al efecto, a responder por los

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cargos en su contra. Páez entregó el cargo; se negó a comparecer ante el Senado
y tomó una actitud de abierto desacato a la autoridad nacional.

Las municipalidades de Valencia y Caracas tomaron la


iniciativa y aprovecharon el incidente para promover la
agitación y protestar por la orden de suspensión de Páez.
A raíz de esto Páez asumió el gobierno de Venezuela y se
comprometió a no obedecer órdenes del Gobierno
Central de Bogotá. Ya para el año de 1826 había la amenaza de una guerra civil.
Bolívar se traslada a Venezuela para Buscar una solución directa. Ratificó a Páez
como jefe Civil y Militar y otorgó una amnistía general. Ofreció convocar una
convención nacional para que decidiera sobre el destino de la Gran Colombia.

En 1827 Bolívar regresó a Bogotá. La guerra civil se había evitado pero la idea de
separación quedaba latente. Páez quedaba al mando del departamento de
Venezuela.

LA CONVENCIÓN DE OCAÑA.

El 23 de Noviembre de 1829 el gobernador de Carabobo reunió una Asamblea


popular en Valencia. Esta aprobó por mayoría, la separación de Venezuela de la
República de Colombia. Allí se acordó que Venezuela no debía continuar unida a
Nueva Granada y Quito “debido a que las leyes que convienen a aquellos
territorios no son a propósito para éste, enteramente distinto por sus
costumbres, clima, producciones y por qué en la gran extensión pierden la fuerza
y energía” de esta manera acaba el gran sueño de Bolívar nuestro Libertador.

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LA DICTADURA DE BOLIVAR.
El 1 de setiembre de 1823 desembarca Simón Bolívar en el puerto del
Callao. La gente lo recibe apasionadamente. A los diez días, el Congreso le otorga
los máximos poderes tanto en el campo militar como en el político. La dictadura
es respaldada por todos ante la crisis y el caos por la lucha contra los españoles.
El Congreso decide conservar como presidente a Torre Tagle.

El Libertador envía una carta a Riva Agüero donde le exige que renuncie a
todos sus poderes. Riva Agüero es apresado en Trujillo por el coronel Gutiérrez
de la Fuente y se le acusa de traición. Más tarde, Bolívar haría lo mismo con el
otro presidente Torre Tagle. Ante tanto descontrol, los realistas vuelven a
ocupar la capital.

El general venezolano traslada su cuartel general a Pativilca. Pero no hay


dinero para continuar la guerra y para peor de males cae víctima de una
enfermedad por dolencia pulmonar. Se le ve flaco y demacrado. Sobrepasa las
dificultades y consigue armar un pequeño ejército. El 1 de agosto de 1824 ya se
encuentra en la comunidad de Rancas, cerca de Cerro de Pasco, y cuenta con 9
mil hombres y generales de la talla de Sucre, La Mar, Necochea, entre otros.

El 6 de agosto de 1824 se da la Batalla de Junín. La intuición del mayor Andrés


Rázuri nos daría aquella vez la victoria. La independencia peruana y americana
quedaría sellada el 9 de diciembre de ese año, al vencer en la Batalla de
Ayacucho a las fuerzas del virrey La Serna. Culminada la Guerra de
Independencia, el Parlamento vuelve a reunirse el 10 de febrero de 1825. Ha
pasado un año desde que se le entregó todo el poder a Bolívar. Éste
sorpresivamente afirma que desea renunciar. Los diputados envían delegados
para rogarle que se quede.

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El Libertador firma un decreto convocando a elecciones para un nuevo
Congreso que deberá reunirse el 10 de febrero de 1826. El número de los
diputados titulares es de 96; el de los suplentes, de 56. Ayacucho cuenta con la
mayor cantidad de representantes: 12 escaños, seguido por Arequipa 12, Cusco
19, Huánuco 15, Lima 12, La Libertad 12 y Puno 12. Contra el deseo de Bolívar
salen elegido varios liberales: Javier de Luna Pizarro, Francisco de Paula
González Vigil, entre otros, que exigen que las sesiones del Congreso sean
públicas, que dos comisiones revisen las actas de los Colegios Electorales y que
el Parlamento sea constituyente y no constitucional.

En su finca de Magdalena, Bolívar planea y redacta una Constitución Vitalicia,


en la que habrá un presidente vitalicio, quien podrá nombrar su sucesor. Los
liberales no la aceptan. Finalmente es aprobada por los Colegios Electorales y la
ceremonia se realiza el 9 de diciembre de 1826, aunque al acto no acudiría
Bolívar por haber viajado sorpresivamente a Colombia. El Libertador parte la
noche del 4 de setiembre de 1826 y se retira de la escena peruana.

El general Santa Cruz es su sucesor. Un cabildo popular declara abolida la


Constitución Vitalicia y restaura la Constitución de 1823. Las últimas tropas
colombianas que combatieron por la Independencia regresan a su país y el Perú
es finalmente libre y soberano. Santa Cruz llama a elecciones para un nuevo
Congreso. El país sale al encuentro de su propio destino.

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CONGRESO ADMIRABLE.

El 20 de enero de 1830 se instala en Bogotá el


último Congreso de la Gran Colombia, bajo la
presidencia de Antonio José de Sucre. El Libertador
consideró que en él se reunía «la sabiduría nacional,
la esperanza legítima de los pueblos y el último punto
de reunión de los patriotas...»; por esta razón, por la calidad de los diputados
que concurrieron, se llamó Congreso Admirable. Debía asistir 67 diputados
electos, pero sólo se presentaron 48. Por Venezuela fueron elegidos 18
congresantes, pero faltaron 10. Entre los asistentes figuraron Briceño Méndez,
José Laurencio Silva, Sucre (fue el Presidente del Congreso), etc.

Ante este Congreso bogotano, que sesionó hasta el 11 de mayo, Bolívar


renunció definitivamente a la primera magistratura de Colombia. El 4 de mayo
fue elegido el nuevo Presidente de la República, Joaquín Mosquera, con
Domingo Caicedo como Vicepresidente.
En su mensaje el Libertador expresó: «Colombianos. Hoy he dejado de
mandaros. Veinte años ha que os he servido en calidad de soldado y
magistrado. En este largo período hemos reconquistado la patria, liberado tres
repúblicas, conjurado muchas guerras civiles, y cuatro veces he devuelto al
pueblo su omnipotencia, reuniendo espontáneamente cuatro Congresos
Constituyentes. A vuestras virtudes, valor y prestigio se deben estos servicios;
a mí la gloria de haberos dirigido».

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BOLÍVAR RENUNCIA A LA PRESIDENCIA.

En el marco de la realización del Congreso Admirable convocado por Simón


Bolívar entre el 20 de enero y el 11 de mayo de 1830, con la finalidad de evitar
la disolución de la Gran Colombia, el Libertador planteó definitivamente su
renuncia a la Presidencia de la República el 27 de abril de 18301.

Ante el mencionado Congreso, instalado en la ciudad de Bogotá, el Libertador


expresó fervorosamente lo siguiente:

"¡Colombianos! hoy he dejado de mandaros. Veinte años ha que os sirvo en


calidad de soldado y magistrado. En este largo período hemos conquistado la
patria, libertado tres repúblicas, conjurados muchas guerras civiles, y cuatro
veces he devuelto al pueblo su omnipotencia, reuniendo espontáneamente
cuatro Congresos Constituyentes. A vuestras virtudes, valor y patriotismo se
deben estos servicios; a mí la gloria de haberlos dirigido. (...) Temiendo que se
me considere como un obstáculo para asentar la República sobre la verdadera
base de su felicidad, yo mismo me he precipitado de la alta magistratura a que
vuestra bondad me había elevado."

El Libertador, convencido de que su distanciamiento de la patria ayudaría a la


unidad de la República, o por lo menos a la paz y concordia entre los
colombianos, también señaló:

"Debéis estar ciertos de que el bien de la patria exige de mí el sacrificio de


separarme para siempre del país que me dio la vida, para que mi permanencia
en Colombia no sea un impedimento a la felicidad de mis conciudadanos."3

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Ante esta decisión de el Libertador se eligieron el 4 de mayo de 1830 el nuevo
Presidente de la República y Vicepresidente, correspondiendo a Juaquín
Mosquera y Domingo Salcedo, respectivamente, asumir la responsabilidad de
continuar dirigiendo la patria bolivariana.

Estas serían parte de las últimas acciones ejecutadas por Simón Bolívar el
mismo año de su muerte, ocurrida el 17 de diciembre de 1830.

VIAJE A CARTAGENA.

El 4 de julio de 1827 Bolívar sale por última vez de Caracas, se embarca en La


Guaira en una fragata inglesa, en compañía de Sir Alejandro Cockburn, Ministro
de Inglaterra y por la vía de Cartagena llega a Bogotá. Allí, el 10 de septiembre,
presta ante el Congreso juramento como Presidente de la República. La
Convención Nacional reunida en Ocaña en 1828 se disuelve sin que los diversos
partidos hayan logrado ponerse de acuerdo. Bolívar, aclamado Dictador, escapa
en Bogotá, en septiembre de aquel año, a un atentado contra su vida; poco
después ha de ponerse en campaña para enfrentarse a las fuerzas del Perú que
han penetrado en el Ecuador, en donde permanece durante casi todo el año de
1829. A pesar de estar enfermo y de sentirse cansado, lucha por salvar su obra.

A comienzos de 1830 vuelve a Bogotá para instalar el Congreso


Constituyente. Venezuela se agita de nuevo y se proclama Estado
Independiente. En la Nueva Granada la oposición crece y se fortalece. El
Libertador, cada vez más enfermo, renuncia a la Presidencia y emprende viaje
hacia la Costa. La noticia del asesinato de Sucre, que recibe en Cartagena, le
afecta profundamente. Piensa marchar a Europa, pero la muerte le sorprende

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en San Pedro Alejandrino, una hacienda situada en las cercanías de Santa
Marta, el 17 de diciembre de 1830. Días antes, el 10, había dirigido a sus
compatriotas su última proclama, que es su testamento político.

ASESINATO DE SUCRE.

El 4 de junio de 1830, día viernes, muy temprano por la


mañana, toma el camino de su cita final. En el sendero
estrecho a Cabuyal, en las montañas de Berruecos, cuatro asesinos contactados
por José María Obando lo esperaban. Ellos eran: Apolinar Morillo, venezolano,
Andrés Rodríguez y Juan Cruz, peruanos, y Juan Gregorio Rodríguez, de Tolima,
Colombia. Cuando pasa la comitiva, una voz grita: « ¡General Sucre!». El joven
General, de apenas 35 años de edad, voltea y en el acto suenan los disparos.
Sólo pudo oírsele decir: « ¡Ay balazo!». Y cayó muerto el novel General
cumanés, víctima de las intrigas y las ambiciones.

CAMINO A LA INMORTALIDAD.
La enfermedad que tuvo el Libertador a lo largo de su vida y las muchas crisis
que presentó en los últimos años de ella sin duda tuvieron que influir en alguna
forma en el desarrollo de las guerras de la independencia, el nacimiento de la
república y tal vez mucho más, en la evolución de los hechos que llevaron a la
desintegración de su obra política. Para conocer la secuencia y evolución clínica
de su enfermedad se ha tomado fielmente la mayor información posible de los
diversos autores citados, representativos de la inmensa bibliografía que hay
sobre el Libertador, transcribiendo casi textualmente muchos de sus textos. En
forma somera hemos tenido el cuidado de relacionar los períodos de su
enfermedad con el contexto histórico que se vivía en ese momento, sin embargo
no pretendemos realizar una investigación histórica exhaustiva. Intentamos

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construir y estructurar el conocimiento de la historia clínica y relacionarlo con la
información que conocemos de sus últimos momentos y de la autopsia del
hombre más grande íntimamente ligado a la historia de nuestra América.

VIAJE A SANTA MARTA RENUNCIA Y MUERE.

El 7 de Mayo Bolívar sale de Bogotá. No puede regresar a Venezuela, incluso


teme por el Gobierno de Páez le incauté las minas de Aroa, hacienda de sus
padres. Por ahora su destino es la costa. Quiere descansar un poco para reponer
su quebrantada salud. Si mejora y le conceden el sueldo el ex - Presidente se
residencia en Europa. En Cartagena recibe una noticia que le acelera el corazón.
El Mariscal Sucre ha sido asesinado traidoramente. Bolívar no encuentra
palabras ni lagrimas para tanto dolor. Llora como un niño y se ve en este crimen
una cruel venganza de sus enemigos. Los asesinos sabían muy bien que Sucre
era el sucesor legítimo de Bolívar, el único que todavía podía restaurar la unidad
Gran Colombiano. Mientras tanto el gobierno del Presidente Mosquera se hunde.
Cada soldado se hace General y todos se creen con derecho a sublevarse. A los 3
meses le sucede el Vice - Presidente Caicedo. Apenas toma el mando le sustituye
una insurrección militar. Urdaneta se alza con el poder pero decide que vuelva
Bolívar. Es el único que aún puede unir y evitar la Guerra. El Libertador escucha
a los emisarios. Le duele el caos total. Tengo la obligación de salvar a la patria
como cualquier soldado. Ofrezco por los sacrificios de que soy capaz. Pero no veo
todavía que mi regreso aplaque a los revoltosos. No puedo aceptar otra vez la
Presidencia sin el consentimiento de unas elecciones. En los últimos meses de su
vida Bolívar fue tan humano como nunca lo había sido. Bolívar siempre cuerdo,
siempre lúcido, siempre atento al desarrollo de la patria que el fundó. Le duele
tener que proclamar ¡”He Arado en el Mar"...! Le duelen las columnas de quienes

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el honró. Le duele la falta de piedad y cariño de quienes creyó podrían ahora
amarle o al menos respetarle. Le duele morir huérfano de amor después de
haber dado integra su vida por la igualdad, la libertad y la justicia en América. La
enfermedad está bastante avanzada, los medios le envían a Santa Marta y llega a
la Hacienda San Pedro Alejandrino y su dueño le ofrece la casa."Reciba usted por
esta generosidad, las gracias más expresivas de mi parte. ... yo pienso seguir por
allá y desde luego hoy acepto seguir por allá y desde luego hoy acepto la oferta
de usted, aunque sea por unos pocos días" .El médico que asiste a Bolívar el Dr.
Reverend, escribe a principios de Diciembre. "El enfermo disimula los
padecimientos, pues sólo ha algunos quejidos. Se le nota un sensible
entorpecimiento de sus facultades mentales".

LA ÚLTIMA PROCLAMA.

El 10 de diciembre de 1830 es el día de la última proclama del Libertador,


dictada desde su lecho de moribundo. Firmó el testamento y recibió los Santos
Sacramentos de manos del humilde cura de la aldea de Mamatoco, quien llegó en
la noche con sus acólitos y varios indígenas.

Luego, rodeado de sus más íntimos amigos, como José Laurencio Silva, Mariano
Montilla, Joaquín de Mier, Ujueta, Fernando Bolívar, etc., el notario Catalino
Noguera empezó a leer el histórico documento, pero apenas llegó a la mitad,
porque la emoción y el dolor le ahogaron la voz. Continuó la lectura Manuel
Recuero. La última Proclama dice así:
A los pueblos de Colombia:

Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba


antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi

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tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi
desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo
que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de
mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los
perdono.

Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la


manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la
consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la
Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la
anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los
militares empleando su espada en defender las garantías sociales.

¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte


contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré
tranquilo al sepulcro.

TESTAMENTO DE BOLÍVAR.

El testamento de su excelencia El Libertador de Colombia General Simón


Bolívar es el documento mediante el cual el Libertador Simón Bolívar declaró su
última voluntad antes de fallecer el 17 de diciembre de 1830. Fue dictado en
Santa Marta, Colombia, el 10 de diciembre, el mismo día en que dictó su última
proclama y recibió los sacramentos por parte del Obispo de Santa Marta José
María Esteves,1 y fue firmado por Bolívar y el escribano José Catalino Noguera al
día siguiente.2 El original consta de 4 páginas manuscritas por ambas caras y
estuvo archivado en una notaría de Santa Marta hasta que fue robado por
desconocidos quienes lo vendieron al gobierno venezolano. El presidente

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Marcos Pérez Jiménez lo restituyó a Colombia donde fue depositado en un banco
por la Sociedad Bolivariana hasta que dicha institución lo donó al Museo
Nacional de Colombia el 24 de junio de 1960.3

El documento está constituido por catorce cláusulas en las que Bolívar declara
u ordena elementos de diversa índole, incluyendo su creencia en Dios y la Iglesia
Católica, sus bienes y su destino (las tierras y Minas de Aroa...y unas alhajas), que
se paguen sus deudas y la donación de dos libros que fueron propiedad de
Napoleón a la Universidad de Caracas. También ordena una remuneración para
su mayordomo José Palacios, que se quemen algunos documentos, nombra sus
albaceas, y divide lo que queda de sus bienes en tres partes: una para cada
hermana María Antonia y Juana. La tercera para sus sobrinos: Juan, Felicia y
Fernando Bolívar, para que lo "disfruten con la bendición de Dios.

Santa Marta, 10 de diciembre de 1830


En nombre de Dios todo Poderoso. Amén. Yo, Simón Bolívar, Libertador de la
República de Colombia, natural de la ciudad de Caracas en el Departamento de
Venezuela, hijo legitimo de los señores Juan Vicente Bolívar y María Concepción
Palacios, difuntos, vecinos que fueron de dicha ciudad, hallándome gravemente
enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural,
creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano
misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo tres
personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios que
cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana,
bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico
fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición
testamental, bajo la invocación divina, hago, otorgo y ordeno mi Testamento en
la forma siguiente:

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1. Primeramente encomiendo mi Alma a Dios nuestro Señor que de la nada
la crió, y el cuerpo a la tierra de que fue formado, dejando a disposición
de mis Albaceas el funeral y entierro, y el pago de las mandas que sean
necesarias para obras pías, y estén prevenidas por el gobierno
2. Declaro: fui casado legalmente con la Sra. Teresa Toro, difunta, en cuyo
matrimonio no tuvimos hijo alguno.
3. Declaro: que cuando contrajimos matrimonio, mi referida esposa, no
introdujo a el ninguna dote, ni otros bienes, y yo introduje todo cuanto
heredé de mis padres.
4. Declaro: que no poseo otros bienes más que las tierras y minas de Aroa,
situadas en la Provincia de Carabobo, y unas alhajas que constan en el
inventario que debe hallarse entre mis papeles, las cuales existen en
poder del Sr. Juan de Francisco Martín vecino de Cartagena.
5. Declaro: que solamente soy deudor de cantidad de pesos a los señores
Juan de Francisco Martín y Poules y Compañía, y prevengo a mis Albaceas
que estén y pasen por las cuentas que dichos Señores presenten y las
satisfagan de mis bienes.
6. Es mi voluntad: que la medalla que me presentó el Congreso de Bolivia a
nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del
verdadero afecto, que aún en mis últimos momentos conservo a aquella
República.
7. Es mi voluntad: que las dos obras que me regalo mi amigo el Sr. Gral.
Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón tituladas
"El Contrato Social" de Rousseau y "El Arte Militar" de Montecuculi, se
entreguen a la Universidad de Caracas.

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8. Es mi voluntad: que de mis bienes se le den a mi fiel mayordomo José
Palacios la cantidad de ocho mil pesos, en remuneración a sus constantes
servicios.
9. Ordeno: que los papeles que se hallan en poder del Sr. Pavageau, se
quemen.
10. Es mi voluntad: que después de mi fallecimiento, mis restos sean
depositados en la ciudad de Caracas, mi país natal.
11. Mando a mis Albaceas que la espada que me regaló el Gran Mariscal de
Ayacucho, se devuelva a su viuda para que la conserve, como una prueba
del amor que siempre he profesado al expresado Gran Mariscal.
12. Mando a mis Albaceas se den las gracias al Sr. Gral. Roberto Wilson por el
buen comportamiento de su hijo el Coronel Belford Wilson, que tan
fielmente me ha acompañado hasta los últimos momentos de mi vida.
13. Para cumplir y pagar este mi testamento y lo en el contenido, nombro por
mis Albaceas testamentarios, fideicomisarios, tenedores de bienes a los
Sres. Gral. Pedro Briceño Méndes, Juan de Francisco Martín, Dr. José
Vargas, y el Gral. Laurencio Silva, para que de mancomún et insolidum
entre en ellos, los beneficien y vendan en almoneda o fuera de ella,
aunque sea pasado el año fatal de Albaceazgo pues yo les prorrogo el
demás tiempo que necesiten, con libre franca, y general administración.
14. Y cumplido y pagado este mi testamento y lo en el contenido instituyo y
nombro por mis únicos y universales herederos en el remanente de todos
mis bienes, deudas, derechos y acciones, futuras sucesiones en el que
haya sucedido y suceder pudiere, a mis hermanas María Antonia y Juana
Bolívar y a los hijos de mi finado hermano Juan Vicente Bolívar, a saber,
Juan, Felicia y Fernando Bolívar, con prevención de que mis bienes
deberán dividirse en tres partes, las dos para mis dichas hermanas, y la
otra parte para los referidos hijos de mi indicado hermano Juan Vicente,

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para que lo hayan, y disfruten con la bendición de Dios. Y revoco, anulo, y
doy por de ningún valor ni efecto otros testamentos, codicilos, poderes y
memorias que antes de este haya otorgado por escrito, de palabra o en
otra forma para que no prueben ni hagan fe en juicio, ni fuera del, salvo el
que presente que ahora otorgo como mi última y deliberada voluntad, o
en aquella vía y forma que mas allá lugar en derecho. En cuyo testimonio
así lo otorgo en esta hacienda San Pedro Alejandrino de la comprensión
de la ciudad de Santa Marta a diez de diciembre de 1830.

Y su excelencia el otorgante a quien yo, infrascrito, Escribano Publico del


Número certifico que conozco, y de que al parecer está en su entero y cabal
juicio, memoria y entendimiento natural, así lo dijo, otorgó y firmó por ante mí
en la casa de su habitación, y en éste mi Registro Corriente de Contratos Públicos
siendo testigos los S.S.: Gral. Mariano Montilla, Gral. José María Carreño, Coronel
Belford Hinton Wilson, Coronel José de la Cruz Paredes, Coronel Joaquín de Mier,
Primer Comandante Juan Glenn y el Dr. Manuel Pérez Recuero, presentes.

MUERTE DE BOLÍVAR.

El 17 de diciembre de 1830, en la Quinta «San Pedro Alejandrino», cerca de


Santa Marta (Colombia), dejó de existir el Genio de la Libertad, el más Grande
Hombre de América. A la 1 en punto de la tarde, «murió el sol de Colombia»,
Simón Bolívar. Había recibido de manos del Cura de la aldea de Mamatoco los
Santos Sacramentos. Después de haber dado libertad a tantos millones de
suramericanos, Bolívar se halla en su último instante muy solo. Apenas le rodean

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Mariano Montilla, Fernando Bolívar, José Laurencio Silva, Portocarrero, el
edecán Wilson, Ibarra, Cruz Paredes, José María Carreño...

El médico de cabecera Alejandro Próspero Reverend, viendo que llegaba el


momento supremo los llamó y les dijo: «Señores, si queréis presenciar los
últimos momentos y postrer aliento del Libertador, ya es tiempo». Pero,
indudablemente, Bolívar continúa vivo en el corazón de los pueblos, en las ideas
que parecen escritas para nuestros días, en las acciones que son permanente
ejemplo para todos aquellos que sienten de verdad lo que es una patria
redimida. El Sol de Colombia sigue brillando.

Bolívar lo vivió. Destituido de todos sus cargos por la oligarquía gran


colombiana asesinado, antes, su noble amigo el mariscal Sucre que ganara en los
Andes, en 1824, la última batalla de la Independencia y es necesario decir que
nunca se supo quién le preparó la emboscada de la muerte, fue abandonado,
Bolívar, a su suerte. Camino de su destierro a Venezuela, sublevada ya ante su
posible llegada porque iba precedido de la apelación de dictador, Bolívar no tuvo
a su lado nada más que un grupo de amigos: contados con los dedos.
Enfermo, le curaba el médico francés Alejandro Prospero Reverend. Arribado a
la ciudad costeña de Santa Marta, el Libertador no encontró techo de recepción
nada más que en la casa de un español: Joaquín de Mier. Ya próximo a la muerte
se refugió en la Quinta de San Pedro Alejandrino. Esta mansión pertenecía,
también, al mismo español. En San Pedro Alejandrino pronunció aquella
invocación a la ironía: "Jesucristo, Don Quijote y yo hemos sido los más insignes
majaderos de este mundo".

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