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La Atmósfera Primitiva
No hay acuerdo sobre la composición de la atmósfera primitiva, con opiniones que varían desde fuertemente reductoras (CH4 + N2,
NH3 + H2O, o CO2 + H2 + N2) hasta neutras (CO2 + N2 + H2O).
No hay evidencia geológica en ninguna de las dos direcciones, aunque en general se acepta que el O2 estaba ausente. Está más allá
del alcance de esta revisión explorar esta pregunta, excepto para comentar que los químicos atmosféricos favorecen mayormente
el alto contenido de CO2 + N2, mientras que los químicos prebióticos favorecen mayormente condiciones más reductoras. Se
requieren condiciones reductoras para la síntesis de aminoácidos, purinas, pirimidinas y azúcares, y dichas síntesis son muy
eficientes (Stribling y Miller 1987). La robustez de este tipo de química está respaldada por la presencia de la mayoría de estos
compuestos bioquímicos en el meteorito de Murchison, de 4,6 × 109 años de edad, una condita carbonosa, que proviene de un
asteroide. Los resultados de los análisis de meteoritos hacen plausible, pero no prueban, que tales síntesis también ocurrieron en
la Tierra primitiva. Basado en lo que se sabe sobre la química prebiótica, si la Tierra no se estuviera reduciendo, entonces los
compuestos orgánicos tendrían que ser traídos a ella por partículas de polvo, cometas y meteoritos (1, 6). Las cantidades que pueden
ser traídas de esta manera y sobrevivir el paso a través de la atmósfera son bastante pequeñas, y pueden no haber sido suficientes
para el origen de la vida.
Se desconoce la temperatura de la Tierra primitiva durante el período del origen de la vida. Se piensa generalmente que el planeta
entero, sin evidencia directa, ha permanecido fundido por varios cientos de millones de años después de su formación hace 4.6 ×
109 años (Wetherill 1990). Las rocas sedimentarias más antiguas de la formación Isua de Groenlandia han sido calentadas a 500°C,
por lo que la evidencia sobre las condiciones en ese momento ha sido en gran parte destruida. Los sedimentos de la formación
Warrawoona australiana, de 3,5 × 109 años de antigüedad, contienen microfósiles muy convincentes similares a las cianobacterias
(Schopf 1993). Algunos modelos atmosféricos incorporan altas presiones parciales de CO2 para elevar la temperatura de la Tierra
por efecto invernadero y evitar así la congelación completa de los océanos (Kasting 1993). Sin embargo, una Tierra congelada tiene
algunas ventajas para la química prebiótica (Bada et al. 1994). Pero de nuevo, no hay evidencia directa de ninguna manera. Además,
los procesos relacionados con el origen de la vida pueden haber tenido lugar en entornos diferentes de la media terrestre, por
ejemplo, aguas termales, agua de mar eutéctica o lagunas de secado.