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Capitulo 9
Capitulo 9
Cuando Lena se adentró bajó la enorme cúpula de Bradley, necesitó aguantar la respiración. El
techo simulaba la mismísima galaxia. Con sus constelaciones, sus planetas y sus satélites. No
pudo más que imaginar que si no aguantaba la respiración se quedaría sin oxígeno suficiente
para soportar aquella maravilla.
No había una sola alma en toda la habitación y la muchacha no sabía muy bien qué debía hacer
o donde dirigirse. Su naturaleza curiosa la hizo asomarse a alguna que otra habitación, con el
recelo de que alguien pudiera haberla sorprendido husmeando donde no debía. Para disgusto
de Lena, todas las puertas se encontraban sorprendentemente cerradas bajo llave, excepto
una. Cuando se disponía a abrirla con mucha cautela, no fuera a haber alguien en su interior,
unos pasos la sobresaltaron alejándose de la puerta por instinto.
- ¿Señorita Cooper?- Un hombre de estatura media, ataviado con un mono de trabajo se
encontraba frente a Lena esperando una respuesta. La chica asintió- Acompáñeme por
favor.
La condujo hacía le fondo de la estancia, cruzando un amplio pasillo bordeado por puertas
idénticas a las que la chica había intentado abrir. Siguieron caminando durante largo rato y
Lena comenzó a perder la cuenta de cuantas habitaciones habían pasado ya. Lo más curioso de
todo era que no se habían cruzado con nadie en ningún momento. Un edificio tan grande, a
ojos de la chica, debería haber estado abarrotado de personas concentradas en sus tareas o de
estudiantes deambulando entre clase y clase. El hombre del mono de trabajo se detuvo de
repente ante una puerta de doble hoja mas grande que las anteriores. En su lateral, un letrero
dorado en el que se podía leer “Sala de Mandos”. Aquel distintivo encendió la curiosidad de
Lena. ¿Qué sería lo que se manejaba exactamente desde aquella habitación? Quizás era una
forma curiosa de denominar al despacho del director. Al fin y al cabo era él quien debía de
recibir a Lena como nueva estudiante del instituto Bradley. Sin lugar a dudas, aquel
recibimiento estaba siendo tan misterioso como su selección. Aún podía sentir en el bolsillo de
su chaqueta el basto sobre en el que le había llegado, como por arte de magia, el anuncio de
su convocatoria a Bradley. El chico del mono de trabajo llamó a la puerta y, tras esperar un par
de segundos de rigor, abrió y dejó al descubierto una estancia que desentonaba en todo los
sentidos con el resto del edificio que la chica había podido conocer. Era una sala enorme,
repleta de pantallas y maquinas de ultimísima generación. Al contrario que el resto, estaba
estaba repleta de gente inmersa en su trabajo que no reparó en la llegada de Lena. El chico
que la dirigía, le hizo un gesto para que le siguiera al interior y la condujo hasta un hombre que
se encontraba de espaldas a los recién llegados. Lena no hubiera podido adivinar si se trataba
de un chico joven o mas adentrado en años. De espaldas, se podría apreciar su altura y
corpulencia y una abundante cabellera castaña clara.
- Señor traigo a la chica nueva.- Dijo el chico del mono de trabajo.
- Gracias Argus.
El hombre siguió de espaldas a la chica varios minutos más y esta aprovechó para ojear mas a
fondo lo que tenia a su alrededor. Lena era adicta a las nuevas tecnologías y sus conocimientos
de informática albergaban niveles que rozaban lo profesional, por lo que la chica se sentía
maravillada ante lo que veían sus ojos. Dejó escapar una pequeña sonrisa. Si su programa de
estudios, del que nadie le había hablado aun, tenía algo que ver con todo aquello no iba a
estar tan a disgusto después de todo.
- Bienvenida Lena, espero que hayas tenido un agradable viaje.
El desconocido continuaba sin darse la vuelta.
- Si… gracias.- Contestó la chica con timidez.
- Supongo que estarás muy intrigada con todo esto. Pero se os explicará todo cuando
lleguen los demás.
La chica se sobresaltó ante el comentario. No sabía que serían más los que estuvieran en su
misma situación aunque después de todo era lo más lógico. No contestó.
- Argus te llevará a tu habitación , alguien te avisará cuando sea el momento.
El chico del mono de trabajo volvió a hacer acto de presencia sin que Lena hubiera visto de
donde había salido. Le indicó con un gesto que le acompañara y la muchacha accedió en
completo silencio. Cuando se hubieron alejado varios pasos, Hector Cooper se dio la vuelta
para echar un curioso vistazo a aquella chica que le interesaba mas que ningún otro de los
elegidos. No había tenido el valor suficiente para dejarse ver pero aquel momento no podría
retrasarse infinitamente.
Las habitaciones se encontraban en el piso superior, pero no utilizaron las escaleras que Lena
había visto con anterioridad sino que en su lugar utilizaron un ascensor de cristales desde el
que se podía ver el jardín del instituto. La chica contempló maravillada la indiscutible belleza
de aquel lugar repleto de verde y con una enorme fuente en su centro. Pudo ver un amplio
invernadero y un campo de tiro con arco. Le pareció diferenciar a una chica entre los arboles
apuntando con un arco. Desde allí no se podía apreciar bien pero hubiera jurado que llevaba
el pelo largo recogido en una coleta. Ver por fin a alguien de su edad por las instalaciones la
tranquilizó. El pasillo ante el que se abrieron las puertas del ascensor era exactamente idéntico
al de la planta baja. El chico del mono de trabajo la condujo hasta una de las puertas laterales y
la abrió para mostrarle su habitación.
- Es aquí- Dijo entrando y descorriendo las cortinas.- Tienes un interfono desde el que
puedes comunicarte con nuestras doncellas. Ellas pueden proporcionarte cualquier
cosa que necesites, toallas, sabanas… Aunque estoy seguro de que te habrán provisto
bien la habitación.-Añadió el chico sonriendo por primera vez.
- Gracias.
El chico abandonó la habitación tras un gesto amistoso y cerró las puertas tras de sí dejando a
Lena sola en lo que sería su hogar en los próximos meses.
La habitación era bastante más grande que una normal y estaba dividida en dos estancias
idénticas. Tenía dos camas, una en cada pared. Cuando la chica se fijó con más atención se dio
cuenta de que también tenia dos escritorios, dos armarios, dos tocadores y una puerta tras la
que encontró un baño. En el baño habían dos duchas, dos lavabos, un inodoro y todos los
útiles que se pudieran necesitar, todo de dos en dos. No era muy complicado imaginar que no
estaría sola por mucho tiempo y no acaba de encajar si aquello sería bueno o malo. Todo
dependería de la persona que le pusieran como compañera. Lena había crecido como hija
única, a pesar de tener un hermano, y no llevaba muy bien lo de compartir pero…. Podría
soportarlo. Decidió echar un vistazo a lo que tenía en la habitación y abrió una cajonera que
había junto a la cama. Se sorprendió al ver que estaba llena de ropa pero se sorprendió aun
mas al ver que algunas prendas llevaban su nombre grabado. Abrió el armario, también estaba
abastecido de ropa, zapatos, una mochila, alguna gorra… Aquello era increíble y lo mejor
estaba sin duda por llegar. Cuando no tenía mas cajones que abrir decidió echar un vistazo al
pasillo. Justo enfrente de su habitación había una con las puertas abiertas de par en par. Era
casi idéntica a la suya pero más masculina. Quiso echar un vistazo más a fondo pero un par de
doncellas asomaron de la habitación y Lena cerró la suya de un portazo.
Habían pasado casi dos horas cuando se oyeron unas voces que provenían del otro lado d la
habitación. Lena aguzó el oido y pudo percibir la voz de Argus, parecía repetir el mismo
discurso de bienvenida a alguien. Las toallas, las sabanas, el interfono… incluso el mismo
monetario sobre que la habitación estaría bien provista. Que original. Cuando el pomo
comenzó a girar la chica retrocedió varios pasos hacía atrás ansiosa por ver quien aparecía tras
la puerta.
A Lena le pareció que la chica que acaba de entrar en la habitación era de lo más normal. Eso la ayudó a
expulsar el aire que había estado almacenando en sus pulmones. Parecía un poco nerviosa, eso sí, s rostro
desencajado mostraba que lo estaba pasando quizás peor que ella. Imaginaba que le habrían dado su
mismo recibimiento. Tan misterioso y desconcertante. Decidió asumir su papel de anfitriona, para algo se
había instalado la primera, y ser cortés con aquella chica.
- Hola.- dijo extendiendo una mano a modo de saludo.- Soy Lena.
La chica le devolvió tímidamente el saludo.
- Mia...Mia Jonhson.
- Bienvenida Mia Johnson. Está es nuestra habitación.- Añadió extendiendo los brazos con un gesto
ceremonial.
Mia soltó su maleta junto a la cama que quedaba vacía y echó una ojeada al resto de la habitación.
Comparada con la de su casa, aquella era un palacio.
- ¿Recuerdas aquello de que no era necesario traer excesivas cosas? No era broma... nos han llenado el
armario de ropa.- Dijo Lena mientras abría las puertas para mostrárselo.
Mia se maravillo con la cantidad de cosas que les habían dejado. Sudaderas, camisetas, pantalones... y
pijamas. Ella adoraba los pijamas y allí habían, por lo menos, una docena.
- Que curioso...- Dijo Mia- Mi ropa es exactamente ... como mi ropa.
- ¿Perdona?- preguntó Lena sin entender.
- La ropa, es del color que me gusta, los pijamas son de unicornios, adoro los unicornios. Mis zapatillas.-
añadió cogiendo unas zapatillas del armario- Son de borreguito.Justo las que yo hubiera elegido.
Lena se dirigió hacia su armario intrigada. Quería comprobar si aquello era solo una coincidencia y sobre
todo rezó para no tener pijamas de unicornios en su armario. Su ropa, al contrario que la de Mia, era
mucho más oscura. Sus pijamas, por suerte, no eran de unicornios si no de cuadros de franela y sus
zapatillas eran de botín. Debía admitir que su ropa estaba bastante personalizada. Y si se fijaba con
atención también las colchas, los cojines, incluso los escritorios eran diferentes para cada chica.
- ¿Nos han investigado?- Preguntó Lena.
- A eso se dedican estas instituciones, ¿no?, a investigar.
- Si quién sabe... Oye, ¿has venido sola?
- No que va. He venido con Ethan, con Dana y con un chico muy extraño, Justin.
- ¿En serio? Y yo que pensaba que era la única...
Unos golpecitos en la puerta sobresaltaron a las chicas que se acercaron para
abrir.
- Hola muñeca. ¡Ehh yo a ti te conozco!
- No puede ser....- Musitó Lena- ¿Qué diablos haces tu aquí?
- Yo podría preguntarte lo mismo, ¿no crees?- Preguntó Justin.
- ¿Os conocéis?
- Lamentablemente me crucé con este paleto hace un par de días Mia. Nunca
hubiera imaginado tener que encontrármelo aquí.
- Te va hacerte la dura, pero flaquearas en cualquier momento.- Justin le
dedicó a la chica una sonrisa picarona que la enfureció aun más.
- No te soporto.
- Le pasa a todas...
- Chicos, chicos, tranquilizaos.
Ethan salió de la habitación de enfrente y se reunió con el resto del grupo.
Saludó a Lena y dedicó una sonrisa a Mia ignorando al otro muchacho con el
que no había hecho muy buenas migas.
- Falta Dana.
- Esa va por libre.
- ¿Os conocéis todos ?
- En realidad no- Contestó Ethan- Hemos coincidido en el tren.
Mia esperaba que Ethan puntualizara algo sobre ellos dos, pero no lo hizo, y
eso entristeció profundamente a la chica.
- Pero nosotros si que nos conocíamos , ¿verdad muñeca?
- Puaj.- Contestó Lena.
Argus apareció por el pasillo seguido de Dana, la chica no abandonaba sus
enormes auriculares. Se acercó a los chicos para avisarles de que les
esperaban en la sala de mandos. Los chicos le siguieron en silencio, miles de
preguntas rondaban sus mentes y por fin estaban a punto de hayan
respuestas.
Lo que no estaba claro era si aquellas respuestas serían las que esperaban.
CAPÍTULO 10: LOS ROLES