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“AÑO OFICIAL DE BUEN SERVICIO AL

CIUDADANO”

CBMF II
TEMA: Responsabilidad social II
CICLO: VII
DOCENTE: CD. ESP. JUAN CARLOS
IPARRAGUIRRE PAREDES
INTEGRANTE:
KAROL VANESSA TORRES HUERTA
TÉCNICAS QUIRÚRGICAS DE DIENTES RETENIDOS Y
COMPLICACIONES POST OPERATORIAS
Introducción:
Se denomina diente retenido aquel que llegada la época normal de erupción permanece
incluido total o parcialmente en el maxilar o en la mandíbula sin alcanzar su posición en la
arcada dentaria. Este puede estar incluido, impactado o aparecer en la cavidad bucal sin
alcanzar el plano de oclusión.

La retención dentaria es más común en la dentición permanente que en la temporal y se


retienen con mayor frecuencia los terceros molares inferiores. Entre los factores que
aumentan la tendencia a la retención podemos mencionar: falta de espacio durante la
erupción, posición y forma anormal del diente, densidad del hueso circundante, entre otras.

Todo diente retenido es susceptible de producir múltiples afecciones patológicas. Pueden


presentarse accidentes mecánicos, tumorales, infecciosos, sensitivos, motores y otros.

Cuando se decide la exéresis de un diente retenido este debe ser minuciosamente


estudiado, analizando el tipo de retención y su relación con estructuras adyacentes.
Múltiples son los accidentes y complicaciones que pueden presentarse durante el trans y
postoperatorio.

Entre las complicaciones postoperatorias más frecuentes se destacan el dolor, el edema,


el trismo, la hemorragia, la infección y las complicaciones nerviosas.

Como la exéresis de dientes retenidos es un proceder quirúrgico muy común, nos trazamos
como objetivo en nuestra investigación caracterizar las complicaciones postoperatorias
asociadas a este tratamiento quirúrgico.

Para el tratamiento de los caninos retenidos existen básicamente tres actitudes terapéuticas
con respecto a las inclusiones dentarias.

 La obtención de tratamientos activos con controles periódicos clínicos y radiológicos:


se aplica menos frecuentemente ya que no está exenta a futuras complicaciones.

 La corrección ortodontico de la pieza en la arcada dentaria: suelen ser satisfactorios


sin embargo existen un pequeño porcentaje de complicaciones como ser: perdida de
la sensibilidad pulpar, reabsorción radicular, perdida de hueso marginal y retracción
gingival.

 La extracción quirúrgica: la remoción de dientes retenidos tiene como objetivo la


prevención de la salud bucal, la remoción de estos dientes previene que se instalen
otras patologías como enfermedad periodontal, pericoronitis, quistes, tumores
odontogénico, reabsorción radicular, dolor de etiología desconocida, mal posición
dentaria y mal oclusión.

Acceso quirúrgico
La localización de las incisiones y la elección de los colgajos para la cirugía de
dientes incluidos se determinan en función del acceso deseado y de las estructuras
anatómicas relacionadas, tales como nervios y vasos sanguíneos. El acceso
quirúrgico se debe idealizar de tal forma que provea una adecuada visualización del
campo operatorio con el mínimo de trauma a los tejidos, se puede utilizar varios tipos
de colgajos. El instrumental básico utilizado es el mango de bisturí #3 con la hoja
#15, el separador de Minnesota y el despegador de Molt. Se debe utilizar también
abundante irrigación con suero fisiológico o agua destilada, y contar con un sistema
de aspiración eficaz para que se obtenga una mejor visualización del campo
operatorio. En la cirugía de dientes retenidos el colgajo utilizado es mucoperióstico,
es decir de espesor total, incluyendo la mucosa y el periostio. La incisión debe ser
firme y única; para evitar laceraciones y debe estar apoyada sobre hueso sano. El
despegamiento debe ser cuidadoso, utilizándose la parte más fina del despegador
de Molt, con la parte cóncava volteada hacia el tejido óseo.

El colgajo debe ser amplio para que permita buena visibilidad y planeado con un
margen de seguridad para que la línea de incisión repose sobre hueso rígido, esto
previene el colapso del colgajo.

Se debe respetar las estructuras nobles como los vasos y nervios evitándose
incisiones que coloquen en riesgo la integridad de esas suturas. Por ejemplo en la
cirugía del lado palatino, se deben evitar incisiones relajantes que puedan seccionar
la arteria palatina mayor. Se debe evitar también el colgajo con ángulos agudos, el
número de incisiones relajantes debe ser limitado, pues puede interferir en el
suministro sanguíneo del colgajo. La base mayor del colgajo debe estar volteada
hacia el fondo de vestíbulo; esto se obtiene a través de la divergencia entre las
incisiones verticales.

Canino superior en posición vestibular


Esta variedad, menos frecuente, presenta habitualmente menos complicaciones y su
extracción quirúrgica resulta más sencilla y con mejor visión y acceso que en la
posición palatina.
Anestesia
Se realizará a nivel de los nervios infraorbitario, naso palatino y alveolar superior
medio. Ocasionalmente puede ser necesario efectuar la anestesia de la mucosa
nasal anterior mediante la colocación en el suelo de la fosa nasal de una torunda de
algodón empapada en xilocaína al 3%. Se recomienda hacer además una infiltración
en el fondo del vestíbulo bucal correspondiente a los incisivos centrales derecho e
izquierdo con el fin de bloquear las conexiones entre los nervios infraorbitarios de
ambos lados y para permitir colocar adecuadamente los separadores sin producir
dolor.

El paciente se colocará sentado o semireclinado y con la cabeza ligeramente girada


hacia el lado del cirujano, con la arcada dentaria superior a la altura de su hombro.
El operador se sitúa delante y a la derecha del paciente.

Incisión
En este caso, existen dos incisiones distintas, ya conocidas y válidas igualmente
para facilitar el abordaje vestibular: la incisión de Neumann y la semilunar de Partsch,
de concavidad superior. En nuestra práctica, preferimos emplear la de Neumann. En
caso de hacer la incisión semilunar, siempre la efectuaremos a suficiente distancia
de la zona operatoria ya que, si la línea de sutura cae sobre el defecto quirúrgico
creado en el hueso tras la extracción, la aparición de complicaciones en la misma,
como dehiscencia o infección de la sutura, puede conducir a la infección de la
cavidad ósea residual. Esta incisión puede ser especialmente útil en el caso de que
el canino incluido esté en una posición alta y que el paciente sea portador de coronas
o puentes en los dientes adyacentes, ya que no ocasiona retracción gingival ni
alteraciones periodontales, más frecuentes en el caso de emplear la incisión de
Neumann. Debe recordarse que para que esto suceda, la parte más baja de la
incisión debe estar a más de 0,5 cm del margen gingival (figura 23). Normalmente
hacemos una incisión de Neumann con las dos descargas vestibulares abiertas hacia
distal. La incisión irá normalmente desde el segundo premolar derecho al homónimo
del lado izquierdo situando las descargas en la zona correcta. Si debemos efectuar
la extracción de un único canino superior, haremos la incisión de Neumann parcial
con sólo una descarga situada en la zona del segundo premolar del lado afecto,
liberando hasta la zona del incisivo central del otro lado. Algunos autores
recomiendan situar la descarga vestibular en el límite anterior de la inclusión, es
decir, desde el margen gingival del incisivo lateral o central hasta el fondo vestibular
con un trazo que se dirige hacia arriba y adelante. Esta incisión deja una cicatriz
mucosa en una zona muy visible pero da una buena visibilidad operatoria y el riesgo
de retracción gingival a nivel de los incisivos es escaso.

Disección del colgajo mucoperióstico.

Con el periostótomo de Freer o de Obwegeser levantaremos un colgajo de grosor


completo, procurando no lesionar la mucosa bucal, lo que viene facilitado por ser
menos adherente que la fibromucosa palatina.

Una vez expuesta convenientemente la superficie vestibular del maxilar superior,


intentaremos identificar el relieve de la corona del canino aunque la presencia de
relieves en esta región puede ser engañosa; en ocasiones puede corresponder a las
raíces de los dientes adyacentes. Si despegamos un colgajo muy amplio y con
extensión hacia arriba, debe tenerse la precaución de no lesionar el tronco del nervio
infraorbitario; hay que tener en cuenta que la sección de alguna de sus ramas
terminales durante la incisión es inevitable aunque ello no acarrea nunca
consecuencias importantes.
Osteotomía

Con la fresa redonda de carburo de tungsteno del n° 8, retiraremos el hueso que


recubre el diente que en muchas ocasiones es una cortical vestibular muy
adelgazada y de fácil eliminación. En ocasiones, se encontrará relativamente alto, lo
que nos obligará a ampliar la disección del colgajo mucoperióstico. Así pues el
contacto con el canino incluido se establece rápidamente tras la perforación de la
cortical ósea externa; si no sucede así, es peligroso e inútil penetrar más
profundamente. Recomendamos ante esta eventualidad la realización de una
osteotomía de la cortical ósea que sirva de ventana (0,5 cm de diámetro) y
prudentemente iremos buscando, con la fresa a baja velocidad o con pinza gubia, el
diente incluido. Debemos liberar la corona dentaria en toda la superficie expuesta
por vestibular y las dos caras proximales.

La exposición debe ser amplia para permitir un buen acceso a la corona y al cuello
del diente, pero sin perder el control de la fresa ya que si no con toda seguridad
produciríamos lesiones en las raíces vecinas.

Avulsión

Habitualmente, la extracción del canino en esta situación resultará sencilla. No


obstante, en ocasiones deberemos hacer la odontosección u otras maniobras
descritas en el apartado correspondiente a la posición palatina.
Normalmente una vez expuesta la corona se extrae el canino aplicando un elevador
recto entre éste y el lecho óseo mediante ligeros movimientos de rotación. La laxitud
del hueso del maxilar superior facilita la introducción del elevador, movilizando el
diente y produciendo su extracción. Todas estas maniobras deben ejecutarse
prudentemente, evitando la presión sobre los dientes vecinos y sobre el fino hueso
que los cubre. Así se evita que estos dientes se luxen, se desplacen o se lesionen.

Restauración, lavado y sutura.


Como en el caso anterior, retiraremos los restos del saco pericoronario aunque
éste suele salir unido a la corona en el momento de la extracción, regularizaremos
los bordes óseos y, tras una última inspección, procederemos a la sutura. En el
caso de haber elegido la incisión de Partsch, utilizaremos puntos simples, y en la
de Neumann, puntos sueltos peridentarios o de Blair Donati.
CUIDADOS POSTOPERATORIOS

Si se ha llevado a cabo una vía de abordaje palatina, es aconsejable hacer una


compresión digital sobre la bóveda palatina durante un mínimo de 5 a 10 minutos,
mediante una gasa, con el fin de realizar hemostasia y evitar complicaciones
hemorrágicas o hematomas submucosos. A tal fin se puede instruir al paciente para
que efectuara dicha maniobra. Transcurrido ese intervalo, revisaremos nuevamente
la zona operatoria. Es recomendable también la utilización de una placa palatina en
acrílico o resina previamente dispuesta con objeto de mantener el colgajo firmemente
adherido al paladar, y disminuir la probabilidad de aparición de edema o hematomas.
Se advertirá al paciente de que no debe hacer con su lengua efecto de ventosa sobre
el paladar, ya que si no se producirían su desprendimiento y la consiguiente aparición
de un hematoma palatino. En cuanto a las pautas postoperatorias, serán las mismas
que en otras intervenciones de Cirugía Bucal especialmente de las que se efectúan
sobre dientes incluidos, es decir, antibioticoterapia, analgésicos, dieta líquida, etc.

Se cita al paciente al cabo de una semana de la intervención quirúrgica, se retiran


los puntos de sutura y se comprueba la vitalidad de los dientes vecinos o que
pudieron ser traumatizados durante la manipulación quirúrgica, mediante métodos
térmicos o eléctricos. Cualquier diente que no responda en este momento a estas
pruebas deberá ser controlado periódicamente, hasta confirmar la pérdida de su
vitalidad, lo que implicará hacer el tratamiento de conductos pertinente.

En el postoperatorio es aconsejable hacer unas radiografías periapicales, no tanto


para confirmar la extracción completa del canino, como para obtener una imagen sin
superposiciones que permita determinar el estado de las raíces de los dientes
vecinos (posible rizólisis) que en la radiografía preoperatoria no podía visualizarse
de la forma más conveniente.
COMPLICACIONES POST OPERATORIAS
Inflamación
(Donado M. 1998), mencionó que se produce en los tejidos vecinos a la zona
quirúrgica son algo normal y suelen ser a consecuencia de fuertes traumatismos
quirúrgicos como: desgarros de los tejidos blandos, traumatización del periostio,
separación inadecuada del colgajo e irrigación por fragmentos óseos.

(Guyton, 1996), los cambios tisulares en los tejidos se producen al liberar múltiples
sustancia durante la cirugía por traumatismos, bacterias, sustancias químicas, calor,
infección y otros fenómenos al lesionar el tejido. La inflamación es la consecuencia
de un traumatismo durante el acto quirúrgico de un cordal por parte del cirujano sobre
los tejidos blandos.

Durante la lesión del tejido blando existen unas series de mediadores de la


inflamación, provocando síntomas como el dolor. Los mediadores químicos liberan
a partir de las células dañadas como: histamina, serotonina, prostaglandinas,
leucotrienos y factor activador de plaquetas y otros mediadores plasmáticos,
originarios del torrente sanguíneo como: bradicinina.

La inflamación se reduce desde el tercero o cuarto día postextracción quirúrgica de


un cordal, si no existe ninguna complicación infecciosa. (Gay Escoda, 2004), indicó
que si la inflamación que permanece posterior a la extracción o que se empieza
varios días después de la operación podría ser a causa de una infección; se le puede
diferenciar del edema postoperatorio por la mayor temperatura cutánea, el mayor
enrojecimiento y la presencia de fiebre.

Tratamiento

(Miles & Desjardins, 1993), mencionó que para reducir la inflamación, se indica a los
pacientes que apliquen compresas frías las primeras 24 horas cada 2 horas por 15
minutos y a partir de las 48 horas compresas de agua caliente cada 2 horas por 15
minutos. También se recomienda fármacos como los AINES y corticoides
intramusculares al final del acto quirúrgico. Que ayuda además a intervenir en lo que
es el edema, trismus y dolor postoperatorio.

(Laskin, 1987), sugirió que la aplicación de calor extra e intraoral, juntamente con la
administración de analgésicos si existiera dolor. La experiencia de administrar los
antibióticos profilácticos para la extracción quirúrgica dentaria se frecuentaría realizar
de forma rutinaria en España, al considerar a la Cirugía Bucal como limpia y
contaminada. Los antibióticos de primera elección serían la penicilina, derivados de
la amoxicilina y clindamicina para los alérgicos a la penicilina.

Dolor

(Donado M.1998), es el que surge tras todo acto quirúrgico es más o menos normal.
La ejecución de una intervención reglada, con despegamiento quirúrgico mínimo,
separación cuidadosa del colgajo y limpieza meticulosa de la herida quirúrgica
limitará el dolor postoperatorio.

De acuerdo a (Algobera, 1996), esta correlacionados tanto la inflamación como el


dolor ya que cumplen una misma fisiopatología. La estimulación nociceptiva es
causada por el traumatismo durante el operatorio, por la separación tejido blando, al
contraer los músculos, contusiones nerviosas, ya que estas tienen que ver
directamente con la maniobra del acto quirúrgico.

Según (Miranda, 1992), el dolor también está relacionada a una tensión psíquica.

(Raspall, 2000), sugirió que en condiciones normales el dolor moderado a intenso no

dura más de 24-48 horas. Si el dolor persiste más de 24horas des de la extracción o
durante el tercer y quinto día hay preocuparse de la existencia de una infección,
alveolitis, hemorragia o lesión neural.

(Algobera, 1996), indicó que el origen del dolor postoperatorio puede ser por muchos
elementos, son los que causan mayor nivel de lesiones tisulares, entre ellos
tenemos:

 Edad del paciente


 Nivel del problema de la cirugía
 Periodo de demora de la acción quirúrgica
 Periodo total de ostectomía
 Cantidad de levantamiento mucoperióstico
 Nivel de incertidumbre por parte del individuo
 Tabaquismo
 Exagerada colocación de cartuchos de anestésicos. (Algobera, 1996).
Tratamiento

(Gay Escoda, 2004), demostró que es aconsejable que el paciente inicie la toma del
analgésico antes que desaparezca el efecto del anestésico de esta forma se evitara
el establecimiento de un fuerte dolor. El tratamiento habitual consiste en la
administración de un analgésico menor como el paracetamol junto con un AINE como
el ketoprofeno.

Trismus

(Raspall, 2000), dice que es la limitación o incapacidad de la apertura bucal normal,


un hecho frecuente en el postoperatorio.

Según (Donado M.1998), el espasmo muscular producido por la inflamación o por el


dolor son las causas más frecuentes de esta limitación, pero también puede deberse
a la prolongación de la infección a los espacios anatómicos de los músculos
masticatorios, a la propia anestesia o a la lesión de la ATM debido a maniobras
intempestivas.

Tratamiento

(Gay Escoda, 2004), dice que la aplicación del calor local para reducir la inflamación
y analgésicos si existe dolor. Se intentará realizar movimientos de apertura lo más
rápido posible.

Equimosis

(Lago, 2007), sugirió que es una variante del hematoma, en la que la recolección
hemática se ubica por debajo de los planos cutáneos o mucosos. Clínicamente se
observa una coloración sobre la tumefacción.

(Gay Escoda, 2004), mencionó que a más de esto existirá un aumento de volumen
en la zona afectada, así como un cambio de coloración que varía desde rojo vinoso
a violeta amarillento, este cambio de color de la piel puede durar desde loa 8 a 9
días.

(Donado, 2014), indicó que se observará con mayor frecuencia después de las
extracciones quirúrgicas.
Hematoma

(Sandner, 2011), señaló que el pinchazo de una arteria o vena mientras la aplicación
de la anestesia local, puede causar un hematoma más o menos extenso. Esto se
observa con mayor frecuencia durante la aplicación de la anestesia a nivel de la
tuberosidad del maxilar, región del nervio dentario inferior o del nervio infraorbitario.

De acuerdo a (Gay Escoda & Berini, 1999), la tumefacción se aparece por la


recolección hemática que preserva en los planos faciales o el periostio. Durante la
palpación se presenta una masa de consistencia dura, se observa el color de la piel
de la cara azulado al principio, después a marrón y luego amarillento durante un
tiempo de una a dos semanas.

Según (Romero, 2001), el hematoma es más habitual en mujeres de piel blanca y


personas de edad avanzada por la debilidad capilar, elasticidad del tejido y
variaciones en el tiempo de coagulación. Esto se agravaría si existiera una infección
por medio.

(Sandner, 2011), indicó que la formación de un hematoma no es un accidente grave,


la única complicación que se podría presentar, es la infección del hematoma, esto
debería ser evitado a costa con la administración antibiótica.

Tratamiento

(Gay Escoda, 2004), sugirió que para intentar disminuir la posible formación de
hematomas podemos aplicar frío a intervalos de10 minutos posterior a la exodoncia
durante un máximo de 12 a 24 horas.

Parestesia

(Martínez, 2009), demostró que para el procedimiento quirúrgico de un tercer molar,


es importante la valoración integral del paciente dentro de esto tenemos: una
radiografía periapical que mostraría de manera adecuada las relaciones que tiene
con las estructuras del órgano dentario. Por ninguna razón deberá proceder a la
cirugía sin referir con estos datos importantes, el nervio dentario inferior guarda cierta
relación con el tercer molar, por lo tanto aumentará más probabilidad de cuásar daño,
así provocando una parestesia temporal o permanente según sea el daño causado.

(Sandner, 2011), sugirió que por la cercanía que se encuentran los nervios con el
órgano dentario, a más de esto también se relacionará con la edad del paciente, que
causarían lesiones, provocando así una leve hipoestesias a una completa
parestesia.

(Gay Escoda, 2004). El hormigueo, adormecimiento, quemazón o picor, tensión,


sensación de frio o calor o causa dolor, esto es lo que manifiesta el paciente cuando
lo presiente.

Aparición de lesiones ulcerativas

(Gay Escoda, 2004). El estrés psicológico y traumatismo producido por parte del
paciente durante el acto quirúrgico, provoca la salida de vesícula herpéticas o aftas
en la zona de los labios, lengua y cara interna de la mejilla.

CONCLUSIONES:

 El tratamiento oportuno de caninos retenidos facilita el postoperatorio ya que se


reducen las accidentes o complicaciones y molestias para el paciente.

 Un correcto diagnostico nos guía a determinar la posición del canino retenido por
tanto el acceso para extraerlo fue el correcto y el más apropiado.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
1. Aguilar GA, Choque LR, Dimas LC, Pérez CG, Pocori NL. “Canino retenido
unilateral en el maxilar superior en una paciente mujer de 19 años”. UMSS [tesis
titulación]. Bolivia: Universidad Mayor de San Simón; 2015.

2. Quinatoa PB. “Complicaciones postquirúrgicas de los terceros molares en


pacientes que acuden a quirófano de la facultad de odontología de la universidad
central del ecuador y hospital de especialidades de las fuerzas armadas n°1
durante el periodo 2014. [Tesis- titulación]. Ecuador: Universidad central del
ecuador; 2015.

3. Martínez GN, Díaz DD, Guerra CA, Pérez DL, Guilian CM. Complicaciones
postoperatorias asociadas a la cirugía de dientes retenidos. Hospital Militar "Dr.
Luis Díaz Soto”. Rev. Habanera Ciencias Médicas [Internet]. 2013; vol 12.
Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1729-
519X2013000500009

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