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orden y la regularidad histórica. Paralelamente, la tarea del verdadero historiador
materialista consiste en hacer saltar el presente fuera del continuum de tiempo histórico.
3. Palabras clave:
Historia, continuum, progreso, discontinuum, Mesías.
4. Citas relevantes
La idea de progreso es distintiva de la cultura Occidental, es decir, la historia de la
civilización Occidental es la historia cultural del progreso; dicha noción parte del supuesto
de que la historia puede concebirse como el avance de la humanidad en su lucha por
perfeccionarse, para alcanzar en el futuro una condición cercana a la perfección de todos
los hombres. Al fracasar la aspiración del proyecto ilustrado -de la mano de la razón
instrumental-, de lograr la emancipación, la libertad y el perfeccionamiento humanos, la
noción de progreso ha sido severamente cuestionada. Para Benjamin, el concepto de
progreso es una pretensión dogmática que impulsa al hombre hacia su perfección infinita;
es un concepto ligado a las nociones de historia universal y de la cultura. De esta manera,
dirigiéndose al verdadero materialista histórico señala:
… todos los bienes culturales que abarca su mirada, sin excepción, tienen para él
una procedencia en la cual no puede pensar sin horror. Todos deben su existencia no
sólo a la fatiga de los grandes genios que los crearon, sino también a la servidumbre
anónima de sus contemporáneos. No hay documento de cultura que no sea a la vez
un documento de barbarie (Benjamin 23).
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El materialismo histórico marxista plantea como elementos fundamentales la lucha de
clases, el desarrollo histórico y la sociedad sin clases, esto es, a través de la lucha de clases
la sociedad alcanzará el comunismo y, con él, una sociedad sin clases. Sin embargo, la
socialdemocracia alemana elevó el estado de una sociedad sin clases a un plano ideal, a una
utopía múltiples veces fallida, pero la sociedad sin clases no es la última estación en el
recorrido histórico del tren del progreso, sino su descarrilamiento. Para corregir esta
inclinación utópica occidental, Benjamin introduce la intervención radical del mesianismo
judeocristiano, afirmando que:
El Mesías interrumpe la historia; el Mesías no aparece al final de un desarrollo.
(Benjamin 59).
En esta historia universal entendida como un progreso continuo, que no es otra cosa
sino la historia de la opresión, el Mesías irrumpe como un agente perturbador de la
regularidad histórica, es decir, todo momento en la historia se constituye en ocasión para la
intervención mesiánica con potencia redentora. La propuesta benjaminiana apunta hacia
una corrección mesiánica del utopismo propio de la cultura occidental y del discurso
socialdemócrata, se trata de una acción revolucionaria en su lucha por un pasado y un
presente de opresión. Es un ejercicio radical que se solidariza con el verdadero sujeto de la
historia, es decir, con los oprimidos, y rivaliza en contra de la dominación histórica.
5. Comentario
En Tesis sobre la historia, Benjamin critica de manera radical la cultura Occidental, en
especial algunas nociones básicas de la filosofía y de la historia, además del trabajo del
historiador. Arremete contra la idea de progreso propia de la cultura occidental, una idea
insertada en la visión de la historia universal como continuum, que tanto el historicismo
como el discurso marxista socialdemócrata alemán adoptaron como propia. La crítica al
progreso la hace extensiva a algunos conceptos articulados con tal noción, tales como la
concepción de historia y de la cultura.
Tesis sobre la historia es un texto que se suma a otras voces igualmente críticas que,
durante el siglo XX, reaccionaron en contra el tradición imperante de ver a la historia como
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un continuum. Dicha tradición cobró forma durante la modernidad cuando Voltaire y Kant
inauguraron una discusión en dos dimensiones: la continuidad de la humanidad y la
continuidad del progreso del conocimiento. A través de estudiar las leyes que rigen las
costumbres y las prácticas de los hombres, así como su manera de pensar y de pensarse a sí
mismos, Voltaire buscó la continuidad en la existencia de los seres humanos por sí mismos.
Por su parte, Kant consideró a la historia como un fenómeno sujeto a leyes naturales, como
un progreso hacia la racionalidad. Afirmó que el hombre está destinado a cumplir con el
plan que la Naturaleza le ha dado, que el ser humano tiene en la razón la posibilidad de
adecuarse al plan de la Naturaleza. Más tarde, Hegel ofreció una interpretación sistemática
de la historia universal, de acuerdo con la cual los acontecimientos históricos se unifican en
su sucesión y se dirigen hacia un significado fundamental.
En Tesis sobre la historia, Benjamín da un vuelco a la forma tradicional de concebir
a la historia, le encomienda a la filosofía la tarea de criticar a la historia, poniendo en duda
los fundamentos tradicionales del historicismo sobre los cuales se edificó la ciencia
histórica. Pone énfasis en el papel del historicismo que, en alianza con la teología,
configuraron una historia moderna comprometida con los vencedores, distanciada de los
oprimidos y de los movimientos revolucionarios. Su visión materialista de la historia se
fundamenta en la discontinuidad del tiempo histórico y la fuerza destructiva de la clase
trabajadora. Benjamin utiliza la metáfora del ángel de la historia para criticar las nociones
modernas de progreso y de historia, introduce la acción redentora y revolucionaria del
Mesías que abre un paréntesis esperanzador ante la catástrofe.
Tomando en cuenta que las condiciones desastrosas -vinculadas al progreso-
perviven hoy en día, la tesis benjaminiana sobre la historia continúa vigente, a través de
concebir a la historia no como una continuidad de acontecimientos que nos encaminan
invariablemente al progreso infinito, sino como una discontinuidad, aporta elementos que
permiten pensar nuestro presente invadido por miseria, catástrofe y ruinas. Concebir la
historia de esta forma permite introducir un halo de esperanza en el desencadenamiento de
la fuerza mesiánica contenida tanto en el pasado como en el presente.