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VIPASSANA PRÁCTICA*

VENERABLE MAHASI SAYADAW

Traducción española por Bhikkhu Nandisena

CONTENIDO
Prefacio
Primera Parte: Práctica Básica
Etapa preparatoria
Ejercicio básico I
Ejercicio básico II
Ejercicio básico III
Progreso en la contemplación
Ejercicio básico IV
Resumen
Segunda Parte: Práctica Avanzada
¿Cómo se realiza el Nibbana?
El conocimiento de fruición (phala-ñana)
El conocimiento de revisión (paccavekkhana-ñana)
¿Cómo alcanzar las etapas superiores del sendero?
Aviso
Nota especial
El Autor: Venerable Mahasi Sayadaw
Nota del traductor

PREFACIO

Es un truismo decir que nadie desea el sufrimiento y que todos buscan la


felicidad. En este mundo nuestro, los seres humanos están realizando todos los
esfuerzos posibles para prevenir y aliviar el sufrimiento, y para disfrutar la felicidad. Sin
embargo, sus esfuerzos están dirigidos principalmente hacia el bienestar físico por
medios materiales. La felicidad está, después de todo, condicionada por las actitudes de
la mente; y aún son tan sólo unos pocos los que consideran seriamente desarrollar la
mente; aún menos son los que practican meditación en serio.

Para ilustrar este punto, es necesario dirigir la atención a los hábitos comunes de
la limpieza del cuerpo; la búsqueda incesante de alimentos, vestido y habitación; y el
tremendo progreso tecnológico alcanzado para mejorar el nivel material de vida, para
mejorar los medios de transporte y comunicaciones y para la prevención y cura de las
enfermedades. Todos estos esfuerzos están principalmente relacionados con el cuidado
y mantenimiento del cuerpo. Se debe reconocer que son esenciales. Sin embargo, estos
esfuerzos y logros humanos no pueden de ninguna manera aliviar o erradicar el
sufrimiento asociado con la vejez y la enfermedad, la infelicidad familiar y las
dificultades económicas; en breve, la insatisfacción de deseos y necesidades. Los
sufrimientos de esta naturaleza no se superan por medios materiales; ellos pueden ser
superados solamente por medio de la práctica y el desarrollo mental.

Por lo tanto, queda claro que se debe buscar el camino correcto para entrenar,
estabilizar y purificar la mente. Este camino se encuentra en el Mahasatipatthana Sutta,
un discurso muy conocido de Buddha predicado hace más de 2500 años. Buddha
declaró lo siguiente:
Éste es el único camino para la purificación de los seres, para superar la pena y el
lamento, para erradicar el dolor y el pesar, para alcanzar el recto sendero, para realizar
el Nibbana; es decir los cuatro fundamentos de la atención completa.

Los cuatro fundamentos de la atención completa son 1) la contemplación del


cuerpo, 2) la contemplación de las sensaciones, 3) la contemplación de la mente y 4) la
contemplación de los objetos mentales (dhamma).

Obviamente, este camino debería ser seguido por aquellos que buscan la
felicidad, con el objetivo de eliminar la impurezas de la mente que son las causas del
sufrimiento.

Si alguien nos preguntara si deseamos superar la pena y el lamento, seguramente


diremos: “sí.” Por lo tanto, todos deberían practicar los cuatro fundamentos de la
atención completa.

Si alguien nos preguntara si deseamos erradicar el dolor y el pesar, sin duda


responderemos afirmativamente. Por lo tanto, todos deberían practicar los cuatro
fundamentos de la atención completa.

Si alguien nos preguntara si deseamos alcanzar el recto sendero y realizar el


Nibbana, la libertad absoluta de la vejez, del deterioro y de la muerte, y de todos los
sufrimientos, ciertamente daremos una respuesta afirmativa. Por lo tanto, todos deberían
practicar los cuatro fundamentos de la atención completa.

¿Cómo se practican los cuatro fundamentos de la atención completa? En el


discurso Mahasatipatthana Sutta, Buddha dijo: “Medite contemplando el cuerpo,
contemplando las sensaciones, contemplando la mente y contemplando los objetos
mentales.” Sin embargo, sin la guía de un maestro calificado no será fácil para una
persona promedio practicar estas contemplaciones de una manera sistemática para
progresar hacia el desarrollo de la concentración y la penetración.

Después de haberme sometido a un curso muy intensivo de meditación


Satipatthana bajo la supervisión personal del muy venerable Mingun Jetavan Sayadaw
de Thaton, he impartido esta técnica de meditación desde 1938 y he instruido
personalmente y por medio de libros y conferencias a miles de meditadores. De acuerdo
a los requerimientos de aquellos de los grupos iniciales, que se han beneficiado de mis
instrucciones personales, escribí un tratado sobre meditación vipassana en dos
volúmenes. El tratado fue completado en el año 1944 y se ha publicado en siete
ediciones. En todos los capítulos, excepto en el Capítulo V, las disertaciones y
discusiones se hacen con referencia a los Textos Pali, Comentarios y Subcomentarios.
En el Capítulo V opté por escribir en lenguaje común para facilitar el aprendizaje de mis
alumnos sobre cómo ellos deberían comenzar y luego proceder paso a paso, enunciando
completamente los puntos prominentes, en línea con el Visuddhimagga (Camino de la
Purificación) y algunos otros textos.

Este libro es la traducción inglesa del mencionado Capítulo V. Las primeras


catorce páginas del original birmano fueron traducidas al inglés en 1954 por U Pe Thin,
un alumno mío de mucho tiempo, para el beneficio de aquellos extranjeros que vinieron
a nuestro centro de meditación. Las páginas 15 a 51 del original birmano fueron
traducidas al inglés, de acuerdo con el deseo del venerable Nyanaponika Mahathera, por
Myanaung U Tin, un discípulo y benefactor mío. A propósito, debemos mencionar que
el área de nuestro centro de meditación, Sasana Yeiktha, es aproximadamente de 24
acres, con más de 50 edificios para hospedar a los instructores de meditación,
meditadores, monjes y también hombres y mujeres laicos.

El venerable Nyanaponika Mahathera puso esta traducción en su forma final


luego de recibir sus valiosas sugerencias. La traducción de U Pe Thin fue revisada y
mejorada, en lo que se refiere al estilo, por Miss Mary McCollum, una señora budista
norteamericana. Ella practicó meditación Satipatthana bajo la supervisión de
Anagarika Munindra en el monasterio birmano en Bodhgaya, Bihar, India. Anagarika
Munindra residió con nosotros por un período considerable de tiempo. Él nos envió la
revisión para nuestra lectura y aprobación. Después fue enviada al venerable
Nyanaponika Mahathera. Este libro es, por lo tanto, el resultado de la coordinación y
publicación combinada de ambas traducciones mencionadas, con mi prefacio incluido.

El Capítulo V de mi tratado en birmano, como mencioné anteriormente, fue


escrito en lenguaje común. Quisiera mencionar aquí que los términos doctrinales
encontrados en este libro sin sus equivalentes en pali se explican completamente en el
libro The Progress of Insight, traducido de mi tratado en pali al inglés por el venerable
Nyanaponika Mahathera. Su libro, The Heart of Buddhist Meditation, es una fuente muy
buena de información e instrucción en este tema de vital importancia.

Para concluir, quisiera decir: 1) que aprecio profundamente los servicios de


aquellos que han realizado las traducciones y revisiones así como también los servicios
de aquellos responsables en la publicación de este libro, 2) exhorto a los lectores de este
libro a no contentarse con el conocimiento teórico aquí contenido sino de aplicar este
conocimiento a la práctica sostenida y sistemática y 3) expresar mi serio deseo para que
alcancen pronto la penetración y puedan disfrutar de todos los beneficios garantizados
por Buddha en el preámbulo del discurso Mahasatipatthana Sutta.

1 de octubre de 1970 Bhaddanta Sobhana


Sasana Yeiktha, Agga Maha Pandita
16, Hermitage Road, Rangoon Birmania Mahasi Sayadaw
PRIMERA PARTE: PRÁCTICA BÁSICA

Etapa Preparatoria

Si desea sinceramente desarrollar la contemplación y alcanzar la penetración en


esta vida, debe abandonar las acciones y los pensamientos mundanos durante el período
de meditación. Este curso de acción es para la purificación de la conducta, el requisito
previo y esencial para el desarrollo correcto de la contemplación. Debe observar las
reglas de disciplina prescritas para laicos (o para monjes, según el caso) porque ellas
son importantes para alcanzar la penetración. Para los laicos, esta reglas consisten en los
ocho preceptos que los budistas observan durante sus festividades religiosas (uposatha)
y durante los períodos de meditacióni[1]. Una regla adicional es no hablar con desdén,
bromear o hablar con malicia con aquellos o de aquellos que han alcanzado los estados
de santidadii[2]. Si ha incurrido en esta acción verbal, personalmente discúlpese o hágalo
por medio del instructor de meditación. Si en el pasado ha usado lenguaje desdeñoso
para con alguno de los nobles individuos que ahora no están presentes o que han
fallecido, confiese esta ofensa al instructor de meditación o introspectivamente a usted
mismo.

Los maestros budistas de antaño sugieren que nos encomendemos al Iluminado,


Buddha, durante el período de meditación, pues podríamos alarmarnos si encontramos
durante la contemplación visiones desagradables y perturbadoras. También póngase
bajo la supervisión y guía de su instructor de meditación, porque, de esta manera, él
podrá hablar francamente de su práctica y darle las indicaciones que sean necesarias.
Éstas son las ventajas de encomendarse o poner nuestra confianza en Buddha y practicar
meditación bajo la guía del instructor. El objetivo de esta práctica y su mayor beneficio
es liberarnos del apego, el enojo y la ignorancia, las raíces de todo mal y sufrimiento.
Este curso intensivo en vipassana puede conducirlo a tal liberación. Por lo tanto trabaje
intensamente con este objetivo en mente para que su práctica se complete exitosamente.
Esta meditación, basada en los fundamentos de la atención completa
(Mahasatipatthana), ha sido practicada por los sucesivos Buddhas y los nobles
individuos que alcanzaron la liberación. Usted debe ser felicitado por tener la
oportunidad de seguir el mismo camino que ellos.

Es también importante comenzar la práctica con las “cuatro protecciones” que el


Iluminado, Buddha, le ofrece como reflexión. A este punto es bueno para su bienestar
psicológico reflexionar en ellas. Las cuatro reflexiones protectoras son Buddha,
benevolencia, el aspecto repulsivo del cuerpo y la reflexión de la muerte.

Primero, encomiéndese a Buddha apreciando sinceramente sus nueve atributos:


Realmente, Buddha es Arahant, completamente iluminado (sammasambuddho), dotado
de visión y conducta (vijja-caranasampanno), sublime (sugato)iii[3], conocedor del
universo (lokavidu), incomparable líder de aquellos capaces de la purificación (anuttaro
purisadammasarathi), maestro de divinidades y hombres (sattha devamanussanam),
iluminado (buddho) y afortunado (bhagava).

Segundo, reflexione sobre todos los seres vivientes como recipientes de su amor;
siéntase fortificado de su amor e identifíquese con todos los seres vivientes sin
distinción, así:
¡Qué yo esté libre de enemistad, enfermedad y pesar. Igualmente que mis padres,
preceptores, maestros, familiares, personas indiferentes y enemigos estén libres de
enemistad, enfermedad y pesar! ¡Qué ellos se liberen del sufrimiento!

Tercero, reflexione sobre la naturaleza repulsiva del cuerpo para ayudar a


disminuir el apego malsano que tantas personas tienen por el cuerpo. Reflexione sobre
algunas de sus impurezas, como el estómago, intestinos, flema, pus, sangreiv[4]. Examine
estas impurezas de tal manera de poder eliminar la absurda afición por el cuerpo.

La cuarta protección, para su beneficio psicológico, es contemplar la muerte que


se está acercando siempre. Las enseñanzas budistas hacen hincapié en que la vida es
incierta, pero la muerte es cierta, la vida es precaria, pero la muerte es segura. La vida
tiene la muerte como su fin. Hay nacimiento, enfermedad, sufrimiento, vejez y
eventualmente la muerte. Éstos son todos los aspectos del proceso de la existencia.

Para comenzar la práctica, siéntese con las piernas cruzadas. Usted se podría
sentir más confortable si las piernas no están trabadas sino colocadas en el suelo sin
presionarse una a otra. Si sentarse en el suelo interfiere con la contemplación, entonces
busque una forma más confortable de sentarse. Ahora proceda con cada uno de los
ejercicios de contemplación descritos.
* * * * *

EJERCICIO BÁSICO I

Trate de colocar su mente (no los ojos) en el abdomen. De este modo vendrá a
conocer los movimientos de dilatación y contracción de este órgano. Si estos
movimientos no son claros al comienzo, puede colocar ambas manos en el abdomen
para sentir estos movimientos de dilatación y contracción. Después de algún tiempo, los
movimientos hacia arriba de inspiración y hacia abajo de espiración serán distinguibles.
Luego diga mentalmente, “ascenso” para el movimiento de dilatación, “descenso” para
el movimiento de contracción. La anotación mental para cada movimiento debe ser
realizada mientras éste ocurre. De este ejercicio aprenderá la verdadera manera de los
movimientos de dilatación y contracción del abdomen. Usted no está interesado en la
forma del abdomen. Lo que realmente percibe es la sensación de presión causada por el
ascenso del mismo. Por lo tanto, no contemple su forma y proceda con este ejercicio.
Para el principiante éste es un método efectivo para desarrollar las facultades de
atención, concentración y penetración durante la contemplación. Con la práctica, la
manera del movimiento será clara. La habilidad de conocer cada una de las sucesivas
ocurrencias de los procesos físicos y mentales en cada uno de los seis órganos de los
sentidos se obtiene solamente cuando la contemplación se desarrolla completamente.
Dado que usted es un principiante cuya atención y poder de concentración son aún
débiles, podría encontrar difícil mantener la mente en cada movimiento sucesivo de
ascenso y descenso cuando éstos ocurren. En vista de esta dificultad, podría pensar:
“sencillamente no se como mantener mi mente en cada uno de estos movimientos.”
Luego, simplemente recuerde que éste es un proceso de aprendizaje. Los movimientos
de ascenso y descenso del abdomen están siempre presentes, y por la tanto no hay
necesidad de buscarlos. En realidad es fácil para el principiante mantener su mente en
estos dos simples movimientos. Continúe con este ejercicio atendiendo completamente
los movimientos de dilatación y contracción del abdomen. Nunca repita verbalmente las
palabras “ascenso”, “descenso” y no piense estos movimientos como palabras. Esté
consciente solamente del proceso real de ascenso y descenso del abdomen. Evite
respirar profunda o aceleradamente con el propósito de hacer los movimientos
abdominales más conspicuos, porque esto causa fatiga que interfiere con la práctica.
Simplemente esté totalmente consciente de los movimientos de dilatación y contracción
mientras estos ocurren durante el período normal de respiración.

* * * * *

EJERCICIO BÁSICO II

Mientras está ocupado con el ejercicio de observar cada movimiento abdominal,


otras actividades mentales podrían ocurrir entre las observaciones de cada ascenso y
descenso. Pensamientos u otras funciones mentales tales como intenciones, ideas,
imaginaciones podrían ocurrir entre cada anotación mental de ascenso y descenso. Ellos
no deben ser desatendidos. Una anotación mental se debe realizar cada vez que alguna
de estas actividades mentales tienen lugar.

Si imagina algo, debe reconocer la actividad de imaginar y realizar una


anotación mental “imaginando.” Si piensa sobre algo, note mentalmente “pensando.” Si
reflexiona, “reflexionando.” Si se propone hacer algo, “proponiéndose.” Cuando la
mente se distrae del objeto de meditación o el ascenso y descenso del abdomen, note
mentalmente “distracción.” Si imagina que está yendo a algún lugar, note mentalmente
“yendo.” Cuando llegue, “llegando.” Cuando en sus pensamientos se encuentra con una
persona, note “encontrando.” Si habla con él o ella, “hablando.” Si en su imaginación
discute con esa persona, “discutiendo.” Si imagina una luz o color, note “viendo.” Una
visión mental se debe notar en cada ocurrencia de su aparición hasta que ésta
desaparece. Después de su desaparición continúe con el ejercicio básico I, atendiendo a
cada movimiento de ascenso y descenso del abdomen. Proceda cuidadosamente sin
aflojar. Si tiene la intención de tragar la saliva mientras está practicando, haga una
anotación mental “intención.” Durante la acción de tragar, “tragando.” Si desea escupir,
“escupiendo.” Después regrese al ejercicio de ascenso y descenso del abdomen.
Suponga que tiene la intención de doblar el cuello, nota “intentando.” En la acción de
doblar, “doblando.” En la acción de enderezar el cuello, “enderezando.” Los
movimientos de doblar y enderezar el cuello deben ser realizados lentamente. Después
de notar mentalmente cada una de estas acciones, continúe con la contemplación de los
movimientos de ascenso y descenso del abdomen.

* * * * *
EJERCICIO BÁSICO III

Cuando medita por mucho tiempo en una misma posición, sentado o acostado,
posiblemente experimentará intensa fatiga, rigidez en el cuerpo o en los brazos y
piernas. Si esto ocurriera, enfoque su mente en la parte del cuerpo donde estas
sensaciones ocurren y continúe la contemplación notando “cansancio” o “rigidez.” Haga
esto naturalmente, ni muy rápido ni muy lento. Estas sensaciones gradualmente
disminuirán y luego desaparecerán totalmente. Si alguna de estas sensaciones se
intensificara al punto de que la fatiga o rigidez es insoportable, cambie su postura. Sin
embargo, no olvide realizar una anotación mental de la intención, “intención,” antes de
proceder a cambiar la posición. Cada movimiento se debe contemplar en su respectivo
orden.

Si intenta levantar la mano o pierna, haga una anotación mental, “intención.”


Durante la acción de levantar la mano o pierna, “levantando.” Cuando extienda la mano
o pierna, “extendiendo.” Cuando dobla, “doblando.” Cuando coloca, “colocando.”
Cuando toca, “tocando.” Realice todas estas acciones lenta y deliberadamente. Tan
pronto como se ha establecido en una nueva posición, continúe con la contemplación de
los movimientos abdominales. Si se siente incómodo por el calor en la nueva posición,
continué la contemplación en otra posición siguiendo las instrucciones descritas en este
párrafo.

Si siente comezón en alguna parte del cuerpo, coloque la mente en ese lugar y
haga una anotación mental, “comezón.” Haga esto de una manera regular, ni muy rápido
ni muy lento. Después que la comezón desaparece, continúe con el ejercicio de
observación de la dilatación y contracción del abdomen. Si la comezón continúa y se
intensifica y tiene la intención de rascarse, no olvide realizar una anotación mental,
“intención.” Lentamente levante la mano, notando simultáneamente las acciones de
“levantar” y “tocar” cuando la mano toca la parte que causa la comezón. Rásquese
lentamente y con completa atención. Cuando la comezón ha desaparecido e intenta dejar
de rascarse, sea consciente de esta actividad realizando la usual anotación mental,
“intención.” Lentamente retire la mano, concurrentemente haga una anotación mental de
la acción, “retirando.” Cuando la mano descansa en su lugar habitual tocando la pierna,
“tocando.” Luego dedique su tiempo a observar los movimientos abdominales.

Si siente dolor o incomodidad, coloque la mente en la parte del cuerpo donde la


sensación aparece. Haga una anotación mental de la particular sensación cuando ésta
ocurra, como “dolor,” “presión,” “punzada,” “cansancio,” “mareo.” Es necesario hacer
hincapié en que la anotación mental no debe ser hecha con fuerza ni con demora sino
calma y naturalmente. El dolor podría eventualmente aumentar o disminuir. No se
alarme si aumenta. Continúe constantemente con la contemplación. Si así lo hace,
descubrirá que el dolor casi siempre desaparece. Pero si, después de un rato, el dolor se
ha incrementado y se vuelve insoportable, debe ignorar el dolor y continuar con la
contemplación de los movimientos del abdomen.

A medida que progresa en la práctica podría experimentar sensaciones de dolor


intenso: sensaciones de ahogo, cortaduras, punzadas, aguijonazos desagradables o como
pequeños insectos hormigueando sobre el cuerpo. Podría experimentar sensaciones de
comezón, picazón, frío intenso. Tan pronto como la contemplación se discontinúa,
descubrirá que estas sensaciones dolorosas desaparecen. Cuando reanuda la
contemplación, ellas regresarán nuevamente tan pronto como desarrolle la
concentración. Estas sensaciones dolorosas no deben ser consideradas como algo serio.
Ellas no son la manifestación de una enfermedad, son factores comunes siempre
presentes en el cuerpo y que usualmente son oscurecidos cuando la mente está ocupada
con objetos más notorios. Cuando las facultades mentales se han agudizado usted es
más consciente de estas sensaciones. Con el continuo desarrollo de la contemplación,
llegará un tiempo en que superará estas sensaciones desagradables y desaparecerán
completamente. Si procede con la contemplación, con perseverancia, no sufrirá daño
alguno. Si perdiese el coraje y preso de la indecisión discontinuase la contemplación
temporalmente, podría encontrar estas sensaciones desagradables una y otra vez
mientras procede con la práctica. Si continúa con determinación, muy probablemente
superará estas sensaciones dolorosas y podría nunca más experimentarlas durante la
práctica de meditación.

Si desea mecer el cuerpo, note “intención.” Durante el movimiento, “meciendo.”


Cuando medita podría descubrir ocasionalmente que el cuerpo se balancea hacia atrás y
adelante. No se alarme; no se sienta complacido ni intente continuar meciéndose. El
movimiento desaparecerá si mantiene la mente en el movimiento y continúa notando
“meciendo” hasta que la acción desaparezca. Si el movimiento aumenta a pesar de que
está realizando anotaciones mentales, reclínese contra un muro o poste o acuéstese por
un rato. Posteriormente proceda con la contemplación. Siga el mismo procedimiento si
se encuentra temblando o sacudiéndose. Cuando la contemplación ha progresado, a
veces podría sentir escalofríos en la espalda o en todo el cuerpo. Éste es un síntoma del
intenso interés, entusiasmo o arrobamiento; ocurre naturalmente durante el curso de una
buena contemplación. Cuando su mente está firme en la contemplación, podría
sobresaltarse al más mínimo sonido. Esto es debido a que usted siente más intensamente
el efecto de la impresión sensoria mientras está en un estado de buena concentración.

Si mientras medita siente sed, note la sensación “sediento.” Cuando se propone


levantarse, “intención.” Luego haga una anotación mental de cada movimiento
preparatorio. Mantenga la mente ocupada en la acción de levantarse, y mentalmente
note “levantando.” Después de levantarse, cuando mira hacia adelante, note “mirando,”
“viendo.” Si intentase avanzar, mentalmente note cada paso como “caminando,”
“caminando” o “izquierdo,” “derecho.” Es importante, cuando camina, estar atento en
cada momento de cada paso desde el comienzo hasta el final. Siga el mismo
procedimiento cuando da un paseo o camina para ejercitarse. Trate de hacer una
anotación mental de cada paso en dos secciones de la siguiente manera: “levantando,”
“colocando,” “levantando,” “colocando.” Cuando tiene suficiente práctica de esta
manera de caminar, intente hacer una anotación mental de cada paso en tres secciones:
“levantando,” “empujando,” “colocando”; o “arriba,” “adelante,” “abajo.”

Cuando mira el grifo o la fuente de agua, al llegar al lugar donde beberá, no


olvide de hacer una anotación mental “mirando,” “viendo.”

Cuando se detiene, “deteniendo.”


Cuando extiende la mano, “extendiendo.”
Cuando la mano toca la taza, “tocando.”
Cuando la mano toma la taza, “tomando.”
Cuando la mano lleva la taza al agua, “llevando.”
Cuando la mano trae la taza a los labios, “trayendo.”
Cuando la taza toca los labios, “tocando.”
Si siente frío cuando la taza toca los labios, “frío.”
Cuando bebe, “bebiendo.”
Cuando regresa la taza a su lugar, “regresando.”
Cuando retira la mano, “retirando.”
Cuando coloca su mano abajo, “colocando.”
Cuando la mano toca el costado del cuerpo, “tocando.”
Si se propone girarse, “intención.”
Cuando gira, “girando.”
Cuando camina, “caminando.”
Cuando llega al lugar donde se propone detenerse, “intención.”
Cuando se detiene, “deteniendo.”

Si permanece parado por algún tiempo continúe con la contemplación de los


movimientos del abdomen. Pero si se propone sentarse, note “intención.” Cuando
camina, “caminando.” Cuando llegue al lugar en que desea sentarse, “llegando.”
Cuando gira para sentarse, “girando.” Durante la acción de sentarse, “sentando.”
Siéntese lentamente y coloque la mente en el movimiento del cuerpo hacia abajo. Debe
observar cada movimiento de ubicación de las manos y piernas. Luego continúe con el
ejercicio recomendado, contemplando los movimientos abdominales.

Si intentara acostarse, “intención.” Luego proceda a contemplar cada


movimiento del proceso de acostarse: “levantando,” “extendiendo,” “tocando,”
“yaciendo.” Contemple cada movimiento de ubicación de manos, piernas y cuerpo.
Realice estas acciones lentamente. Posteriormente continúe con la dilatación y
contracción del abdomen. Si experimenta dolor, fatiga, comezón o alguna otra
sensación, no olvide observar cada una de ellas. Observe todas las sensaciones,
pensamientos, ideas, consideraciones, reflexiones, todos los movimientos de las manos,
piernas, brazos y cuerpo. Si no hay nada especial para observar, mantenga la mente en
los movimientos del abdomen. Haga una anotación mental, “somnoliento,” cuando
tenga sueño. Después de haber desarrollado suficientemente la concentración, podrá
superar la somnolencia y el sopor y se sentirá fresco como resultado. Luego proceda con
el objeto básico de contemplación. En caso de que no pueda superar la somnolencia,
debe continuar contemplando hasta que se duerma.

El estado de sueño es una sucesión de momentos de la conciencia de continuidad


vital. Es similar al primer momento de conciencia, la conciencia de reconexión, y al
último momento de conciencia cuando la muerte ocurre. Este estado de conciencia es
débil y, por ende, incapaz de percibir el objeto. Cuando está despierto, la conciencia de
continuidad vital ocurre regularmente entre los procesos cognitivos de la conciencia
visual, auditiva, gustativa, olfativa, táctil y mental. Debido a que estas ocurrencias de la
conciencia de continuidad vital son de corta duración, ellas usualmente no son claras y
por lo tanto imperceptibles. La conciencia de continuidad vital funciona durante el
sueño; éste es un hecho obvio cuando uno se despierta; debido a que es en el estado de
vigilia donde son perceptibles los pensamientos y objetos conspicuos.

La contemplación debería comenzar en el momento en que uno se despierta.


Dado que usted es un principiante, podría no ser posible comenzar a meditar desde este
preciso primer momento. Pero debería comenzar a meditar cuando recuerda que tiene
que contemplar. Por ejemplo, si cuando se despierta reflexiona sobre algo, debería ser
consciente de este hecho y comenzar a meditar haciendo una anotación mental,
“reflexionando.” Después proceda con la contemplación de los movimientos de ascenso
y descenso del abdomen. Cuando se levanta, debería atender cada detalle de las
actividades del cuerpo. Cada movimiento de manos, piernas y caderas debe ser
realizado con perfecta atención. Si piensa sobre el momento del día cuando se despierta,
note “pensando.” Si se propone levantarse de la cama, note “intención.” Si se prepara
para mover el cuerpo para levantarse, “preparando.” Mientras se levanta lentamente,
“levantando.” Cuando está sentado, “sentado.” Si estuviese sentado por algún tiempo,
regrese a la contemplación de los movimientos abdominales de dilatación y contracción.

Realice las actividades de lavado de la cara o de tomar un baño en sucesión y


con total atención de cada movimiento. Por ejemplo, “mirando,” “viendo,”
“extendiendo,” “asiendo,” “tocando,” “sintiendo frío,” “frotando.” Durante las acciones
de vestirse, de hacer la cama, de abrir y cerrar las puertas y ventanas, de manipular
objetos ocúpese de cada detalle de estas acciones en orden sucesivo.

Debe, también, atender cada detalle de la acción de comer:


Cuando mira la comida, “mirando.”
Cuando acomoda la comida, “acomodando.”
Cuando lleva la comida a la boca, “llevando.”
Cuando inclina la cabeza, “inclinando.”
Cuando la comida toca la boca, “tocando.”
Cuando coloca la comida en la boca, “colocando.”
Cuando cierra la boca, “cerrando.”
Cuando retira la mano, “retirando.”
Cuando la mano toca el plato, “tocando.”
Cuando endereza la cabeza, “enderezando.”
Cuando mastica, “masticando.”
Cuando es consciente del gusto, “gustando.”
Cuando traga la comida, “tragando.”
Si mientras traga, la comida toca la garganta, “tocando.”

Contemple de esta manera cada vez que consuma una bocado de comida hasta
que termine de comer. Al comienzo de la práctica habrá muchas omisiones. No importa.
No vacile en sus esfuerzos. Si persiste con la práctica, hará menos omisiones. Cuando
alcance el estado avanzado de la práctica, será capaz de observar más detalles que los
mencionados anteriormente.
Progreso en la Contemplación

Después de haber practicado por un día y una noche, podría descubrir que su
contemplación ha mejorado considerablemente y que es capaz de prolongar el ejercicio
básico de los movimientos de dilatación y contracción. En este caso observará que
generalmente hay un intervalo (interrupción) entre los movimientos de dilatación y
contracción. Si está sentado, llene la pausa con una anotación mental de la acción de
estar sentado, de esta manera: “ascenso,” “descenso,” “sentado.” Cuando realiza la
anotación mental de la postura, coloque la mente en la posición erguida del torso.
Cuando está acostado, debería contemplar de la siguiente manera: “ascenso,”
“descenso,” “yaciendo.” Si esto es fácil, continúe observando estas tres secciones. Si
descubriera que una pausa ocurre tanto al final del dilatación como de la contracción,
luego continúe de esta manera: “ascenso,” “sentado,” “descenso,” “sentado.” O cuando
está acostado: “ascenso,” “yaciendo,” “descenso,” “yaciendo.” En el caso de que no
fuera fácil hacer una nota mental de tres o cuatro objetos, como ha sido descrito
anteriormente, regrese al procedimiento inicial de notar sólo dos secciones, “ascenso” y
“descenso.”

Mientras está ocupado con el ejercicio regular de contemplar los movimientos


abdominales, no necesita ocuparse de los objetos visuales y auditivos. Mientras pueda
mantener la mente en los movimientos abdominales de dilatación y contracción, está
cumpliendo con el propósito de la contemplación. Sin embargo, si mira
intencionalmente algún objeto, haga simultáneamente una anotación mental, “viendo,”
dos o tres veces. Después continúe con la contemplación de los movimientos del
abdomen. Suponga que una persona entra dentro de su campo visual. Haga una nota
mental, “viendo,” dos o tres veces, después regresa la atención a la dilatación y
contracción del abdomen. ¿Oyó el sonido de una voz? ¿Escuchó la voz? En caso
afirmativo haga una anotación mental, “oyendo,” “escuchando.” Suponga que oye
sonidos fuertes, tales como ladridos de perros, gente hablando muy alto o cantando. En
este caso, inmediatamente haga una anotación mental, “oyendo,” dos o tres veces.
Luego proceda con el ejercicio básico de contemplar el ascenso y el descenso del
abdomen. Si dejara de hacer una anotación mental y desechara tales distintivos sonidos
y objetos visuales cuando ellos ocurren, podría inadvertidamente incurrir en reflexiones
sobre estos objetos en vez de proceder con la atención del ascenso y descenso del
abdomen, y estos movimientos podrían perder claridad y distinción. Es debido a tal
debilidad de la atención que las impurezas que corrompen la mente se originan y
multiplican. Si estas reflexiones ocurren, haga una anotación mental dos o tres veces,
“reflexionando,” y nuevamente regrese a la contemplación de los movimientos
abdominales. Si olvida hacer una anotación mental de los movimientos del cuerpo,
piernas o brazos, mentalmente note “olvidando,” y regrese a la contemplación habitual
de los movimientos del abdomen. Puede ocurrir que a veces la respiración es lenta o que
los movimientos de dilatación y contracción del abdomen no se perciben claramente.
Cuando esto ocurra, y esté en la posición sentado, simplemente continúe observando
“sentado,” “tocando.” Si está acostado, “yaciendo,” “tocando.” Mientras contempla
“tocando,” su mente no se debera colocarse en la misma parte del cuerpo sino en
diferentes partes sucesivamente. Hay varios lugares de contacto y al menos seis o siete
deberían ser contempladosv[5].
* * * * *
• EJERCICIO BÁSICO IV

Hasta aquí usted ha dedicado bastante tiempo al curso de entrenamiento. Podría


haber sentido pereza después de comprender que no ha progresado lo suficiente. De
ninguna manera abandone. Simplemente note la “pereza.” Hasta que gane suficiente
vigor en la atención, concentración y penetración, podría dudar de la exactitud y utilidad
de este método. En tales circunstancias contemple el pensamiento, “dudando.” ¿Espera
o desea buenos resultados? En caso afirmativo, contemple estos pensamientos,
“esperando” o “deseando.” ¿Está tratando de recapitular la manera como se ha
conducido la práctica hasta ahora? ¿Sí? Entonces, contemple estos pensamientos,
“recordando.” ¿Hay ocasiones cuando examina el objeto de contemplación para
determinar si es mente o materia? Si es así, esté consciente, “examinando.” ¿Lamenta el
hecho de que no hay progreso en su práctica? De ser así, note, “lamentando.” A la
inversa, ¿se siente feliz de que su contemplación está mejorando? Si es así, contemple el
sentirse “feliz.” Ésta es la forma de cómo hacer una anotación mental de cada ítem de
comportamiento mental cuando éste ocurre; y si no hay pensamientos o percepciones
interviniendo, debería volver a la contemplación de la dilatación y contracción del
abdomen. Durante un curso estricto de meditación, el período de práctica es desde el
momento que se despierta hasta que se duerme. Repito, debe estar constantemente
ocupado ya sea con el ejercicio básico o atendiendo los otros objetos durante todo el día
y durante las horas nocturnas de vigilia. No debe haber descanso. Una vez alcanzado
cierto grado de progreso en la contemplación, no sentirá sueño a pesar de las
prolongadas horas de práctica. Por el contrario, podrá continuar meditando día y noche.
Resumen

En este breve esbozo del método de entrenamiento se ha enfatizado que debe


contemplar cada ocurrencia mental, buena o mala; cada movimiento corporal, grande o
pequeño; cada sensación, física o mental, placentera o desagradable; y así
sucesivamente. Si, durante el curso de entrenamiento, hay momentos cuando no hay
nada especial para contemplar, mantenga su atención ocupada totalmente con el ascenso
y descenso del abdomen. Cuando debe caminar para realizar alguna actividad, cada paso
debera ser observado con atención completa, “caminando,” “caminando” o “izquierda,”
“derecha.” Pero cuando está practicando meditación caminando, contemple cada paso
en tres secciones, “arriba,” “adelante,” “abajo.” El estudiante que así se dedica día y
noche a la práctica desarrollará después de no mucho tiempo la concentración hasta la
etapa inicial del cuarto conocimiento de vipassana (el conocimiento del surgir y el
cesar)vi[6] y hacia las etapas más altas de vipassana (vipassana-bhavana).

* * * * *
SEGUNDA PARTE: PRÁCTICA AVANZADA

Cuando, como se ha mencionado anteriormente, en virtud de la diligencia en la


práctica, la atención y la concentración han mejorado, el meditador notará a la par la
ocurrencia de un objeto y el conocimiento del mismo; tales como el ascenso del
abdomen y su conocimiento, el descenso del abdomen y su conocimiento, la postura de
sentado y su conocimiento, la acción de doblar y su conocimiento, la acción de levantar
y su conocimiento, la acción de colocar y su conocimiento. Por medio de la atención
completa el meditador sabe cómo distinguir cada proceso físico y mental: “el
movimiento de elevación es un proceso; el conocimiento del mismo es otro proceso.” Él
comprende que cada acto de conocimiento tiene la naturaleza de “ir hacia el objeto.” Tal
descubrimiento se refiere a la característica de la mente de inclinarse hacia un objeto o
conocer un objeto. Mientras más claramente se observa el objeto material, más evidente
es el proceso mental que es consciente del mismo. Este hecho es expresado de la
siguiente manera en el Visuddhimagga:
Cuando la materialidad es bien definida, separada y evidente a él;
luego, en la misma proporción, los estados mentales que tienen la
materialidad por objeto son, también, evidentes en sí mismos.

Cuando el meditador conoce la diferencia entre el proceso material y el proceso


mental, si es una persona ordinaria, reflexionaría sobre esta experiencia directa así:
“Existe el ascenso y su conocimiento; el descenso y su conocimiento, y así
sucesivamente. No hay nada más aparte de ellos (de estos dos procesos). Las palabras
‘hombre’ o ‘mujer’ se refieren al mismo proceso; no hay una ‘persona’ o ‘alma’.” Si es
una persona bien informada, reflexionaría por medio de su conocimiento directo sobre
la diferencia entre el proceso material como objeto y el proceso mental que lo conoce,
así: “Es verdad que existe sólo el cuerpo y la mente. Aparte de ellos no hay entidades
tales como hombre o mujer. Durante la contemplación uno nota un proceso material
como objeto y un proceso mental que conoce el objeto; y es a este par que se refieren
los términos convencionales ‘ser’, ‘persona’ o ‘alma’, ‘hombre’ o ‘mujer’. Pero aparte
de este proceso dual (mente y materia) no existe una persona o ser separado, ego,
hombre o mujer.” Cuando tales reflexiones ocurren, el meditador debe notar
“reflexionando,” “reflexionando” y continuar con los movimientos del abdomenvii[7].

Con ulterior progreso en la meditación, la conciencia de la intención es evidente


antes de que el movimiento del cuerpo ocurra. El meditador primero nota la intención.
Aunque también al comienzo de la práctica, nota “intención,” “intención” (por ejemplo
cuando desea doblar un brazo), aún no puede discernir este estado de conciencia con
claridad. Ahora, en esta etapa avanzada, distingue claramente la conciencia que tiene la
intención de doblar. Entonces, primero distingue la intención de realizar un movimiento
corporal, después el movimiento corporal en particular. Al comienzo, debido a la
omisión de notar la intención, piensa que el movimiento corporal es más rápido que la
mente que lo conoce. Ahora, en esta etapa avanzada, la mente se manifiesta como la
precursora. El meditador distingue con facilidad la intención de doblar, extender,
sentarse, pararse, moverse, etc. También reconoce con claridad las acciones de doblar,
extender, etc. Entonces, comprende el hecho de que la mente que conoce el proceso
corporal es más rápida que el proceso material. Experimenta directamente que un
proceso corporal tiene lugar después de una previa intención. Nuevamente, conoce por
experiencia directa que la intensidad del calor o del frío aumenta cuando está
observando “calor,” “calor” o “frío,” “frío.” Cuando contempla los movimientos
corporales regulares y espontáneos tales como la dilatación y contracción del abdomen,
advierte uno después de otro en continuidad. También advierte la ocurrencia de
imágenes mentales tales como Buddha, un Arahant, y también cualquier tipo de
sensación que aparece en el cuerpo (comezón, dolor, calor), con la atención dirigida
hacia el lugar donde la sensación ocurre. Una sensación ha desaparecido apenas, cuando
otra aparece; y, las distingue a todas una después de otra. Mientras observa cada objeto
surgir, descubre que el proceso mental de conocimiento depende de un objeto. A veces,
el ascenso y descenso del abdomen son tan indistintos que el meditador no encuentra
nada para observar. Descubre que no puede haber conocimiento sin objeto. Cuando la
observación de los movimientos del abdomen no es posible, debería prestar atención a
la postura de sentado y a los puntos de contacto o a la postura de acostado y a los puntos
de contacto. Los puntos de contacto se deben observar alternativamente. Por ejemplo,
después de notar “sentado,” note la sensación de contacto en el pie derecho (causada por
su contacto con el suelo o asiento). Después de notar “sentado,” note la sensación de
contacto en el pie izquierdo. De la misma manera, note la sensación de contacto en
distintos lugares. Nuevamente, observando el proceso visual y auditivo, el meditador
comprende con claridad que la conciencia visual surge debido al contacto entre ojo y el
objeto visual y la conciencia auditiva surge debido al contacto entre el oído y el sonido.

Además, reflexiona: “Los procesos materiales de doblar, extender, etc., siguen a


los procesos mentales de la intención de doblar, extender, etc.” Reflexiona de nuevo:
“El cuerpo siente calor o frío debido al elemento calórico; el cuerpo depende del
alimento y la nutrición; la conciencia ocurre porque hay objetos a ser conocidos: la
conciencia visual ocurre porque hay objetos visuales, la conciencia auditiva ocurre
porque hay sonidos y también porque existen los órganos de los sentidos, ojos, oídos,
etc., como factores condicionantes. La intención y la observación son el resultado de
experiencias anteriores; todos los tipos de sensaciones son consecuencia de acciones
(kamma) anteriores en el sentido de que los procesos mentales y materiales tienen lugar
desde el momento de concepción debido a las acciones (kamma) anteriores. No hay
nadie que ha creado este cuerpo y mente, y todo lo que ocurre tiene una causa.” Tales
reflexiones ocurren al meditador mientras está observando los objetos cuando éstos
ocurren. Él no se detiene a reflexionar. Mientras observa surgir los objetos, estas
reflexiones son tan rápidas que parecen automáticas. El meditador debe notar:
“Reflexionando, reflexionando, reconociendo, reconociendo,” y continuar observando
los objetos de la manera usual. Después de haber reflexionado que los procesos
materiales y mentales observados están condicionados por procesos previos de una
misma naturaleza, el meditador reflexiona seguidamente que el cuerpo y la mente en las
existencias anteriores fueron condicionados por causas precedentes; que en las futuras
existencias el cuerpo y la mente serán el resultado de las mismas causas, y que aparte de
este proceso dual no existe un ‘ser’ o ‘persona’ separada, solamente causas y efectos.
Tales reflexiones deben ser notadas y posteriormente se debe continuar contemplando
de la manera usualviii[8]. En aquellas personas con inclinaciones intelectuales, estas
reflexiones serán muchas y menos para aquellas sin estas inclinaciones. De una u otra
manera, todas estas reflexiones deben ser observadas con energía. Observándolas ellas
se reducirán a un mínimo, permitiendo a la meditación progresar sin el impedimento de
un exceso de las mismas. Se debe dar por sentado que un mínimo de estas reflexiones es
aquí suficiente.

Cuando se practica intensivamente la concentración, el meditador podría


experimentar sensaciones insoportables, tales como comezón, dolor, calor, pesadez,
rigidez. Si la observación con atención es descontinúa, tales sensaciones desaparecerán.
Cuando se reanuda la observación, reaparecerán. Tales sensaciones ocurren como
consecuencia de la sensibilidad natural del cuerpo y no son los síntomas de una
enfermedad. Si se observan con intensa concentración, desaparecerán gradualmente.

Si a veces el meditador ve imágenes de todo tipo como con sus propios ojos; por
ejemplo, Buddha se aparece con su divino resplandor; una procesión de monjes en el
cielo; pagodas e imágenes de Buddha; encuentro con los seres queridos; árboles o
bosques, cerros o montañas, jardines, edificios; cuerpos hinchados o esqueletos; nuestro
cuerpo hinchado, cubierto de sangre, desecho en pedazos y reducido a un mero
esqueleto, las entrañas y órganos vitales y aun gusanos; los habitantes del infierno y del
cielo. Éstas no son otra cosa que criaturas de nuestra imaginación, agudizada por la
intensa concentración. Estas visiones son similares a aquellas que ocurren en los sueños.
Ellas no deben ser ni bienvenidas y disfrutadas ni debe asustarse de ellas. Estos objetos
que aparecen durante el curso de la contemplación no son reales, son meras imágenes o
imaginaciones; en cambio, la mente que conoce estos objetos es real. Pero, los procesos
puramente mentales, inconexos con los cinco sentidos, no son fáciles de distinguir con
claridad y detalle. Por lo tanto, atención principal se debería dar a los objetos de los
sentidos que pueden ser fácilmente observados y a aquellos procesos mentales que
ocurren en conexión con las percepciones de los sentidos. Entonces, el meditador debe
observar cualquier objeto que aparece, repitiendo mentalmente, “viendo,” “viendo,”
hasta que desaparece. El objeto se alejará, desaparecerá o se desvanecerá. Al comienzo,
esto requerirá varias observaciones, digamos de cinco a diez. Pero cuando se ha
desarrollado la concentración, el objeto desaparecerá después de un par de
observaciones. Sin embargo, si el meditador desea disfrutar el objeto visual o mirarlo
detenidamente o, por lo contrario, si se asusta del mismo; es probable que el objeto
permanecerá por algún tiempo. Si el objeto se origina deliberadamente; luego, a causa
del placer, éste durará por mucho tiempo. Entonces, se debe tener cuidado de no pensar
o inclinarse hacia objetos externos cuando la concentración es buena. Si tales
pensamientos aparecen, deben ser observados y eliminados inmediatamente. Es el caso
de algunas personas que no experimentan objetos o sensaciones extraordinarias; y
mientras contemplan de la manera usual, sienten pereza. Ellos deben observar la pereza:
“pereza,” “pereza,” hasta que se elimina. En esta etapa, ya sea que se experimenten
objetos o sensaciones extraordinarias o no, los meditadores distinguen claramente la
fase inicial, intermedia y final de cada observación. Al comienzo de la práctica, durante
la observación de un objeto, tenían que dirigir la atención hacia la ocurrencia de un
objeto diferente; no distinguían con claridad la desaparición del objeto previo. Ahora,
después de observar la desaparición de un objeto, ellos notan el nuevo objeto que surge.
De esta manera, tienen un conocimiento claro de la fase inicial, intermedia y final del
objeto observado.

En esta etapa, cuando adquiere práctica, el meditador percibe en cada acto de


observación que el objeto aparece repentinamente y desaparece instantáneamente. Su
percepción es tan clara que reflexiona así: “Todo tiene un final; todo desaparece. Nada
es permanente; todo es realmente impermanente.” Su reflexión está de acuerdo con lo
expresado en el Comentario de las Escrituras Pali: “Todo es impermanente en el sentido
de destrucción, inexistencia después de haber sido.” Además reflexiona: “Es debido a la
ignorancia que nosotros disfrutamos de la vida. Pero en realidad no hay nada que
disfrutar. Hay un continu surgir y cesar que siempre nos está acosando. Esto es
realmente terrible. En cualquier momento podríamos morir y, cuando esto ocurra, todo
seguro terminará. Esta impermanencia universal es realmente espantosa y terrible.” Su
reflexión está de acuerdo con lo expresado en los Comentarios: “Lo que es
impermanente es sufrimiento; sufrimiento en el sentido de terror; sufrimiento en el
sentido de opresión por el surgir y el cesar.” Nuevamente, cuando experimenta dolor,
reflexiona así: “Todo es sufrimiento; Nada es satisfactorio.” Esta reflexión coincide con
lo se dice en el Comentario: “Él percibe el sufrimiento como una púa, como un hervor,
como un dardo.” Además él reflexiona: “Esto es una totalidad de sufrimiento; el
sufrimiento es inevitable. Surgiendo y desapareciendo, carece de valor. Este proceso no
puede ser detenido. Está más allá de nuestro poder. (Este proceso) sigue su curso
natural.” Estos pensamientos están de acuerdo con el Comentario que dice: “Aquello
que es sufrimiento es impersonal; impersonal en el sentido de no poseer substancia,
debido a que no podemos ejercer control sobre él.” El meditador debe observar todas
estas reflexiones y continuar contemplando de la manera usual.

Habiendo de esta manera percibido las tres características por medio de la


experiencia directa, el meditador, infiriendo de la experiencia directa de los objetos
observados, comprende que todos los objetos aún no observados (objetos futuros) son
impermanentes, sujetos al sufrimiento e impersonales.

Con relación a los objetos que no se han experimentado personalmente,


concluye: “Ellos también tienen las mismas características: son impermanentes,
sufrimiento e impersonales.” Ésta es una inferencia a partir de su experiencia directa
actual. Esta comprensión no es lo suficientemente clara para aquellos con una capacidad
intelectual limitada o conocimiento limitado y que no prestan atención a la reflexión y
continúan notando los objetos. Pero tal comprensión ocurre con frecuencia a aquellos
propensos a la reflexión; y, en algunos casos, podría ocurrir en cada acto de
observación. Sin embargo, la excesiva reflexión es un impedimento para el progreso en
la práctica. Aun si en esta etapa tales reflexiones no ocurren; en las etapas superiores la
comprensión será cada vez más clara. Por lo tanto, no se debería prestar atención a tales
reflexiones. Durante la contemplación habitual, el meditador debe notar también estas
reflexiones si ocurren, pero no debería contemplar en ellasix[9].

Después de comprender las tres características, el meditador ya no reflexiona


pero procede con la observación de aquellos objetos mentales y materiales que se van
presentando continuamente. Cuando las cinco facultades mentales; es decir fe, energía,
atención completa, concentración y sabiduría, están correctamente balanceadas, el
proceso mental de observación se acelera, como si se elevara, y los procesos materiales
y mentales a ser observados también ocurren más rápidamente. Durante el momento de
inspiración, el ascenso del abdomen se presenta en rápida sucesión, y el descenso
también es más rápido. Una rápida sucesión es también evidente en el proceso de doblar
y extender. Aun los movimientos leves se difunden por todo el cuerpo. En algunos
casos, sensaciones de escozor y comezón aparecen momentáneamente en rápida
sucesión. En general estas sensaciones son difíciles de soportar. El meditador no puede
seguir al mismo paso esta rápida sucesión de diversas experiencias si intenta observarlas
por su nombre. La observación aquí se debe realizar de una manera general, pero con
atención completa. En esta etapa no es necesario tratar de observar los detalles de los
objetos ocurriendo en rápida sucesión, pero hay que observarlos de una manera general.
Si desea rotularlos, una designación colectiva es suficiente. Si intenta seguirlos
detalladamente, pronto se cansará. Lo importante es observar con claridad y comprender
lo que está ocurriendo. En esta etapa, la contemplación usual de unos pocos objetos
seleccionados se debería dejar de lado y se debería atender cada objeto que se presenta
en las seis puertas de los sentidos. Sólo cuando uno no está familiarizado con este tipo
de observación, debería regresar a la contemplación habitual.

Los procesos materiales y mentales son una cantidad de veces más rápidos que
un parpadeo o un relámpago. Pero, si el meditador continúa simplemente observando
estos procesos, puede comprender completamente cuando éstos ocurren. La atención
completa es muy firme. En consecuencia, la atención completa aparece como si se
arrojase hacia el objeto que surge. El objeto también aparece como encontrándose con la
atención completa. Uno comprende cada uno de los objetos clara e individualmente. El
meditador después comprende: “Los procesos materiales y mentales son realmente muy
rápidos. Ellos son tan rápidos como una máquina o un motor. Y aún, ellos pueden ser
observados y comprendidos. Tal vez, no hay nada más que conocer. Aquello a ser
comprendido ha sido comprendido.” Él piensa de esta forma porque conoce por
experiencia directa lo que antes ni había soñado.

Como resultado de la meditación, una luz brillante se aparece al meditador.


También experimenta arrobamiento, que produce piel de gallina, lágrimas, temblor en
los miembros. Experimenta una emoción sutil y regocijo. Se siente como si estuviera en
un columpio. Incluso, se pregunta si está simplemente mareado. Experimenta
tranquilidad mental y con ésta, agilidad mental. Cuando está sentado, parado o
acostado, se siente muy cómodo. Tanto el cuerpo como la mente son ágiles en su
funcionamiento, son dóciles porque pueden atender el objeto deseado; son manejables
porque pueden atender los objetos por cualquier espacio de tiempo. No siente rigidez,
calor, dolor. La mente penetra los objetos con facilidad. La mente es sana y recta y uno
desea evitar completamente el mal. Debido a una fe inconmovible, la mente es muy
radiante. Cuando no hay objetos para observar, la mente permanece tranquila por un
largo tiempo. Surgen pensamientos tales como: “Realmente Buddha es omnisciente.
Verdaderamente, los procesos materiales y mentales son impermanentes, sujetos al
sufrimiento e impersonales.” Mientras observa los objetos, comprende con claridad las
tres características. Desea aconsejar a los demás para que practiquen meditación. Libre
de somnolencia y sopor, su energía no es ni laxa ni tensa. Experimenta ecuanimidad
asociada con la penetración. Su felicidad excede aquella experimentada antes. Entonces,
desea comunicar sus experiencias y sensaciones a los demás. Además se manifiesta un
sutil apego que disfruta la experiencia de la luz brillante, de la atención completa y del
arrobamiento. Piensa que ésta es la bendición de la meditación.

El meditador no debería reflexionar en estos eventos. Cuando cada uno de ellos


ocurre, debería observarlos: “Luz brillante,” “fe,” “arrobamiento,” “tranquilidad,”
“regocijo,” etcx[10]. Cuando hay luminosidad, debería notar este fenómeno como
“luminosidad,” hasta que desaparezca; y similarmente para los otros casos. Cuando la
luminosidad aparece, al comienzo existe la tendencia a olvidar la observación y a
disfrutar de la luminosidad. Incluso si el meditador observa atentamente la luminosidad,
ésta estará mezclada con sensaciones de arrobamiento y regocijo; y es posible que
permanezca. Sin embargo, más tarde se acostumbrará a estos fenómenos y continuará
observándolos claramente hasta que desaparezcan. A veces la luminosidad es tan
brillante que es difícil hacerla desaparecer con la mera observación. En tal caso, debería
dejar de prestar atención a la misma y observar enérgicamente cualquier otro objeto que
surge en el cuerpo. El meditador no debería ponderar si la luz brillante todavía está allí.
Si lo hace, es posible que vea la luz. Si tal pensamiento ocurre, debería eliminarlo
mediante la observación vigorosa del mismo. Cuando la concentración es intensa, no
sólo una luz brillante sino también aparecerán otros objetos extraordinarios; éstos
podrían continuar su manifestación si se inclina hacia uno u otro. Si tal inclinación
ocurre, el meditador debe notarla rápidamente. En algunos casos, aun si no hay tal
inclinación hacia algún objeto en particular, objetos tenues aparecen uno después de
otro como los vagones de un tren. El meditador debería responder a tales imágenes
visuales simplemente notando: “Viendo,” “viendo,” y cada objeto desaparecerá. Cuando
la concentración se debilita, los objetos podrían volverse más claros. En este caso, cada
uno debe ser observado hasta que todo el “tren” de objetos finalmente desaparece.

Debe reconocer que apreciar la inclinación hacia fenómenos tales como


luminosidad y apegarse a éstos, es una actitud errónea. La actitud correcta, que está de
acuerdo con el sendero hacia la penetración, es observar estos objetos con atención
completa y sin apego hasta que desaparezcanxi[11]. Cuando el meditador continúa
aplicando la atención al cuerpo y la mente, su capacidad de penetración aumentará en
claridad. Percibirá más claramente el surgir y el cesar de los procesos materiales y
mentales. Descubrirá que cada objeto surge en un lugar y en ese mismo lugar cesa.
Descubrirá que la ocurrencia previa es una cosa y la ocurrencia siguiente es otra. En
cada acto de observación, comprende las características de impermanencia, sufrimiento
e impersonalidad. Después de haber contemplado así por bastante tiempo, podría
pensar: “Esto es seguramente lo mejor que se puede alcanzar. No puede haber algo
mejor.” Se siente tan satisfecho con su progreso que posiblemente interrumpirá la
práctica y se relajará. Sin embargo, no debería relajarse en esta etapa, sino continuar con
la práctica de observar los procesos materiales y mentales ininterrumpidamente por más
tiempoxii[12].

Cuando la práctica ha mejorado y la contemplación ha madurado, el surgir de los


objetos ya no es aparente; el meditador nota sólo la desaparición de los mismos. Ellos
desaparecen con rapidez, y también los procesos mentales de observación. Por ejemplo,
mientras observa el ascenso del abdomen, este movimiento desaparece velozmente.
Igualmente desaparece el proceso mental de observación. De esta manera, el meditador
comprende claramente que tanto el ascenso del abdomen y su observación desaparecen
inmediatamente, uno después del otro. Lo mismo es válido para el caso del descenso del
abdomen, la postura de sentado, doblar o extender un brazo o pierna, rigidez en los
miembros, etc. La observación del objeto y el conocimiento de su desaparición ocurren
en rápida sucesión. Algunos meditadores perciben distintamente tres fases: notar un
objeto, su desaparición y la cesación de la conciencia que conoce la desaparición del
objeto; todos en rápida sucesión. Sin embargo, es suficiente conocer, a la par, la
desaparición del objeto y la cesación de la mente que observa tal desaparición.

Cuando el meditador puede notar con claridad estos pares (objeto y mente) sin
interrupción, las partes específicas como cuerpo, cabeza, mano, pierna ya no son
aparentes y se le manifiesta la idea de que todo está desapareciendo, desvaneciéndose.
En esta etapa, es probable que piense que su contemplación no es enteramente
satisfactoria. Pero en realidad no es así. La mente, por regla general, se regocija
demorándose en los partes específicas y las formas. Debido a la ausencia de las mismas,
la mente está buscando satisfacción. En realidad, esto es la manifestación de progreso
en la meditación. Al comienzo, son las partes específicas las que se notan con claridad,
pero ahora su desaparición se nota primero, debido al progreso en la meditación. Sólo
después de una reiterada reflexión, las partes específicas aparecen de nuevo; pero si
ellas no son observadas el hecho de la disolución reaparece y permanece. Entonces,
descubre por experiencia directa la verdad del dicho: “Cuando un nombre o una
designación se manifiesta, una verdad yace oculta; cuando la verdad se revela, el
nombre o la designación desaparece.”

Cuando el meditador observa los objetos claramente, piensa que sus


observaciones no son lo suficientemente precisas. De hecho, la contemplación es tan
rápida y clara que él puede conocer hasta los momentos de conciencia de continuidad
vital entre los procesos de cognición. Cuando se propone realizar una acción, por
ejemplo, doblar o extender el brazo, y prontamente nota la intención que luego
desaparece, el resultado es que no puede doblar o extender por algunos momentos. En
este caso, debería desviar su atención y contemplar los fenómenos en las seis puertas de
los sentidos.

Si el meditador extiende su contemplación sobre todo el cuerpo, de la manera


habitual, comenzando con la observación de la dilatación y contracción del abdomen,
pronto ganará impulso; y, luego, debería continuar sucesivamente notando los puntos de
contacto y su conocimiento o la conciencia visual y su conocimiento o la conciencia
auditiva y su conocimiento, etc. Si durante la contemplación siente agitación o
cansancio, debería regresar a observar el ascenso y descenso del abdomen. Después de
algún tiempo, cuando ha ganado ímpetu, debería observar cualquier objeto que se
manifiesta en el cuerpo.

Cuando puede contemplar bien en diversos objetos, aun si no observa los objetos
con vigor, comprende que lo que oye desaparece, que lo que ve desaparece, sin
continuación entre ellos. Esto es comprender las cosas como realmente son. Algunos
meditadores no ven claramente lo que está ocurriendo porque la disolución es tan rápida
que ellos piensan que el sentido de la vista está empeorando o que están mareados. Pero
no es así. Simplemente carecen del poder para notar lo que está ocurriendo antes y
después; el resultado es que ellos no distinguen las partes específicas o las formas. En
este caso, deberían relajarse y suspender la contemplación. Pero los procesos materiales
y mentales continúan ocurriendo, y la mente espontáneamente continúa observándolos.
El meditador podría decidir dormir, pero no se duerme; y permanece en buen estado y
alerta. No debe preocuparse por la pérdida de sueño porque a causa de esto no se sentirá
indispuesto o enfermo. Debería continuar observando con vigor y comprobará que su
mente es capaz de percibir completa y claramente los objetos.

Cuando está ocupado observando continuamente tanto la disolución de los


objetos y el conocimiento de los mismos, reflexiona: “Nada permanece aun por un
parpadeo o un relampaguear. Esto no lo había comprendido anteriormente. Así como
cesó y desapareció en el pasado también cesará y desaparecerá en el futuro.” Debe notar
esta reflexiónxiii[13]. Además, durante la contemplación, el meditador posiblemente
tendrá un sentimiento de temor. Él reflexiona: “Uno disfruta la vida sin conocer la
verdad. Ahora que uno conoce la verdad de la continua disolución, es realmente terrible.
En cada momento de disolución uno puede morir. El comienzo de esta vida es
realmente terrible. Igualmente son las incesantes repeticiones del surgir (de la materia y
mente). Terrible es sentir que en ausencia de la realidad de las partes específicas y
formas, las ocurrencias aparecen ser reales. Terribles son los esfuerzos para detener el
continuo cambio de los fenómenos para lograr el bienestar y la felicidad. Terrible es
renacer porque siempre habrá una recurrencia de objetos que surgen y desaparecen.
Realmente terrible es la vejez, la muerte, la pena, el lamento, el dolor, el pesar y la
desesperanza.” Tales reflexiones deben ser observadas y luego desechadas.

A continuación el meditador no encuentra nada de qué depender y se siente


como debilitado tanto mental como físicamente. Se siente abatido. Ya no está más
alegre y espiritoso. Pero no debería desesperarse. Esta condición es un signo de
progreso en la meditación. No es nada más que sentirse infeliz ante el sentimiento de
temor. Debe observar tal reflexión y mientras continúa observando los objetos que
surgen, uno después de otro, esta sensación desagradable pronto desaparecerá. Sin
embargo, si deja de contemplar por algún tiempo; el pesar se arraigará y el temor lo
subyugará. Este tipo de temor no esta asociado con la contemplación. Por lo tanto, se
debe tener cuidado para prevenir la ocurrencia del mismo por medio de la observación
vigorosaxiv[14].

Nuevamente durante la contemplación, es posible que encontrará fallas, de la


siguiente manera: “Este proceso corporal y mental, siendo impermanente, es
insatisfactorio. No es bueno haber nacido. Tampoco es bueno continuar existiendo. Es
una desilusión ver la apariencia de las partes específicas y las formas de los objetos
cuando éstos no son reales. Es vano el esfuerzo para lograr el bienestar y la felicidad.
Nacer no es deseable. Terribles son la vejez, la muerte, el lamento, el dolor, el pesar y la
desesperanza.” Una reflexión de esta naturaleza se debe también observarxv[15].

Luego, existe la inclinación a pensar que el cuerpo y la mente, el objeto y la


mente que observa, son muy toscos, bajos e inútiles. Observando el surgir y el cesar,
siente repugnancia. Podría ver su propio cuerpo deteriorarse y descomponerse.
Considera su propio cuerpo como algo muy frágil.

En esta etapa, durante la contemplación de todo lo que ocurre en su cuerpo y


mente, el meditador siente disgusto. A pesar de que reconoce claramente la disolución
mediante una serie de correctas observaciones, ya no está más alerta y espiritoso. Su
contemplación está asociada a una sensación de disgusto. Siente pereza para continuar
contemplando. A pesar de esto, no puede evitar seguir contemplando. Por ejemplo, es
como aquella persona que siente disgusto a cada paso cuando tiene que caminar en un
sendero barroso y sucio y no puede detenerse. No puede evitarlo, debe continuar
caminando. A este punto, ve el cuerpo humano sujeto al proceso de disolución; y no le
agrada la perspectiva de renacer como un ser humano, hombre o mujer, rey o
multimillonario. Tiene el mismo sentimiento hacia los planos celestialesxvi[16].

Cuando, debido a este conocimiento, siente disgusto con respecto a cada objeto
observado, experimentará el deseo de abandonar o liberarse de estos objetosxvii[17]. Ver,
oír, tocar, reflexionar, pararse, sentarse, doblar, extender, notar; desea liberarse de todos
ellos. Debería notar este deseo. Ahora anhela liberarse de los procesos materiales y
mentales. Reflexiona: “Cada vez que los observo, encuentro que se repiten; estas
repeticiones son todas malas. Es mejor que deje de observarlas.” Debería tomar nota de
tal reflexión.

Algunos meditadores, cuando reflexionan de esta manera, en efecto abandonan


la observación de los objetos. A pesar de esto, los objetos no dejan de manifestarse; es
decir, ascenso, descenso, doblar, extender, intención, etc. Ellos continúan ocurriendo
como siempre. La observación de los distintos objetos también continúa. Entonces, se
siente satisfecho, y reflexiona así: “A pesar de que dejo de observar los procesos
corporales y mentales, los objetos continúan manifestándose. Ellos están
manifestándose y la conciencia de los mismos está allí, por sí misma. Entonces, la
liberación de ellos no puede ser alcanzada por medio del mero abandono de la
observación. Ellos no pueden se abandonados de esta manera. Observándolos de la
manera usual, las tres características de la existencia se comprenden completamente y,
luego, sin prestar atención a las mismas se alcanza el estado de ecuanimidad. La
cesación de estas formaciones (objetos mentales y materiales), el Nibbana, será
realizado. La paz y la felicidad vendrán.” Entonces, reflexionando con regocijo,
continúa observando las formaciones. En este caso, aquellos meditadores que no son
capaces de reflexionar de esta forma, continuarán su meditación después de sentirse
satisfechos de las explicaciones de sus maestros.

Tan pronto como continúan meditando, alcanzan ímpetu y usualmente, en esta


oportunidad, en algunos casos, distintas sensaciones de dolor ocurren. Esto no debe
causar preocupación. Es sólo la manifestación de la característica inherente de esta
abundancia de sufrimiento. El Comentario dice lo siguiente: “Percibiendo los cinco
agregados como sufrimiento, como una enfermedad, como una llaga, como un dardo,
como una calamidad, como una aflicción, etc.” Si tales sensaciones dolorosas no se
experimentan, alguna de las cuarenta características de impermanencia, sufrimiento e
impersonalidadxviii[18] será aparente en cada acto de observación. A pesar de que el
meditador está observando correctamente, piensa que no lo está haciendo bien. Piensa
que la conciencia que observa y el objeto observado no están lo suficientemente cerca.
Esto es debido a que él está demasiado ansioso en comprender completamente las tres
características. Insatisfecho con su contemplación, frecuentemente cambia de postura.
Durante el período de meditación sentado piensa que contemplará mejor caminando.
Mientras camina desea retornar a meditar sentado. Después que se ha sentado cambia la
posición de sus miembros. Desea ir a otro lugar; desea acostarse. Aunque hace estos
cambios no permanece por mucho tiempo en una posición determinada. Nuevamente se
siente intranquilo. Pero no debería desesperarse. Todo esto ocurre porque ha
comprendido la naturaleza real de las formaciones y también porque todavía no ha
alcanzado el “conocimiento de ecuanimidad hacia las formaciones” (sankharupekkha-
ñana). Está progresando y, aún así, piensa lo contrario. Debería tratar de permanecer en
una sola postura, y sentirse a gusto en la misma. Continuando la observación de los
objetos con vigor, su mente gradualmente se volverá tranquila y brillante. Y finalmente
la intranquilidad desaparecerá totalmentexix[19]. Cuando el “conocimiento de
ecuanimidad hacia las formaciones” ha madurado, la mente es muy clara y podrá
observar los objetos muy lúcidamente. La observación se realiza fácilmente como si no
se necesitara esfuerzo. Los objetos sutiles, también, se observan sin esfuerzo. Las reales
características de impermanencia, sufrimiento e impersonalidad son evidentes sin
necesidad de reflexionar. Cuando surge alguna sensación, la atención se dirige al lugar
del cuerpo donde ésta surge, pero la sensación del tacto es tan suave como el algodón. A
veces, los objetos a ser notados en todo el cuerpo son tantos que la observación se debe
acelerar. Tanto el cuerpo como la mente aparecen como empujando hacia arriba. Los
objetos observados disminuyen y pueden ser observados fácil y tranquilamente. A veces
las formaciones corporales desaparecen totalmente dando lugar solamente a las
formaciones mentales. Luego el meditador experimentará arrobamiento como
disfrutando de una lluvia de pequeñas partículas de agua. También se llena de
serenidad. Podría también percibir luminosidad como un cielo claro. Sin embargo estas
experiencias no lo influencian excesivamente. No siente un gran gozo. Pero aún disfruta
de estas experiencias. Debe observar la alegría. También debe observar el arrobamiento,
la serenidad y la luminosidad. Si ellas no desaparecen cuando son observadas, debería
ignorarlas y notar cualquier otro objeto que se presenta.

En esta etapa se siente satisfecho con el conocimiento de que no existe un yo,


una personalidad, lo mío, él o lo de él; sólo formaciones, formaciones que observan
formaciones. También siente regocijo observando los objetos uno después de otro. No
se cansa de notar los objetos uno después de otro. No se cansa de observarlos por
mucho tiempo. Está libre de las sensaciones de dolor. Puede permanecer por mucho
tiempo en la postura que elija. Ya sea sentado o acostado puede continuar contemplando
por dos o tres horas sin experimentar ninguna incomodidad, sin cansarse. Cuando su
intención es contemplar por un rato, podría continuar por dos o tres horas. Aun después
de este período su postura es tan firme como al comienzo.

A veces las formaciones ocurren rápidamente y las observa bien. Podría sentir
ansiedad con respecto a que es lo qué le ocurriría. Debería observar esta ansiedad. Si
piensa que está progresando, debería observar este pensamiento. Si espera progresar en
la contemplación, debería observar estas expectativas. Debería notar constantemente
cualquier objeto que ocurre. No debería usar demasiado esfuerzo ni relajarse. En
algunos casos, debido a la ansiedad, a la alegría, al apego o a las expectativas la
observación se vuelve laxa y retrógrada. Aquellos que piensan que el objetivo está muy
cerca contemplan con gran energía. Mientras esto ocurre, la observación se vuelve laxa
y se retrocede. Esto ocurre porque una mente agitada no se puede concentrar
correctamente en las formaciones. De esta manera, cuando la contemplación va bien, el
meditador debe continuar sin parar; esto significa que no debería relajarse ni poner
demasiado esfuerzo. Si continúa sin cesar, rápidamente realizará el fin de las
formaciones y el Nibbana. En el caso de algunos meditadores, ellos podrían, en esta
etapa, levitar y caer una y otra vez. Deberían no desesperarse sino continuar con
determinación. Se debe prestar atención a cualquier objeto que se presenta en las seis
puertas. Sin embargo, cuando la observación procede fácil y calmamente, la
contemplación extendida de esta manera no es posible. Entonces, la observación
debería comenzar ganando ímpetu hasta que se vuelve fácil y calmada.

Si el meditador comienza con los movimientos del abdomen o con algún otro
objeto corporal o mental, descubrirá que está ganando ímpetu. Luego la observación
procederá fácil y tranquilamente por sí misma. Ocurrirá que observa con facilidad el
cese y la desaparición de las formaciones. A este punto, su mente está libre de todas las
impurezas. Por más agradable y tentador que el objeto sea, no es así para él. A la
inversa, por más desagradable que un objeto sea, no es así para él. Él simplemente ve,
oye, huele, gusta, siente el tacto y conoce. Con los seis tipos de ecuanimidad descritos
en las Escrituras observa todas las formaciones. No es consciente aun del tiempo en que
está dedicado a la contemplación. Ni reflexiona de ninguna manera. Pero si no
desarrolla el suficiente progreso en la contemplación para alcanzar el “conocimiento del
sendero y su fruición” (magga y phala) en dos o tres horas, la concentración se vuelve
laxa y sobreviene la reflexión. Por otra parte, si está haciendo buen progreso, podría
anticipar mayor progreso. Se sentirá tan satisfecho con su resultado que experimentará
un retroceso. Debe eliminar tales expectativas o reflexiones por medio de la simple
observación. La continua contemplación alcanzará nuevamente progreso con facilidad.
Pero si aún no se ha alcanzado suficiente poder de concentración, ésta nuevamente se
vuelve laxa. Algunos meditadores progresan y retroceden de esta forma una y otra vez.
Aquellos que están informados de las distintas etapas del progreso en la meditación por
medio del estudio (o por haber oído) encuentran estos altibajos. Por lo tanto, no es
bueno para el estudiante que medita bajo la supervisión de un maestro, interiorizarse
con estas etapas antes de comenzar la meditación. Es para el beneficio de aquellos que
tienen que meditar sin la ayuda de un maestro que estas etapas han sido aquí descritas.

A pesar de tales fluctuaciones en el progreso, el meditador no debe dejarse


sobreponer por la desilusión o la desesperación. Ahora él está, por así decirlo, en el
umbral de magga y phala (el sendero y la fruición de los estados de santidad). Tan
pronto como las cinco facultades (indriya), fe, energía, atención completa,
concentración y sabiduría, estén equilibradas, alcanzará magga y phala y el Nibbana.
* * * * *
¿CÓMO SE REALIZA EL NIBBANA?

Las fluctuaciones en la contemplación que ocurren de la manera mencionada


anteriormente son comparables a un pájaro suelto de un barco en la mar. En la
antigüedad, el capitán del barco, encontrando difícil conocer si el barco se estaba
acercando a tierra, soltaba el pájaro que había traído con él. El pájaro volaba en las
cuatro direcciones buscando la costa. Cuando no podía encontrar tierra, regresaba al
barco. Mientras la contemplación no sea lo suficientemente madura para alcanzar el
sendero y la fruición y realizar el Nibbana, ésta se vuelve laxa y deficiente, como el
pájaro que regresa al barco. Cuando el pájaro ve tierra vuela hacia allí sin regresar al
barco. Similarmente, cuando la contemplación ha madurado, cuando es aguda, firme y
lúcida, comprenderá una de las formaciones en una de las seis puertas de los sentidos
como impermanente o sufrimiento o impersonal. La observación firme y lúcida de una
de las tres características se acelera y ocurre tres o cuatro veces en rápida sucesión.
Inmediatamente después que la última conciencia en esta serie acelerada de
observaciones desaparece, tiene lugar magga y phala (sendero y fruición) realizando el
Nibbana, la cesación de todas las formaciones.

Las observaciones son ahora más lúcidas que las que ocurrieron inmediatamente
antes de la realización. Después de la última observación, la cesación de las
formaciones y la realización del Nibbana son evidentes. Por esta razón aquellos que han
realizado el Nibbana dirían:
Los objetos observados y la conciencia que los observa cesan completamente; o los
objetos y las observaciones se cortan como la enredadera que se corta con un cuchillo; o
los objetos y las observaciones se desprenden como aquél que se despoja de una pesada
carga; o los objetos y las observaciones se separan como aquello que uno está asiendo
se descompone en partes; o los objetos y las observaciones son repentinamente libres
como fuera de una prisión; o los objetos y las observaciones se extinguen como una
vela que se apaga de repente; o desaparecen como si la oscuridad hubiera reemplazado
la luz; o se liberan como de un embrollo; o se hunden como en el agua; o abruptamente
se detienen como una persona corriendo que se detiene por un violento golpe; o cesan
completamente.

Sin embargo, la realización de la cesación de las formaciones no dura por mucho


tiempo. Es tan corta que dura sólo un instante. Luego el meditador examina lo ocurrido.
Comprende que la cesación de los procesos materiales (observados) y los procesos
mentales que observan es magga-phala-nibbana. Aquellos que están bien informados
saben que la cesación de las formaciones es el Nibbana, y la realización de la cesación y
la beatitud es magga-phala. Se dirán a sí mismos: “Ahora he realizado el Nibbana y
alcanzado sotapatti-magga-phala (el sendero y la fruición de la entrada en la
corriente).” Este tipo de conocimiento inequívoco se manifiesta a aquellos que han
estudiado las Escrituras o escuchado sermones sobre el temaxx[20].

Algunos meditadores examinan las impurezas mentales—aquellas abandonadas


y aquellas que todavía quedan. Después de examinar de esta manera, aún continúan la
práctica observando los procesos corporales y mentales. Sin embargo durante la
observación, los procesos corporales y mentales, aparecen como toscos. Tanto el surgir
como el cesar de los procesos son muy evidentes al meditador. Pero ahora el meditador
siente como si sus observaciones fueran laxas y deficientes. De hecho ha retornado al
conocimiento del surgir y el cesar. Es verdad: sus observaciones se han vuelto laxas y
deficientes. Debido a que ha regresado a este estado, es posible que perciba luces
brillantes o formas de objetos. En algunos casos, esta regresión produce en un
desequilibrio en la contemplación, los objetos observados y la mente que los observa no
van juntos. Algunos meditadores experimentan por momentos un dolor leve. Pero en
general, los meditadores notan que sus procesos mentales son claros y brillantes. En esta
etapa, el meditador siente que su mente está libre de impedimentos; se siente feliz sin
impedimentos. En tal estado mental él no puede observar los procesos mentales; y, aun
si lo hace, no los puede distinguir claramente. No puede pensar tampoco en ninguna
otra cosa. Simplemente siente beatitud y vitalidad. Cuando estos estados pierden su
vigor él puede notar de nuevo los procesos corporales y mentales y comprender el surgir
y el cesar claramente. Después de algún tiempo alcanza el estado donde puede observar
las formaciones fácil y tranquilamente. Si la contemplación ha madurado, puede de
nuevo alcanzar el “conocimiento de la cesación de las formaciones.” Si el poder de la
concentración es agudo y firme, este conocimiento se puede repetir frecuentemente. En
estos tiempos, el objetivo del meditador es alcanzar el conocimiento del primer sendero
y fruición (magga-phala), y posteriormente experimentar repetidamente este
conocimiento. Hasta aquí hemos descrito el método de meditación, los estados
progresivos de meditación y la realización de sotapatti-magga-phala.

Aquél que ha alcanzado el conocimiento del sendero y fruición es consciente de


un cambio radical en su temperamento y actitud mental y siente que su vida ha
cambiado. Su fe o confianza en las Tres Joyas Sagradas (Buddha, Dhamma y Sangha)
es firme e inconmovible. Debido a su fe fortalecida también progresa en serenidad y
arrobamiento. Brotes espontáneos de alegría ocurren en él. Debido a estas experiencia
extáticas y a pesar de su empeño después de alcanzar el sendero y la fruición no puede
notar los objetos con claridad. Sin embargo, estas experiencias decrecen gradualmente
después de algunas horas o días; y podrá de nuevo notar las formaciones claramente. En
algunos casos, los meditadores, habiendo alcanzado magga-phala, se sienten
despojados de una gran carga, libres y desahogados, y no desean continuar con la
contemplación. Su objetivo, alcanzar magga-phala, se ha logrado y su estado de ánimo
es comprensible.
El conocimiento de fruición (phala-ñana)

Si la persona que ha alcanzado magga-phala desea conseguir el conocimiento de


fruición (phala-ñana) y el Nibbana otra vez, debe dirigir su mente hacia ese objetivo y
observar los procesos materiales y mentales. En las etapas de meditación es natural que
el “conocimiento analítico de la mente y la materia” ocurra primero a una persona
ordinaria (puthujjana) y que el “conocimiento del surgir y el cesar” ocurra primero a
una persona noble (ariya). Por lo tanto, el meditador en esta etapa, consciente de los
procesos corporales y mentales, alcanzará el “conocimiento del surgir y el cesar,”
seguido pronto por las otras etapas progresivas de la meditación, hasta el “conocimiento
de ecuanimidad hacia las formaciones.” Cuando este conocimiento madura, se alcanza
el estado de cesación de las formaciones, el Nibbana, con el resultante “conocimiento
de fruición.” Este conocimiento dura sólo un momento para aquél que no ha decidido
previamente la duración; pero a veces podría durar por más tiempo. Pero en el caso de
aquellos que han previamente decidido la duración, el “conocimiento de fruición” dura
mucho más, digamos todo un día, una noche o tanto como se haya decidido. Esto está
de acuerdo con los Comentarios. Igualmente, en estos tiempos, para aquellos inmersos
en la concentración y meditación, la fruición dura una, dos, tres horas, etc. El
conocimiento de fruición termina sólo cuando el meditador desea que termine. Sin
embargo, durante el período del conocimiento de fruición, durando dos o tres horas, los
momentos de examinación sólo ocurren a veces, desaparecen luego de cuatro o cinco
observaciones; y el conocimiento de fruición recurre. En algunos casos, el conocimiento
de fruición dura varias horas sin ninguna interrupción. Durante el conocimiento de
fruición, la mente está absolutamente fijada en la cesación de las formaciones o el
Nibbana. El Nibbana es un dhamma (estado) enteramente libre de los procesos
corporales y mentales y de todas las nociones mundanas. Por lo tanto, durante la
experiencia del conocimiento de fruición no existe conciencia de los procesos
corporales y mentales, ni de este mundo, ni de otras esferas mundanas. Es
absolutamente libre de toda la esfera mundana. Es absolutamente libre del conocimiento
mundano y sus inclinaciones. Alrededor de están todos los objetos visuales, auditivos,
olfativos, táctiles, pero uno no es consciente de ellos en ninguna manera. Su postura es
firme. Si la dicha del conocimiento de fruición llega cuando está sentado, su postura
permanece firme, tan firme como antes, sin doblarse ni balancearse. Sin embargo,
cuando el proceso de fruición termina, surgen inmediatamente pensamientos con
relación a la cesación de las formaciones o los objetos visuales, auditivos, etc. Luego la
contemplación habitual continúa y la vivacidad del ánimo o la reflexión. Al comienzo
las formaciones aparecen poco refinadas y sus observaciones no son los suficientemente
vigorosas. Pero, en el caso de aquellos en que la contemplación está desarrollada, su
contemplación es tan fácil como siempre.

Debemos dar aquí una nota de cautela. El meditador debería decidir a priori
sobre la rápida entrada y duración del conocimiento de fruición. No debería dirigir su
atención a la decisión una vez que ha comenzado a notar los procesos corporales y
mentales. Antes de alcanzar la madurez de la contemplación, mientras observa
correctamente las formaciones, podría experimentar piel de gallina, bostezos, temblores
y sollozos y perder el ímpetu en la contemplación. Mientras sus observaciones ganan
fuerza, podría anticipar con placer el objetivo y de ese modo perder el control de la
contemplación. No debería pensar en ninguna otra cosa aparte de la contemplación y si
piensa inadvertidamente en algo, debe notar este pensamiento extraño. Algunos
alcanzan el conocimiento de fruición solamente después de haber perdido algunas veces
el impulso de la contemplación. Si la concentración es débil, la entrada en el
conocimiento de fruición es lenta, y cuando ocurre no dura por mucho tiempo. Ésta es la
descripción del conocimiento de fruición.
El conocimiento de revisión (paccavekkhana-ñana)

Algunos meditadores pasan (rápidamente) por las etapas del conocimiento de


temor, miseria o peligro, disgusto, deseo de liberación, y consecuentemente no tienen
una clara comprensión de los mismos. Entonces, aquellos deseosos de examinar las
distintas etapas, deberían examinar cada una de ellas por un período determinado de
tiempo. Por ejemplo, por media hora o una hora uno debería atender solamente el surgir
y el cesar de los objetos con resolución en este conocimiento. Durante ese período el
conocimiento del surgir y el cesar permanece intacto, y no habrá progreso adicional en
la meditación. Sin embargo, cuando ese período finaliza, el conocimiento de disolución
arriba por sí mismo. Si no llega por sí mismo, se debe atender la disolución con la
resolución de que este conocimiento permanezca por un cierto período de tiempo.
Durante ese período aquello que se ha resuelto ocurrirá. Al finalizar el tiempo fijado, el
próximo conocimiento vendrá por sí mismo. Si no ocurre así, debería aspirar por el
(próximo) conocimiento de temor. Luego, el conocimiento de temor arriba. Después
debería atender los objetos como miserables y el conocimiento de la miseria arribará
prontamente. Cuando la mente se dirige hacia los objetos repugnantes, el conocimiento
de disgusto tendrá lugar. Cuando siente disgusto en cada acto de observación, el
conocimiento de disgusto se ha establecido. Posteriormente debe pensar en la próxima
etapa: el conocimiento del deseo de liberación. Poseído por un ardiente deseo de
liberación de las formaciones, debería aspirar por el conocimiento relevante, y pronto
este conocimiento arriba, después de un poco de esfuerzo. Cuando procede hacia la
próxima etapa, experimentará dolor, deseará cambiar de postura y se sentirá
descontento; pero alcanzará el conocimiento de re-contemplación. Luego, el meditador
debe dirigir su atención hacia el conocimiento de ecuanimidad. El impulso de la
contemplación continuará hasta que alcance fácilmente el conocimiento de
ecuanimidad. De esta manera, descubrirá que durante el tiempo estipulado, mientras
está observando, ocurre el conocimiento particular deseado y al concluir tendrá lugar el
próximo conocimiento como un incremento en la aguja del barómetro. Si la revisión de
los conocimientos mencionados no es satisfactoria todavía, debería repetirse hasta que
así lo sea. El progreso es tan rápido en el meditador diligente que él podría alcanzar en
pocos momentos la etapa de conocimiento de ecuanimidad hacia las formaciones y,
también, el conocimiento de fruición. Aquél maduro en la práctica puede alcanzar el
conocimiento de fruición mientras camina o mientras come.
¿Cómo alcanzar las etapas superiores del sendero?

Cuando el meditador se siente completamente satisfecho de los ejercicios para


alcanzar rápidamente el conocimiento de fruición del primer sendero, y para
permanecer en él por mucho tiempo, debería esforzarse por alcanzar el sendero más
elevado. Después de decidir un período determinado de esfuerzo, debe realizar un
ferviente deseo, así: “Durante este período no deseo experimentar el conocimiento de
fruición. ¡Qué no haya recurrencia de este conocimiento! ¡Qué alcance el sendero
superior, el sendero que aún no he alcanzado! ¡Qué alcance ese objetivo!” Con este
ferviente deseo, debería, como de costumbre, observar los procesos corporales y
mentales. La ventaja de determinar el período de esfuerzo es que él puede fácilmente, si
así lo desea, alcanzar nuevamente el conocimiento de fruición del sendero ya
conseguido. Si tal período de esfuerzo no se determina, y continúa realizando esfuerzo
hacia el sendero superior, no será posible alcanzar nuevamente el conocimiento de
fruición del sendero inferior. En este caso, si encuentra que todavía no puede alcanzar el
sendero superior ni regresar al conocimiento de fruición del sendero inferior, se sentirá
perturbado por el descontento y la desilusión. La ventaja de abandonar el deseo de
alcanzar nuevamente el conocimiento de fruición mencionado es no alcanzar este
conocimiento durante el período determinado, y si la contemplación ha madurado,
puede alcanzar el sendero superior. Si el deseo no se abandona completamente, el
conocimiento previo de fruición podría tener lugar nuevamente. Por lo tanto, es
necesario abandonar completamente este deseo durante el período determinado. Cuando
comienza la contemplación con el objetivo de alcanzar el sendero superior, la
contemplación debería comenzar con el conocimiento del surgir y el cesar. Después, el
progreso en la contemplación no es similar a aquel para alcanzar nuevamente el
conocimiento de fruición, sino similar al progreso en la contemplación para alcanzar el
sendero inferior. Luces brillantes y distintas formas aparecen como en las etapas
iniciales del conocimiento del surgir y el cesar. Podría experimentar dolor. El
conocimiento del surgir y el cesar de los procesos materiales y mentales es preciso. Sin
embargo, no se requiere mucho tiempo para alcanzar el conocimiento de ecuanimidad
hacia las formaciones, como cuando contempla para alcanzar nuevamente el
conocimiento de fruición. Ahora, si la contemplación no madura deberá permanecer por
mucho tiempo en las etapas inferiores. Sin embargo, el meditador no encontrará
dificultades como en el caso del sendero inferior. Es posible que en un día alcance un
conocimiento después de otro hasta llegar al conocimiento de ecuanimidad hacia las
formaciones. El proceso mental de observación es mucho más claro, lúcido y amplio.
Más agudas son sus experiencias de (los conocimientos de) temor, miseria, disgusto y
deseo de liberación del sufrimiento de las esferas mundanas. Si bien anteriormente era
posible alcanzar el conocimiento de fruición cuatro o cinco veces en una hora; ahora, si
la contemplación no ha madurado aún para alcanzar el sendero superior, el
conocimiento de ecuanimidad hacia las formaciones continúa. Es posible que dure un
día o meses o años. Cuando la contemplación madura, las observaciones de las
formaciones son precisas, la comprensión de la cesación de las formaciones arriba con
la realización del sendero y la fruición superior. Luego tiene lugar el conocimiento de
revisión (paccavekkhana-ñana). Posteriormente él regresará al conocimiento del surgir
y el cesar y sus procesos mentales serán muy claros. Ésta es la descripción del progreso
en la contemplación que conduce a la realización de sakadagami-magga, el sendero del
que regresa una vez.

Nuevamente, si desea fervientemente alcanzar el tercer sendero, anagami-magga


(el sendero de no regreso), debe decidir otra vez un período determinado de tiempo,
durante el cual se abandona completamente el deseo de regresar al conocimiento de
fruición del sendero previo. Luego, resuelve así: “¡Qué haya progreso solamente hacia
el sendero superior! ¡Qué alcance el sendero y la fruición superior!” Y debe contemplar
los procesos corporales y mentales de la manera usual. Comienza con el conocimiento
del surgir y el cesar; pero, pronto, alcanza sucesivamente los conocimientos superiores
hasta llegar al conocimiento de ecuanimidad hacia las formaciones. Si la contemplación
no ha madurado aún, este conocimiento permanecerá. Cuando madura, alcanzará el
conocimiento de la cesación de formaciones y con éste el conocimiento del tercer
sendero y fruición. Ésta es la descripción de cómo se alcanza el tercer sendero y
fruición, anagami o sendero de no regreso.

La persona que aspira a alcanzar el cuarto y último sendero y fruición, el estado


de santidad (arahata-magga y phala), debe determinar un período de esfuerzo y
abandonar todo deseo de alcanzar nuevamente el conocimiento de fruición del tercer
sendero. Posteriormente debe comenzar a contemplar como de costumbre en los
procesos materiales y mentales. Éste es el único camino como se declara en el
Satipatthana Sutta. Comenzando con el conocimiento del surgir y el cesar, pronto se
alcanza el conocimiento de ecuanimidad hacia las formaciones. Si la contemplación no
ha madurado aún, este conocimiento permanecerá. Cuando madura, el meditador
alcanza la cesación de las formaciones con la realización del último sendero, arahatta-
magga.

En los párrafos anteriores, la mención de que el progreso en la contemplación


concluirá con la realización del conocimiento de los senderos y fruiciones (magga-
phala-ñana) se refiere solamente a aquellos que han madurado en la perfección de las
virtudes (paramitas). Aquellos que no han desarrollado completamente las paramitas se
detendrán en el conocimiento de ecuanimidad hacia las formaciones. Es importante
destacar que, a pesar de que la persona que ha alcanzado el primer sendero conseguirá el
segundo sendero con facilidad, le será difícil alcanzar el tercer sendero por mucho
tiempo. La razón es que tanto aquellos que han alcanzado el primer sendero como el
segundo, han practicado correctamente moralidad (sila) o, en otras palabras, ellos son
modelos de virtud. En el caso del tercer sendero, es necesario también desarrollar
totalmente la concentración (samadhi). Por lo tanto, (los que han alcanzado los dos
primeros senderos) no podrán alcanzar el tercero con facilidad pues deberán esforzarse
mucho para desarrollar la concentración. Sea como sea, sin un completo esfuerzo para
desarrollar los poderes (mentales), nadie está en condiciones de determinar si podrá
alcanzar este u aquel sendero. En algunos casos, la realización del sendero tiene lugar
después de mucho tiempo; y porque uno ha debido esforzarse tanto no debería inferirse
que aún no ha desarrollado completamente las perfecciones (paramitas). Por otra parte,
el esfuerzo actual puede conducirlo a la perfección de las paramitas, acercándolo a la
madurez. Por lo tanto, uno no debería perder el tiempo ponderando si posee o no las
paramitas.

El meditador debería tener en cuenta el innegable punto siguiente y poner el


máximo esfuerzo para alcanzar su aspiración. Aun el desarrollo de las paramitas no es
posible sin esfuerzo. Es imposible alcanzar el sendero sin esfuerzo. Asumiendo que uno
ha desarrollado completamente las paramitas, no es posible alcanzar el sendero sin
esfuerzo. Si aplica esfuerzo, puede alcanzar el sendero fácil y rápidamente. Si ha
desarrollado las paramitas considerablemente, su esfuerzo conducirá a la madurez y
consecuentemente podrá alcanzar el sendero que aspira. O al menos, ha sembrado
potentes semillas para la cosecha del sendero en la próxima existencia.
Aviso

En estos tiempos, aquellos que son los más dispuestos y dedicados a trabajar
para su propia liberación de los sufrimientos del mundo y para alcanzar magga-phala-
nibbana, el más alto objetivo de la meditación vipassana, a ellos se les aconseja
practicar de la manera antedicha, contemplando el cuerpo, las sensaciones, la conciencia
y los objetos mentales, practicando la meditación Satipatthana. Es un deber para ellos.
Nota especial

La técnica de meditación delineada en este tratado es suficiente para las


personas de inteligencia media. Tales personas, luego de leer este tratado, deberían
practicar estas contemplaciones con fe constante, dedicación y gran diligencia, de una
forma metódica; y pueden estar seguros de su progreso. Sin embargo, se debe señalar
que los detalles de las experiencias y las etapas progresivas de meditación que los
meditadores atraviesan no pueden ser descritos completamente en este breve tratado.
Hay todavía mucho que merece descripción. Por otra parte, no todos los meditadores
experimentan lo que aquí se ha descrito. Habrá diferencias de acuerdo a las capacidades
individuales y las paramitas. Además, la fe, la dedicación y la diligencia no siempre
permanecen constantes. El meditador sin instructor, que depende enteramente del
conocimiento de libros, deberá ser muy cauteloso y vacilante como el viajero que nunca
ha estado en una particular jornada. Por lo tanto, es obvio que no es fácil para tal
persona alcanzar el sendero, la fruición y el Nibbana (magga-phala-nibbana) sin la guía
y aliento de un maestro. Por esta razón, la persona realmente seria que desea meditar
hasta alcanzar su objetivo, magga-phala-nibbana, debe encontrar un maestro totalmente
calificado por sus propios logros para guiarlo todo el tiempo desde la etapa inferior de
meditación hasta los conocimientos superiores del sendero, fruición y revisión. Este
consejo concuerda con lo manifestado en Nidana Vagga, Samyutta Nikaya: “Se debe
buscar un maestro para conocer realmente sobre la vejez y la muerte.” Si uno es presa
de la vanidad: “Soy una persona extraordinaria. ¿Por qué debería aprender de alguien?”
Es aconsejable eliminar la vanidad como lo hizo Potthila Mahathera.
Durante el curso de contemplación, debería trabajar intensamente para alcanzar
el objetivo, considerando el siguiente consejo de Buddha:
Ni el holgazán ni el hombre de poco vigor
Pueden realizar el Nibbana, la libertad de todo sufrimiento.
Y este joven monje, ¡sí!, este hombre incomparable
Se ha despojado de la última carga, él es el conquistador de
Mara. (Samyutta Nikaya)

*****
EL AUTOR

El venerable Mahasi Sayadaw (1904-1982) fue un monje budista Theravada de Birmania


(actualmente Myanmar). Probablemente el maestro de meditación birmano contemporáneo más conocido en
el Mundo Occidental. Inició sus estudios religiosos a la edad de seis años, a los doce años fue admitido a la
orden como novicio y a los diecinueve años como monje. Brillante desde sus inicios, se destacó en el estudio
de Pali y las Escrituras. Después de haberse sometido a un intenso curso de meditación bajo la supervisión del
renombrado monje Mingun Jetavan Sayadaw, en 1938 comenzó a impartir meditación vipassanà; miles de
personas se han beneficiado de sus enseñanzas personales, conferencias y libros. Director espiritual del centro
de meditación Sàsana Yeikthà en Rangoon desde 1949 hasta su muerte, Mahasi Sayadaw trabajó
incansablemente para difundir el aspecto práctico de las enseñanzas de Buddha. Ocupó un lugar destacado en
el Sexto Concilio Budista celebrado en 1954 en Rangoon. Es autor de libros en su lengua natal y en pali,
algunas de sus obras han sido traducidas al inglés por la Buddhist Publication Society de Sri Lanka. Sus viajes
también fueron instrumentales para el florecimiento del Dhamma en Occidente.

*****
NOTA DEL TRADUCTOR

Vipassana Práctica es la traducción española del libro Practical Insight Meditation del venerable
Mahasi Sayadaw. En esta traducción no se incluye el apéndice de dicho libro. Se ha usado la edición
publicada en 1979 por el Department of Religious Affairs, Rangoon, Burma. Esta traducción fue terminada en
enero de 1994 y revisada por última vez en diciembre 1996.

Reconocimientos

El traductor desea agradecer a su maestro el venerable U Silananda por sus enseñanzas; a Daw Khin
Khin, Ronald Min y familia de Scotts Valley, California, por su invaluable apoyo; y también al Dr. Alejandro
Córdova C., y Rosa María Martínez E., ambos de Veracruz, México, quienes revisaron la traducción.
*****

¿QUÉ ES VIPASSANA?*

La meditación vipassana es una meditación de observación. Le enseña a estar en el


momento presente, vivir en el momento presente. Le enseña a estar consciente de todo
lo que se le presenta y le ocurre a usted. Sólo el momento presente es importante. Y
todo lo que ocurre en el momento presente a través de las seis puertas de los sentidos -
ojos, oídos, nariz, lengua, cuerpo y mente- debe ser notado, atendido, observado como
objeto de meditación.
Cuando practica meditación vipassana, realizando anotaciones mentales o simplemente
observando las distintas cosas que se le presentan, logrará un alto nivel de atención de
tal forma que podrá ver las cosas como realmente son. Percibirá la real naturaleza de la
mente y del cuerpo, de los fenómenos mentales y físicos de que usted está compuesto.
"Real naturaleza" significa la naturaleza de transitoriedad, la naturaleza de sufrimiento y
la naturaleza de insubstancialidad o la ausencia de un ser o alma incambiable. Es
importante percibir estas tres características de los fenómenos de tal forma que pueda
adquirir una concepción correcta de las cosas, de tal forma que pueda tener menos
apego a la mente y el cuerpo, y gradualmente poder debilitar las impurezas mentales
que previenen la iluminación.

Cuando practica meditación vipassana, elige un objeto en donde enfocar su mente. Este
objeto será el objeto "primario" de meditación. Tradicionalmente, la respiración se
utiliza como objeto. Mantiene su mente enfocada en la respiración y realiza anotaciones
mentales "adentro-afuera-adentro-afuera" junto con la respiración. Durante las
anotaciones de la respiración cuando su mente se pierde o se distrae, realiza anotaciones
de esto también, como "pensando" u "oyendo" o "distracciones" o "emociones," etc. Y
también realiza anotaciones de las sensaciones en su cuerpo. De esta forma, observa
todo lo que le está ocurriendo o lo que se le presenta a través de las seis puertas de los
sentidos.

Manteniendo su mente en el objeto de meditación, podrá desarrollar concentración o


unificación de la mente, lo cual es necesario para que ocurra el conocimiento de
penetración de la real naturaleza de la mente y del cuerpo. Sin concentración esto no
puede ocurrir. Entonces, lo que primero necesita es concentración. Y para tener
concentración primero debe mantener su mente enfocada en un objeto. Si puede
mantener su mente enfocada en un y en el mismo objeto por algún tiempo, puede
obtener la necesaria concentración. Pero descubrirá al comienzo que esto es muy difícil
aun por un periodo corto. Esto es porque está tratando con la mente que es difícil de
manejar y difícil de controlar. Usted puede retener un toro salvaje atado con cuerdas
pero no puede atar su mente con cuerdas. Por lo tanto ata su mente al objeto con
observación o con atención completa. Al comienzo la atención no será lo
suficientemente intensa para ligar la mente a un objeto y tendrá muchas distracciones
que interferirán su meditación. Pero cuando las distracciones se le presentan, ya sea a
través de los ojos, oídos, nariz, etc., no se sienta irritado o enojado; simplemente haga
que ellas sean los objetos de meditación realizando también anotaciones de ellas.

La belleza de la meditación vipassana radica en el hecho que todas las cosas son objetos
de esta meditación. La respiración es solamente el objeto "primario." Si no hay otro
objeto para notar, simplemente continúe notando su respiración; y si hay otros objetos,
simplemente nótelos. Ya sea que mantenga su mente en la respiración o en otras
distracciones, está meditando bien si es consciente de los objetos.

Cuando practica meditación vipassana debe tener paciencia y perseverancia. Y no se


desaliente si al comienzo no obtiene concentración. Todos tienen está experiencia. Y
abandone las expectativas cuando medite. Simplemente esté en el momento presente. Y
si estos pensamientos se le presentan a pesar de las instrucciones, hágalos objetos de
meditación. De esta forma podrá manejar efectivamente todo lo que se le presenta.

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Venerable U Silananda. Material preparado por Bhikkhu Nandisena. Reproducción de la traducción
española con permiso del Venerable U Silananda. Este material puede ser reproducido para uso personal,
puede ser distribuido sólo en forma gratuita. ©CMBT 1999. Última revisión sábado, 30 de diciembre de
2000. Fondo Dhamma Dana.

NOTAS
i[1]
Los ocho preceptos son: abstención de 1) matar, 2) robar, 3) actividad sexual, 4) mentir, 5) alcohol y
drogas, 6) comer después del mediodía, 7) danza, música, espectáculos, perfumes, ornamentos, etc. y 8)
camas y sillas suntuosas.
ii[2]
Hay cuatro noble individuos (ariya-puggala). Ellos han alcanzado un estado de
santidad:
a) El ganador de la corriente (sotapanna) es aquel que se ha liberado de tres de
los diez impedimentos que lo vinculan al plano de los sentidos, es decir, creencia
en la personalidad, duda escéptica y apego a ritos y rituales.
b) El que regresa sólo una vez (sakadagami) ha debilitado el cuarto y quinto
impedimento, apego a los objetos sensuales y el enojo.
c) El que nunca regresa (anagami) se ha liberado completamente de los cinco
impedimentos mencionados o impedimentos menores y no renacerá en el plano
de los sentidos.
d) El Arahant elimina los restantes cinco impedimentos: apego por la existencia celestial, apego
por la existencia inmaterial (existencia mental), vanidad, agitación e ignorancia.
iii[3]
Uno que ha ido a un lugar excelente (Nibbana).
iv[4]
Las 32 partes del cuerpo usadas para la contemplación son: cabellos, vellos, uñas, dientes, piel, carne,
tendones, huesos, médula, riñones, corazón, hígado, membrana, bazo, pulmones, intestinos, mesenterio,
comida sin digerir, excremento, cerebro, bilis, flema, pus, sangre, sudor, grasa, lágrimas, linfa, saliva,
moco, sinovía, orín.
v[5]
Algunos puntos de contacto donde la sensación del tacto puede ser observada son donde el muslo y la
rodilla se tocan, la manos tocándose, dedo con dedo, pulgar con pulgar, cerrado de párpados, lengua en la
boca, labios tocándose cuando la boca está cerrada.
vi[6]
Taruna-udayabbaya-ñana. Para las distintas etapas del conocimiento de penetración consultar, The
Progress of Insight por Ven. Mahasi Sayadaw (Editorial The Forest Hermitage, Kandy, Ceylon).
vii[7]
La sección descrita se refiere al “conocimiento analítico del cuerpo y mente” (nama-rupa-
pariccheda-ñana), perteneciente a la “purificación de la concepción (ditthi-visuddhi).”
viii[8]
La sección anteriormente descrita se refiere al “conocimiento del discernimiento de condiciones”
(paccaya-pariggaha-ñaäa), perteneciente a la “purificación de la trascendencia de la duda”
(kaækhavitaraäa-visuddhi).
ix[9]
Los párrafos precedentes se refieren al “conocimiento de la comprensión” (sammasana-ñaäa).
x[10]
Estos fenómenos se denominan “las diez imperfecciones de vipassana” (vipassana-upakkilesa).
Ellos tienen la característica de “imperfecciones” en el sentido que causan apego o presunción. Por
ejemplo, juzgando erróneamente estos fenómenos y sobrestimando sus logros, el meditador cree haber
alcanzado los estados de santidad. Estas “imperfecciones” ocurren durante la fase débil del conocimiento
del surgir y el cesar (taruäa-udayabbaya-ñaäa).
xi[11]
Esto corresponde a la “purificación del conocimiento y visión de cual es el sendero y cual no es el
sendero” (maggamaggañaäadassana-visuddhi).
xii[12]
Se hace referencia a la fase final del conocimiento del surgir y el cesar.
xiii[13]
Éste es el “conocimiento de disolución” (bhaæga-ñaäa).
xiv[14]
Éste es el “conocimiento del temor” (bhaya-ñaäa).
xv[15]
Éste es el “conocimiento de la miseria o del peligro” (adinava-ñaäa).
xvi[16]
Éste es el “conocimiento del disgusto” (nibbida-ñaäa).
xvii[17]
Éste es el “conocimiento del deseo de liberación” (muñcitukamyata-ñaäa).
xviii[18]
Hay diez características de impermanencia, veinte y cinco de sufrimiento y cinco de
impersonalidad.
xix[19]
Esto se refiere al “conocimiento de re-contemplación” (paåisaækha-ñaäa).
xx[20]
Por sugerencia del Venerable Autor se citan las siguientes dos referencias para
explicar cómo se realiza el Nibbana en los distintos senderos:
a. "Aquel que ve el Nibbana se absorbe en el estado de inmortalidad (en
el sentido de fin)..."
"Cuando se realiza el Nibbana por primera vez se denomina “realización
como visión” (dassana). Después de la primera vez se denomina
“realización como desarrollo” (bhavana)."
b."...suponga un hombre que puede ver está viajando por un camino en una noche
nublada. El camino está obscuro. Un relámpago disipa la oscuridad. Debido a la
ausencia de la obscuridad el camino es claro. Esto ocurre en una segunda jornada y
nuevamente en la tercera. Aquí, el hombre que puede ver que comienza la jornada es
como el esfuerzo del discípulo para realizar el sendero de entrada en la corriente. La
eliminación de la obscuridad del camino es la eliminación de la ignorancia con respecto
a las cuatro nobles verdades. El momento cuando el relámpago elimina la obscuridad es
como el momento en que surge la conciencia de entrada en la corriente. Como la
segunda jornada es el esfuerzo para alcanzar el segundo sendero del que regresa un
vez...Como la tercera jornada es el esfuerzo para alcanzar el sendero del que nunca
regresa..."
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Venerable Mahasi Sayadaw. Traducción al español por Bhikkhu Nandisena. Este
material puede ser reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo en forma
gratuita. ©CMEBC 1999. Última revisión lunes, 13 de marzo de 2000. Fondo Dhamma
Dana.

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