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El objeto de la Bibliotecología

Hace unas décadas escribíamosi que el objeto de nuestra disciplina era


la información dirigida a un usuario. En esa época ésta venía en soportes
impresos y audiovisuales, pero era el documento impreso el que tenía el
mayor peso. Era la época de la cultura libresca que se inició con
Gutenberg y que cambió rotundamente con el advenimiento de la
internet. Era el tiempo de Francisco Varela y Humberto Maturanaii, y aún
buscábamos un mundo de certiumbre.
Como lo explica Maturana, “saber implica certidumbre, te ancla porque
no reflexionas más, pero si te preguntas sobre los fundamentos de tu
hacer, cambia tu hacer”. Eso intentamos con la bibliotecología: no se
trata tampoco de cambiar el eje, sino de lanzar una nueva mirada a esta
nueva lógica de la participación como asunto primordial del aprendizaje
expresado como construcción, como creatividad, como comunicación.

William Deresiewicz iii nos habla de estos millenials, habitantes de la


posmodernidad, así:

“Lejos de los otros, pero con su permanente compañía imaginaria, la


generación de internet y las redes sociales ha crecido sin darse cuenta
de lo que es estar solos un instante. Antes de que sea completamente
desterrada de nuestras vidas, el autor vuelve los ojos hacia la casi
extinta soledad”
Según este autor, estos bárbaros han perdido la capacidad de estar
solos, de hacer introspección. Y esta nueva forma de estar en el mundo
impacta el libro y la lectura. En décadas pasadas la TV intentó
complementar los textos escritos siguiendo su dinámica propia, pero
ahora, según Deresiewicz, “ leer es saltar y hacerlo por encima; cinco
minutos en la misma página web se considera una eternidad. Eso no es
leer; no al menos como lo plantea Marilynne Robinson: el encuentro con
otro yo en el silencio de la soledad mental”. El libro ya no se lee
linealmente, su uso depende del contexto y no obedece a ningún
imperativo pedagógico fijado con antelación.
Si el libro cambió, si los accesos a la información son totalmente otros,
no puede la Bibliotecología permanecer inalterada. “si te preguntas
sobre los fundamentos de tu hacer, cambia tu hacer”. Debemos revisar
el proceso de conocimiento y el papel de la información.
Las bibliotecas que enfatizan los procesos de tratamiento y
procesamiento de la información corresponden a modelos cognitivos de
la modernidad, la cual ya no es vigenteiv. Ese sujeto que conoce
mediante complejos procesos mentales que se dan en la soledad y en el
silencio de las bibliotecas ya no existe, así como tampoco el saber
objetivo que existe fuera del individuo y le puede ser enseñado. La física
cuántica se encargó de desarmar esta premisa.
“Las energías deben estar puestas no solo en lo que vamos a transmitir
o en su formato sino, sobre todo, en la arquitectura de la transmisión.
No es la discusión fondo/forma; la trasciende. Las arquitecturas suelen
invisibilizarse, acotando el ámbito de lo posible, privilegiando recorridos
y ocultando otros. En definitiva, no es un problema ni tecnológico ni
pedagógico, sino político v

Quienes continúan defendiendo el libro como soporte principal


informativo y niegan que el libro electrónico lo desplace, insisten en esta
distinción entre fondo y forma, y equivocan el punto central del dilema:
que la tecnología cambió y el libro tendrá que adaptarse a esta era
posmoderna. “El mundo es complejo, dinámico, multidimensional; el
papel, por el contrario, es estático y plano.¿De qué modo podemos,
entonces, representar la riqueza de las experiencias del mundo en
superficies meramente bidimensionales?” vi

El Proyecto Facebook intenta revisar lo que está ocurriendo en las rede


sociales, para darnos una respuesta diferente enfocada a la arquitectura
de transmisión. Los aspectos formales han sido investigados por
publicadores, autores, editores, desde hace rato, con su énfasis en la
visualización y las ilustraciones: Caldecott y Newberry son ejemplos de
premios otorgados por asociaciones de bibliotecarios que persiguen la
excelencia en las ilustraciones. El premio Hans Christian Andersen es
otro ejemplo de esa búsqueda de la excelencia.

Quienes participan en el Proyecto Facebook son optimistas con relación a los beneficios
que las redes traen para la enseñanza “punk” –la llaman ellos- y para la participación, eje
fundamental del nuevo enfoque educativo. Hay sin embargo, bastante preocupación por la
baja participación de quienes llaman “prosumidores”, nuestros antiguos usuarios, que la
web transforma en productores de información. Según las últimas notas de Dolors Reig, el
10% de usuarios de la web creamos lo que el 90% consumimos, o sea que los “lurkers”
(consumidores pasivos de información, de contenidos) son cada día más. De nuevo el dato
ha de llamar la atención de los bibliotecarios que se comprometan con la nueva dinámica de
las redes, pues su papel de animadores será fundamental para despertar a estos usuarios
silenciosos y fomentar una mayor y activa participación.

Otra voz de alerta en el mismo sentido viene de la Ministra de Ciencia y


Tecnología, quien en un artículo reciente sobre Nativos digitales e
ignorantes analógicos nos llama la atención sobre el “fenómeno alarmante, el
de los “ignorantes analógicos”. Con esa expresión, imaginativa e irónica, este
investigador sueco describe la realidad de muchos jóvenes de nuestro tiempo,
que aun estando en la educación superior carecen de disciplina, rigor
intelectual y capacidad de análisis. Estamos ante un gran déficit que empieza a
marcar la evolución y el potencial de la vida universitaria y, por ende, la
capacidad científica de las naciones, aún en el caso de los países más
desarrollados”. Ella indica indica que :

“no está mal que disfrutemos de lo digital en todas sus dimensiones, aun en las más
epidérmicas. No podemos, sin embargo, obviar la trascendencia de la actividad
intelectual, matemática y científica más rigurosa, la que requiere mayor formación,
concentración, dedicación y esfuerzo. Solo privilegiando estas capacidades podemos
ponernos en ruta al desarrollo de manera más consistente y eficaz”.

El gran reto para educadores y bibliotecarios será encontrar ese balance entre la
participación que se estimula en las redes y esa concentración que requiere la lectura de
libros y documentos científicos. Un reto que va también para los publicadores de impresos
y de libros electrónicos.

Tufte enfatiza la exposición y el análisis de estrategias de diseño y


técnicas ejemplificadas en mapas, cartas, diagramas, grafos, tablas,
guías, etc. (directorios con millones de imágenes que conforman un
«arte cognitivo»). “En este sentido, visualizar la información supone
trabajar en las intersecciones entre la imagen, la palabra, el número y el
arte. Según él, escapar al mundo plano de dos dimensiones debe ser la
tarea principal de la visualización de información”. Ejemplos de
visualización de información relevante : http://scimaps.org/maps/browse/
http://scimaps.org/maps/map/lighthouse_showing_t_97/

“Para Tufte estas composiciones micro/macro (presentes en un plano


axiométrico de Manhattan, el monumento a la Memoria de los Caídos en
Vietnam o los diagramas de trenes de Tokio) dan al espectador la
libertad de contrastar, comparar y elegir, construir microrrelatos
personales, narrar y personalizar los datos para sus propios usos. De
esta manera el control de la información es otorgado a los observadores,
y no a los editores, diseñadores o decoradores”vii.
i
D y Z .Sequeira. La bibliotecología como ciencia. San José : Publitex, 1988
ii
El árbol del conocimiento
iii
http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1553
iv
http://ltc.umanitoba.ca/connectivism/
v
Proyecto Facebook y la posuniversidad http://www.proyectofacebook.com.ar/ p. 43
vi
Tufte, E. Envisioning information. Cheshire (CT): Graphics Press, 2001.
vii
Proyecto Facebook. Op. Cit. P. 127

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