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Boletín de información
sexológica www.aeps.es
asociación estatal de profesionales de la sexología
Sexo y fantasías.
La investigación más completa y reveladora
sobre nuestro mundo sexual interior... otra vez
Ana García Mañas · Socia directora de la librería de sexología Primera vocal · ana.garcia@primeravocal.com
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hace que la lectura resulte amena y es un recuerdo, un sueño o una erec- más allá, proponiendo de nuevo la
entretenida, algo que no suele suce- ción de una fantasía. El autor tam- vinculación entre los agentes de la
der cuando se describe metodología. bién intercambia sutilmente los ley y los psiquiatras para prevenir
términos fantasía y psicología, de la violencia desde que empieza a
Pero también aquí tenemos que forma que existen la infidelidad y el manifestarse en el «trampolín» de
andar con cuidado: a pesar de ser incesto «psicológicos». la fantasía. Lo ilustra con el caso de
presentado como una investigación, Dennis Nilsen, un asesino en serie
ni los datos ni las conclusiones apa- que fantaseaba con cadáveres.
rece en el libro. Sí que encontra- ¡Otra vez con
mos una descripción de la muestra el paso al acto! Otro tema que trata recurrente-
comentada e interpretada por un mente de una manera plagada de
terapeuta psicoanalista, con algunas El capítulo «¿Pueden arrestarme lugares comunes es el abuso infan-
tablas de frecuencias como único por mis fantasías? Violencia sexual til. Dicen que lo malo de los clí-
análisis estadístico. La investigación extrema» comienza con una cita de nicos es que solo ven problemas, y
se ha vendido y presentado como Racine «Algunos crímenes siem- Brett Kahr así nos lo confirma «No
«la muestra más amplia jamás reu- pre preceden a los grandes críme- recuerdo una sola jornada laboral de
nida» pero es importante tener en nes» con lo que deja bastante clara los últimos años en la que no oyera
cuanta que la calidad de una inves- su postura sobre el paso al acto y hablar de abusos sexuales infantiles,
tigación no depende únicamente de por tanto la convicción de que cual- infidelidad y muerte». ¿Es la rela-
que la muestra sea grande. quier realidad fantaseada tiene la ción entre personas que han sufrido
posibilidad de materializarse en la abusos y las fantasías lo que está bus-
conducta. cando el autor? Parece que no, pero
¿Dónde están el tema vuelve a aparecer página
los sexólogos? Desde esta posición de confusión tras página, y Kahr se manifiesta sin
terminológica y conceptual, cual- tapujos como alguien que considera
Este libro es uno más en los que quier pensamiento, idea, imagen abuso al hecho de que, por dejar una
queda constancia del vacío teórico mental, recuerdo o plan resulta puerta entreabierta, una niña haya
al que se ha relegado a sexólogos sinónimo de fantasía, y se hace por podido ver a su padre masturbán-
de la talla de Havelock Ellis, que tanto imposible diferenciar aquellas dose con una película porno.
no aparece citado en la revisión que se desean poner en práctica úni-
histórica en el capítulo del libro camente en la realidad fantaseada de Un interesante apartado es aquel
que hace referencia a los «expertos» aquellas que quieren llevarse a cabo que indaga sobre la «función de las
y a los que les dedica apenas 18 de en la realidad conductual. Sólo sepa- fantasías». Kahr les pregunta a sus
600 páginas de un libro que salta rando estas dos realidades (fantasía sujetos y ofrece luego una amplia
de Krafft-Ebing a Freud y de ahí a y conducta) y atribuyendo a las dos lista de posibilidades entre las que
Kinsey, olvidando también a figuras entidad propia podremos diferen- se encuentran, por supuesto, las
tan relevantes como Masters y ciar y estudiar aquellos conceptos clásicas teoría freudianas sobre la
Johnson. Empieza a ser preocupante que nos interesen, sean recuerdos, necesidad de expresar nuestra frus-
el desconocimiento histórico de fantasías, pensamientos excitantes tración y la idea del trauma imbo-
estos científicos cuyas aportaciones o planes deseados. Todos se encuen- rrable que encuentra en la fantasía
fueron básicas para la construcción tran dentro de la erótica y por tanto su vehículo de expresión, pasando
y el desarrollo de la sexología como en el ámbito del deseo, pero no todo por la idea de que las fantasías nos
ciencia y cuyos estudios sobre se desea de la misma manera ni en el ayudan a evacuar un «odio asesino»
la fantasía erótica enriquecerían mismo plano de realidad. que como si de una olla a presión
cualquier investigación actual. se tratara, acabaría explotándonos
La actitud comprensiva brilla por en la cara en forma de «estallido
A lo largo del libro se suceden con- su ausencia cuando habla de los criminal».
fusiones como asimilar las preferen- hombres que se excitan con porno-
cias pornográficas o los sueños eró- grafía violenta «Me planteo si hay Afortunadamente también deja una
ticos con el mundo de la fantasía, que tolerarlos o tratarlos» —se pre- puerta abierta a hipótesis más posi-
con lo que vemos que una vez más gunta el autor— Yo me pregun- tivas al plantear que puede conce-
se ha metido todo en el mismo saco, taría si esas son realmente las úni- birse la fantasía como una extensión
sin diferenciar minimamente lo que cas opciones posibles, pero Kahr va de la capacidad creativa humana,
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similar al arte. Esa es la única idea Formuladas como: ¿debemos preocu- mas pasados, y el otro 10% no lo
de todo el libro que consigue que parnos si no fantaseamos? ¿debemos verbaliza probablemente porque sus
pensemos en Eros. compartir nuestras fantasías con nues- traumas se encuentran todavía en
tras parejas o amigos? ¿es sensato rea- el inconsciente. No he investigado
No obstante, la pregunta de ¿por lizar nuestras fantasías sexuales con el concepto de «trauma» que pro-
qué fantaseamos? queda con muchas nuestras parejas? Si fantaseamos con pone el autor y me inclino a pensar
respuestas y a la vez con ninguna, y nuestras parejas durante el sexo o la más en la línea de que en la fantasía,
hace que yo me pregunte si es posi- masturbación, ¿significa que tenemos como en toda la erótica individual,
ble encontrar una respuesta sexoló- una buena relación? ¿existe alguna se expresa (cómo no) nuestra bio-
gica a esta pregunta sin entrar en diferencia entre las fantasías que tene- grafía. No dejamos de ser nosotros
otra mayor sobre la erótica. ¿Por mos con el sexo con alguien y aquellas a mismos cuando fantaseamos, ten-
qué fantaseamos? ¿por qué senti- las que nos entregamos durante la mas- gamos o no esos traumas que pare-
mos deseo? ¿por qué sentimos atrac- turbación en solitario? cen plagar y perturbar la vida de la
ción? o dicho de otra manera ¿por población británica.
qué amamos? Lejos de concebirnos Con todas las confusiones termino-
como individuos traumatizados en lógicas que arrastramos, las pregun-
busca del alivio de nuestra presión, tas carecen de rigor y las respues- Volver a
la sexología sustantiva puede ofre- tas aportadas por Kahr no resultan Masters y Johnson
cer otro tipo de respuesta. determinantes. «Puede que si, pero
puede que no» es el resultado de Normalizar la existencia de fantasía
todos los interrogantes que el libro erótica en la población ya no es un
Qué preguntas plantea y en los desarrollos más objetivo como el que pudo mover en
y qué respuestas extensos de las fantasías comenta- los 70 a Nancy Friday a publicar su
das, el autor nos propone su propio Jardín Secreto. A estas alturas tene-
Aparte de la validez metodológica punto de vista, que se manifiesta de mos que proponernos objetivos más
de una investigación, es impor- forma más clara a medida que la lec- ambiciosos, o correremos el riesgo de
tante poder plantear preguntas per- tura avanza: fantaseamos para revi- pasarnos la vida investigando para
tinentes, interesantes y novedosas, vir nuestros traumas, afirma Brett volver a descubrir cada 10 o 15 años
y poder responderlas con claridad. Kahr basándose no en la investi- que efectivamente la gente fantasea.
Lo cierto es que de las 22 preguntas gación sino en las entrevistas clíni- W. Masters ya lo dijo hace tiempo:
que Kahr se plantea sobre las fanta- cas de su experiencia profesional: el «Hay dos tipos de personas: los que
sías de los británicos no deja claras 90% de las personas fantasean con fantasean y lo reconocen; y los que
muchas respuestas. contenidos relacionados con trau- fantasean y no lo reconocen.»
Trastorno de deseo
monetario hiperactivo (TDMH)
Juan Lejárraga · Sexólogo · juanlejarragavera@yahoo.es
U n grupo de investigado-
res de la Universidad de
Pastizara está estudiando
finalmente una de las causas menos
mencionadas y quizá más relevan-
trastorno entre las élites financieras
y bancarias ronda el 43%. El rasgo
central del TDMH es el deseo de
enriquecimiento más allá de lo nece-
sario para obtener el bienestar, uti-
cia y goza del beneplácito social.
Numerosos experimentos realiza-
dos con un escáner de neuroimagen
han demostrado que en el cerebro
de los banqueros y los corredores
tes del desastre financiero que nos lizando para ello cualquier recurso, de bolsa el mecanismo de sacia-
asola: se trata del trastorno de deseo incluidas las reformas legales tor- ción y el sentimiento de vergüenza
monetario hiperactivo (TDMH), ticeras. El trastorno, claramente están obturados. Afortunadamente,
cuya inclusión se ha propuesto para infradiagnosticado, había pasado cuando se les sometió a un trata-
el nuevo DSM 5. Según un artí- desapercibido hasta la fecha ya que miento restrictivo (vivir con 900
culo reciente1, la prevalencia de este cursa con tranquilidad de concien- euros al mes durante 6 meses), el
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