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Campo magnético terrestre

¿Cómo se originó el campo magnético de la Tierra?


El campo magnético terrestre se originó con los movimientos de metales líquidos en el
núcleo del planeta. Dicho campo se extiende desde el núcleo, atenuándose
progresivamente en el espacio exterior.
A su vez, provoca efectos electromagnéticos en la magnetosfera y nos protege del viento
solar. Además, también permite fenómenos muy diversos, como la orientación de las rocas
en las dorsales oceánicas, la magneto recepción de algunos animales y la orientación de las
personas mediante brújulas.
Como sabemos, un campo magnético se produce con el movimiento de las cargas eléctricas,
tal como ocurre, por ejemplo, en un imán: donde se produce cuando se mueven los
electrones que tienen carga negativa. El verdadero origen del campo magnético de la Tierra
aún no se ha logrado entender en un 100%, pero de algunas cosas estamos seguros, en gran
parte, gracias a Elsasser.

ELSASSER Y EL DESCUBRIMIENTO DEL CAMPO MAGNÉTICO TERRESTRE

Walter Maurice Elsasser (1904–1991), físico estadounidense de


origen alemán, fue el primero en sugerir que la rotación de la
Tierra crea, en el núcleo de hierro fundido, lentos remolinos
que giran de oeste a este, generando una corriente eléctrica.
Este proceso crea el equivalente a un imán interno, que se
extiende hacia el norte y al sur, y que es responsable del campo
magnético terrestre, orientado a lo largo de su eje de rotación,
de modo que los polos magnéticos están situados muy cerca de
los polos geográficos norte y sur.
En el año 1939, Elsasser propu-so la teoría de la existencia de
corrien-tes parásitas en el núcleo líquido del planeta, cuya
existencia se confirmó más tarde gracias a las explo-raciones que se llevaron a cabo
mediante el empleo de satélites artificiales.
Hipótesis de la dínamo
La hipótesis de la dinamo es una teoría científica que intenta explicar el mecanismo por el
que un cuerpo celeste, como por ejemplo la Tierra, genera un campo magnético a su
alrededor.
En el caso de la Tierra, se cree que su campo magnético está causado por el movimiento de
convección del hierro y níquel fundidos en el interior del núcleo terrestre exterior, así como
el efecto Coriolis que aparece por la rotación del planeta. Cuando un fluido conductor se
desplaza por un campo magnético ya existente, aparecen corrientes eléctricas inducidas,
creando otro campo magnético. Cuando este campo inducido se añade al campo
preexistente, el efecto es idéntico al que se presenta en una dinamo: el campo total se
sostiene a sí mismo.
Campos similares aparecen en muchos cuerpos celestes, incluyendo la mayor parte de las
estrellas, como el Sol (que contiene plasma conductor y el núcleo activo de la Galaxia).
El paradigma de la membrana es un modo de observar los agujeros negros que permite que
el material cercano a sus superficies se exprese en el lenguaje de la hipótesis de la dinamo.

Ilustración del mecanismo de dinamo que crea el


campo magnético terrestre: las corrientes
de convección del magma en el núcleo exterior
terrestre, impulsadas por el flujo de calor desde el
núcleo interno, organizadas en rollos por la fuerza
de Coriolis, crean las corrientes circulantes
eléctricas que generan el campo magnético.
EL INCONSTANTE CAMPO MAGNÉTICO DE LA TIERRA

Según la NASA:
El campo magnético de nuestro planeta cambia constantemente

Diciembre 29, 2003: Cada pocos años, el científico Larry Newitt (de la institución Geological
Survey de Canadá) se va de caza. Toma sus guantes, su parca, su elegante brújula, se
embarca en un avión y vuela hacia el ártico canadiense. Hay poco movimiento sobre las islas
desparramadas y el mar de hielo, pero la presa de Newitt está ahí -- siempre en movimiento,
cambiante, huidiza.
La presa a capturar es el polo norte magnético de la Tierra...

Por el momento, se encuentra localizado en el norte de Canadá, a unos 600 km


aproximadamente de la villa más cercana: Resolute Bay, que cuenta con una población de
300 habitantes, y en la que está de moda una camiseta con el mensaje: "Resolute Bay no es
el fin del mundo, pero desde aquí puede verse". Newitt se detuvo allí a comprar víveres y
otras provisiones -- y es allí donde se refugia en caso de mal tiempo. "Lo cual ocurre a
menudo", añade.
Arriba: El movimiento del polo norte Magnético de la Tierra a través del ártico canadiense
desde 1831 hasta el 2001. Crédito: Geological Survey of Canada.
Desde hace mucho tiempo los científicos saben que el polo magnético se mueve. James
Ross localizó el polo por primera vez en 1831, tras un agotador viaje por el ártico durante
el cual su barco quedó encallado en el hielo durante cuatro años. Después de él, nadie
regresó al polo hasta el siglo siguiente. En 1904, Roald Amundsen encontró el polo de nuevo
y descubrió que se había movido -- al menos 50 km desde los días de Ross.

El polo siguió moviéndose durante el siglo XX en dirección norte a una velocidad de 10 km


por año, acelerando últimamente "hasta 40 km anuales", dice Newitt. A este ritmo
abandonará Norte América en busca de Siberia en unas pocas décadas.
El trabajo de Newitt consiste en seguir las huellas del polo norte magnético. "Normalmente
salimos y comprobamos su localización una vez cada pocos años", comenta. "Tendremos
que hacer viajes más a menudo ahora que se está moviendo tan rápido".

El campo magnético de la Tierra también está sufriendo otro tipo de cambios: las agujas de
las brújulas en África, por ejemplo, oscilan casi un grado por década. Y globalmente el
campo magnético se ha debilitado un 10% desde el siglo XIX. Cuando los científicos
mencionaron esto en una reciente convención de la Unión Geofísica Americana, muchos
periódicos lo anunciaron en sus columnas. Un titular típico: "¿Está muriendo el campo
magnético terrestre?"

Probablemente no. Por muy extraños que nos parezcan estos cambios, "son moderados si
los comparamos con los acaecidos durante el pasado en el campo magnético terrestre",
afirma el profesor de la Universidad de California Gary Glatzmaier.
Algunas veces el campo se invierte por completo. El polo norte y el sur intercambian sus
puestos. Semejantes inversiones, registradas en el magnetismo de antiguas rocas, son
impredecibles. Vienen en intervalos irregulares, aproximadamente una vez cada 300.000
años; el último tuvo lugar hace 780.000 años. ¿Se aproxima un nuevo cambio? Nadie lo
sabe.
Izquierda: Las varas magnéticas en los alrededores de las crestas centro-oceánicas revelan
la historia del campo magnético de la Tierra desde hace millones de años. El estudio del
pasado magnético de la Tierra recibe el nombre de paleo-magnetismo. Crédito de la
imagen: USGS.
Según Glatzmaier, la atenuación actual del 10% no implica que la inversión de los polos sea
inminente. "El campo se incrementa o decrece en todo momento", afirma. "Sabemos esto
gracias a los registros paleo-magnéticos". El campo magnético terrestre actual es, de hecho,
mucho mayor de lo normal. El momento dipolar, una medida de la intensidad del campo
magnético, es ahora de 8 × 1022 amperios × m2. Eso es el doble de la media del último millón
de años, que es de 4× 1022 amperios × m2.
Para entender lo que está sucediendo, dice Glatzmaier, debemos hacer un viaje... hacia el
centro de la Tierra, allí donde se produce el campo magnético.

En el núcleo de nuestro planeta existe una bola de hierro sólido, a una temperatura
aproximadamente igual de caliente a la superficie del sol. Los investigadores lo llaman el
"núcleo interno". Realmente es un mundo en el interior de otro mundo. El núcleo interior
tiene un tamaño del 70% de la luna. Gira con período propio, que es de 0,2º grados de
longitud por año más rápido que el de la superficie de la Tierra, y cuenta con su propio
océano: una capa muy profunda de hierro líquido conocido como el "núcleo externo".
Derecha: Diagrama esquemático del interior de la Tierra. El núcleo externo es la fuente del
campo magnético.
El campo magnético de la Tierra se origina en este océano de hierro, el cual es un fluido
conductor de la electricidad en constante movimiento. Descansando sobre el caliente
núcleo interior, el núcleo externo líquido se agita furioso como el agua sobre una sartén al
fuego. El núcleo exterior sufre también "huracanes" -- remolinos generados por las fuerzas
de Coriolis producidas por la rotación terrestre. Estos complejos movimientos generan el
magnetismo de nuestro planeta a través de un proceso llamado efecto dinamo.
Utilizando las ecuaciones de la magnetohidrodinámica, rama de la física que se ocupa de
los fluidos conductores y los campos magnéticos, Glatzmaier y su colega Paul Roberts han
creado un modelo del interior de la Tierra en un supercomputador. El software que han
creado calienta el núcleo interno, removiendo el océano metálico que flota sobre él, y
después calculan el campo magnético resultante. Ejecutan el programa simulando el
proceso a lo largo de miles de años y observan lo que sucede.

Los resultados reflejan lo que realmente ocurre en la Tierra: el campo magnético crece y
decrece, los polos se mueven, y ocasionalmente se alternan. Han aprendido que el cambio
es normal y que no debe extrañarnos. La fuente del campo, el núcleo exterior está, de por
si, furiosa, arremolinada y turbulenta. "Ahí abajo está el caos", apunta Glatzmaier. Los
cambios que detectamos en la superficie del planeta son un signo de ese caos interior.
Han aprendido también lo que sucede durante una inversión en la polaridad magnética. La
inversión tarda unos pocos miles de años en completarse y durante ese tiempo -- contrario
a la creencia popular -- el campo magnético no desaparece. "En realidad es más
complicado", dice Glatzmaier. Las líneas de fuerza magnética en las proximidades de la
superficie terrestre se enroscan y se enmarañan y los polos magnéticos aparecen
inesperadamente en lugares poco acostumbrados. El polo sur magnético podría emerger
en África, por ejemplo, o el polo norte podría surgir en Tahití. Extraño. Pero aún así, sigue
siendo un campo magnético planetario, y sigue protegiéndonos de la radiación espacial y
de las tormentas solares.

Arriba: Modelos del campo magnético de la Tierra realizados con un supercomputador. El


de la izquierda es un campo magnético dipolar normal, típico de los largos períodos entre
las inversiones en la polaridad. El de la derecha es la clase de complicado campo magnético
que muestra la Tierra durante los trastornos de una inversión.[más información]
Y como recompensa, Tahití sería un gran lugar para observar las auroras boreales. Durante
ese tiempo, el trabajo de Larry Newitt sería diferente. En lugar de tiritar en Resolute Bay, él
podría disfrutar de la calidez del Pacífico sur, saltando de isla en isla, a la caza de los polos
magnéticos mientras las auroras danzan sobre su cabeza.

Algunas veces, un pequeño cambio puede resultar en algo agradable


¿POR QUÉ EL CAMPO MAGNÉTICO TERRESTRE SE MUEVE HACIA EL OESTE?

Según una investigación de Cambridge , la explicación tiene relación con las ondas de
Rossby

El campo magnético de la Tierra se desplaza hacia el oeste de manera misteriosa, o al menos


así era hasta que un geólogo de la Universidad de Cambridge encontró una explicación para
este fenómeno natural. El desplazamiento puede tener lugar debido a unas ondas
originadas en el núcleo externo de nuestro planeta, explica Oliver Bardsley.

Este núcleo es conocido como el núcleo líquido que rodea el núcleo interno de la Tierra –
que a su vez es sólido–.

Según el científico británico, estas 'ondas nucleares' se mueven hacia el este y son todo lo
contrario a las ondas de Rossby –oscilaciones atmosféricas que se desplazan al oeste–.

Bardsley explicó que en los últimos 200 años se han encontrado muchas evidencias de que
algo extraño ocurre con el campo magnético de nuestro planeta.

En particular, la potencia de las ondas magnéticas se reduce un 10% cada 100 años y poco
a poco se desplaza al oeste. Muchos geólogos consideraban que estas dos variables
marcaban la inminencia de un cambio en los polos magnéticos.

Dicho cambio se observa periódicamente entre cada 450.000 y un millón de años y cuando
ocurre el polo norte intercambia su posición con el polo sur. Se han encontrado muchas
pruebas de ello en antiguos restos de barro y rocas volcánicas. De hecho, hace 40.000 años
el polo norte estaba justo donde ahora se encuentra el polo sur.

No obstante, el geólogo británico encontró una explicación alternativa a la creencia general


sobre el porqué del desplazamiento de las ondas magnéticas.

Según él, estos cambios tendrían que ver con la estructura del núcleo de la Tierra, que se
diferencia de otros planetas por tener una capa de metal líquido que al moverse crea un
campo magnético, explica Bardsley.
El geólogo cree que en el núcleo líquido de nuestro planeta pueden tener lugar las mismas
oscilaciones que podemos ver en una taza de café cuando removemos su contenido con
una cucharilla. Estas oscilaciones se llaman ondas de Rossby y se producen también
continuamente en la atmósfera de la Tierra.

Estas oscilaciones pueden desviarse, creando así fenómenos climáticos como los ciclones.
El científico considera que lo mismo está ocurriendo con la capa líquida del núcleo terrestre
y esta sería la causa de las anomalías que se observan en el campo magnético.

Además, apunta a que estas ondas pueden transferir la energía en la dirección opuesta a su
movimiento, razón por la cual tiene lugar un desplazamiento del campo magnético hacia el
oeste.

De hecho, las observaciones de los últimos 400 años corroboran estos datos.

El científico se muestra esperanzado en que nuevas investigaciones y estudios sobre el


campo magnético corroboren –o desmientan– su teoría.

Fuente: Cromo

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