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1.

- Efecto 'canchita': ventas de Cineplanet cayeron en 1T18


Los costos de venta, gastos administrativos y de distribución de la cadena de cine subieron en el
primer trimestre.
Cineplanet, única cadena de cines en el país con cifras públicas —parte de Nexus, firma
de private equity asociada al grupo Intercorp— registró una caída en ventas de 5%, llegando a los
S/.127 millones en el primer trimestre del 2018, según los estados financieros publicados en la
Bolsa de Valores de Lima (BVL). Es la primera vez que la cadena registra una caída en ventas
trimestral luego de más de dos años.
La última vez que los ingresos cayeron fue en el cuarto trimestre del 2015, periodo que pasó de los
S/. 123 millones a los S/.98 millones, cayendo 20% respectivamente, según la BVL. La nueva
caída se da luego de que una resolución del Indecopi que le ordenara —al igual que a Cinemark—
permitir el acceso de los usuarios con alimentos o bebidas comprados fuera de sus
locales. Además del efecto de la resolución, hubo una ausencia de películas taquilleras durante el
periodo analizado, según un comunicado de la empresa a través de la Superintendencia del
Mercado de Valores (SMV).
En el primer trimestre del año, los costos de la empresa subieron 2% interanual, llegando a los
S/.90 millones, junto con los gastos de ventas (+56%) y los administrativos (+11%), que
ascendieron a S/.2 millones y S/.9 millones.
Así, la utilidad neta de Cineplanet cayó 36% en el primer trimestre del año, pasando de S/.23
millones a S/.15 millones.

2.- Metro de Lima: Línea 2 avanza 21%, Línea 4 con recursos para preinversión
Titular del MTC supervisó las obras subterráneas de la Línea 2, sólo el túnel tiene un progreso de
84%.
El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) informó que la Línea 2 del Metro de Lima
tiene un avance integral de 21%; sólo las obras subterráneas, 84%. En cuanto a la Línea 4,
transfirió recursos a ProInversión para los estudios de preinversión.
Línea 2 del Metro de Lima
El ministro de Transportes y Comunicaciones, Edmer Trujillo, inspeccionó parte de los más de 140
metros de longitud de la estación 21 (Óvalo de Santa Anita) de la Línea 2 del Metro de Lima.
“La Línea 2 del Metro de Lima y Callao cuenta con un 21 % de avance de forma integral. Se han
construido cinco kilómetros de túnel, hay dos estaciones concluidas a nivel de obra civil, Hermilio
Valdizán y Mercado Santa Anita, y se están desplegando trabajos en tres estaciones en
simultáneo: Óvalo Santa Anita, Colectora Industrial y Evitamiento”, explicó el titular del MTC. Los
trabajos subterráneos registran un progreso de 84%.
En las próximas semanas, se implementará nuevos puntos de trabajo en la primera línea de metro
subterráneo del país. Así, se iniciarían los trabajos en la estación Circunvalación y San Juan de
Dios. En estas semanas se buscará concretar permisos y resolver trámites para abrir nuevos
espacios de obras, informó el funcionario.
El ministro Trujillo reiteró que en el 2021 se entregaría en servicio un primer tramo de 12
kilómetros, que unirá Ate Vitarte con el Cercado de Lima y reduciría los tiempos de viaje de más de
dos horas a sólo 45 minutos.
Línea 4 del Metro de Lima
El MTC también autorizó, mediante decreto supremo publicado en El Peruano, transferencias de
partidas por S/.7.3 millones para ProInversión. Los recursos financiarán el cumplimiento de los
estudios de preinversión a nivel de perfil y de factibilidad, así como otros gastos durante el proceso
de promoción de la inversión de la Línea 4 del Metro de Lima.
En septiembre del año pasado, el MTC, bajo la gestión del exministro Bruno Giuffra, anunció el
encargo de un estudio integral sobre el sistema de líneas del Metro de Lima. el objetivo es validar
la demanda para los proyectos de las Líneas 3 y 4, que implican una inversión total de US$10,000
millones. La idea era que firmas internacionales evalúen el desarrollo de las dos líneas, así como
las condiciones y características técnicas (trenes subterráneos, en superficie o mixtos) de las
infraestructuras.
3.- Régimen agrario: ¿cuál es el impacto que tendría su eliminación?
De no ampliarse la vigencia del régimen agrario especial, se verían afectados proyectos de
infraestructura en irrigación y las perspectivas de inversión privada en el sector.
No ampliar la vigencia del régimen especial del sector agro impactaría negativamente al PBI del
Perú. El impacto podría incluso darse este año, pues las inversiones del sector suelen ser de largo
plazo y se verían afectadas por los costos que el cambio de régimen traería en el futuro. “La
racionalidad de ampliar la vigencia del régimen agrario ahora es dar predictibilidad a las
inversiones en cartera: Majes Siguas, Chavimochic III y Olmos”, dice Geoffrey Cannock, socio de
Apoyo Consultoría.
La vigencia de este régimen laboral y tributario especial vence en el 2021. El Ejecutivo busca
ampliarla hasta el 2042 vía facultades delegadas, cuya aprobación se votaría la próxima semana.
De obtenerlas, el gobierno propone adicionalmente expandir la aplicación del régimen a los
sectores acuícola y forestal. En contraste, la bancada del Frente Amplio en el Congreso propone
derogarlo.
¿En qué consiste el régimen?
El régimen agrario ofrece menores costos laborales y tributarios. La CTS y las gratificaciones están
incluidas en la remuneración mínima diaria, las vacaciones son de quince días (contra los 30 del
régimen general), el aporte al seguro de salud es de 4% (contra el 9% del régimen general), el
Impuesto a la Renta de las empresas es de 15% (contra el 30% del régimen general) y la
indemnización por despido arbitrario es de media remuneración mensual por año de servicios
hasta un tope de seis sueldos (contra la remuneración y media mensual por año hasta un tope de
doce sueldos en el régimen general).
Las reglas de contratación no cambian respecto del régimen general, de acuerdo con Germán
Lora, socio del estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez. En ambos regímenes se permiten contratos
temporales acordes a la actividad del sector, marcadamente estacional. Los criterios de reposición
son los mismos para los trabajadores permanentes de uno y otro régimen, añade Juan Carlos
Salinas, socio del estudio Muñiz. Lo que cambia son los costos tributarios y laborales que deben
asumir las empresas. Esta reducción, referida a costos de permanencia en la formalidad, se debe a
que el sector es uno de baja productividad, baja tecnificación, alta informalidad y reducido acceso
al crédito, coinciden las fuentes consultadas.
Impacto macro
El impacto de más corto plazo sería en las inversiones. “Los empresarios y mercados van
previendo lo que va a suceder. Un inversionista que esté evaluando una inversión de cinco o diez
años no lo va a hacer, no tienes un horizonte claro”, explica Víctor Fuentes, economista del
Instituto Peruano de Economía (IPE). En el mediano a largo plazo habría también efectos en el
empleo, indica.
Actualmente hay nueve proyectos de irrigación en cartera, según Gabriel Amaro, director ejecutivo
de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú. Éstos suponen concesiones de en
promedio 20 años que podrían verse afectadas por la falta de predictibilidad. De no lograrse la
ampliación del régimen agrario habría menor disposición de pago por los lotes y menor desarrollo
de la inversión, además de una caída en el precio de la tierra, indica Cannock. Ello generaría una
“casi inmediata” afectación al PBI, que podría materializarse desde este año o el próximo, añade.
Crecimiento sectorial
Las agroexportadoras se volverían menos competitivas de no ampliarse el régimen,
contribuyendo esto a las menores perspectivas de inversión. Al ser el Perú un productor pequeño,
las exportaciones del país entran al mercado internacional con un precio dado, indica Flavio
Ausejo, profesor de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico. Esto impide
trasladar al precio los aumentos en los costos de producción. A causa de ello, “si les subes los
costos laborales no van a poder competir internacionalmente”, explica el especialista. Si bien ha
mejorado, el sector aún es el que menos producción tiene a nivel nacional pese a ser el que más
trabajadores ocupa. Esto lo hace el de menor productividad laboral en el país, señala Fuentes, del
IPE.
Una forma de reducir estos costos que no pueden trasladarse al precio sería contratando
informalmente. Ello, sin embargo, es una opción inviable para las empresas agroexportadoras.
Los retailers de los países a los que se exporta fiscalizan de cerca el cumplimiento de las
condiciones laborales de sus proveedores para evitar problemas reputacionales, señala Ausejo.
Así, las empresas tendrían que dejar de renovar sus contratos de temporada y dejar de contratar
personal nuevo. “La gente que quede fuera podría no encontrar trabajo formal. El efecto en un
sector como el agrario sería muy rápido”, indica Fuentes.
“Las empresas harían una segunda reflexión sobre planes de inversión, reduciendo expectativas.
El principal impacto sería sobre los trabajadores temporales”, indica Ausejo. Las empresas dejarían
de contratar nuevos trabajadores desde un año antes de que el régimen caduque, de acuerdo al
especialista. En proyectos que debían sembrarse este año (y para ellos requieren contratar mano
de obra); sin embargo, la inversión podría no hacerse, considera Cannock.

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