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CÓMO SOBREVIVIR AL
NEOLIBERALISMO
SIN DEJAR DE SER MEXIC~NO ,~o~o~~\
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Rafael Barajas (El Fisgón)
Nace en la ciudad de México ello. de enero de 1956. Como se recibió de
arquitecto en la UNAM en 1978, se dedicó a hacer caricatura política
desde 1979.
Ha sido caricaturista editorial del Unomásuno (1980-1984) y de La
Jornada (1984-1996), y no ha colaborado en Impacto, Época, el
Crónica, etcétera.
Es el autor de los días del sargento Mike Goodness y del cabo
Chocorrol.
Ha publicado, también en Grijalbo, Me lleva el TLC (1993), El sexenio
me da risa (1994) y El sexenio ya no me da risa (1995), los dos últimos
en colaboración con Antonio Helguera.
Fue cofundador y codirector, con Rius y Helguera, de El Chahuistle y
actualmente codirige El Chamuco con Rius, Helguera, Patricio y José
Hernández.
CÓMO SOBREVIVIR AL

NEOLIBERALISMO
SIN DEJAR DE SER MEXICANO


,
EL FISGON

CÓMO SOBREVIVIR AL

NEOLIBERALISMO
SIN DEJAR DE SER MEXICANO

grijalbo

CÓMO SOBREVIVIR AL NEOLIBERALlSMO SIN DEJAR DE SER MEXICANO

© 1996, Rafael Barajas

D.R. © 1996 por EDITORIAL GRIJALBO, S.A. de C.Y.


Calz. San Bartolo Naucalpan núm. 282
Argentina Poniente 11230
Miguel Hidalgo, México, D.F.

Este libro no puede ser reproducido,


total o parcialmente,
sin autorización escrita del editor.

ISBN 970-05-0681-9

IMPRESO EN MÉXICO
A mi padre


Índice
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 11
Prólogo. Adolfo Gilly . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 13

Primera parte. El mundo del neoliberalismo

1. Paren el mundo que me quiero subir. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 19


II. Los síntomas del neoliberalismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
III. Las teorías económicas de un corredor de bolsa.
David Ricardo, el abuelo de los neoliberales. . . . . . . . . . . . . . . .. 32
IV. La reacción socialista ...............•...... . . . . . . . . . . . .. 36
V. Keynes y el Estado de bienestar o el capitalismo
con rostro humano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 40
VI. Los padres del neoliberalismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 43
VII. La crisis del Estado de bienestar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 47
VIII. El proyecto neoliberal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 50
IX. La revolución neoliberal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 53
X. Financieros del mundo, [uníos! 60
XI. La caída del Bloque Socialista. . . . . . . . ........... 63
XII. El mundo unipolar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 67
XIII. El Estado de malestar 71

Segunda parte. El neoliberalismo a la mexicana

XlV. El neoliberalismo del nopal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 79


XV.Cómo nos liberalizaron
(de los caciques al capitalismo salvaje) 82
9
XVI. jEn La Madrid! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 88
XVII. La Salinización de México 91
XVIII. Lo que el Tratado se llevó. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 97
XIX. La desregulación de México. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 105
XX. Cómo se privatizaron México ... '. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 107
XXI. La economía de casino ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 113
XXII. El final de Salinas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 116
XXIII. Los primeros pasos de Zedillo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 119
XXIV. Los errores de diciembre 122
XXv. El macropréstamo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 126
XXVI. No habrá golpes de timón 133
XXVII. Que doce años no es nada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 138

Tercera parte. Balance y perspectivas

XXVIII. Bancanallas 145


XXIX. El santo campo ' . . . .. 157
XXX. La industria de la recesión 163
XXXI. Para documentar su optimismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 167
XXXII. Balance 171 •
XXXIII. Perspectivas 176
XXXIV. Para curar el espanto neoliberal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 187

Epílogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 193

10
Agradecimientos
Quiero hacer patente mi agradecimiento a todos los que me
ayudaron a hacer este trabajo.
A Carlos Fernández Vega quiero agradecerle su generosidad al
compartir su información -que es mucha- y a sus ideas siempre
atinadas.
También quiero darles las gracias a David Brooks y a Luis
Hernández Navarro, quienes me aportaron datos y bibliografía
esenciales para este trabajo, al igual que Marco Rascón y Cristina
Laurell. •
A Carlos Monsiváis quiero hacerle patente mi gratitud pues los
chistes y observaciones corrosivas que suelta casualmente mien-
tras platica suelen serme más útiles de lo que él aceptaría.
A M. del R. gracias por sus correcciones a conciencia.
Quiero darle las gracias también a Noam Chomsky, a Perry
Anderson, a J ames Petras, a Guillermo Almeyra y al Sub por sus
textos e ideas, que retorné con toda la libertad que permiten los
espíritus libres.
Le estoy muy especialmente agradecido a los Chamucos:
A Toño Helguera y a José Hernández, quienes me hicieron
-ambos- unos retratos y unas críticas espléndidas.
A Patricio Ortiz, que trajo al genial Don Chepino a estas pági-
nas.
y al maestro Rius, que me ayudó con sus observaciones y con
inventar este género.
11
La ayuda de todos los mencionados hacen de este libro un tra-
bajo colectivo; sin embargo, toda la responsabilidad de este pan-
fleto es del autor.

El Fisgón

P.D.
Muchos de los dibujos aquí impresos fueron publicados original-
mente en La Jornada (la mayoría), en El Chahuistle, en El Cha-
muco, en NACLA y en Vientos del Sur. Agradezco a los editores de
estas publicaciones que me hayan permitido reproducirlos en este
libro.
El Fisgón

Advertencia
Este producto puede ser nocivo para la salud -se abuse de él o
no-, por eso el autor le pide al posible lector que tome lo aquí
dicho con harto espíritu crítico y precaución.
Si persisten las molestias, consulte la Biblia.
El autor •

12
Prólogo de
Adolfo Gilly,
o sea yo.

En la hora de los grandes espíritus


Si vamos a ver la historia mexicana, es la de una larga empresa
de expropiación de bienes y vidas contra las sucesivas generacio-
nes de pobladores de estas tierras. El neoliberalismo no es sino
fase más reciente de esa guerra, la que a nosotros nos tocó sufrir.
Un día los conquistadores les quitaron a aquellos pueblos sus
dioses, su cosmos, sus tierras, sus aguas y sus vidas. Siguió a la
Conquista un camino de siglos en el cual la antigua comunidad
entre las sucesivas generaciones de seres humanos y su in-
memorial comunión con la naturaleza fue retrocediendo más y
más ante el embate persistente de la apropiación privada: la for-
mación de las grandes haciendas, las minas, las cercas, mojones y
linderos que fueron separando al mundo en pedacitos, los títulos
13
de propiedad, la moneda y otros papeles y símbolos que nunca han
valido por sí mismos sino, al fin de cuentas, por la fuerza que los
respaldaba.
Lo que El Fisgón nos narra en estas páginas es el capítulo neoli-
beral de esta historia interminable. La gente normal, como el
Charro Machorra de este cuento, lo vive como una enfermedad
desconocida, una moderna e inexplicable peste que le va destru-
yendo mente y cuerpo sin que pueda detectar origen ni remedios.
Los hombres sabios, los doctores, los economistas, la ciencia ofi-
cial, le dicen que nada pasa, que todo está bien, que sus síntomas
y malestares no existen. El Charro, según esto, es nada más un
enfermo imaginario. Así, a la sensación de malestar se suma la
insinuada sospecha de que él no entiende nada, de que está fuera
de la realidad que los doctores de Harvard y de Yale certifican.
Que está un poquito loco, vamos.
El Charro, no creyéndoles porque él se siente mal deveras,
acude entonces a los conocimientos de su propia gente, a los
saberes verdaderos de la Gran Chamana, la Beba Toloache, para
que ésta le diga qué le pasa, por qué él, el Charro Machorra, se
siente tan mal si los hombres que saben y gobiernan le dicen que

todo está muy bien.
y a través de la voz persuasiva de la Gran Chamana, El Fisgón
le va explicando al embrujado Charro qué es ese mal que lo
aqueja, esa peste moderna, el neoliberalismo, y por qué mecanis-
mos, conjuros y mentiras unos pocos se han quedado con lo que
era de todos y otros muchos hemos ido perdiendo todo lo que era
nuestro.
¿Que nada puede hacerse, que el neoliberalismo no tiene an-
tídoto ni cura, que estamos condenados a quedarnos sin nada para
que aquellos pocos tengan todo, que estamos presos del "pen-
samiento único" impuesto en todo el mundo por el discurso neoli-
beral como la sola realidad pensable y el único porvenir imagina-
ble? La Beba Toloache y El Fisgón, a fuerza de claras razones la
primera y de ágiles dibujos el segundo, nos prueban lo contrario.
Quien llegue al final de este volumen -y llegará muy pronto,
pues no se deja soltar hasta que se termina- sabrá qué nos pro-
14
ponen, la Gran Chamana al Charro, El Fisgón a nosotros.
Pero si quieren un pequeño adelanto del final, la propuesta es
sencilla: que el "pensamiento único" es un fraude; que nos atre-
vamos a pensar por nuestra cuenta contra ese perverso discurso
dominante; y que, en consecuencia de ese pensar independiente,
nos organicemos en una nueva resistencia.
¿Ese atreverse es demasiado audaz, condenable e insólito? Más
lo era pensar que el inmutable reino de los hacendados, bajo el
cual habían vivido generaciones sucesivas de mexicanos, podía
tener fin. Sin embargo, el 28 de noviembre de 1911, un grupo de
jefes campesinos armados se reunieron y firmaron un documento
que a la letra decía:

Hacemos constar: que los terrenos, montes yaguas que hayan usurpado los
hacendados, científicos o caciques a la sombra de la tiranía y justicia venal,
entrarán en posesión de estos bienes inmuebles desde luego los pueblos o
ciudadanos que tengan sus títulos correspondientes a esas propiedades, de
las cuales han sido despojados, por la mala fe de nuestros opresores, mante-
niendo a todo trance, con las armas en la mano, la mencionada posesión, y
los usurpadores que se consideren con derecho a ello, lo deducirán ante
tribunales especiales que se establezcan al triunfo de la Revolución .

Después de haber restablecido de este modo la verdad y la justi-
cia, aquellos jefes campesinos entraban a describir la vida y las
penas de sus pueblos:

En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexi-


canos no son más dueños que del terreno que pisan, sufriendo los horrores de
la miseria sin poder mejorar en nada su condición social ni poder dedicarse a
la industria o a la agricultura, por estar monopolizadas en unas cuantas
manos las tierras, montes yaguas, por esta causa se expropiarán, previa
indemnización de la tercera parte de esos monopolios, a los poderosos propie-
tarios de ellos, a fin de que los pueblos y ciudadanos de México obtengan eji-
dos, colonias, fundos legales para pueblos o campos de sembradura o de labor
y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los
mexicanos.

y una vez descrita esta condición tan parecida a nuestro neolibe-


ralismo -"la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexi-
15
canos no son más dueños que del terreno que pisan, sufriendo los
horrores de la miseria sin poder mejorar en nada su condición so-
cial"- esos jefes le buscaban antecedente histórico y remedio legal:

Para ajustar los procedimientos respecto a los bienes antes mencionados, se


aplicarán leyes de desamortización y nacionalización, según convenga, pues
de norma y ejemplo pueden servir las puestas en vigor por el inmortal
Juárez, a los bienes eclesiásticos, que escarmentaron a los déspotas y conser-
vadores que en todo tiempo han pretendido imponernos el yugo ignominioso
de la opresión y del retroceso.

A ese documento lo nombraron Plan de Ayala. La primera de


aquellas firmas era la del general Emiliano Zapata, jefe de los que
se atrevieron a pensar de otra manera y a organizarse en con-
secuencia. Apuesto a que alguno de los firmantes de aquel plan
anda mezclado entre "los grandes espíritus del más acá" con los
cuales se conecta en sus trances la Beba Toloache.
Porque, digo yo, ¿no podría hoy extenderse la lista de "bienes
usurpados", además de "los terrenos, montes yaguas", también a
los bancos, las financieras, las televisoras, los teléfonos, los ferro-
carriles, las carreteras, la justicia y la vergüenza nacional? A esos
que nos robaron y "privatizaron" lo que era de todos, ¿no ten- •
dríamos derecho a aplicarles leyes como "las puestas en vigor por
el inmortal Juárez", para que nos restituyan lo que de mala ley se
repartieron, y así "escarmentar a los déspotas y conservadores que
en todo tiempo han pretendido imponernos el yugo ignominioso de
la opresión y del retroceso"? ¿Y no podríamos hoy agregar al de
Benito Juárez, los nombres o los espíritus de Zapata y de Cárde-
nas, y de paso el de Flores Magón?
Dejo esta pregunta al Fisgón, a la Beba Toloache, al Charro
Machorro, a "los grandes espíritus" y al lector. Una respuesta, me
parece, viene ya desde la Comarca Lagunera, en el epílogo de
fuego y esperanza que cierra este volumen.

16
Primera parte

El mundo del neoliberalismo


1. Paren el mundo que me quiero subir
,
E~TAf.~lA B~M \ClOA.(\\~. G~AN c.tW-'\ANt\. ULA CoNotE. (o~ 'fbCD)
Lo~ SE.C.RtI05Df.LA Mf.NTl.

tN\RA ENlRMKE. K\PNo1~ D\c.t.N QuE. S~ l\Jlt>t. COOE.cr~ Co~ ~


Co~ GRAN f",c.\l\t>Ai). GAAN~ E~PlR\TUS DE.l MAS ACI<.. ~I -.....---.
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n. Los síntomas del neoliberalismo

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~Yl(10 l\~t.R~~ ~E.S ERA\>tUCiR® Y~"OcABA ~(\ONE~ fuOOtS.
35
IV La reacción socialista
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NIÑo~CRutx;S! ,\ui m~d~~d~?
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36
A l.¡\ LAR.~ LAs IX:>SCo~rEs TUVltRoN ALbo DE.~.
37
VoR. uNA
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IGUALlTAR\~.

DURAN1E.Muc.~osA~OS,L05 CAPI\Al\5TA~ PoRD~ CoNSlD€.RARoN Q\.(


LAS \DE.f\s SO(\AL\SI~S tRA~ S)LO (So: IDEAS. PARLc.\f\ G;At NADA
~DIA CoNTRA LA F\f.RIA OC LAS LEYES ~EL ME.R.cA~ tlt\s1A QuE
U~ l>(t\ tos CDMUN~ST.~~TOMF\RoN EL ~E.R U{ R,lJSIA..tSTOKJE
f.~ ~TVB~E ~( ~'3'1.

38
E.L SUR.~\tv\\E.NTO OCL P~IME.i\R\(S &x\AL\S"\f\,LA uNIóN b(. ~~BL\(AS
E!X.IAl\5 T"S SOY\tTlCAS (lA UR..SS~ PUSo CbN\RA LA PI\RED A Los
CA?\TAl\S1t\~ "PURoS~ LA lffi:.\6N [AA t'\uY CLAAA: LAs Mf\sAs
&NO~ADASPutOCN ACABAR CoNEL L\f>Rl MERcA.1P y SU R~GI~.
IIABIA QLi HkQ CoN((S\ot'-!($. Sl tcs R\cos No QL[(lAN
PéR.\)E.~LO ~J lffi~N QL RE\1\R1\R.AL~.
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a\~c de..~\,\ueza, nos
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'("e.-?ci'rt,~o1ró ~.

39
V.Keynes y el Estado de bienestar o el
capitalismo con rostro humano
A YART\R DE.1Q¡O,loS PAR1\Do~ SOC,ALD(tJ()C.AATA~ ALTERNARON
(N EL Poottt CDN LQSPARTlD05 CONSERVl\DoR~ EN AL6UNO~
PA(SE.S DE.t.UROPA DONDE. APLlCARoN EL MODELO K~"Nt.SlANO.
EL PROOR.A~ OCL tstA~ OC BltNES1ARTIENE. 005 EJE.S:

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~ Q E..STAOO INTERVlN\E.RA. EN
LA E.C.c:NoM(APA~ REGuLARLA)
y As, ALCANZAR UNA
E.CoNOM(A DE. PLENO E.M~LE.O
.y ELIMINAR LAS GRANDE..S
DE-SIGUALDA DES SOClAlE.S.
UN ME.Rc.ADo RlGULt\to

40
~ ~E. PRCXlRAMA EL (5TADO DE. BIE.NE,5TAR Rm A PcX:O F{¡(
LO(lf\ANDO CoNSE.~SO. PROS\'E.RÓ LA INDUSTR\A. SUB\ó LA
CALlDAD DE. VIDA.\ ~QU&o LoS GoB\E..RN05 CONSERVA CORtS
APoYARON E.STAS PoUTlCAS Dl E.STA~S PATE.RNAl\STAS
y SIN DI CAToS fUER1E.S¿i" •. ~

f\L rINf\L t>E.LA GUE.RRA (l9l6.


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fLDRt.C.\E.~ EN TO\)O EL Mu~DO.
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