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ADULTEZ

En comparación con el desarrollo del adolescente, el de la adultez es mucho menos


predecible, pues depende más bien de las decisiones del individuo, de sus
circunstancias e incluso de su suerte.

Amor Relaciones de Pareja y Paternidad

Casi todos los adultos establecen con otro adulto relaciones a largo plazo basadas
en el afecto. Esto puede ocurrir en cualquier etapa de la vida, pero se observa mas
en la etapa adulto joven. El adulto joven puede sentirse terriblemente solo e
incompleto, un individuo no estará preparado para establecer una relación intima
mientras no haya adquirido un firme sentido de identidad personal.

Formación de Parejas.

La mayoría de las personas se casa con alguien de edad, raza, religión, escolaridad
y antecedentes similares. Ello se debe a que es más probable que se conozcan los
que tienen características y antecedentes parecidos y una vez conocidos, tienden a
descubrir intereses comunes y su compatibilidad.

Establecer y conservar algún tipo de relación es importante para llevar una vida
larga y feliz. En un estudio realizado durante seis años con varones de 24 a 60 años
de edad, los que habían tenido buenas redes sociales de apoyo vivían más que los
que habían carecido de ellas.

Paternidad y Maternidad.

El primer hijo marca un momento decisivo en la relación de la pareja y además,


exige ajustes. El romance y la diversión a menudo desaparecen ante los deberes y
obligaciones de la familia.

Los padres modernos dedican más tiempo a sus hijos que los de la generación
anterior. Debido a las exigencias de la crianza de los hijos, es natural que la
satisfacción conyugal decline después del nacimiento del primer hijo. Pero una vez
que los hijos se independizan los padres vuelven a tener una renovada satisfacción
en su relación de pareja.

Fin De La Relación.

El divorcio puede tener efectos serios y de largo alcance en los hijos, sobre todo en
su rendimiento académico, en su autoestima, en el desarrollo de los roles sexuales,
en el ajuste emocional, en la relación con otros y en la actitud hacia el matrimonio.

Familias con Doble Ingreso


No es raro que los cónyuges deban trabajar simplemente para salir adelante, dada
la situación económica cada vez mas inestable y los costos crecientes de aspectos
básicos de la vida como atención medica y educación.

Equilibrar las exigencias de la profesión y de la familia representan un problema


en muchas familias, sobre todo para la mujer, aun cuando la mujer trabaje de
tiempo completo fuera de casa, casi siempre terminara haciéndose cargo de mas de
la mitad de las responsabilidades domesticas y del cuidado de los hijos.

Pese a las presiones que conlleva el “doble turno”, en general las mujeres dicen que
su autoestima aumenta cuando tienen un trabajo pagado. También tienden a sentir
menos ansiedad y depresión que las que trabajan y no tienen hijos.

Las familias con doble ingreso.

¿Conviene dejar a los lactantes y a los niños de muy corta edad con cuidadores
sustitutos?

Los beneficios que reciben los hijos de madres que trabajan, es que tienden a ser
mas independientes y seguros de si mismos y a tener ideas menos estereotipadas
del hombre y de la mujer.

Cambios cognoscitivos

Apenas en los últimos años han comenzado los investigadores a analizar las
formas en que difieren el pensamiento del adulto y el del adolescente. Aunque éste
puede probar alternativas y llegar a lo que considera la solución "correcta" de un
problema, los adultos poco a poco se dan cuenta de que los problemas admiten
más de una solución, que de hecho tal vez no haya una solución o haya varias.
El adolescente se basa en la autoridad para saber cuál es la verdad; en cambio, el
adulto sabe que la "verdad" a menudo varía según la situación y el punto de vista
personal. Los adultos son más prácticos: saben que la solución de un problema ha
de ser realista y razonable (Cavanaugh, 1990). Sin duda, estos cambios del
pensamiento adulto se deben a una mayor experiencia del mundo. Para afrontar
los complejos problemas que se presentan en la vida adulta, se requiere eliminar el
pensamiento literal, formal y un poco rígido de la adolescencia y de la adultez
temprana (Labouvie- Vief, 1986).

Del mismo modo que el ejercicio es indispensable para un desarrollo físico óptimo,
también el ejercicio mental lo es para un desarrollo cognoscitivo Óptimo. La
investigación ha comprobado los beneficios de un ejercicio cognoscitivo regular.
Por ejemplo, un grupo de adultos a quienes se entrenó en las habilidades de la
orientación espacial mejoraron su desempeño en un 40%. En conclusión, a pesar de
que el deterioro de las habilidades cognoscitivas es inevitable a medida que
envejecemos, es posible reducirlo al mínimo si las personas permanecen
mentalmente activas (Schaie, 1994).

Cambios de la personalidad

La investigación indica algunos patrones generales del cambio de la personalidad


durante la adultez. Con la edad, ambos sexos dejan de ser tan egocéntricos y
adquieren mejores habilidades de afrontamiento. Un estudio longitudinal reveló
que las personas son más compasivas, generosas, productivas y confiables a los 45
años de edad que como lo eran a los 20. En otro estudio, se descubrió que en la
edad madura los individuos sienten mayor compromiso y responsabilidad para
con los demás, aprenden nuevas formas de adaptarse y se sienten más cómodos en
las relaciones interpersonales. Tales hallazgos señalan que la mayoría de las
personas logran superar lo que Erik Erikson consideraba el reto principal en la
etapa intermedia de la adultez: generatividad frente a estancamiento. La
generatividad designa la capacidad para seguir siendo productivo y creativo, sobre
todo en formas que guíen y estimulen a las generaciones futuras. Para quienes no
alcanzan este nivel, la vida se convierte en una rutina monótona y absurda; el
individuo se siente estancado y aburrido.

El aburrimiento y el estancamiento en los años intermedios de la adultez quizá


formen parte de lo que se conoce como crisis de la madurez: las personas se sienten
terriblemente insatisfechas, listas para efectuar un cambio radical y abrupto en su
carrera, en sus relaciones personales o en su estilo de vida. No obstante; las
investigaciones indican que la crisis no es común; pocos efectúan ese tipo de
cambios en su vida (Martinq, 1995). De hecho, muchos utilizan este tiempo para
renovar su compromiso con el matrimonio, con el trabajo y la familia (Newman,
1982).

VEJEZ

Los adultos mayores constituyen uno de los segmentos de más rápido crecimiento
y quizá el más poderoso desde el punto de vista político de la población
estadounidense. En la actualidad, 3.5 millones de estadounidenses rebasan los 65
años; en el año 2030 puede haber más de 70 millones en este grupo de edad
(Kolata, 1992). El aumento extraordinario se debe al envejecimiento de la genera-
ción nacida durante el auge natal, aunado al incremento de la esperanza de vida
atribuible principalmente a un mejor cuidado de la salud y a una nutrición más
adecuada (Downs, 1994).

Sin embargo, se observa una importante brecha sexual en la esperanza de vida.


Hoy la mujer común goza de una esperanza de vida 7 años más larga que el varón
promedio. Las causas de la diferencia no se conocen con certeza, pero entre los
factores probables podemos citar los siguientes: diferencias hormonales,
exposición al estrés, conductas relacionadas con la salud y la estructura genética.
Así mismo se observa una diferencia entre los blancos y los afroamericanos. El
niño blanco promedio tiende a vivir 76 años y el afro americano apenas 71. En gran
medida, la diferencia proviene de las divergencias en el bienestar económico.
Es importante conocer el desarrollo de los adultos mayores, puesto que se han ido
convirtiendo en una parte cada vez más visible de la sociedad estadounidense. Por
desgracia, nuestras ideas reflejan el influjo de mitos. Así, muchos piensan que son
personas solitarias, pobres y enfermizas. Aun los profesionales de la salud
suponen a veces que es natural que los ancianos se enfermen. Por ello, los síntomas
que indicaran un problema curable en personas más jóvenes se consideran señales
inevitables del deterioro y frecuentemente no se tratan. La falsa creencia de que la
"senilidad" es ineludible en la vejez representa otro mito perjudicial, lo mismo que
la opinión de que los adultos mayores son desvalidos y necesitan el cuidado de la
familia y su ayuda económica. Las investigaciones contradicen estos estereotipos.
Un número creciente de personas de 65 años o más son sanas, productivas y aptas
(Kolata, 1996).

Cambios físicos

El envejecimiento se acompaña de señales físicas inevitables. Comenzando con la


adultez media y continuando con la vejez (o adultez tardía), cambian el aspecto y
el funcionamiento físico de los órganos. El cabello se adelgaza y encanece o se pone
gris. La piel se arruga. Los huesos se tornan frágiles y más propensos a las
fracturas. Los músculos pierden fuerza y las articulaciones se endurecen o se
deterioran. La circulación disminuye y aumenta la presión arterial; como se reduce
la capacidad pulmonar, el adulto mayor es más débil. Se alteran la forma y la
postura corporales; se atrofian los o órganos reproductores. Son más comunes los
problemas de insomnio, y los tiempos de reacción disminuyen. Pierden agudeza
en la vista, el oído y el olfato. En un principio las personas no se percatan de estos
cambios porque ocurren gradualmente. Pero llega el momento en que la
decadencia es evidente.

Todavía no sabemos a qué se debe el envejecimiento. Una explicación es que los


genes programan las células para que con el tiempo se deterioren y mueran. Esta
programación tal vez se realice a través de los "genes de la muerte" que dirigen el
inicio, la rapidez y el curso del deterioro físico. Por su parte, las instrucciones
genéticas para dirigir el cuerpo posiblemente sólo puedan ser leídas cierto número
de veces antes que comiencen a degradarse y a cometer errores (envejecimiento).
Con el tiempo se vuelven tan ilegibles y confusas que el organismo ya no puede
vivir. Otra explicación del envejecimiento es que las partes del cuerpo terminan
consumiéndose por el uso repetido, en forma muy parecida a lo que sucede con las
piezas de un automóvil que se desgastan después de muchos kilómetros. A este
proceso de deterioro contribuyen las toxinas a que está expuesto el organismo,
tanto las externas del ambiente (radiación, sustancias químicas, virus, etc.) como
las internas que se acumulan como productos secundarios de las actividades del
cuerpo.

Con todo, los cambios físicos del envejecimiento no necesariamente deben


provocar la incapacidad para la mayoría ni para todos los adultos mayores. De
hecho, las personas mayores hasta cierto punto pueden controlar la rapidez con
que se operan estos cambios. A diferencia de los cambios físicos que ocurren en la
adolescencia, los de la adultez media y tardía están bajo un control laxo del reloj
biológico, Muchos factores afectan la salud física del anciano, y es posible influir en
algunos de ellos, como la dieta (por ejemplo, el tipo y la cantidad de comida), el
ejercicio, el cuidado de la salud, el consumo de cigarrillos, el uso, de drogas y la
exposición excesiva al sol (Levenson y Aldwin, 1994). También son importantes la
actitud y los intereses, Las personas que se sienten útiles, que conservan los
antiguos vínculos con otros, que investigan nuevas ideas y emprenden otras
actividades, y las que se sienten en control de su vida presentan los índices más
bajos de enfermedad y los más altos de supervivencia (Butler y Lewis, 1982; Caspi
y Elder, 1986). Tiene, pues, mucho de verdad aquello de que "La edades un estado
de ánimo". De hecho, los psicólogos han comenzando a utilizar la edad funcional o
psicológica, y no la cronológica, para predecir la adaptabilidad de un adulto
mayor a las exigencias de la vida.

Desarrollo social

En vez de ser débiles y dependientes, las personas mayores de 65 años


generalmente llevan una vida independiente lejos de sus hijos y fuera de los asilos;
además, están muy satisfechas con su estilo de vida, En una encuesta aplicada a
personas de 65 años en adelante, más de la mitad de ellas dijeron sentirse tan
felices como cuando eran jóvenes. Tres cuartas partes señalaron que participaban
en actividades tan interesantes como las que habían realizando en años anteriores
(Birren, 1983). De ninguna manera el interés político disminuye con la edad: casi
90% de los adultos mayores están empadronados y dos terceras partes votan
regularmente, lo cual representa el máximo porcentaje del resto de los grupos de
edad. La Asociación Estadounidense de Personas Retiradas cuenta con más de 80
millones de miembros activos y se vale de su fuerza política para asegurarse de
que se mantengan los programas de asistencia a los ancianos, como el seguro social
(Butler yLewis, 1982).
Sin embargo, en la vejez tienen lugar cambios graduales de tipo social. Ocurren en
tres etapas. En la primera etapa se reduce el espacio vital: el anciano comienza a
interactuar con menos personas y a cumplir menos roles sociales. La segunda etapa
se caracteriza por un aumento de la individualidad; las reglas sociales influyen
menos en la conducta que en las fases anteriores. En la tercera y última etapa se
aceptan los cambios de las dos primeras: el anciano recuerda el pasado y evalúa su
vida, se percata de que su capacidad para la actividad social está limitada y
aprende a vivir con esas restricciones. Este proceso no necesariamente supone una
"desvinculación" psicológica con el mundo social, como han afirmado algunos
investigadores. Por el contrario, los ancianos quizá estén tomando simplemente
decisiones que se ajusten a su marco temporal y a sus capacidades físicas más
limitadas (Carstensen, 1995).

Jubilación otro importante cambio que la mayoría de las personas experimentan en


la vejez es retirarse de un empleo remunerado. Las reacciones difieren muchísimo
en parte porque la sociedad no tiene una idea clara de lo que los jubilados han de
hacer. ¿Deberían sentarse en una mecedora y ver pasar la vida o jugar golf,
convertirse en abuelos adoptivos y estudiar griego? La ventaja de las expectativas
vagas de la sociedad es que es la flexibilidad de que dispone el anciano para
organizar su jubilación como le plazca.

Por supuesto, la naturaleza y la calidad de la vida del pensionado dependen de su


posición económica. Si la jubilación significa una reducción considerable de su
nivel de vida, estará menos dispuesto a retirarse y llevará una vida menos rica
después de que lo haga. La actitud hacia el trabajo es otro factor que influye en su
forma de ver la jubilación. A los individuos que 'se sienten satisfechos con su
trabajo les interesa menos retirarse que a aquellos que no lo están. De igual
manera, los que son muy ambiciosos y tienen una personalidad dinámica quieren
seguir trabajando más tiempo que los más relajados. La sensación de verse
obligado a jubilarse cuando uno no lo desea puede causar estrés. En términos
generales, los jubilados involuntarios sufren más depresión, problemas de salud y
un ajuste deficiente que los que optan por retirarse.

CONDUCTA SEXUAL Una idea errónea muy común sobre los ancianos es que el
sexo ya no forma parte de su vida. Este mito se refleja en los estereotipos. En la
medida en que los consideramos poco atractivos y frágiles desde el punto de vista
físico, nos cuesta creer que sean sexualmente activos. Cierto que reaccionan con
mayor lentitud y que su actividad sexual es menor que la de los jóvenes; pero la
mayoría de ellos pueden disfrutar el sexo y alcanzar el orgasmo. Una encuesta
reveló que 37% de los casos mayores de 60 años tienen relaciones sexuales por lo
menos una vez a la semana, 20% lo tienen al aire libre y 17% nadan desnudos
(Woodward y Springen, 1992). Otro estudio de ancianos de 65 a 97 años reveló que
aproximadamente la mitad de los varones todavía consideraban importante' el
sexo; un poco más de la mitad de los que tenían lazos afectivos estaban satisfechos
con la calidad de su vida sexual (Mark Clements Research, 1995).

Cambios cognoscitivos

Las personas sanas que conservan sus intereses intelectuales siguen funcionando
bastante bien en la vejez (Schaie, 1984; Shimamura y otros, 1995). En contraste con
el mito común de que las células cerebrales de los ancianos se extinguen
rápidamente, el tamaño del cerebro de un individuo normal se encoge apenas 10%
entre los 20 y los 70 años de edad (Goleman; 1996). Es decir, las capacidades
cognoscitivas permanecen prácticamente intactas en una cantidad considerable de
ancianos. Por ejemplo, las entrevistas con varones cuya edad fluctúa entre 70 y 80
años, que forman parte de un prolongado estudio longitudinal sobre "niños
sobredotados", indicó que los que habían permanecido mentalmente activos y
sanos no mostraban un deterioro perceptible de su inteligencia ni de su
vocabulario (Shneidman, 1989). Es verdad que la mente funciona en forma un poco
más lenta

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