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SOMARI
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Director General
Fidel Flores
Consejo Consultivo
Gustavo Pereira
Freddy Hernández Álvarez
Ramón Ordaz
Chevige Guayke
1ra edición
©Josu Landa, 2004
© Fondo Editorial del Caribe, 2004
Depósito legal: If 80920048002821
ISBN: 980-6540-23-9
Composición de textos
Alquimia Grafica
Corrección de pruebas
Chevige Guayke chevigeguayke@yahoo.com
Editor
Fidel Flores
ftdelflores@geomundos.com
"Gran problema este del verso libre. Verso del que sabemos muy
poco, maltratado por los científicos (fonéticos, etc.) que lo han cogido
en sus manos, gran tema que ha surgido de nuestra época literaria
ante nuestros ojos. Forma que no se sabe aún (que yo no sé aún) si
amar o aborrecer". Dámaso Alonso publica estas palabras en el
ya muy lejano ano de 19521 ¿Tienen pertinencia hoy? Veamos.
1
Dámaso Alonso, Poetas españoles contemporáneos, Madrid, Credos, 1952, p. 356.
abordaje teórico del verso libre. La relativa insatisfacción de
D. Alonso frente al verso libre, todavía a mitad del siglo XX,
puede explicarse acaso por una curiosidad histórica: el verso
libre irrumpe, se impone y desplaza las formas
tradicionales, pero no logra eliminarlas del conjunto de
opciones poéticas viables en el presente.
6
En I. Paraíso, op. cit., p. 39.
7
Cosa que, por cierto, ya había visto Jaimes Freyre, el primer teórico del verso libre en
español.
designa en griego con la palabra
βουστροφηδόν (boustrophēdon): dar la vuelta al modo de los
bueyes que aran, Surcar y dar la vuelta: se debe tener en
cuenta ambos actos. El surco abierto en la tierra por el arado,
formando una línea continua pero plegada al máximo, desde
un extremo de la parcela al otro, es la alegoría del verso,
entendido como forma de distribución del discurso.
8
O. Hoffmann, A. Debrunner y A. Scherer, Historia de la lengua griega, trad, de A.
Moralejo Laso, Madrid, Credos, col. Biblioteca Universitaria, 1973, p. 173
supuso una liberación del discurso, en el mundo griego.
De hecho, la "lengua de Hipócrates" y la de quienes
escribieron en prosa como él era considerada por los
griegos como ácratos: libre.
9
T. Navarro Tomás, Los poetas en sus versos, Barcelona, Ariel, 1973, p. 13. Es difícil
contar con una definición universalmente satisfactoria de "verso". La que estipula
T.N.T. tiene la virtud de ser útil para la comunicación y la reflexión. No debe, sin
embargo, suplantar las complejidades del tema. Ya Ricardo Jaimes Freyre, en 1906,
ponía en cuestión tres modos de entender el verso: como "una parte del discurso medida
en silabas largos y breves, que forma pies métricos semejantes a los griegos y latinos",
como "compuesto por cláusulas rítmicas puramente acentuales, de dos o tres silabas
cada una" y como “un grupo determinado de sílabas con uno o más acentos
prosódicos". Frente a estas definiciones, R.J.F. propone la idea de verso como
combinación de "periodos prosódicos", entendiendo por tales a una silaba acentuada o
"a un grupo de silabas no mayor de siete, de las cuales la última tiene acento intenso,
estén o no acentuadas las otras". Para R.J.F., el verso es la combinación de periodos
prosódicos iguales o análogos. Los primeros "constan del mismo número de sílabas" y
los segundos "de un número desigual, pero sólo pares o sólo impares". (En I. Paraíso, op.
cit., p.86)
10
I. Paraíso, op. cit., p. 388.
la combinación de frases sin ritmo regular alguno". También
señala que "el llamado verso libre, el arritmo, tiene del verso
la rima, el estilo poético y las libertades gramaticales
aceptadas, especialmente las sintácticas [...] Tiene de la prosa
la libertad métrica [...] la facultad de distribuir
arbitrariamente las sílabas y las palabras átonas y las
acentuadas -la mezcla de todos los periodos prosódicos. Y tiene
una condición que le es propia, que le impide ser un simple
híbrido de prosa y verso: la posibilidad de crear sus unidades
de acuerdo con las ideas; unidades según las imágenes, según
las figuras, según la lógica; la posibilidad de que cada
pensamiento cree su propia forma al desenvolverse...” 11
Unidades que, tomadas en términos de versos, alcanzan una
"autonomía rítmica [...] respecto de la estrofa", según observa I.
Paraíso, al examinar estas tesis de Jaimes Freyre12.
11
En I. Paraíso, op. cit, passim, p.91
12
I. Paraíso, op. cit., p. 92.
13
En I. Paraíso, op. cit., p. 21.
14
En I. Paraíso, op. Cit., pp. 26 y 28
Lo dicho por destacados estudiosos de diversas épocas
acerca del verso libre permite advertir que la tendencia
dominante, a la hora de definirlo, es la vía negativa. Se
define el verso libre por lo que no es respecto de las formas
tradicionales. Es decir, se representa el verso libre de
acuerdo con aquello de lo que se liberan las formas
tradicionales. Y ¿de qué se liberan dichas formas para dar
paso al verso libre? De las opciones métricas, rítmicas y
estróficas predeterminadas por una tradición formal, así
como de la exigencia de la rima. En abstracto, la noción de
verso libre remite a los poemas tradicionales deslastrados
de las determinaciones heterónomas que regulan su
organización textual. Esto supone todo un cambio
cualitativo, pues la liberación que introduce el verso libre es
la liberación de la expresión poética respecto de las reglas
formales fijas. Y no de todas porque, como se ha visto,
todavía Jaimes Freyre acepta la rima en la versificación
libre.
15
En I. Paraíso, op. cit., p. 30.
El segundo: una simple sustitución de nombres:
"ritmo" por "verso libre".
19
A. Alonso, loc. Cit. , p. 30
20
Ibid., p. 30
verso libre sin ritmo, pero lo mismo debe decirse de cualquier
otra forma poética y de todo discurso en general.
Hay que buscar, por tanto, otras referencias para dar razón
del verso libre. Cabe formular una hipótesis: la diferencia
especifica de un texto que se propone como poema libre
radica en la manera como pone de relieve cierta materia
verbal: en el modo como concreta una vocación de forma. Lo
que define al verso libre debe de ser la manera como realiza
el principio de relevancia, sin el cual no puede operar la
función poética del texto propuesto como verso libre.
22
W. Jaeger. Paideia. trad, de Joaquín Xirau y Wenceslao Roces. México. FCE, 1962,
passim, pp. 126, 127,620.
proceso de su realización como poema, conforme a ciertos
valores estéticos vigentes en una comunidad poética.
23
Las nociones de verso libre, línea (libre) y versículo, pueden ser intercambiables.
Conforme a lo que aquí se ha dicho sobre el verso en general, toda ristra de palabras en
línea recta que se interrumpe por necesidades expresivas, no preceptivas, puede
denominarse "verso libre". Si un verso de estas características rebasa los límites de la
página, con el fin de mantener una unidad de sentido, renunciando a todo posible
encabalgamiento. estaríamos ante un versículo. Es contradictorio que "versículo", que
debería traducirse en rigor como "versito", "verso pequeño", sirva para designar una
unidad formal más extensa que el verso. La explicación de esta evolución en apariencia
ilógica del lenguaje deberán darla los filólogos. Es posible –y esto es solo una hipótesis-
que ello se explique por el uso de "verso" para nombrar indistintamente la unidad verbal
que, agrupada de cierta manera, forma la estrofa o, en su caso, el poema y el conjunto de
poemas. Aunque hoy suene a arcaísmo, en ciertos ámbitos se habla de "poesías" para
hablar de "poemas" y también de "versos" para referir ciertos poemas, más que líneas
versales específicas. Así, versículo podría ser una posibilidad breve de ciertos poemas
manejados genéricamente como "versos". Dada la falta de restricciones formales
heterónomas que entorna al versículo, no habría inconveniente para considerarlo una
variante del verso libre. Por lo demás, algunos versículos pueden ser tan extensos y de tan
gran dotación estética que pueden ser considerados poemas en sí mismos. Así, en la lírica
de finales del siglo XIX y todo el siglo XX, es dable encontrar poemas constituidos por
unidades poéticas autosuficientes (variantes del versículo), como un tabique por ladrillos
independientes. A su vez, la condición lineal de todo verso libre permite que el término
"línea" sirva para referir dicha forma poética.
propósito poético libre. En ese caso, las reglas formales
preestablecidas, lo que antes era heteronomía inflexible,
aparecen ahora como apoyos de una expresión autónoma
que reintroduce los viejos factores de relevancia en un
proceso poético nuevo. Los "sonetos en prosa" de Gabriel
Zaid son un buen ejemplo de eso, entre muchos otros.
25
S. Gili Gaya, op. cit., p. 90.
o, más exactamente, de una autonomía formal.
27
G. Siebenmann, Poesía y poéticas del siglo XX en la América Hispana y el Brasil,
Madrid, Credos, col. Biblioteca Románica Hispánica, 1997, p. 204.
28
En I. Paraíso, op. cit., p. 50.
29
H. Merani, Las vanguardias literarias en Hispanoamérica, México, FCE, 3ra edic.,
1995, p. 10.
El versolibrismo se apega con claridad al espíritu
vanguardista y este responde a la subjetividad moderna
desplegándose en el campo del arte, la litera-tura, la poesía.
Ello explica al poeta versolibrista como el artífice de objetos
formales únicos: pequeños sistemas verbales
autorreferenciales, armados conforme a una autonomía
estética, es decir, a una legalidad que el propio poeta se da
en cada caso y circunstancia.
Isabel Paraíso, quien ha sido una de las que más han insistido
en la tesis de esa "tradicionalidad" ha tenido que reconocer
también un "origen múltiple" en la aparición histórica del
verso libre. Esto último es lo que más parece aproximarse a
la verdad. En primer lugar, en esa multiplicidad hay que
considerar la diferencia de orígenes e influencias entre la
poesía compuesta en América Latina y la que se hace en
España a finales del siglo XIX y comienzos del XX. De hecho,
los americanos tuvieron un protagonismo mucho más claro y
destacado en esta historia. Pero, el proceso no es homogéneo
entre los propios latinoamericanos. Mientras en Jaimes
Freyre y Darío, por ejemplo, opera con más fuerza el influjo
del simbolismo francés y el del portugués Eugenio de
Castro, a quien Max Henríquez Ureña adjudica nada menos
que el comienzo del versolibrismo en América Latina34, en el
caso de José Asunción Silva, en la opinión de I. Paraíso, fue
determinante el redimensionamiento de la versificación
irregular española. Una tradición, esta última, que de
acuerdo con P. Henríquez Ureña se divide en dos etapas y
modalidades: la que va del siglo XII al XIV, centrado en la
irregularidad métrica y la ametría, y la que compren-de los
siglos del XIV al XVII, de índole acentual35 Por lo demás,
tiene razón I. Paraíso cuando observa que después de una
primera generación versolibrista, en la que descuellan
Jaimes Freyre, Darío y los modernistas, etcétera, aparece
una segunda, decisiva en la implantación del verso libre en
lengua hispánica, para la que fue más importante la
influencia de Whitman. En este grupo entran poetas como
34
Citado por I. Paraíso. op. cit.. p. 64.
35
En I. Paraíso. op. cit.. p. 25.
Neruda, Aleixandre, Dámaso Alonso… Entre estos y Darío,
tocados en alguna medida por la propuesta estética del
nicaragüense, también cabe mencionar a un conjunto de
poetas que, en el criterio de P. Henríquez Ureña, hizo
mucho por la expansión y consolidación del verso libre
hispánico: Marquina, Enrique Díez-Canedo, Ramón Pérez
de Ayala y, el más importante de ellos: Juan Ramón
Jiménez. Un caso aparte: la huella italiana en el
versolibrismo hispánico: Unamuno influido por Leopardi; el
propio Rubén Darío afectado parcialmente por D'Annunzio.
36
A este respecto, v. I. Paraíso. op. cit.. p. 63.
nada, la siguiente observación de Gili Gaya: "Algunos han
pensado que el auge del actual verso libre puede tener su origen
inmediato en la imitación del versículo bíblico (…) Me guardare
muy bien de negarlo en ciertos casos. Pero, en conjunto, creo que
esta explicación sería insuficiente para determinar un hecho tan
universal, y que los motivos del versículo moderno han de ser más
hondos que una simple imitación externa”37
Como decía María Zambrano, el futuro es un dios
desconocido. Es imposible saber que va a ser del verso libre
en los tiempos venideros. Todo indica que las formas
poéticas dependen mucho de las más elevadas necesidades
de expresión humana. Así, lo poético se vincula
íntimamente con las demás cosas del mundo. Eliot llego a
decir que "el desarrollo y los cambios en la poesía y en la crítica se
deben a elementos procedentes del exterior"38 Dado que vivimos
en un mundo de acelerados cambios en muchos aspectos de
la vida, es razonable creer que este dato habrá de afectar a la
poesía. Sin embargo, hay que tener presente que el
despliegue de las formas poéticas en el tiempo parece
responder más a una intrahistoria silenciosa que a una
cadena de atronadores saltos revolucionarios. Cada nueva
forma poética parece ser una victoria de la demasiada
humana sed de expresión, a partir de la tradición formal
conocida. La voluntad rupturista de todo poeta eminente
puede ser muy grande y alcanzar cotas admirables, pero
nunca operara en el vacío: siempre tendrá que hacer pie en
el duro suelo de una tradición poética. En consecuencia, los
cambios que hayan de venir tendrán que darse dentro de las
coordenadas de la tensión entre nuevas necesidades de
expresión y los sedimentos formales de que está hecha la
historia de la poesía.
37
S. Gili Gaya, Estudios sobre ritmo. p. 65.
38
T. S. Eliot. "La mente moderna". en Ensayos escogidos. selec. y prol. de Pura López
Colomé, México, Coordinación de Humanidades. UNAM, 2000, p.323.
todo la voluntad de sentido poético– tendrá que contar con
opciones expresivas tan libres que tenderán a reventar los
límites de la palabra misma, no ya los de los moldes
formales más o menos operantes. La tierra agoniza, si no ha
muerto ya, y los dolores de esta genuina tragedia anhelaran
los caminos apropiados para estallar en los límites del
lenguaje. Después de que el verso ha mordido la manzana
de la libertad, es esperable que siga adelante en pos de una
expresión radicalmente libre, que sea fuente de vida.
Dispénsese el tono profético, apocalíptico, de estas frases,
pero es muy probable que la poesía que vendrá tal vez
necesite la libertad desesperada del aullido. Mientras se
llegue a este nuevo viejo grado de la forma, el futuro de la
poesía parece estar en el espíritu que dio a luz las formas
libres.