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ENTREVISTA SIQUIÁTRICA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES.

Lo inicial es que el profesional que realiza la entrevista tenga una actitud acogedora,
respetuosa y empática que pueda facilitar la comunicación del niño y su familia.

El proceso de la entrevista está destinado a realizar hipótesis diagnósticas y diseño


terapéutico.
La entrevista del niño y del adolescente incluye información de todos los contextos en
los cuales se desenvuelve el niño: familia, escuela, comunidad y cultura. Debido a que
la conducta del niño depende en gran parte del contexto, por lo que se deben utilizar
métodos específicos para evaluar el comportamiento del niño en el hogar (por los
padres), en la escuela (por los profesores, inspectores) y en la situación clínica
(mediante la comunicación con el niño y/o mediante la utilización de escalas clínicas
específicas).

Los objetivos de la evaluación diagnóstica del niño y adolescente son:

1.- Determinar la existencia de una sicopatología, y establecer diagnóstico diferencial.


2.- Identificar los probables factores que contribuyeron a la aparición de la
sicopatología.
3.- Conocer la historia del desarrollo y funcionamiento global actual del paciente.
4.- Identificar factores protectores del niño, familia o ambientales.
5.- Determinar la necesidad de tratamiento, si es así, diseñar planes de tratamiento y
facilitar la colaboración del grupo familiar.

Consideraciones especiales en la entrevista siquiátrica:


La información muchas veces es obtenida de los padres, profesores u otros adultos.
Habitualmente los síntomas por los que el paciente requiere tratamiento frecuentemente
perturban a otros más que a él mismo.
El niño cree generalmente que el problema es causado por los demás y que no tiene
control sobre éste.
La habilidad del niño para conceptualizar su discurso en cuanto a sus experiencias y
sentimientos difiere del adulto y está profundamente influenciada por factores
maduracionales y del desarrollo.
El clínico debe contar con habilidades que permitan una comunicación adecuada con el
niño, mucha empatía y respeto hacia él.
Se utilizan muchas veces canales comunicacionales diferentes al lenguaje verbal, por lo
que debemos estar muy atentos al lenguaje no verbal.
Habitualmente el objetivo de la fase inicial de la evaluación, es que el niño se sienta
cómodo, coopere y comprenda el propósito de esta.
En la evaluación de los adolescentes, se aplican entrevistas parecidas a la entrevista del
adulto.

Habilidades requeridas:
Lograr una buena relación con los padres y con el niño, basada en un acuerdo implícito
de mutua comprensión y cooperación.
Es muy importante evitar la crítica y descalificación de las conductas tanto del niño
como de los padres.
Una actitud cálida, la modulación de la expresión emocional y un tono de la voz
adecuado.
Competencias sobre desarrollo evolutivo.

Lugar:
Es muy relevante el lugar donde se realiza la entrevista al niño y sus padres.
Lugar físico adecuado que permita que el niño pueda desplazarse, con juguetes
adecuados a la edad, sexo e intereses.
Cuando se requiere realizar una entrevista familiar la sala debe ser lo suficientemente
grande, para recibir a la familia.
Se evita el uso de sala “médica”, esto es que el profesional quede detrás de un escritorio,
se privilegia la cercanía.

Desarrollo de la entrevista:
Se realizan entrevista abiertas, estructuradas y semiestructuradas de acuerdo a las
necesidades del niño y su familia.
La forma más utilizada, es realizar una entrevista inicial a los padres, luego al niño y
posteriormente entrevista familiar, esto de acuerdo a cada sistema familiar en particular,
contemplando la etapa de desarrollo del niño.
En preadolescentes o adolescentes, se realiza primero una entrevista conjunta con los
padres y luego se entrevista al joven y se realiza la devolución con él presente.

En la entrevista a los padres los objetivos son:


1.- Conocer el motivo de consulta, las dificultades del niño y el impacto de los síntomas
en los padres y en la familia.
2.- Historia del niño y de su desarrollo evolutivo, dentro del contexto familiar.
3.- Funcionamiento familiar y parental.
4.- Conocer antecedentes familiares de patologías siquiátricas o médicas.
5.- Evaluar funcionamiento parental y conyugal.

Entrevista de acuerdo a etapas del desarrollo:

Lactante:
Comprende las siguientes dimensiones:
Características del bebé.
Características de la madre.
Interacción entre el bebé y la madre.
Características del padre y la familia en su conjunto.

El estudio del comportamiento del niño se inicia habitualmente en la sala de espera.


Es importante darle a conocer al niño, quién es uno y de qué se tratará y más o menos
cuánto tiempo tomará la evaluación.
Preguntar si saben porqué están consultando, y aclarar dudas con respecto a esto.
Dependiendo de la disposición del niño, se inicia una exploración más directa, si el niño
muestra reticencias o demasiada ansiedad es muy importante no exponerlo y respetar
sus ritmos de adaptación.

Pre-escolar:
Dependiendo de la capacidad de expresión verbal y de la cooperación del niño, se puede
usar una entrevista verbal o una hora de juego diagnóstico.
Habitualmente se parte con una entrevista conjunta con los padres y el niño, luego se
intenta que el niño se quede solo y es recomendable iniciar el diálogo con temas
neutrales y que no generen ansiedad.
Es útil contar con material para dibujar, ya que a través del dibujo logramos un canal de
información privilegiado y ayuda a que el niño se relaje.

Escolar:
Se recomienda partir la entrevista con datos neutros, edad, curso, con quién vive, cuales
son sus gustos, etc.
Con ellos se pueden realizar entrevistas verbales más fluidas, dependiendo de la edad,
en los más pequeños se utilizan la hora de juego diagnóstica y en los mayores la
entrevista es más parecida a la entrevista con adolescentes.
En esta etapa se puede utilizar test gráficos simples y el cuento de animales, o pedir los
tres deseos, que nos aportan información acerca del mundo interno del niño de manera
lúdica.

Adolescente:
El adolescente habitualmente es traído a consultar, sin que él lo desee, lo que genera una
dificultad.
Es fundamental lograr que se sienta cómodo y respetado, el acercamiento debe ser muy
cauteloso.
Es relevante conocer los procesos sicológicos normales de la adolescencia.
Se utilizan entrevistas abiertas y semi - estructuradas y en algunos se pueden realizar
test gráficos o el cuento de animales.
Se debe realizar compromiso de confidencialidad y una vez lograda una relación
confiable, si existen riesgos de autoagresión o de otro tipo, se debe plantear la situación
a los padres, previa autorización del adolescente.
El terapeuta establece alianza con el desarrollo normal del niño o adolescente.
La devolución de la evaluación se realiza al adolescentes y sus padres.

FICHA CLÍNICA:

I.- Datos generales:


Fecha.
Nombre:
Fecha de Nacimiento:
Edad:
Curso: Repitencias:
Datos aportados por:
Derivado por: (anotar fecha de derivación).

II.-Motivo de consulta:
¿Quién solicita la evaluación?
Síntoma principal:
Cronología.
Calidad.
Cantidad.
Contexto.
Factores agravantes o de alivio.
Manifestaciones asociadas al problema.
Atenciones previas por la misma causa y tratamientos previos.

III.- Antecedentes personales:


Embarazo.
Parto.
Período de RN: Primeros meses de vida.
Lactancia.
Desarrollo sicomotor.
Antecedentes escolares.
Antecedentes mórbidos personales.

IV.- Antecedentes familiares:


Genograma.
Relaciones interpersonales.
Antecedentes mórbidos familiares.

V.- Examen mental:

1.- Aspecto general. sicomotricidad.


2.- Características del lenguaje, habla.
3.- Procesos del pensamiento.
4.- Sensopercepción.
5.- Evaluación del desarrollo moral, afectivo, cognitivo y sexual.
6.- Estudio de personalidad.
7.- Interacción con los padres.
8.- Nivel general de adaptación.
9.- Características del juego, dibujo, escritura, lectura.
10.- Impresión subjetiva del entrevistador.

1.- Aspecto general y comportamiento: cuidado personal, higiene, vestimenta, actitud y


expresión facial, marcas físicas, signos dismórficos, marcha, agilidad de movimientos,
movimientos involuntarios o anormales; el ritmo de movimiento (tamborilear con los
dedos, inquietud, hiperactividad, etc.); grado de conciencia, orientación temporoespacial
y personal. Memoria.

2.- Habla y lenguaje: fluidez, velocidad, ritmo del discurso, habla incoherente,
asociaciones por el sonido, neologismos, ecolalia.

3.- Pensamiento: Se valorará tanto el curso como el contenido del pensamiento.


Dentro del curso, se evaluará cómo formula, organiza y expresa los sentimientos.
En la productividad (flujo del pensamiento) se evalúa la escasez/sobreabundancia de
ideas, si hay fuga de ideas, pensamiento rápido/lento, si habla de forma espontánea o
sólo responde a preguntas.
En la continuidad del pensamiento valoramos si las respuestas son
relevantes/irrelevantes, las asociaciones libres, afirmaciones lógicas o tangenciales,
circunstanciales, evasivas o perseverantes.
Con relación al contenido del pensamiento, valoraremos las alteraciones del mismo
(sistema delirante, tema de los delirios, grado de organización y cómo afectan a la vida
del niño). Se debe hacer referencia al tipo de delirio (somático, de referencia e
influencia, congruencia con el estado de ánimo, etc.).
Se explorarán las preocupaciones del niño: pensamientos, obsesiones, compulsiones,
fobias, ideas hipocondríacas.
Para valorar el pensamiento abstracto es fundamental la edad del niño o adolescente, ya
que éste se forma en las fases más avanzadas del desarrollo del pensamiento.
La concretización (incapacidad de abstracción) es reflejo de etapas más precoces del
desarrollo del pensamiento en la niñez, y se puede valorar preguntando por similitudes o
diferencias, y especificando la idoneidad de las respuestas.
Hay que valorar la capacidad el niño para centrarse en una tarea y mantener su atención
así como la distractibilidad a estímulos externos. El niño con déficit de concentración
no escucha lo que se le dice y cambia de actividad sin centrarse en ninguna. Se debe
investigar si en el colegio termina las tareas. La falta de atención se manifiesta más en
situaciones de aburrimiento y fatigabilidad.

4.- Senso percepción: Evaluamos sensación, percepción y sus trastornos: ilusiones,


alucinaciones, seudoalucinaciones.
En el niño son más frecuentes las alucinaciones auditivas que visuales. Voces que
hablan sobre él, voces que hablan entre sí, voces imperativas, ruidos o sonidos. Las
alucinaciones visuales suelen relacionarse con el cuadro general. Las alucinaciones
visuales, olfativas o gustativas sugieren un posible trastorno mental orgánico, sobre todo
si se presentan en ausencia de alucinaciones auditivas. Pueden aparecer sensaciones de
cambio personal o percepción de que se deforma, engorda o adelgaza alguna parte de su
cuerpo.

5.- Evaluación del desarrollo moral, afectivo, cognitivo y sexual: Durante la entrevista
debemos obtener una apreciación acerca del desarrollo moral del niño (a) , si
corresponde a lo esperado para el nivel de desarrollo.
Con respecto a la afectividad, en los niños tiene mucha importancia la inferencia que
hace el siquiatra respecto del estado de ánimo del niño, tanto como lo que él o los
padres nos refieran. Observar si el niño se ve deprimido, agresivo, exaltado, irritable,
ansioso, con miedo, culpable, autodepreciativo. Oscilaciones en el estado de ánimo,
profundidad de las fluctuaciones (labilidad afectiva). Se debe anotar la expresión
predominante (afecto aplanado, expansivo, deprimido, lábil, ansioso, temeroso, hostil) y
si la expresión emocional es adecuada o inadecuada a la cultura, contenido ideativo y el
contexto.
Se debe valorar el nivel de inteligencia según los logros conseguidos por el niño
respecto a su edad y ambiente. Nuestra apreciación del nivel cognitivo es sólo clínica y
de suponer alguna anormalidad en el nivel intelectivo pueden utilizarse los test
específicos.
La evaluación del desarrollo sexual es más bien inferida y habitualmente no se coteja
directamente, salvo en adolescentes o en aquellos casos en que la situación lo amerite
( antecedentes de AS, sexualidad precoz, etc.); junto a ello es necesario registrar las
principales funciones fisiológicas: alimentación, ciclo sueño-vigilia, funcionamiento
sexual (cuando corresponde).

6.- Estudio de personalidad: Observamos la aparición de rasgos dominantes en el


desarrollo de la personalidad, a si mismo contrastamos la persistencia de dichos rasgos a
través del tiempo, por la información recogida con los padres, obteniendo una
apreciación subjetiva, de impresionarnos con desarrollo anormal de personalidad se
solicita un estudio sicológico de personalidad.

7.- Interacción con los padres: Durante la entrevista de evaluación siquiátrica la


dinámica interaccional que se produce entre el niño y sus padres aporta elementos ricos
en sicopatología, ya sea interacción verbal o no verbal; nos entrega una aproximación de
la calidad de la relación de apego y nos permite evaluar comportamientos del niño en
presencia y ausencia de sus padres, principalmente en caso de patologías que involucran
la díada, o en los casos de triangularización del niño.

8.- Nivel general de adaptación: Es relevante si el niño se adapta a la situación de


entrevista, si se muestra temeroso, llora, es incapaz de permanecer solo durante unos
momentos, etc, observamos además la forma como el niño se relaciona con el
entrevistador; si presenta intención comunicativa, mantención del contacto ocular,
aceptación de cercanía, etc.

9.- Características del juego, dibujo, escritura, lectura: La utilización de uno u otro
modo de comunicación depende de las circunstancias personales del niño, del nivel de
desarrollo, de la patología por la cual consulta, de las destrezas del entrevistador, etc.
Abordaremos más al respecto en el capítulo posterior.

10.- Impresión subjetiva del entrevistador: Valorar el aspecto general del niño
(características faciales, higiene, altura, peso, edad aparente/cronológica, aspecto
feminizado o masculinizado según su sexo, aspecto saludable o enfermizo) y la actitud
hacia el siquiatra: cooperativo, amigable, defensivo, hostil, evitativo. Oscilaciones a lo
largo de la entrevista. Registraremos el grado de conciencia o comprensión que tiene el
niño/ adolescente de sufrir un problema o enfermedad, así como la capacidad de revisar
las causas y llegar a una solución.
En siquiatría es relevante consignar dentro de la impresión subjetiva aspectos como la
transferencia, qué nos pasa a nosotros con ese paciente en particular, con esa familia,
cómo nos llega ese niño, que nos moviliza internamente.

Una vez completado el examen mental, y en base a los antecedentes recogidos estamos
en condiciones de pasar a las siguientes etapa de la entrevista o valoración siquiátrica.

VI.- Planteamiento de hipótesis diagnóstica, según ejes CIE-10 o DSM-


IV.

VII.- Diseño de plan terapéutico.

“El mejor tratamiento, es un buen diagnóstico”. (Williams Osler).


Bibliografía.
1.- Almonte C.;Montt M.; Correa A. Psicopatología infantil y de la adolescencia. 2003.

2.- J. de Ajuriaguerra. Manual de psiquiatría infantil. 4° edición, 2000 (reimpresión).

3.- Montenegro H; Guajardo H (eds) Psiquiatría del niño y del adolescente. 2° edición.
2000.

5.-Papalia, D.; Olds; S. Desarrollo Humano.

6.- Parmelee, Dean. Psiquiatría del niño y el adolescente. Harcout Brace Publishers
internacional, división Iberoamericana, Madrid España. 1998.

7.- Manual del residente. España.

8.- Valdivieso, S.; Fundamentos de Psiquiatría clínica. Ed. U. Católica de Chile. 2005

9.- Vallejo Ruiloba, J.; Introducción a la psicopatología y la psiquiatría. 4ª Ed. 1998.


Masson.

Dra. Ana Matilde Concha L.


Siquiatra de niños y adolescentes.

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