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EL GOBIERNO MILITAR Y LA APERTURA COMERCIAL

El 11 de septiembre de 1973 se inició una nueva etapa en la Historia de Chile, marcada por la
instauración de un Gobierno militar y, por lo tanto, por la crisis de la institucionalidad política que había
caracterizado a la democracia chilena, desde 1932 en adelante. En 1973 se implantó un régimen
caracterizado por el protagonismo de los militares, dirigido por una Junta Militar de Gobierno, en el cual
se suprimió el estado de derecho, se clausuró el Congreso Nacional y las libertades cívicas de los
ciudadanos fueron drásticamente limitadas. Por otro lado, los partidarios de la Unidad Popular y toda
oposición al nuevo régimen fueron perseguidos, encarcelados y exiliados.
Tras la represión inicial, el nuevo régimen se consolidó, y comenzó a articular un proyecto
refundacional del ordenamiento político nacional, que quedó consagrado en la Constitución de 1980, el
principal legado institucional de este período.
En la década de 1980, la oposición se reorganizó, crecieron las movilizaciones sociales, aumentó la
conectividad civil, pero, pese a esto, el Gobierno militar logró llevar a cabo su itinerario institucional,
entregando el poder a los civiles en 1989.
En el plano económico, esta también fue una época de profundas transformaciones. El modelo ISI fue
abandonado por una nueva lógica fundada en la apertura comercial exterior, el fortalecimiento del
empresariado privado y la reducción del rol económico del Estado. Desde 1975 como su principal
objetivo estratégico.
Esta fue la gran herencia del régimen militar, herencia que aún podemos reconocer en nuestra
economía actual.
Estudiar este período es ya insertarse de lleno en el estudio del presente, puesto que la sociedad chilena
actual es heredera directa de esta fase. Por todo lo anterior, te invitamos a profundizar en el estudio de los
contenidos y el desarrollo de las actividades de este capítulo de la historia de Chile.
En vísperas de las elecciones presidenciales de 1989, el entonces comandante en jefe de la Fuerza
Aérea, Fernando Matthei, fue invitado a participar en un programa de televisión. A la pregunta de la
periodista Raquel Correa sobre si de haber estado él al mando de la Fuerza Aérea, hubiera autorizado el
bombardeo, la respuesta de Matthei fue categórica: “Esa es una pregunta que me he hecho muchas veces,
y mi respuesta es, francamente, no, y por ningún motivo. Creo que no se utilizan aviones para eso. Los
aviones son para proteger a la patria de ataques enemigos.” A la pregunta de si fue un acto innecesario,
respondió Matthei: “Fue mucho peor. Yo creo que no solamente innecesario, sino contraproducente, y
dañó mucho, yo lo vi afuera, la imagen del país. Dañó también a la Fuerza Aérea.”

Fuente: Archivo Diario El País, España. En


http://elpais.com/diario/1989/12/09/internacional/629161226_850215.html
Consulta: 23 de marzo de 2012.

EL NUEVO MODELO ECONÓMICO


Al momento del golpe de Estado de 1973, los militares no tenían una postura definida de cómo debía
organizarse la economía. Una fracción de los altos mandos militares era partidaria de continuar con el
modelo ISI, aunque imprimiéndole algunas reformas liberales que favorecieran el desarrollo del
empresariado privado.
Otro sector, en cambio, era partidario de una refundación total de la política económica, según los
postulados de la teoría monetarista, impulsada por Milton Friedman, en la Universidad de Chicago.
El primer sector, partidario de mantener el modelo ISI con reformas, fue predominante en una primera
etapa, en que la Armada estuvo a cargo del área económica del gobierno (hasta mediados de 1974). Pero,
desde la llegada de Jorge Cauas, ex vicepresidente del Banco Central y ex militante DC, al Ministerio de
Hacienda, pasó a predominar el sector partidario del establecimiento de un nuevo modelo.
La predominancia de ambos grupos marcó las dos primeras etapas de la política económica del
régimen militar, en un contexto de crisis inflacionaria desatada en la economía chilena.
Las primeras medidas desarrolladas por la Junta de Gobierno, tendieron a implementar políticas de
estabilización de la economía de carácter monetarista. Con el objetivo de restablecer los equilibrios
macroeconómicos y favorecer el dinamismo del mercado interno, se devaluó el tipo de cambio, se
liberalizaron los precios y se congelaron las remuneraciones. Al mismo tiempo, se tomaron medidas para
sanear las bases del aparato productivo, tales como la devolución de las tierras ilegalmente ocupadas, la
devolución de empresas requisadas o intervenidas por el gobierno de Allende, y se restableció la
disciplina laboral, restringiendo fuertemente el derecho de huelga y la actividad sindical. En materia
internacional, se devolvieron las empresas extranjeras requisadas durante el gobierno de Allende, y en
cuanto al cobre, se celebraron acuerdos de indemnización con las compañías propietarias originarias antes
del golpe.
Todas estas medidas tuvieron un escaso impacto en la economía debido a la crisis internacional de
1973, conocida como la Crisis del Petróleo, que tuvo su mayor impacto en Chile durante 1974 y parte de
1975.
Si bien todas las cifras, salvo las de reservas internacionales, mostraron mejorías en 1974 respecto de
1973, la situación económica seguía siendo crítica: la inflación se empinaba todavía por sobre el 369%, el
salario real seguía siendo bajo; el PIB si bien mostraba crecimiento y había dejado de ser negativo, era
aún mínimo, y el balance fiscal (ingresos menos egresos fiscales) era negativo. En cuanto al PIB, mientras
la agricultura y la minería mostraban recuperación, la industria, la construcción y el comercio se
desplomaron.

EL LADRILLO: BASES PARA UNA NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA


Con el establecimiento de la Jefatura Suprema de la Nación, radicada en la persona de Augusto
Pinochet, se produjo un cambio de todos los ministros de Estado que, en materia económica abrió las
puertas al protagonismo de economistas formados, en su mayoría, en la Escuela de Economía de la
Pontificia Universidad Católica y posgraduados en la Universidad de Chicago, por entonces, el principal
centro académico mundial del neoliberalismo.
A esta generación de economistas pertenecían Pablo Barahona, Sergio de Castro, Emilio Sanfuentes,
Manuel Cruzat, Sergio Undurraga, entre otros, que desde octubre de 1973, ya contaba con un Programa
de Desarrollo Económico, que fue conocido posteriormente como “El Ladrillo”.
Sin embargo, diversos problemas en la burocracia superior del Estado postergaron el inicio del nuevo
programa, que comenzó a implementarse recién en abril de 1975, cuando el ministro Jorge Cauas adquirió
mayor protagonismo con la creación del Ministerio de Coordinación Económica y Desarrollo, que dejaba
al Ministro de Hacienda por sobre otros ministerios.
Este Programa buscaba alcanzar los siguientes objetivos generales:
 Obtener una tasa de crecimiento alta y estable en el tiempo.
 Erradicar de Chile la extrema pobreza.
 Garantizar la igualdad de oportunidades, especialmente en la educación.
 Obtener pleno empleo.
 Minimizar la dependencia económica y crear reservas de divisas.
 Realizar una efectiva descentralización del sistema económico.
Para alcanzar estos objetivos, desde 1975 se implementó una política económica que contó con los
siguientes pilares: Descentralización Económica del Estado, Apertura comercial exterior, Liberalización
de los precios y Control de la inflación (IVA).

Actividad de aprendizaje: responde en tu cuaderno…


1.- ¿Qué significó suprimir el Estado de Derecho luego del golpe de Estado? ¿Qué libertades civiles se
terminan con esta decisión?
2.- ¿Cuáles son los cambios económicos que se viven en Chile luego del Golpe Militar?
3.- ¿Cuáles son las ideas económicas que existen dentro de los militares para organizar la economía?
4.- ¿Qué medidas, contrarias a las implementadas por la Unidad Popular, pusieron en funcionamiento
los militares para estabilizar la economía?
5.- ¿Qué es el Ladrillo y quiénes son sus autores?
6.- ¿Cuáles son los objetivos del Ladrillo?

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