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EL CONSENSO DE WASHINGTON (II)

El término Consenso de Washington fue acuñado en 1989 por el economista John Williamson. Su
objetivo era describir un conjunto de diez fórmulas relativamente específicas, el cual consideró que
constituía el paquete de reformas «estándar» para los países en desarrollo azotados por la crisis,
según las instituciones bajo la órbita de Washington D. C. como el Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Las fórmulas
abarcaban políticas que propugnaban la estabilización macroeconómica, la liberalización
económica con respecto tanto al comercio como a la inversión, la reducción del Estado, y la
expansión de las fuerzas del mercado dentro de la economía interna.
Todas las recomendaciones están enfocadas a criterios de eficiencia, con la idea de que lo más
importante era reordenar los mercados. Sin lugar a dudas, el buen funcionamiento de los
mercados es una condición necesaria, pero ahora queda claro que está lejos de ser suficiente.
¿Cuáles fueron las recomendaciones originales y cómo se han modificado?:

1) Disciplina fiscal. La evidencia a favor de un buen manejo de las finanzas públicas es


abrumadora, a tal grado que prácticamente todos los partidos, ya sea de derecha o de izquierda, lo
proponen. Sin embargo, su importancia no solamente radica en su contribución a la estabilidad y
al buen manejo de los mercados, sino que también es esencial para la equidad. Para que un
gobierno instrumente programas sociales contracíclicos, necesita tener la capacidad financiera
para endeudarse sin causar desequilibrios macroeconómicos. Esta recomendación goza de un
consenso amplio, aun en los países socialistas.
2) Prioridades en el gasto público. Al considerar la existencia de una restricción
presupuestal, el gasto público deberá ejercerse en las actividades que tuvieran el retorno
económico más elevado y la posibilidad de mejorar la distribución del ingreso. La recomendación
central era la de evitar el uso indiscriminado de subsidios y enfocarse más en educación, salud e
infraestructura. A la fecha se mantiene la recomendación de reducir o eliminar el gasto superfluo,
que únicamente ejerce presión sobre las finanzas públicas sin beneficio para la sociedad.
3) Reforma impositiva. La recomendación era crear una base fiscal más amplia con tasas
impositivas moderadas. Básicamente todos los partidos políticos están a favor de la reforma fiscal
en el ámbito general. Las diferencias de opinión radican más en los detalles de cómo lograr una
progresividad justa y minimizar la evasión de impuestos de las clases acomodadas.
4) Tasas de interés. La idea central era liberar los mercados financieros para que la tasa de
interés sea un reflejo genuino de la relativa escasez de crédito. La recomendación era eliminar
créditos directos de parte del gobierno, que involucraban subsidios y se aplicaban con criterios
arbitrarios y al mismo tiempo, terminar con controles sobre las tasas de interés. Aunque la
recomendación sigue vigente, ahora se recomienda una liberación gradual y cautelosa para evitar
una crisis financiera. Últimamente se ha puesto más énfasis en asegurar un mayor acceso al
crédito para las empresas pequeñas.
5) Tipo de Cambio. La recomendación original era asegurar un tipo de cambio competitivo
para incrementar las exportaciones no tradicionales. Sin embargo, nunca hubo un verdadero
consenso sobre el régimen “correcto” y cómo se debería conciliar “competitividad” con estabilidad.
Ahora se recomienda más el uso de un régimen de flotación.
6) Política Comercial. La apertura comercial era uno de los pilares principales del consenso
original, ya que fomentaba la eficiencia y el crecimiento sostenido. Es una forma de fomentar la
creación de divisas vía exportaciones y reducir la carga de la deuda externa. No obstante, en los
últimos años ha surgido un debate sobre los efectos que tiene sobre la equidad. Aunque la
recomendación de mayor apertura se mantiene, ahora se ha puesto mayor énfasis en buscar cómo
se pueden extender los beneficios a la mayor parte de la población.
7) Inversión extranjera directa. La propuesta original recomendaba la inversión extranjera
como fuente de capital y tecnología, lo cual era necesario para el crecimiento. Es una fuente
importante de divisas que no incrementa la carga de deuda externa. Sin embargo, dado que
aumenta los salarios de la mano de obra calificada, no trae un beneficio directo sobre la equidad.
8) Privatización. La idea de privatizar es para hacer un mejor uso de un capital escaso. No
tiene sentido que el gobierno realice inversiones costosas que puede hacer el sector privado.
También funciona como una política para sanear las finanzas públicas. Sin embargo, la
recomendación original no contemplaba los riesgos de una mayor concentración de riqueza,
especialmente cuando los arreglos institucionales son débiles o vulnerables a presiones políticas.
Ahora las políticas de privatización tienen que poner más énfasis en la transparencia y la
competitividad.
9) Desregulación. La eliminación de trabas y costos administrativos fomenta la competencia y
reduce las barreras para entrar en nuevos mercados. Dado que la desregulación favorece a las
empresas pequeñas y facilita la creación de empleos, es buena para la equidad.
10) Derechos de propiedad. Es prácticamente imposible obtener un buen funcionamiento de los
mercados sin derechos de propiedad bien establecidos. Como encontramos en México, el
mercado crediticio es el más vulnerable ante derechos de propiedad endebles.
Aunque con algunos cambios de énfasis, las recomendaciones originales siguen vigentes. Sin
embargo, ha surgido un nuevo consenso sobre cuál debería ser el objetivo último del desarrollo
económico de los países: reducir la pobreza y mejorar la equidad sin sacrificar el crecimiento.
Puede sonar utópico, pero no hay peor lucha que la que no se hace.
LA PRIVATIZACION
 La reducción de los déficits presupuestarios, mediante la obtención de ingresos o
la reducción del gasto público.
 En segundo lugar, la obtención de objetivos netamente políticos, como aumentar
la adhesión al propio programa político y el debilitamiento de sectores adversos al
mismo, como los sindicales.
 La idea de privatizar es para hacer un mejor uso de un capital escaso (no tiene
sentido que el gobierno realice inversiones costosas que puede hacer el sector
privado).

A inicios de los 90 encontró un verdadero desastre. El estado tenía tonelada de billetes en


sus arcas, pero era miles de millones de intis que no valían nada. El dinero que debía
destinarse a la construcción de colegios, carreteras, puentes, centros de salud, instalación
de servicio de agua, desagüe y luz, terminó cubriendo los enormes forados que dejaban
las millonarias pérdidas de las empresas públicas. Las cifras eran alarmantes 2500
millones de dólares por año. El desastroso manejo económico del gobierno aprista,
quebró a las empresas públicas a fines del los 80, y la corrupción no fue la excepción, se
compraban equipos y repuestos para una planta pagándose hasta el triple del valor real.
Vi que se hacía necesario un proceso de privatización.

En electricidad (68%), agricultura (35%), minería (90%),


manufactura (85.5%), hidrocarburos (68%).

Aeroperu se vendio en19 millones de dólares, solo las rutas peruanas costaban 120
millones, México fue quien compro. Naviera transoceánica, los buques estaban
valorados en 85 millones y lo vendió a 21 millones.
Entre 1990 y 2000 se ejecutaron 228 operaciones de venta, todo por 9221 millones de
dólares de los que solo ingresaron al estado poco más de 6445 millones. La diferencia
fue a pago de consultoras, bancos de inversión y a sanear las cuentas de las compañías
privatizadas. Y de los 4880 millones que gastó de la privatización, el 45% lo destinó a la
compra de armamento y al pago de la deuda externa, algo que por ley estaba prohibido,
el dinero de la privatización debía ir al desarrollo social y a la pacificación interna.

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