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La cenicienta.

(Perrault)
La presente narración tiene como protagonista a Cenicienta, hija única de un noble adinerado que enviudó.
Posteriormente este se casó con otra mujer la cual ya tenía dos hijas.

Además de envidiosas por la excepcional belleza de Cenicienta, el hecho que esta sea la única hija natural del
hombre provoca que se comporten vilmente con ella, obligándola a realizar todas las tareas de la casa y
considerándola poco menos que una criada a su servicio. A su vez solo le permiten vestirse con ropa vieja, muy
gastada o rota. Aunque todas son malvadas solo la hermanastra menor se muestra menos cruel con la protagonista.

Debido a que el joven príncipe del reino en el que viven todavía se encuentra soltero, el rey tiene la idea de organizar
unos bailes en palacio a los que acudirán las muchachas del lugar. Esta circunstancia podrá ser aprovechada por el
chico para elegir a su futura esposa.

Al recibir tal noticia las hermanastras no dudan en acudir al palacio y para ello exigen a que Cenicienta les ayude a la
hora de vestirse y arreglarse para la ocasión. No obstante la muchacha debe quedarse sola en su casa.

Tras la partida de la madrastra y sus hijas Cenicienta se encuentra sola en su hogar y cuando más desesperada está
por la injusticia aparece su hada madrina. Esta es conocedora de las ganas que tiene de ir al baile y conmovida por su
bondad decide ayudarla.

Con su varita mágica convierte a una simple calabaza en una lujosa carroza dorada y diversos animales como
lagartijas o ratas en caballos, criados y cocheros. Tras esta asombrosa transformación el hada se fija en la muchacha
y transforma sus harapos en un precioso vestido de princesa. Pero esto no es todo, pues la buena hada hace
aparecer de la nada unos fantásticos zapatos de cristal.

No obstante todo este sueño tiene una parte negativa, pues el hada advierte a Cenicienta que el hechizo dura hasta
medianoche. Es por ello que deberá regresar a su casa antes que en el reloj suenen las doce campanadas.

Con su impresionante séquito Cenicienta acude al baile y ya desde el principio se convierte en el centro de atracción
de la fiesta. Se encuentra tan hermosa que nadie, ni tan solo la madrastra y sus hermanastras logran reconocerla. El
baile transcurre con normalidad pero Cenicienta recordando la advertencia de su hada madrina logra escabullirse
antes de medianoche, regresando a su casa donde todo vuelve a la normalidad.

Al segundo baile que se celebra al día siguiente de nuevo acude Cenicienta con un vestido todavía más bonito que el
del día anterior. El príncipe enamorado de ella desde que la vio por primera vez le pide un baile. La velada es
perfecta y todo transcurre tan bien que la protagonista pierde la noción del tiempo. Es entonces cuando
casualmente observa el reloj y con horror comprueba que están a punto de tocar las doce. Disculpándose,
precipitadamente huye del palacio a tal velocidad que pierde uno de sus espectaculares zapatos de cristal.

Esto sorprende a todas las personas que asisten al evento y deja particularmente abatido al príncipe, el cual solo
puede resignarse a recoger el zapato olvidado por la chica que le ha robado el corazón. Triste por su pérdida el chico
tiene una gran idea. Esta consiste ni más ni menos que en probar el zapato a todas las muchachas del reino, pues
este se encuentra adaptado a un solo y exclusivo pie.

El zapato es probado por gran cantidad de jóvenes y a ninguna de ellas les va bien. Tras un tiempo llega a casa de
Cenicienta y aunque las hermanastras hacen verdaderos esfuerzos para que el zapato les entre no lo consiguen. Es
entonces cuanto se da cuenta de la presencia de Cenicienta y a pesar de la negativa de su madrastra y hermanastras
a que se pruebe el zapato resulta que este le entra a la perfección.

Nadie da crédito a que una humilde criada sea aquella princesa que a tantas personas asombró por su elegancia. A
fin de corroborar que por fin se ha encontrado la enigmática princesa inesperadamente reaparece el hada madrina
para transformar su humilde ropa en el vestido de gala.
El relato finaliza cuando Cenicienta perdona de todo corazón a sus dos hermanastras. Estas arrepentidas no
solamente acuden a la boda de la protagonista, sino que en ese mismo día se casan con dos nobles de la corte. A
partir de entonces vivirán felices para siempre.

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