Está en la página 1de 2

Nulidad Absoluta y de la Relativa en la L.O.P.A.

, del Título I, Disposiciones Fundamentales, Capítulo


II, de los Actos Administrativos, artículos 19 al 21, ambos inclusive:
Artículo 19. Los actos de la administración serán absolutamente nulos en los siguientes casos:
1. Cuando así este expresamente determinado por una norma constitucional o legal.
2. Cuando resuelvan un caso precedentemente decidido con carácter definitivo y que haya creado
derechos particulares, salvo autorización expresa de la ley.
3. Cuando su contenido sea de imposible o ilegal ejecución.
4. Cuando hubieren sido dictados por autoridades manifiestamente incompetentes, o con
prescindencia total y absoluta del procedimiento lealmente establecido
En tal sentido se pronunció esta Corte, en sentencia de fecha 9 de noviembre de 1999, abandonando el
criterio sostenido anteriormente en cuanto a la competencia del funcionario que dicta los actos
administrativos de remoción y retiro, (Expediente N° 99-22524). En esa oportunidad se sostuvo lo
siguiente:
“(…) La interpretación del primer supuesto de nulidad absoluta (actos dictados por órgano
manifiestamente incompetente), suele poner el acento en el adverbio “manifiestamente”, que, con la
única ayuda del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, se identifica con lo notorio, claro,
evidente y palmario. Así, por ejemplo, en el reflejo fiel de una doctrina constante, se ha afirmado
que para dar lugar a la nulidad de pleno derecho es necesario la evidencia del defecto, es decir,
para que la incompetencia sea manifiesta, la misma debe aparecer de una manera clara, sin que
exija esfuerzo dialéctico su comprobación por saltar a primera vista.
En ese orden de razonamiento se han propuesto otros criterios interpretativos, extraídos de los propios
preceptos de la Ley. Así suele afirmarse jurisprudencial y doctrinariamente, que sólo determinan la
nulidad de pleno derecho de un acto, la incompetencia ratione materiae y la incompetencia ratione
loci, pero no la simple incompetencia jerárquica o de grado, ya que en este último supuesto, el
artículo 81 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos admite la convalidación del acto
por el superior jerárquico.
Advierte la Corte que el razonamiento anterior conduce a modificar el criterio del vicio denominado
incompetencia manifiesta sustentado durante mucho tiempo por esta Alzada, atendiendo a lo dispuesto
en el artículo 19, numeral 4, de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, y por ende
comporta un cambio de doctrina jurisprudencial. En efecto, en el contexto del aludido marco
conceptual bastaba que el acto impugnado hubiese sido dictado por un órgano que no tenía
expresamente atribuida la competencia, para considerar que estaba afectado de incompetencia
manifiesta, reputándose la misma como un vicio de orden público, pudiendo ser invocada por las
partes en cualquier estado y grado y del proceso hasta el acto de informes, e igualmente invocada de
oficio por el órgano jurisdiccional.
En el presente fallo se acoge el criterio sentado por la Sala Político Administrativa de la Corte
Suprema de Justicia, por primera vez en sentencia del 13 de agosto de 1991 (Exp. 5332), que
estableció una diferencia entre INCOMPETENCIA MANIFIESTA E INCOMPETENCIA RELATIVA,
identificando esta última clase con la incompetencia jerárquica, y en tal sentido acudiendo a la
definición mediante la ejemplificación expresó ‘(…) cuando la actuación corresponde a un funcionario
de la misma rama tributaria, a quien le faltó una determinada autorización de su superior jerárquico,
o el cumplimiento del algún otro extremo en particular…’. En esa misma línea argumental afirmó ‘…
debe hablarse entre nosotros de INCOMPETENCIA MANIFIESTA cuando se trate por ejemplo de
planillas de impuesto sobre la renta firmadas por funcionarios no tributarios, y aún pudiera
extremarse el concepto hasta incluir un funcionario del Ministerio de Hacienda de otra área
tributaria, como por ejemplo la renta aduanera’.
En fin, el mencionado cambio jurisprudencial permite concluir que en principio, toda
incompetencia por la materia y el territorio será manifiesta, y que toda incompetencia por grado o
jerárquica será no manifiesta o “relativa”, pudiendo en ambos casos configurarse excepciones, y en
esa línea de razonamiento debe recordarse que la incompetencia manifiesta constituye una causal
de nulidad absoluta de los actos administrativos, a tenor de lo preceptuado en el artículo 19,
numeral 4, de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, y la “relativa” una causal de
anulabilidad, conforme a lo establecido en el artículo 20 ejusdem; por tanto, en el primer caso el
pronunciamiento jurisdiccional puede ser de oficio en todo estado y grado de la causa, e igualmente
puede ser invocado hasta el acto de informes por las partes, y por el contrario, en el segundo caso no
procede el pronunciamiento judicial de oficio, y únicamente la referida causal puede ser esgrimida
por las partes en el libelo del recurso…”.
——————————————— o ————————————–
Supuesto de nulidad absoluta admitidos por la jurisprudencia dominante aun cuando no figuren
en la ley.
Jurisprudencia
Sentencia Nº 01996 de Sala Político Administrativa, Expediente Nº 13822 de fecha 25/09/2001
Materia: Contencioso Administrativo Tema: Vicios Asunto
El vicio de procedimiento administrativo consagrado en el ordinal 4° del artículo 19 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos. Contenido y alcance. Nulidad absoluta. Anulabilidad. la
procedencia de la sanción jurídica de nulidad absoluta impuesta a un acto que adolece del vicio
consagrado en el ordinal 4º del artículo 19 de la citada ley, está condicionada a la inexistencia de un
procedimiento administrativo legalmente establecido, es decir, a su ausencia total y absoluta. La
doctrina y la jurisprudencia contenciosa administrativa progresivamente han delineado el contenido y
alcance del referido vicio de procedimiento administrativo, al permitir una valoración distinta de este
vicio que afecta al acto administrativo en atención a la trascendencia de las infracciones del
procedimiento. En tal sentido, se ha establecido que el acto administrativo adoptado estaría viciado de
nulidad absoluta, cuando: a) ocurra la carencia total y absoluta de los trámites procedimentales
legalmente establecidos; b) se aplique un procedimiento distinto al previsto por la ley correspondiente,
es decir, cuando por una errónea calificación previa del procedimiento a seguir, se desvíe la actuación
administrativa del iter procedimental que debía aplicarse de conformidad con el texto legal
correspondiente (desviación de procedimiento); o c) cuando se prescinden de principios y reglas
esenciales para la formación de la voluntad administrativa o se transgredan fases del procedimiento
que constituyan garantías esenciales del administrado (principio de esencialidad). Cuando el vicio de
procedimiento no produce una disminución efectiva, real, y transcendente de las garantías del
administrado, sino que representa sólo fallas o irregularidades parciales, derivadas del
incumplimiento de un trámite del procedimiento, la jurisprudencia ha considerado que el vicio es
sancionado con anulabilidad, ya que sólo constituyen vicios de ilegalidad aquellos que tengan
relevancia y provoquen una lesión grave al derecho de defensa.

Artículo 20. Los vicios de los actos administrativos que no llegaren a producir la nulidad de
conformidad con el artículo anterior, los harán anulables.
Artículo 21. Si en los supuestos del artículo precedente, el vicio afectare sólo una parte del acto
administrativo, el resto del mismo, en lo que sea independiente, tendrá plena validez.

También podría gustarte