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Alphaville

Alphaville (Alphaville, une étrange aventure de Lemmy


Caution). Jean Luc Godard, Francia, 1965
Por Paula Segovia

Con imágenes fuertemente contrastadas, Jean-Luc


Godard se empieza a despedir del blanco y negro en Alphaville (1965), una obra que camina
entre la nostalgia del comic y la anticipación de la ciencia ficción. El futuro nace con una
mirada prematuramente envejecida, ante la explosión de vivos colores que inundan las
pantallas de mediados de los sesenta. Sin efectos especiales, y sin maquetas de cartón
piedra, Godard como auténtico vidente de su tiempo, recrea una ciudad futurista rodada
íntegramente en locaciones reales del París de los años sesenta, un testimonio documental
único de un presente anterior, que contiene al futuro ficticio de Alphaville.

Godard como artífice de este singular juego de tiempos a destiempo, construye un guión que
toma como protagonista al agente secreto Lemmy Caution, ese héroe de cine de barrio que
se desvaneció con la televisión, y rinde tributo al cine negro de Hollywood que tanto quiso
imitar la precaria producción de la postguerra francesa. Sin embargo el ya maduro detective,
encarnado en Eddie Constantine, no es el único sobreviviente de ilustre pasado en el futuro,
otros héroes con olor a naftalina lo han precedido en la ciudad galáctica: Dick Tracy y Flash
Gordon. Y ahora en su última aventura debe enfrentarse a contrincantes de apellidos tan
legendarios como Nosferatus o Jeckyll. Un mezcla temporal imposible, pero con jugadores
con cartas muy claras. Un juego de hombres, en un futuro en masculino, ya que las
mujeres se generalizan en "seductoras" de segunda o tercera clase, van tatuadas con
números de serie, exhiben sus esbeltas figuras y su misión es complacer al sexo opuesto.
Pero estamos en los años de Anna Karenina, la musa de Godard, eso hace una excepción, y
para ella siempre hay una historia de amor, aunque sea la última de una pareja que estaba
en el ocaso. Por supuesto, Lemmy Caution la salva, salva a Natasha, la hija de Nosferatus,
que desconoce su verdadera identidad y su misión, huyendo de la decadente Alphaville,
conduciendo por la autopista intersideral. Toda una lección para la futura pareja de Blade
Runner (Ridley Scott, 1982), el agente y la replicante, por más coincidencia. Evidentemente
el destino ya estaba escrito por Godard.

En esta sociedad tecnócrata del futuro la palabra es la auténtica subversiva, la palabra que
en la obra de Godard siempre toma un papel desafiante, protagónico. Palabras prohibidas
versus palabras permitidas, palabras publicadas en una biblia y no en un diccionario, el
mandato divino sobre el mandato de los hombres, el mandato de una máquina sobre la vida
humana. Alpha 60, ese ventilador que enceguece la mirada con sus haces de luz, dictamina
en monótono soliloquio, mientras sus palabras son veneradas y cumplidas. Godard le otorga
el privilegio de la primera persona a este émulo del Gran Hermano orwelliano, que se lo
cede después de que el director prestara su voz en off para la introducirnos en este mundo
en el cual "algunas cosas que son demasiado complejas para dejarlas libradas a la
transmisión oral". Finalmente la palabra, el verbo protagónico, es arrebatada por nuestro
héroe de carne y hueso, el trasnochado Lemmy Caution, su gran conquista, aparte de la
amorosa, mientras conduce hacia los países exteriores junto a su amada, que poco a poco se
redime en el lenguaje. Momento que solamente lo puede describir las palabras de Paul
Eluard en su libro "La capital del dolor", que bien leen nuestros personajes previamente
como un mantra liberador: "La desesperación no tiene alas. Tampoco el amor. Pero estoy
vivo en tanto lo está mi amor y mi desesperación". Nada mejor que pueda describir este
escape de Alphaville, un lugar prefigurado por sustantivos tan determinantes como silencio,
lógica, seguridad y prudencia.
Ficha técnica:
Alphaville (Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution)
Francia, 1965
Dirección y Guión: Jean Luc Godard
Producción: André Michelin
Fotografía: Raoul Coutard
Montaje: Agnès Guillemot
Música:Paul Misraki
Interpretación: Eddie Constantine, Anna Karina, Akim Tamiroff

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