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LA TEMPERATURA Y LA RESISTENCIA DEL CONCRETO

Dada la gran cantidad de factores que intervienen en el proceso de


endurecimiento del concreto, es muy difícil predecir la resistencia a una edad a
partir de los resultados obtenidos a edades más tempranas, o viceversa.

La tabla proporciona unos valores estimativos de la resistencia a compresión a


la edad de “j” días en relación con la resistencia a 28 días.
Tabla. Resistencia a compresión sobre probetas del mismo tipo.

Es decir, a los 3 días su resistencia será del orden del 40% de la que tendrá a
los 28 días; a los 7 días, del 65%, etc.

¿Podemos llegar a establecer la evolución de la resistencia del


concreto con el tiempo de forma más precisa?, ¿Podemos
predecir la resistencia a una edad cualquiera?
Una expresión que facilita ver el comportamiento de la resistencia en función
del número de días es la siguiente:

0,20 para cementos de endurecimiento rápido y de alta resistencia.


0,25 para cementos de endurecimiento normal o rápido.
0,38 para cementos de endurecimiento lento.

La evolución de la resistencia del concreto depende también de la


temperatura de conservación, evolucionando más rápidamente cuanto
mayor es la temperatura, pues la temperatura actúa como catalizador de las
reacciones de hidratación del cemento.
Para poder relacionar la evolución de la resistencia con la temperatura se suele
utilizar el concepto de madurez: “Dos hormigones de igual dosificación pero de
distinta edad tienen la misma resistencia si tienen la misma madurez.”
La madurez “m” es el producto de la temperatura por el tiempo de actuación de
la misma. La expresión utilizada es la siguiente:

En el caso particular de concretos sometidos durante “j” días a una temperatura


constante de 20ºC, la expresión anterior sería:

Igualando las dos expresiones anteriores y despejando “j”, se tiene:

Esta edad “j” se denomina edad teórica o equivalente de un concreto, y es el


tiempo que ha de permanecer dicho concreto a la temperatura de referencia de
20ºC para alcanzar la misma madurez (y, por lo tanto, la misma resistencia)
que si hubiese estado durante 𝑡𝑖 días reales a una temperatura de 𝑇𝑖 .

Como hemos podido ver de forma sencilla y mediante datos fáciles de obtener
en la práctica, podemos determinar la resistencia a compresión de un concreto
puesto en obra a una edad determinada en función del historial de
temperaturas medias diarias registradas cada día.

Se trata, por lo tanto, de conceptos de gran utilidad práctica a la hora de tomar


decisiones durante la ejecución de una estructura respecto al ritmo de
ejecución, de cimbrado y descimbrado, de puesta en carga, etc. decisiones,
todas ellas, de gran responsabilidad y aparente incertidumbre, pero que
podemos llegar a decidir con bastante precisión y fiabilidad.

Los efectos de dichas condiciones medioambientales sobre el concreto son de


tres tipos. Por una parte, la temperatura elevada produce, por si misma, un
fraguado más rápido, aumenta la velocidad de la reacción exotérmica de
hidratación del cemento y, aunque aumenta la resistencia inicial del hormigón,
reduce la resistencia a 28 días del mismo y aumenta la red abierta de poros
porque los productos hidratados formados rápidamente no compactan de modo
uniforme los espacios intersticiales. El aumento de la porosidad abierta reduce
la durabilidad porque aumenta la penetración de los agentes agresores
mediante los mecanismos de transporte que se desarrollan a través de la red
de poros abierta del concreto.
El fraguado más rápido con lleva, por el carácter exotérmico de la reacción de
hidratación del cemento, un incremento de la temperatura en la masa de
concreto que origina un gradiente térmico con temperaturas crecientes desde el
exterior hacía el interior del elemento hormigonado. Dicho gradiente de
temperaturas crece si, durante el proceso de fraguado y endurecimiento del
hormigón, se producen variaciones acusadas en la temperatura exterior.

Por otra parte, la elevada evaporación del agua con que se ha amasado el
concreto, que tiene lugar en estado fresco y en la superficie del mismo, cuando
se da el conjunto de condiciones que favorecen la desecación, produce los
fenómenos de retracción plástica y de asentamiento plástico que son
consecuencia de la disminución del volumen originado por la pérdida del agua
de amasado. Ambos fenómenos pueden producir la fisuración del concreto, lo
que disminuye la durabilidad del mismo, cuando dichas fisuras quedan
directamente expuestas a la agresión del medio ambiente.

Una pérdida elevada del agua de amasado puede motivar que no se llegue a
completar la hidratación del cemento ya que para ello, además de que exista
agua combinable suficiente, es necesario que, en los poros de la masa, la
humedad sea próxima a la de saturación.

Por último la desecación del hormigón origina la pérdida de docilidad, lo que


reduce el tiempo durante el cual se puede colocar en obra el concreto. Este
último efecto de la desecación es el causante de la mayor parte de la pérdida
de propiedades del hormigón ya que, es muy habitual, tratar de corregirlo
añadiendo agua a la masa de concreto o dosificando con una cantidad de agua
excesiva. En ambos casos el deterioro de las características del concreto es
directo e inmediato ya que un incremento de la relación agua/cemento reduce
la resistencia del hormigón y aumenta la red de poros abierta del mismo, con la
consiguiente reducción de la durabilidad.

A continuación presentamos unas graficas de los estudios realizados en la


universidad Politecnica de Madird (MANUEL FERNANDEZ CENOVAS) sobre
la resistencia del concreto de acuerdo a las temperaturas.
bibliografia

 www.aemet.es
 www.cemex.es
 http://materconstrucc.revistas.csic.es (MANUEL FERNANDEZ
CENOVAS)
 INSTITUTO ESPAÑOL DEL CEMENTO Y SUS APLICACIONES (IECA)

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