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Hola tu tarea de esta semana consiste en realizar estas actividades: luego de la l

ectura del cap. 16 del libro de los autores: Butcher James N., Mineka Susan, Hooley Jill
M.. (2007). Psicología Clínica.

Responda las siguientes cuestionantes.

a) Diferencie entre: trastorno de conducta y trastorno de oposición- desafiante y


delincuencia juvenil.

Este grupo de trastornos se refiere a la relación que el niño o el adolescente mantienen


respecto a las normas sociales y a las reglas de conducta. Tanto en el trastorno de
oposición desafiante como en el trastorno de conducta, el elemento fundamental es la
conducta agresiva o antisocial. El trastorno de oposición-desafiante suele observarse ya
hacia los ocho años de edad, y el trastorno de conducta hacia los nueve años. Ambos
tipos de perturbación mantienen un estrecho vínculo. Sin embargo, hay importantes
diferencias entre actos antisociales repetidos, que violan reiteradamente los derechos de
los demás, y las trastadas y travesuras típicas de niños y adolescentes normales. Por otra
parte, ambos trastornos implican fechorías que atentan contra la ley, pero también
conductas que no infringen ninguna norma; el término delincuencia juvenil es el que se
utiliza en ámbitos legales para referirse a las violaciones de la ley cometidas por
menores.
Los adultos con una personalidad antisocial mostraban, cuando eran niños, las
conductas agresivas y las violaciones de normas que suelen diagnosticarse como
trastorno de conducta, y además solían tener frecuentemente altercados con la policía.
Existen abundantes pruebas de que en algunos niños, los problemas de conducta
infantiles se van transformando gradualmente en conductas delictivas adultas.

b) Describa dos trastornos de ansiedad habituales que afectan niños y adolescentes.

La ansiedad es una reacción vital y natural que actúa como señal de alarma y nos
prepara para obtener un mejor rendimiento frente a una situación de amenaza. Dicha
ansiedad se constituye como un trastorno cuando se vuelve excesiva y persistente en su
magnitud. Muchos de los trastornos de ansiedad se desarrollan en la infancia, por ende,
si no son tratados adecuadamente, tienden a persistir en la vida adulta. Su precoz
diagnóstico y tratamiento son beneficiosos a corto y largo plazo. Hablamos de Trastorno
de Ansiedad en la infancia o adolescencia cuando estas preocupaciones se vuelven
excesivas y persisten más allá del momento evolutivo en las que son normales y
esperables. Es importante mencionar que estos niños y adolescentes ven afectado su
rendimiento en alguna o varias áreas de su vida: personal, familiar, académica y social.

Uno de los trastornos de ansiedad que se dan con mayor frecuencia durante la infancia
es el trastorno de Ansiedad por Separación que consiste en el miedo y ansiedad
generadas de alejarse de quienes se siente apego excesivo e inapropiado para el nivel del
desarrollo esperado. El miedo y ansiedad persistente están en relación a que estas
personas se pierdan, sean secuestradas o sufran algún daño (enfermedad, accidente,
muerte) que cause una posible separación.

Otro trastorno de ansiedad que se genera durante la infancia es El Mutismo Selectivo


que se caracteriza por la incapacidad para hablar en situaciones sociales cuando hay
expectativas de hacerlo (por ejemplo, en la escuela), a pesar de que la persona se
expresa sin problemas en otras situaciones. Dicho fracaso para hablar no está asociado a
falta de conocimiento o incomodidad con el lenguaje. El Mutismo selectivo tiene
consecuencias significativas en lo académico (no logran comunicar necesidades
académicas ni personales al docente y es muy difícil evaluarlos en la expresión oral), en
lo laboral y frecuentemente en la comunicación social normal.

c) ¿Cómo se relacionan los síntomas de la depresión infantil con los síntomas de


depresión adulta?

En ocasiones tendemos a pensar que existen problemas de adultos y problemas de niños


por separado, pero por ejemplo: ¿Ocurre eso en el caso de la depresión? La respuesta es
negativa. No solo existe el estado depresivo en la edad adulta sino que también existe la
depresión durante el periodo infantil y es igual de importante.

A pesar de que se trata del mismo trastorno, los síntomas de la depresión son muy
diferentes en la infancia que en la adultez. Por un lado, los niños de menor edad suelen
presentar molestias físicas, ansiedad, temores y agitación. Por otro lado, en el caso de
los adolescentes tienden a mostrar conductas oposicionistas, desafiantes y antisociales.
Además, dichas conductas suelen ir acompañadas de irritabilidad, agresividad e
inquietud.

Las causas que pueden llegar a desencadenar este trastorno son múltiples y diversas.
Existen infinitas variables en el día a día que pueden contribuir al desarrollo de una
patología. En el caso concreto de la depresión, una disminución de la autoestima o una
mala relación con los padres pueden ser aspectos que lleguen a desencadenarla.
Asimismo, se afirma que existe cierta predisposición genética.

d) Identifique cuatro trastornos sintomáticos comunes que pueden aparecer


durante la infancia.

La Enuresis Funcional. El término enuresis se refiere a la descarga involuntaria de


orina, generalmente durante la noche, que se produce a una edad en la que se espera que
el niño sea capaz de contenerla (cinco años). En el DSM-IV-TR, la enuresis funcional se
diagnostica cuando el niño moja la cama sin que exista una causa orgánica que lo
justifique. Los niños que tienen una enuresis funcional primaria nunca han llegado a
controlar sus esfínteres; por su parte, los niños con una enuresis funcional secundaria
han sido capaces de la controlar la orina durante al menos un año antes de empezar de
nuevo a mojar la cama.

Encopresis funcional. El término encopresis describe un trastorno sintomático de niños


mayores de cuatro años, que todavía no han aprendido a controlar las heces. Se trata de
un problema menos frecuente que la enuresis; sin embargo, el DSM-IV-TR estima que
alrededor del uno por ciento de los niños de cinco años sufren este trastorno. Un estudio
realizado sobre ciento dos casos de niños con encopresis, reveló la siguiente lista de
características: una edad media de siete años, con un rango que abarca desde los cuatro
a los trece años. Aproximadamente un tercio de ellos también tenían enuresis, y además
se encontraron importantes diferencias sexuales, ya que había siete veces más niños que
niñas con este problema. La mayoría de los niños ensuciaban su ropa en situaciones de
estrés. Un momento habitual era a última hora de la tarde, después de volver del
colegio; muy pocos niños tenían este problema dentro de la escuela. La mayoría de ellos
decía que no sabían cuándo ir al baño, o también que les daba vergüenza pedir permiso
para hacerlo.

Sonambulismo. Si bien la aparición de este trastorno suele producirse habitualmente


entre los seis y los doce años de edad, el DSM-IV-TR lo clasifica en el apartado de
trastornos del sueño y no en el de trastornos de la infancia, la niñez y la adolescencia
(American Psychiatric Association, 2000). Los síntomas de este trastorno consisten en
episodios repetidos en que la persona sale de la cama y camina por la habitación, sin ser
consciente de ello ni poder recordarlo después.

Tics. Un tic es una contracción muscular persistente e intermitente, que suele estar
limitada a un grupo muscular muy específico. Es un término muy amplio que incluye el
parpadeo, la contracción de la boca, morderse los labios, encoger los hombros, girar el
cuello, aclararse la garganta, sonarse la nariz y hacer otros gestos, por nombrar los más
comunes. Los tics alcanzan su máxima frecuencia entre los dos y los catorce años
(Evans et al., 1996). En algunos casos, como aclararse la garganta, puede que la persona
sea consciente de su tic, pero lo normal es que no se dé cuenta de ellos. De hecho,
mucha gente no sabe que tiene un tic hasta que alguien se lo hace notar.

e) ¿Qué sabemos sobre las causas, conducta y el tratamiento del autismo.

Se trata de un trastorno que recoge una amplia gama de conductas problemáticas, como
dificultades en el lenguaje, en la percepción y en el desarrollo motor; una percepción
anormal de la realidad; y una incapacidad de actuar adecuadamente en situaciones
sociales. El siguiente caso ilustra algunas de las conductas que caracterizan a un niño
autista. Es posible identificar el autismo antes de los treinta meses de edad, y se puede
sospechar su existencia ya en las primeras semanas después del nacimiento. Un estudio
encontró que conductas autistas como la falta de empatía, no prestar atención a los
demás y la incapacidad para imitar, se observan ya a los veinte meses de edad.
Generalmente, los niños autistas no tienen necesidad de afecto o de contacto social, y ni
siquiera parecen saber quiénes son sus padres. Sin embargo, algunos estudios han
cuestionado la perspectiva tradicional de que estos niños sean emocionalmente planos.

Las causas precisas del autismo siguen siendo enigmas, aunque la mayoría de los
investigadores coinciden en que se trata de una alteración importante en el sistema
nervioso central (Vokmar y Klein, 2000). Muchos investigadores consideran que el
autismo comienza con algún tipo de defecto constitucional, que deteriora el
funcionamiento cognitivo y perceptivo del niño su capacidad para procesar los
estímulos y para relacionarse con el mundo. Recientemente, Fein (2001) ha propuesto la
hipótesis de que el déficit psicológico de los niños con autismo procede de una
alteración en el apego social y la comunicación. Esta autora supone que el problema
radica en una deficiencia en el funcionamiento de la amígdala, una estructura neuronal
con forma de almendra, que coordina la acción del sistema nervioso autonómico y del
sistema endocrino.

El pronóstico del autismo es muy desalentador, y además dada la gravedad de sus


problemas, las personas diagnosticadas como autistas suelen recibir escaso
tratamiento. La droga más frecuentemente utilizado es el Haloperidol, una medicina
antipsicótica (Campbell, 1987), aunque los datos sobre su eficacia no justifican su
utilización a menos que la conducta del niño sea absolutamente incontrolable (Sloman,
1991). Más recientemente ha empezado utilizarse la Clonidina, una medicina
antihipertensiva que parece reducir la gravedad de los síntomas (Fankhauser et al.,
1992). Si el niño muestra irritabilidad y agresividad, es posible que sea necesario
recurrir a medicinas que reduzcan esa agresividad.

f) Describa cinco enfermedades orgánicas que pueden producir retraso mental.


Fenilcetonuria. Los niños que tienen esta enfermedad parecen normales en el momento
del nacimiento, pero carecen de una enzima del hígado necesaria para metabolizar la
fenilanalina, un aminoácido presente en muchos alimentos. El retraso mental sólo se
produce cuando se ingieren cantidades grandes de fenilanalina, lo que tarde o temprano
ocurrirá si la enfermedad no se detecta antes.

Microcefalia. El término microcefalia significa «cabeza pequeña». Se trata de un tipo


de retraso mental, causado por una alteración en el desarrollo del cerebro debida a que
el cráneo no alcanza su tamaño normal. La característica más patente de la microcefalia
es la cabeza pequeña, cuya circunferencia raramente sobrepasa los cuarenta y tres
centímetros, mientras que un perímetro normal suele ser de cincuenta y ocho
centímetros. Penrose (1963) también ha descrito otras características de un niño
microcefálico, tales como una estatura pequeña pero con musculatura y órganos
sexuales relativamente normales. Por lo demás, estos niños difieren entre sí de manera
considerable respecto a su apariencia, si bien su cráneo tiende a adoptar forma de cono,
con una barbilla y una frente más pequeñas. Estos niños pueden tener un retraso mental
moderado, grave, o profundo y la mayoría apenas desarrollan el lenguaje.

Hidrocefalia. La hidrocefalia es una enfermedad relativamente rara, causada por una


excesiva acumulación de fluido cerebroespinal dentro del cráneo, que provoca lesiones
en el tejido cerebral y un aumento del tamaño del cráneo (Materro, Junque, et al., 2001).
Cuando la causa es congénita, puede ocurrir que el niño nazca ya con la cabeza
demasiado grande, o que ésta empiece a aumentar de tamaño poco después,
supuestamente a consecuencia de alguna alteración en la formación, absorción o
circulación del fluido cerebroespinal. Este trastorno también puede aparecer en la
infancia o al principio de la niñez, y como consecuencia de un tumor cerebral, un
hematoma subdural, meningitis u otras enfermedades. En tales casos se produce un
bloqueo de la circulación del fluido cerebroespinal, que se acumula entonces en
determinadas áreas del cerebro.

Rubeola. Dificultades visuales junto a cataratas y problemas en la retina. También


puede haber sordera y anomalía en las válvulas cardiacas. La madre contrae durante los
primeros meses del embarazo.

2. Elaboración de una tabla conteniendo: niveles de retraso mental y rango de CI.


Subir a la plataforma.
Niveles de retraso mental-Rango CI
Nivel de Retraso CI
Retraso Leve 50-55 y 70
Retraso Moderado Entre 35-40 y 50-55
Retraso Grave Entre 20-25 y 35-40
Retraso Profundo Por debajo de 20-25

Subir a la plataforma de la Uapa.

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