De la primera forma de conocer, la especulativa-cuyo método es la abstracción, en el
segundo, el espíritu puede considerar objetos abstraídos ya, y purificados de la materia,
en cuanto es ésta en general el fundamento de las propiedades sensibles, activas y pasivas de los cuerpos.g En el tercero, el espíritu puede considerar objetos abstractos y purificados de toda materia. Por la manera práctica de conocer el hombre tiende a que se realice lo conocido. Es el saber para actuar, para saber normar, teniendo como fin algo que no existe: una obra, una acción que se realizará, que será puesta en la existencia por el hombre. Por otra parte, es conveniente que la materia sea proporcionada al fin; lo cual exige que la materia del saber práctico sean aquellas cosas que pueden ser realizadas por nuestra acción, para que su conocimiento pueda ser ordenado a la operación como fin. Si bien estas dos actividades, la transitiva y la inmanente son diferentes, entre ellas debe existir una estrecha relación no solo porque “el mundo de los objetos y de lo pragmático se ordenan al mundo de las personas y de lo ético.” En consecuencia podemos decir que el concepto de filosofía del derecho que se tenga, dependerá del concepto de filosofía que se posea. Por lo mismo a manera de imperativo, debemos tomar una postura, cualquiera que esta sea: racionalismo jurídico, positivismo jurídico, Ius naturalismo, voluntarismo jurídico, o bien, la que nos parezca más convincente, con tal que seamos congruentes con la elección que hagamos, también es de sabios cambiar, a todo esto mientras haya problemas filosóficos habrá filosofía, por lo tanto con fundamento en lo anterior podemos decir que la filosofía es discusión, reflexión, critica, un continuo querer salir de la duda, un eterno cuestionamiento. Según Sanabria la filosofía es un saber, pero no un saber por saber, sino saber para vivir. Para saber vivir y para saber morir. La filosofía enseña a vivir como hombre cabal, porque “ el hombre es demasiado grande para bastarse a si mismo”.