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TERCERA ELECCIÓN

(12 de octubre de 1929 – 25 de agosto de 1930)


Este gobierno se resume en entreguismo total al capital extranjero y con los países
vecinos, corrupción a niveles extremos, atropello de las instituciones del Estado y
autoritarismo. Con este gobierno el Perú se convirtió en satélite del capital de EE.UU.,
ante la crisis del capitalismo inglés después de la Primera Guerra Mundial. Esta
condición de dependencia de EE.UU. que se mantiene hasta este siglo XXI.

Augusto B. Leguía inspira a los gobernantes de nuestro país, hacia un autoritarismo y


permanencia en el poder; Leguía inspira a los gobernantes a anular las propuestas y
organizaciones no acólitas a su persona y gobierno; inspira a hacer obras sin importar
los medios ni los costos, sólo el “quedar bien”. Al final Leguía cayó por su torpe política
económica basada en la “adicción” a los préstamos usureros de la banca de EE.UU.
que hizo del Perú un país débil ante las fluctuaciones del capitalismo mundial.

El oncenio fue una etapa de nuestra historia donde se estableció una dictadura cívica
dirigida por Augusto B. Leguía, cuyo gobierno favoreció la penetración de capitales de
EE.UU. en nuestra economía haciéndolo dependiente de la banca de EE.UU. Los
civilistas fueron desplazados del poder político.

Los rasgos económicos más importantes del Oncenio de Leguía fueron:

- El gradual, pero contundente desplazamiento del capital británico por el


norteamericano, que si bien se inició con la fuerte inversión en la Cerro de
Pasco Corporación durante el gobierno de López de Romaña, alcanzo su
apogeo con el Oncenio de Leguía.

- La consolidación de los enclaves o concesiones de nuestro territorio y


soberanía a empresas extranjeras para que exploten nuestros recursos
naturales. La entrega a perpetuidad de los ferrocarriles según la ley 6281 de
noviembre de 1924. La dictadura descarto el acuerdo de concesión por 66 años
de nuestros ferrocarriles a la Peruvian Corporation y le concedió para siempre
la administración.
- El abuso del endeudamiento externo promocionado por EE.UU. que necesitaba
expandir sus áreas de inversión, incluso indirecta (empréstitos a gobierno) sin
preocuparse de la productividad de los proyectos financiados por el gobierno
sino de la colocación- interés y garantías.
- La injerencia creciente del gobierno norteamericano y sus técnicos en
diferentes aspectos de la vida nacional durante el Oncenio de Leguía. Según en
la política, como recordamos Leguía ocupó la presidencia durante la República
Aristocrática (1908- 1912) con el apoyo civilista de José Pardo, de quien fue
ministro de hacienda. En 1919 Leguía canceló la República Aristocrática,
derrocando al mismo José Pardo. La crisis de la República Aristocrática era
insalvable, no solo por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial cuya
marejada produjo una gran inflación y la protesta del Movimiento Obrero que
arrancó de José Pardo las célebres leyes obreras. Los obreros, los empleados,
los militares de mediana o baja graduación, artesanos, comerciantes y
empleados públicos descontentos encontraron su esperanza en la candidatura
de Leguía para las elecciones de 1919. El 18 de Enero de 1920 Augusto B.
Leguía promulgó la constitución de 1920 para darle el marco jurídico a su
gobierno que luego ha de llamar la “Patria nueva”.

La caída del oncenio se produjo rápidamente como consecuencia de la crisis mundial


del capitalismo, especialmente el norteamericano que se evidenció con la quiebra de
la bolsa de Valores de Nueva York (24 de octubre de 1929) en el “Jueves negro”. La
caída de las acciones y la liquidación de importantes transnacionales arrastró a sus
sucursales en Latinoamérica. No se vendían más nuestras materias primas o los
precios cayeron estrepitosamente. En la caída del oncenio también se paralizaron las
obras públicas y las actividades en los enclaves de provincias, generándose un
desempleo inmenso: minería, migraciones a Lima, protestas, actividades subversivas,
etc.

La dictaduras pro-EE.UU. en Latinoamérica cayeron en serie: Hernando siles en


Bolivia; Carlos Ibáñez en Chile; Washington Luis en Brasil; Hipólito Irigoy en
Argentina; etc. y en el Perú Leguía.

El 22 de agosto de 1930 se sublevó el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, antiguo


defensor del civilismo en Arequipa.

Leguía fue apresado y conducido a la prisión de San Lorenzo y luego a la clínica Naval
de Bellavista, donde escribió sus memorias Yo Tirano, Yo ladrón y murió el 6 de
febrero de 1932. Tenía 69 años, de los cuales 15 ocupó la presidencia.

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