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Otro procedimiento utilizado para determinar los efectos de la privación del sueño es la privación selectiva
de alguna fase determinada del sueño. El procedimiento de investigación más usual ha sido la privación
selectiva de la fase que se pretendiera investigar, despertando al sujeto cada vez que apareciera en el sueño.
Los experimentos más significativos son los que se refieren a la privación de la fase IV, (sueño lento) y a la
fase REM (sueño paradójico).
Respecto a la privación selectiva de la fase IV, los resultados más relevantes fueron sensaciones corporales
desagradables, malestar físico vago y un efecto rebote (acceso rápido a la Fase IV) en la recuperación del
sueño. Después de tres días de privación de sueño paradójico aparece un considerable efecto rebote de fase
REM, es decir, en cuanto se duerme aparece directamente la fase REM, sin que se produzca la latencia
normal de 90 minutos. La fase REM aparece tan repentinamente a partir de los tres días que si queremos
privar totalmente de esta fase deberá despertarse al individuo incluso 350 veces durante la noche. En
realidad, debido al efecto rebote y a la gran cantidad de despertares, el sueño lento (SL) también sufre una
considerable privación (del 10 al 40%).
Las conclusiones principales a las que llegó Dement referentes a la privación selectiva del sueño paradójico
fueron las siguientes:
- Aumento de ansiedad, irritabilidad y dificultad de concentración.
- Necesidad de despertar a los sujetos hasta 50 veces por noche a los 10 días de privación.
- Aumento de apetito
A pesar de que las primeras investigaciones (alrededor de los años sesenta) detallaron que se producían
graves secuelas por la privación de la fase REM, otorgando a ésta una función especial respecto a las demás
fases del sueño, en la actualidad se ha demostrado que no se producen cambios psicológicos, conductuales ni
clínicos irreversibles.
Los únicos efectos constatados son: aumento de intentos por entrar en SP, reducción de la latencia para el
primer episodio y rebote de SP durante las primeras noches de recuperación, además de las inevitables
consecuencias de cansancio físico y mental debidas a un sueño fragmentado, lleno de despertares.
V. NEUROBIOLOGÍA DEL SUEÑO
Para el inicio del dormir se han sugerido varias áreas cerebrales, existiendo pruebas sobre la
participación de las estructuras del tronco encefálico, del área preóptica, regiones talámicas y corteza frontal.
La primera teoría influyente acerca de la fisiología del sueño fue propuesta por Bremer en 1936,
propuso que el sueño se produce por una reducción de la aferencia sensorial al encéfalo anterior. se le
consideraba una teoría pasiva del sueño. Luego fue remplazada por la teoría que consideraba que el sueño es
regulado de manera activa por un mecanismo de activación en la Formación Reticular. Sobre la base de
hallazgos experimentales, Moruzzi y Magoun (1949) propusieron que los bajos niveles de actividad en la
Formación reticular producen sueño, mientras que los niveles altos producen vigilia.
Tres descubrimientos importantes sentaron las bases neurológicas del sueño: 1) el sueño no es un
estado de quietud neural, inclusive durante el sueño REM algunas zonas se encuentran más activas que en
los estados relajados de vigilia; 2) en el encéfalo existen circuitos promotores del sueño, se ha descubierto
que existen estructuras en el encéfalo cuya función es la de promover el sueño; y 3) Los distintos correlatos
del sueño son disociados, se ha comprobado que el sueño REM, el SOL y la vigilia no están controladas por
los mismos mecanismos, sino que son resultado de la interacción de una variedad de mecanismos capaces de
funcionar de manera independiente unos de otros bajo determinadas condiciones.
Las estructuras encefálicas que intervienen en el control del sueño y los ensueños son:
Núcleos del Rafe: estos núcleos se encuentran en el tronco encefálico y producen serotonina,
su lesión (en gatos) produce insomnio total y reducción de las horas de sueño.
Región del encéfalo anterior basal: situada justo delante del hipotálamo, sus lesiones
bilaterales (también en gatos) producen una reducción sustancial de la duración del sueño diario,
que es máxima al cabo de dos semanas de producirse la lesión.
Formación reticular caudal: formado por neuronas colinérgicas activas, se encargan del sueño
REM desde la región pontina, mientras que neuronas noradrenérgicas del locus coeruleus y las
serotoninérgicas del rafe reducen o inhiben el sueño REM
También se han postulado “factores bioquímicos del sueño”, se ha demostrado que si se inyecta
líquido espinal de animales dormidos en animales despiertos, poco después éstos se duermen. Existe una
hipótesis que postula que estos factores podrían proceder de sustancias similares a las que se encuentran en la
pared celular de las bacterias intestinales (que provocan fiebre y somnolencia durante las infecciones). Estos
factores circulantes podrían actuar en las áreas que regulan el ciclo del sueño y su función se ejercería sobre
aquellos procesos que permiten el paso del sueño no REM al REM.
La hormona del crecimiento experimenta un aumento en su secreción al inicio del dormir, esta
liberación se relaciona con el sueño de ondas lentas (estadios 3 y 4). Los glucocorticoides, hormonas del
estrés, alcanzan un nivel máximo en la sangre humana durante la etapa tardía del sueño, de las 4 a las 6 de la
mañana. Las hormonas sexuales también muestran un patrón de sincronía con el sueño. La testosterona
muestra un nivel máximo durante el sueño y su reducción durante la privación del sueño.
Los mecanismos neurales plantean las siguientes hipótesis para el inicio del sueño:
1) El sueño empieza porque los mecanismos que promueven la vigilia simplemente decaen tras un
periodo de uso. Desde esta perspectiva el sueño ocurre como un proceso pasivo.
2) El sueño empieza porque los mecanismos que promueven la vigilia son inhibidos activamente.
Desde esta perspectiva el sueño se produce como resultado de un aumento de actividad de un centro
(o centros) inhibidor cuyo output se dirige directamente a los centros de vigilia.
Las investigaciones actuales de las ensoñaciones han centrado su atención en el contenido manifiesto del
ensueño así como su relación con la estructura mental del sujeto, con sus pensamientos en la vigilia, sus
conceptos y preocupaciones. Los análisis efectuados en miles y miles de ensoñaciones de sujetos voluntarios
sanos han permitido llegar a las siguientes conclusiones, que modifican el enfoque clásico:
a) Las ensoñaciones tienen un inicio ligado al funcionamiento de los núcleos celulares bulbo-pontinos
que dan principio, cíclicamente, al sueño REM. Sucede por un mecanismo colinérgico que se activa
probablemente desde regiones anteriores del cerebro a través de una señal de serotonina que induce
procesos neuroendocrinos en los que intervienen péptidos hipotalámicos derivados de la hormona
adrenocorticotrófica. Las ensoñaciones son muy raras en otras fases del sueño donde, al aparecer,
sobre todo en la fase 4, lo hacen en forma de pesadillas. Los sueños entonces no son disparados por
un proceso psicológico, pero el contenido sí mantiene un profundo significado mental.
b) El sueño sucede cuando se desactiva un sistema, en el cerebro medio o mesencéfalo (SARA)
responsable de mantener la vigilia. Esta desactivación probablemente la inducen los núcleos del
Rafe, que secretan serotonina, su inactivación produce insomnio duradero.
c) La autoestimulación cerebral durante la fase REM puede verificarse por la aparición de fenómenos
eléctricos propagados (las llamadas puntas ponto-genículo-occipitales, PGO, de alto voltaje) que
recorren fásicamente toda la vía visual. Esto explica, en parte, la naturaleza visual predominante de
la imagen onírica, que genera a su vez los movimientos oculares rápidos del que sueña.
d) La actividad PGO durante el sueño REM se genera en una forma aleatoria, es decir, discontinua e
impredecible, como espigas únicas o en breves descargas de seis o más puntas. Esto explica una de
las características más notables de las ensoñaciones, es decir, sus discontinuidades abruptas y, al
parecer, fuera de toda lógica.
e) Las PGO no aparecen solamente en la vía visual (donde primeramente fueron descritas) sino que
invaden otros territorios, sobre todo del sistema límbico. Esto estaría relacionado con los contenidos
emocionales y la reactivación de memorias de las ensoñaciones.
f) Diferentes individuos revelan distintos modos de soñar, y en un mismo individuo se presentan
sueños semejantes. Esto indujo a Calvin Hall (1991) a proponer que un sueño podría ayudar a
interpretar otro sueño del mismo individuo y la idea de utilizar las ensoñaciones como un medio de
caracterizar la personalidad.
g) Las ensoñaciones suceden en un cerebro que se autoestimula durante el sueño, teniendo restringida
la información sensorial y que está imposibilitado de expresión motora por una pérdida
concomitante del tono muscular. En otras palabras, el que sueña es un ser aislado, inmóvil e
indefenso, cuya conciencia se despierta al ser activadas extensas zonas de la corteza cerebral por los
fenómenos fásicos del REM.
h) Por lo tanto, el contenido de las ensoñaciones es una función de las memorias e ideas evocadas por
un proceso neurobiológico aleatorio, esto no significa en absoluto que no tengan un significado. Las
neurociencias cognitivas han encontrado semejanzas estructurales notables entre las ensoñaciones,
que suceden durante el REM, y la cognición durante la vigilia.
Características:
a) Consisten en pensamientos primitivos, constituidos por imágenes en su mayor parte, sin contenidos
verbales. La presencia de otras modalidades sensoriales como audición, tacto, dolor, temperatura,
olfacción y gustación viene en este orden decreciente.
b) La primacía visual no sólo es evidente sino que es indispensable.
c) Las emociones manifiestas en los ensueños son las básicas y polarizadas, o se ama o se ríe o se llora
no hay emociones intermedias o sentimientos.
d) No aparecen en los ensueños aspectos relacionados con la alerta o vigilia o el cansancio.
e) No existe el libre albedrío o la voluntad, hay una especie de fatalismo y nuestra capacidad de opción
no existe, nos sometemos al “libreto” predeterminado de nuestros sueños.
f) No existe la sensación íntima del ser, los niveles de conciencia están trastocados, hechos que nos
ocurren pueden parecer que no nos afecta.
g) El pensamiento es ilógico y confuso.
h) El contenido del sueño carece de lógica, hay discontinuidades, improbabilidades, incongruencias e
incertidumbres.
i) Existe la aceptación, natural y espontánea, de hechos insólitos.
j) Los contenidos de los sueños no guardan una relación clara y precisa con los procesos psicológicos
del sujeto, no guardan relación con la personalidad.
k) El lapso de tiempo que transcurre en cada suceso de los sueños corresponde aproximadamente a la
duración real del suceso cuando éste ocurre en la vida real.
2. Trastornos por excesiva somnolencia.- Para muchos esto no resulta un problema. La hipersomnia
primaria es una somnolencia excesiva evidenciada por episodios prolongados de sueño como por sueño
diurno. La hipersomnia es un síntoma que, como el insomnio, pueden acompañar a diversas patologías. Aún
más, puede aparecer en forma transitoria o permanente en afecciones que frecuentemente evolucionan con
insomnio. La somnolencia diurna que no cede aún cuando se aumenten las horas de sueño nocturno, es signo
de trastorno del CSV y debe ser investigada. La hipersomnia se caracteriza por:
a) aumento global de sueño
b) dificultad para el despertar matinal
c) despertar "arrastrado", en que la vigilia y una adecuada atención se logra lentamente
d) somnolencia diurna con propensión a la siesta y aumento en el número de éstas
e) crisis de sueño en los casos más graves
Para considerar la hipersomnia como patológico, aparte de la intensidad y la perentoriedad de la
somnolencia, debe persistir por semanas, meses e, inclusive, años.
En estos sujetos su periodo de sueño dura de 8 a 12 horas y a menudo se acompaña de problemas a la hora de
levantarse. Esta somnolencia excesiva suele traducirse en siestas intencionadas o episodios de sueño
inadvertidos. Estas siestas suelen durar más de una hora, no son reparadoras y no mejoran el nivel de alerta.
Los episodios de sueño no intencionados tienen lugar habitualmente en situaciones de baja estimulación y
baja actividad.
Narcolepsia: Esta enfermedad, cuya incidencia ocurre entre los 15 y 35 años en hombres y mujeres por
igual, se caracteriza por una excesiva somnolencia que, en ocasiones, reviste la intensidad de un ataque
irresistible de sueño. Este puede ser el síntoma único, sin embargo lo común es que a la narcolepsia se
agregue la cataplejia, las imágenes hipnogógicas y la parálisis del sueño constituyendo la tétrada
narcoléptica. Los narcolépticos presentan problemas asociados como súbita pérdida del tono muscular, que
puede ser provocada por estímulos repentinos e intensos. Presentan sueño REM al inicio del sueño.
Cataplejia: Son episodios con pérdida abrupta, parcial o total del tono muscular. Algunas de estas crisis
afectan sólo los músculos de la mandíbula y cuello, con cabeceo y visión borrosa. Generalmente se inician
con una breve apnea, caída de los párpados movimientos incoordinados de los ojos, pero con posibilidades
de moverlos a voluntad. Los episodios más severos, al afectar el tono muscular de los miembros inferiores,
provocan la caída del sujeto sin pérdida de conciencia. La duración de este fenómeno oscila entre 30 seg. a 5
min. y, del mismo modo que el ataque de sueño, se desencadena luego de fuertes emociones o de estrés
psíquico o físico.
Síndrome de muerte súbita del lactante: Es la tercera causa de muerte en primer año de vida. Las causas
se desconocen, sin embargo, algunas características comunes de estos lactantes permiten inferir la existencia
de un desequilibrio del sistema autónomo: sudoración profusa durante el sueño, inestabilidad del ritmo
cardíaco unidos a hipersomnia, con persistencia del primer REM inmediatamente después de la vigilia. Los
estudios anatomopatológicos hablan de una inmadurez en la organización microestructural a nivel
troncoencefálico por defecto o retardo en la migración neuronal o en la apóptosis.
En algunas de estos bebés se ha observado reflujo gastroesofágico y aumento del número de las apneas
breves que normalmente suelen observarse en los infantes. En algunos casos se ha observado infección en el
árbol respiratorio que actuaría como causa coadyuvante. El peligro de muerte súbita desaparece después del
año de vida lo cual hablaría en favor de un retardo madurativo del SNC.
3. Trastornos del programa sueño/vigilia.- Obedece a una mala sincronización entre el sistema
circadiano endógeno de sueño-vigilia del sujeto y las exigencias exógenas de espaciamiento y duración del
sueño. Debido a esta desincronización circadiana, los individuos con este trastorno pueden tener insomnio
durante algunos momentos del día y sueño excesivo en otros. Entre los más comunes tenemos: el de sueño
retrasado, el jet lag y el de cambios en el turno de trabajo.
Entre los transitorios figura el síndrome provocado por cambio rápido de huso horario en los vuelos
transmeridianos. En este síndrome conocido como "jet lag", el sujeto trata de seguir el esquema sueño-vigilia
según el horario del lugar de arribo, en circunstancias que su reloj biológico está sincronizado a la luz-
oscuridad y actividad de su lugar de partida. Esta situación provoca mayores trastornos en los vuelos oeste-
este. El viajero, en estas condiciones, presenta somnolencia, cansancio físico y psíquico durante el día y en la
noche insomnio de conciliación junto con despertares frecuentes. Todos estos síntomas que persisten por
varios días, tienden a desaparecer más tardíamente en los ancianos.
El otro trastorno transitorio corresponde al provocado por el trabajo nocturno. En el "jet lag" el sujeto debe
resincronizar su reloj interno a un nuevo horario de acuerdo con el ambiente. Por el contrario, el trabajador
de turno nocturno debe desincronizar su ritmo de aquél impuesto por su trabajo. El sujeto, en estas
condiciones, presenta somnolencia y disminución en su rendimiento físico y psíquico durante la noche de
trabajo, mientras que el sueño diurno aparece fragmentado por despertares frecuentes. Estos síntomas, que
también son más persistentes e intensos en los ancianos, tienden a mejorar después de la 3° semana de turno.
Los turnos de trabajo de tipo rotatorio provocan trastornos más severos y son considerados dentro de los
disturbios persistentes. Aquí el individuo se enfrenta a la grave dificultad de adaptar su cronobiología a la
alternancia de los sincronizadores ambientales. A los síntomas propios del CSV, se agregan otras patologías
como por ejemplo, úlcera gastroduodenal, hipertensión, obesidad, depresión, impotencia sexual.
Frecuentemente estos sujetos agravan su situación por el abuso que hacen de hipnóticos, de
psicoestimulantes y alcohol.
Otros trastornos persistentes son el síndrome con período de sueño retardado, el de sueño anticipado, el ritmo
de sueño-vigilia irregular, el síndrome de ritmo sueño-vigilia mayor de 24 horas.
4. Parasomnias.- Bajo esta denominación han sido agrupados una serie de trastornos cuyas características
unitarias serían las de no depender directamente de una disfunción de las estructuras reguladoras de CSV.
Dicho de otro modo, el sueño aparece aquí como un estado permisivo, inhibidor o facilitador, para la
manifestación de ciertas disfunciones neuromusculares y/o neurovegetativas.
Estos son trastornos caracterizados por comportamientos o fenómenos fisiológicos anormales que tienen
lugar coincidiendo con el sueño, con algunas de sus fases especificas o con las transiciones sueño-vigilia. No
implican una anormalidad de los mecanismos que rigen el ritmo circadiano ni los horarios de sueño y
despertar. Cada parasonmia afecta una fase característica del sueño, de forma que cada una incide en una fase
de sueño concreta. Entre las más conocidas tenemos:
a) Pesadillas: se caracterizan por la aparición repetida de sueños terroríficos que despiertan al individuo. Toman
la forma de un sueño largo, argumentado, centrado en peligros físicos inminentes o sutiles como fracasos
personales o situaciones embarazosas. Muchas veces son recurrentes, aparecen en el sueño REM.
b) Terrores nocturnos: se caracteriza por la presentación de despertares bruscos que suelen estar precedidos por
gritos o lloros de angustia, aparecen durante el primer tercio del sueño, se acompañan de activación vegetativa
y manifiestan comportamientos de miedo intenso. Durante el episodio es difícil despertar o calmar al
individuo, y si consigue despertarse no recuerda nada del contenido del terror o bien sólo imágenes
fragmentadas o aisladas.
c) Sonambulismo: se caracteriza por la presencia de episodios repetidos de comportamientos motores complejos
que se inician durante el sueño y consiguiendo que el individuo se levante de la cama y empiece a andar.
Estos episodios se presentan en los estadios 3 y 4, el sujeto presenta disminución del estado vigil y de la
reactividad a los estímulos, mirada fija y perdida, y una ausencia relativa de respuesta al diálogo. Después del
episodio aparece confusión.
d) Somniloquia: es el habla o la emisión de sonidos con significado psicológico durante el sueño sin que exista
una concepción crítica subjetiva durante el episodio. El habla puede ir desde sonidos ininteligibles hasta un
pequeño discurso. El contenido del discurso suele ser elaborado y afectivo durante el sueño REM, y pobre en
las fases del no REM. El habla dura pocos segundos y ocurre esporádicamente. Si se mantiene hasta la adultez
podría estar asociado a estados de ansiedad.
e) Jactatio capitis nocturna: consiste en el balanceo rítmico de la cabeza y, en algunos casos, de todo el cuerpo,
normalmente antes de dormirse o en los estadios 1 y 2 de sueño. En algunas ocasiones estos movimientos
pueden repetirse durante un largo periodo de tiempo sin que el niño muestre ningún tipo de cansancio
aparente o que se golpee la cabeza contra un objeto sin llorar.
f) Bruxismo: se caracteriza por la actividad rítmica de los músculos maseteros y temporales que provocan una
serie de contracciones forzadas de la mandíbula superior e inferior y una fricción de las superficies dentarias,
lo cual provoca un ruido muy molesto. Esta fricción si es muy frecuente puede terminar provocando un
desgaste en los dientes e incluso alteraciones en la articulación témporomandibular. Suele aparecer en el
estadio 2 y en la transición de las distintas fases.
g) Otros: tenemos la enuresis, activación de síntomas cardiacos o gastrointestinales, erecciones peneanas
dolorosas, etc.