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Según la NASA:
El campo magnético de nuestro planeta cambia constantemente
Diciembre 29, 2003: Cada pocos años, el científico Larry Newitt (de la institución Geological
Survey de Canadá) se va de caza. Toma sus guantes, su parca, su elegante brújula, se
embarca en un avión y vuela hacia el ártico canadiense. Hay poco movimiento sobre las islas
desparramadas y el mar de hielo, pero la presa de Newitt está ahí -- siempre en movimiento,
cambiante, huidiza.
La presa a capturar es el polo norte magnético de la Tierra...
El campo magnético de la Tierra también está sufriendo otro tipo de cambios: las agujas de
las brújulas en África, por ejemplo, oscilan casi un grado por década. Y globalmente el
campo magnético se ha debilitado un 10% desde el siglo XIX. Cuando los científicos
mencionaron esto en una reciente convención de la Unión Geofísica Americana, muchos
periódicos lo anunciaron en sus columnas. Un titular típico: "¿Está muriendo el campo
magnético terrestre?"
Probablemente no. Por muy extraños que nos parezcan estos cambios, "son moderados si
los comparamos con los acaecidos durante el pasado en el campo magnético terrestre",
afirma el profesor de la Universidad de California Gary Glatzmaier.
Algunas veces el campo se invierte por completo. El polo norte y el sur intercambian sus
puestos. Semejantes inversiones, registradas en el magnetismo de antiguas rocas, son
impredecibles. Vienen en intervalos irregulares, aproximadamente una vez cada 300.000
años; el último tuvo lugar hace 780.000 años. ¿Se aproxima un nuevo cambio? Nadie lo
sabe.
Izquierda: Las varas magnéticas en los alrededores de las crestas centro-oceánicas revelan
la historia del campo magnético de la Tierra desde hace millones de años. El estudio del
pasado magnético de la Tierra recibe el nombre de paleo-magnetismo. Crédito de la
imagen: USGS.
Según Glatzmaier, la atenuación actual del 10% no implica que la inversión de los polos sea
inminente. "El campo se incrementa o decrece en todo momento", afirma. "Sabemos esto
gracias a los registros paleo-magnéticos". El campo magnético terrestre actual es, de hecho,
mucho mayor de lo normal. El momento dipolar, una medida de la intensidad del campo
magnético, es ahora de 8 × 1022 amperios × m2. Eso es el doble de la media del último millón
de años, que es de 4× 1022 amperios × m2.
Para entender lo que está sucediendo, dice Glatzmaier, debemos hacer un viaje... hacia el
centro de la Tierra, allí donde se produce el campo magnético.
En el núcleo de nuestro planeta existe una bola de hierro sólido, a una temperatura
aproximadamente igual de caliente a la superficie del sol. Los investigadores lo llaman el
"núcleo interno". Realmente es un mundo en el interior de otro mundo. El núcleo interior
tiene un tamaño del 70% de la luna. Gira con período propio, que es de 0,2º grados de
longitud por año más rápido que el de la superficie de la Tierra, y cuenta con su propio
océano: una capa muy profunda de hierro líquido conocido como el "núcleo externo".
Derecha: Diagrama esquemático del interior de la Tierra. El núcleo externo es la fuente del
campo magnético.
El campo magnético de la Tierra se origina en este océano de hierro, el cual es un fluido
conductor de la electricidad en constante movimiento. Descansando sobre el caliente
núcleo interior, el núcleo externo líquido se agita furioso como el agua sobre una sartén al
fuego. El núcleo exterior sufre también "huracanes" -- remolinos generados por las fuerzas
de Coriolis producidas por la rotación terrestre. Estos complejos movimientos generan el
magnetismo de nuestro planeta a través de un proceso llamado efecto dinamo.
Utilizando las ecuaciones de la magnetohidrodinámica, rama de la física que se ocupa de
los fluidos conductores y los campos magnéticos, Glatzmaier y su colega Paul Roberts han
creado un modelo del interior de la Tierra en un supercomputador. El software que han
creado calienta el núcleo interno, removiendo el océano metálico que flota sobre él, y
después calculan el campo magnético resultante. Ejecutan el programa simulando el
proceso a lo largo de miles de años y observan lo que sucede.
Los resultados reflejan lo que realmente ocurre en la Tierra: el campo magnético crece y
decrece, los polos se mueven, y ocasionalmente se alternan. Han aprendido que el cambio
es normal y que no debe extrañarnos. La fuente del campo, el núcleo exterior está, de por
si, furiosa, arremolinada y turbulenta. "Ahí abajo está el caos", apunta Glatzmaier. Los
cambios que detectamos en la superficie del planeta son un signo de ese caos interior.
Han aprendido también lo que sucede durante una inversión en la polaridad magnética. La
inversión tarda unos pocos miles de años en completarse y durante ese tiempo -- contrario
a la creencia popular -- el campo magnético no desaparece. "En realidad es más
complicado", dice Glatzmaier. Las líneas de fuerza magnética en las proximidades de la
superficie terrestre se enroscan y se enmarañan y los polos magnéticos aparecen
inesperadamente en lugares poco acostumbrados. El polo sur magnético podría emerger
en África, por ejemplo, o el polo norte podría surgir en Tahití. Extraño. Pero aún así, sigue
siendo un campo magnético planetario, y sigue protegiéndonos de la radiación espacial y
de las tormentas solares.
Según una investigación de Cambridge , la explicación tiene relación con las ondas de
Rossby
Este núcleo es conocido como el núcleo líquido que rodea el núcleo interno de la Tierra –
que a su vez es sólido–.
Según el científico británico, estas 'ondas nucleares' se mueven hacia el este y son todo lo
contrario a las ondas de Rossby –oscilaciones atmosféricas que se desplazan al oeste–.
Bardsley explicó que en los últimos 200 años se han encontrado muchas evidencias de que
algo extraño ocurre con el campo magnético de nuestro planeta.
En particular, la potencia de las ondas magnéticas se reduce un 10% cada 100 años y poco
a poco se desplaza al oeste. Muchos geólogos consideraban que estas dos variables
marcaban la inminencia de un cambio en los polos magnéticos.
Dicho cambio se observa periódicamente entre cada 450.000 y un millón de años y cuando
ocurre el polo norte intercambia su posición con el polo sur. Se han encontrado muchas
pruebas de ello en antiguos restos de barro y rocas volcánicas. De hecho, hace 40.000 años
el polo norte estaba justo donde ahora se encuentra el polo sur.
Según él, estos cambios tendrían que ver con la estructura del núcleo de la Tierra, que se
diferencia de otros planetas por tener una capa de metal líquido que al moverse crea un
campo magnético, explica Bardsley.
El geólogo cree que en el núcleo líquido de nuestro planeta pueden tener lugar las mismas
oscilaciones que podemos ver en una taza de café cuando removemos su contenido con
una cucharilla. Estas oscilaciones se llaman ondas de Rossby y se producen también
continuamente en la atmósfera de la Tierra.
Estas oscilaciones pueden desviarse, creando así fenómenos climáticos como los ciclones.
El científico considera que lo mismo está ocurriendo con la capa líquida del núcleo terrestre
y esta sería la causa de las anomalías que se observan en el campo magnético.
Además, apunta a que estas ondas pueden transferir la energía en la dirección opuesta a su
movimiento, razón por la cual tiene lugar un desplazamiento del campo magnético hacia el
oeste.
De hecho, las observaciones de los últimos 400 años corroboran estos datos.
Fuente: Cromo