El autor analiza bajo qué condiciones se imponen órdenes a las cosas, cuales son los condicionantes y componentes que los haga homogéneos o diferentes y se les atribuya ese común que los ubique. Estos órdenes han sido adheridos a la producción de conocimiento científico en un nivel inferior es decir que limitan la producción del conocimiento, mediante las ciencias estos saberes tomados y asimilados como verdades forman leyes que condicionan o regulan al conocimiento o el saber. Todas las culturas históricamente y en su transición (de época) que es básicamente la relación de saberes (ciencias) hacia otras nuevas formas de relación y producción, dictaminan ordenamientos epistemológicos limitando la construcción del conocimiento, creando leyes invariables en determinada época donde estas epistemes regulan todas las formas o estadios del conocimiento, impuestas desde el lenguaje, configurando al sujeto o al humano y sus distintas formas de percibirse en el tiempo y en el espacio de la historia y de la cultura. Michel Foucault compara el cómo están las cosas en un orden de yuxtaposición manteniendo un continuo orden. La taxonomía refuerza un mundo sin sentido que alimenta el imaginario para poder distribuir las cosas diferentes o semejantes en una esfera para que encaje todo aquello. Necesitamos un sistema de criterios que identifique la evolución de la asignación al orden de las cosas y la acepción misma de la realidad, inmersa el sujeto en esta y no como un producto de variaciones históricas o el sujeto como consecuencias de estas distorsiones por las varias categorías del orden que codifican nuestras órdenes, siendo estas naturales y producidas por el carácter empírico. Nos establece el autor dos momentos de evolución, ruptura o discontinuidad epistémica de la cultura occidental: siglo XVI época clásica y XIX el inicio de la modernidad. Nos trata de explicar el autor, que en el transcurso o progreso del siglo XVI al XIX, el orden de las cosas encasillados en segmentos perjudica a la razón pues este repartimiento no permite interactuar una idea sobre otra o un encadenamiento. Propone la investigación del desarrollo cultural más íntimo como externo, el visualizar las configuraciones alcanzadas por las distintas épocas y los epistemes condicionados y que condicionan estas leyes de órdenes y la producción de conocimiento científico. Tomando como centro de estudios en estas dos épocas respectivamente las epistemes del lenguaje y la representación como regulador y productor de la verdad; y también al hombre mismo como producto del modernismo y centro del todo. Para comparar estas épocas también establece una relación entre ciencias naturales, económicas, lingüística para proporcionar las similitudes entre ciencias que crean conocimiento, pero epistemes neutralizan o mutan para seguir en un ambiente positivista del conocimiento, que Foucault califica como de “Inconsciente Positivo del Saber”, es decir donde los rasgos de similitud de estas ciencias están en el discurso inconsciente del conocimiento, menoscabando sus similitudes invisibles por el inconsciente, sus formas de definir un objeto, del modo de ser de las cosas, del valor racional para construir teorías. Las epistemes que validan a las ciencias y a la realidad por las distintas causas del proceso histórico como el renacimiento y su uso de la razón, así también teorías sobre conceptos económicos (teoría del valor), o la clasificación son producto de determinadas épocas y culturas, dando al saber los cambios de episteme en las ciencias que ayuden a comprender las estructuras epistemológicas que condicionan al Saber. Esta investigación ayuda a configurar una ciencia social que tenga como objeto al sujeto, ayudado de la arqueología del saber que descubrirá como se han constituido las ciencias a partir de un afirmación tomada como verdad.