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LA EDUCACIÓN SUPERIOR

UNIVERSITARIA Y SU MARCO REGULATORIO


FICHA TÉCNICA
Semillas para la Democracia
Marta Ferrara
Dirección ejecutiva
María Jesús Bogado
Dirección ejecutiva adjunta

Proyecto Sociedad Civil Topu’ã Paraguay


Gustavo Candia
Dirección

Guzmán Ibarra
Coordinación general

Gladys Casaccia
Coordinación
Componente Encuentros

Naida Romero
Lis Jara
Asistencia

Autores:
Jorge García Riart
José Nicolás Morínigo
Luís A. Galeano
Fernando Krug

Edición:
Magdalena Rivarola, consultora

Proyecto Sociedad Civil Topu’ã Paraguay


www.topua.org.py
Semillas para la Democracia
Roma 1.055 c/ Colón - Asunción
Teléfono: (59521) 420 323
www. semillas.org.py

Diseño:
Goiriz Imagen y Cia.

Paraguay
Noviembre de 2013
Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID). Los conceptos y opiniones expresadas en la misma corresponden a los autores y no reflejan
necesariamente el punto de vista de USAID ni del Gobierno de los Estados Unidos.
ÍNDICE DE CONTENIDO
Presentación 4

Panorama del debate sobre la universidad en Paraguay


• Magdalena Rivarola 6

Configuración institucional del sistema de Educación Superior


paraguayo • Jorge García Riart 8

La Educación Universitaria en el Sistema Educativo del Paraguay


• José Nicolás Morínigo Alcaraz 24

La universidad y las políticas de desarrollo • Luis A. Galeano 32

Marco regulatorio del sistema de educación superior


Demandas Estudiantiles • Fernando Krug 38
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Presentación
La situación de la educación superior universitaria en Paraguay ha cobrado nuevos bríos a
partir de la reciente sanción de la Ley de Educación Superior. El debate sobre la necesidad
de cambio de la educación superior universitaria –donde su regulación es una dimensión del
complejo fenómeno- lleva más de una década, a pesar de haberse iniciado muy posterior-
mente al empuje por la reforma educativa producido en los primeros años de la década de
los noventa. En ese entonces, llamaba la atención que el privilegiado sector cuyas funciones
principales son precisamente la producción y transmisión de los conocimientos que alimentan
los procesos de cambios, estuviera tan poco visible en las discusiones y reclamos sobre las
deseadas transformaciones en nuestra sociedad.

En 2002, el Consejo Nacional de Educación (CONEC) ya advertía que “la creciente demanda
por acceso a la educación superior que se viene dando por la sostenida masificación, el caó-
tico y permisivo crecimiento del número de universidades privadas, el sub-financiamiento,
la débil actividad en el campo de la investigación, etc., están fortaleciendo una tendencia de
precarización sumamente grave en la esfera universitaria.” Al mismo tiempo, la llamada so-
ciedad del conocimiento imponía un nuevo paradigma de producción de conocimientos, con
la necesaria redefinición de la universidad en dicho proceso, haciendo que el escenario de la
educación superior universitaria se complejizara aún más.

Dado que actualmente la preocupación más saliente es el marco regulatorio de este nivel
educativo, una pregunta ineludible, entre otras, es si esto permitirá crear las condiciones
necesarias para transformaciones profundas, dado que la ley en sí misma, aunque necesaria,
no es factor activo de cambio. Es que los requerimientos de cambios desde la universidad han
sido mínimas, con la excepción de demandas aisladas del sector docente y de movimientos
estudiantiles universitarios, por lo que con frecuencia la percepción ha sido la de un proceso
más centrado en la reproducción del sistema tradicional que en los cambios necesarios.

Los impulsos hacia reformas de la educación superior universitaria que se empezaron a dar
en la década de los noventa en diversos ámbitos, entre los cuales está el parlamentario, han
registrado debilidades para el logro efectivo de cambios; los avances llegaban hasta cierto
punto, donde se detenían para no tocar el poder establecido. En este contexto, al alcanzar
momentos inaplazables de decisión, se ha elegido la salida de un marco regulatorio al que
todavía le queda mostrar que no se convertirá en el mero instrumento de un pacto conser-
vador.

La visibilidad del proceso de discusión y sanción de la ley y sus implicancias, ha hecho que
reflexiones y debates del Grupo Impulsor/Sector Académico, realizados en el marco del
Programa de Democracia / Sociedad Civil, Topu’a Paraguay llevado a cabo por la organización
Semillas para la Democracia, con el apoyo de USAID Paraguay, identificaran el tema de la si-

4
tuación de la universidad en el país y su marco normativo como una preocupación fundamen-
tal. La comprensión de que las medidas de reforma no se limitan a un cambio jurídico-legal o
al aumento del financiamiento y que las transformaciones buscadas deben ser pensadas con
un enfoque sistémico y multidimensional motivó así la organización, en el mes de Julio de
2013, del espacio de debate “Pensar la Universidad”.

Dicho encuentro pretendió recuperar algunas de las líneas de reflexión sobre la actual situa-
ción de la educación superior universitaria, a través de actores académicos clave, como son
los docentes, investigadores y estudiantes. Ellos han venido participando desde hace tiempo
y de diversas maneras y lugares, en la discusión de las características de la educación superior
universitaria, de sus roles académicos, sociales, culturales y políticos en el contexto actual, de
los nuevos diseños institucionales que necesitan ser pensados, así como también de las difi-
cultades que persisten para el logro de metas en sintonía con los desafíos locales, regionales
y globales.

Las ponencias de especialistas y estudiantes invitados en oportunidad del encuentro “Pensar


la Universidad” están aquí recopiladas. Son valiosos aportes y reflexiones que nos permiten
acceder a perspectivas distintas sobre lo que son las instituciones universitarias y más im-
portante aún, lo que deberían para ser reconocidas como tales; reflexiones y aportes que
incluyen el marco regulatorio recientemente sancionado como una de las entradas que nos
permite vislumbrar la distancia a recorrer para el logro de esas visiones.

Tanto la realización del encuentro mencionado como la publicación de las ponencias expues-
tas en dicha oportunidad, se orientan a impulsar debates en la materia, en el interés de que
la universidad cumpla un rol protagónico en el desarrollo socio-político, económico y cultural
del país, dada la convicción de que un sistema universitario de calidad y pertinencia es vital
para nuestro futuro como sociedad.

Setiembre de 2013
Semillas para la Democracia

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La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Panorama del debate sobre


la universidad en Paraguay
Magdalena Rivarola
Socióloga por la Universidad Católica de Asunción y máster y doctora en educación por la Universidad de
Harvard, Estados Unidos, en el área de Administración, Planificación y Política Social.

Con la organización del encuentro “Pensar la Universidad”, Semillas para la Democracia


plantea el primer debate después de la promulgación de la Ley de Educación Superior,
marcando el inicio de otra etapa en la prolongada reflexión sobre la necesidad de cambiar
y regular la educación superior universitaria. Sin intención de omitir ninguna de estas
discusiones, queremos señalar algunos de los esfuerzos más visibles, que lograron que el
tema gradualmente formara parte de la agenda social y política.

El debate público sobre la necesidad de una reforma de la educación superior universitaria se


visibiliza en el año 2000, con un encuentro en el que participaron académicos, intelectuales,
investigadores, miembros del parlamento y corporaciones profesionales, específicamente el
Círculo Paraguayo de Médicos y el de Ingenieros. Los resultados de este debate se publicaron
en “Universidad en Paraguay. Desafíos y Dilemas”, a fines del año 2000 con auspicios de la
Asociación de Estudios Paraguayos y del Ministerio de Educación y Cultura. En otro plano, el
Consejo Nacional de Educación y Cultura (CONEC), órgano establecido para pensar, diseñar
e implementar, junto con el MEC, la reforma educativa paraguaya, se suma a la preocupación
por el necesario cambio del sistema de educación superior y publica en agosto de 2002
“Estrategias de transformación de la Educación Superior”.

Seguidamente, en noviembre del mismo año, el Círculo Paraguayo de Médicos y el Instituto


de Patología e Investigación, desde donde destacados docentes e investigadores lideraban el
debate sobre la universidad, publican el documento “Reforma Universitaria en el Paraguay”,
que nuevamente recoge los resultados de los debates, conferencias y encuentros de trabajo
sobre el tema de la reforma universitaria en Paraguay, realizados en el año 2001.

En el período 2003-2008, el debate se mantiene en la agenda pública a través de dos frentes


visibles: El CONEC y el Parlamento a través de sus dos cámaras. CONEC1 produce una serie
de diagnósticos y propuestas, con el propósito de alimentar lo que se debatía en la Comisión
Bicameral para el Estudio de la Reforma de la Educación Superior. En este último escenario, se
produjeron dos importantes materiales: “Cambio y Resistencia en la Reforma de la Educación
Superior” y “Diagnóstico y propuestas para la educación superior en el Paraguay”, también
por la Comisión Bicameral y la Comisión Nacional para la Reforma de la Educación Superior
del Poder Ejecutivo. En el 2006, la Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción” organiza
un seminario denominada “La Universidad en Crisis”, con una publicación posterior.

1 CONEC, 2003. Situación de la educación en el Paraguay; 2004 (junto con el Consejo de Universidades):
“La reforma de la educación superior”; 2006(a): Situación actual y tendencias de la educación superior;
2006 (b): Caracterización del sector privado de la educación superior universitaria; 2007 (con el Consejo
de Universidades): Proyecto sustitutivo de la Ley No. 2529/04 de Universidades (resumen esquematizado);
2008: Avances de la reforma educativa. Situación y perspectivas de la educación universitaria en el
Paraguay.
6
En el lapso 2009-2010 el debate se centra claramente en la Comisión Bicameral, con
la participación activa del MEC ya en el marco de la elaboración del anteproyecto de ley
universitaria. El MEC buscaba delinear políticas para el desarrollo de la educación superior,
en vista a Declaración Mundial de Educación Superior (UNESCO, 2009). Es así que en
setiembre de 2010 se presenta un informe al MEC, “Apuntes para una nueva ley de educación
superior” cuyas recomendaciones fueron adoptadas en gran medida en la última versión del
anteproyecto de la ley de educación superior de la Comisión Bicameral. En los primeros
meses de 2011, esta Comisión introduce, a través de la Cámara de Diputados, el proyecto
de Ley de Educación Superior. El proceso se complejiza, produciendo y consolidando un
cuerpo que contiene por un lado, reformulaciones, y por otro, innovaciones, que reflejan
los intereses de la nueva realidad de la educación superior universitaria. Tengamos en cuenta
que en todo este tiempo se multiplican las universidades privadas, con claros intereses
comerciales por sobre los académicos, produciendo una fisura entre universidades públicas
y privadas. A mediados de 2012, la Comisión Bicameral para el Estudio de la Reforma de la
Educación Superior presenta una nueva propuesta a la Cámara de Senadores; a este respecto,
es importante citar que en junio de 2013, esta Comisión publica “Fundamentos para una ley
de Reforma de la Educación Superior en el Paraguay”, que relata el proceso en el que estuvo
envuelta la Comisión para la elaboración del proyecto de ley de educación superior en el
período legislativo 2008-2013. Los resultados se utilizaron en la redacción del proyecto de
ley, que termina siendo promulgada como ley en agosto de 2013.

Sin desmerecer otros temas, lo resaltante de la nueva ley aprobada se da en torno a: i) la fuerte
dominancia que siguen manteniendo las dos mayores universidades del país, la Universidad
Nacional de Asunción y la Universidad Católica; ii) la emergencia de un nuevo cuadro de
poder inducido por los cambios ocurridos durante la última década, particularmente la
expansión acelerada del sistema universitario, la ampliación de la demanda de la educación
superior y la influencia de los intereses comerciales o de lucro; iii) el surgimiento de nuevos
“imaginarios” que buscan sustentar nuevos paradigmas de organización e intereses, tales
como el del sector académico aún dominante, el de los sectores políticos, el del sector
académico privado y un heterogéneo grupo que apunta a apoyarse sobre las condiciones del
mercado; iv) la contraposición entre el envolvente “imaginario” que proclama como meta
suprema la idea de que la tarea universitaria debe concentrarse en lograr mejores niveles de
calidad y el exiguo caudal de recursos disponibles tanto de las fuentes pública como privadas.
En este último caso, representada casi exclusivamente por el ingreso a través del cobro de
matrículas y otros servicios.

El panorama descripto deja claro que el debate sobre la reforma universitaria todavía tiene
un camino importante que recorrer; lo que ofrecen estas presentaciones son contribuciones
incipientes para el delineamiento de los ejes clave sobre los cuales deberíamos continuar
debatiendo como sociedad y así ser capaces de establecer acuerdos básicos que permitan
el surgimiento de una universidad que responda a los desafíos que el país necesita atender
para la formación de una masa crítica y ciudadana necesaria para la plena consolidación de la
institucionalidad y el desarrollo del país.

7
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Configuración institucional del sistema


de Educación Superior paraguayo
Jorge García Riart*

Resumen

Desde la puesta en vigencia de la Ley General de Educación, en 1998, estaba pendiente una
ley reglamentaria para el nivel de Educación Superior tal como prescribía la citada legislación.
Finalmente, a mediados de 2013, la Ley de Educación Superior fue sancionada y luego
promulgada. Si bien sólo regula el espacio de las universidades y de los institutos superiores,
dejando pendiente el ordenamiento de la formación profesional de tercer nivel, el nuevo
instrumento jurídico formaliza un nuevo ordenamiento institucional de toma de decisión que
marca una notable corresponsabilidad del Ministerio de Educación y Cultura y una primacía
de actores universitarios propiamente así como de agentes del sector productivo en la
definición de políticas públicas en materia de educación superior. ¿Quién tendrá el poder
formal? ¿Quién manejará la información? ¿Quién controlará los procesos de toma de decisión?

1. Introducción

El artículo 47 de la Ley General de Educación establece: “La educación superior se ordenará


por la Ley de educación superior y se desarrollará a través de universidades e institutos
superiores y otras instituciones de formación profesional del tercer nivel”. La Legislación en
cuestión recién fue sancionada en 2013, después de 15 años de promulgación de la Ley 1264.

Con la promulgación de la Ley 5995 “De Educación Superior” casi se completa el paquete de
leyes que rigen el sistema educativo nacional1. Ciertamente, queda pendiente una legislación
referida a la formación profesional de tercer nivel que incluye la formación técnica y la
formación docente.

1 Hay un debate respecto a la definición de educación superior como sistema o subsistema. El art. 26 de
la Ley General de Educación dice: “El sistema educativo nacional incluye la educación de régimen general,
la educación de régimen especial y otras modalidades de atención educativa. La educación de régimen
general, puede ser formal, no formal y refleja”. El art. 27 explica que la educación formal se estructura
en tres niveles: educación inicial y educación escolar básica; educación media y educación superior. En
este sentido, la educación superior está subordinada al sistema educativo nacional. Sin embargo, Cardozo
(2013) sostiene que la educación superior es un sistema de producción de conocimientos y como tal “es
independiente, autónomo, de su entorno; si no fuese así carecerá de la capacidad de autorreferenciarse”. A
objeto de este trabajo se usará la nomenclatura de sistema ya que en la definición de políticas sobre calidad
educativa, financiamiento, investigación de la educación superior y otros se conjugan una serie de actores
institucionales oficiales.

8
De todos modos, la nueva Ley de Educación Superior, que regula el espacio de las universidades
y los institutos superiores, prescribe un nuevo ordenamiento institucional cuya composición
plantea una interesante relación de actores corporativos que animan a consolidar un sistema
de educación superior nacional al tiempo que plantea interrogantes respecto del poder
formal, el manejo de la información y la toma de decisión.

El punto de partida de la elaboración de la Ley de Educación Superior fue regular la creación


de nuevas instituciones (universidades e institutos superiores) y controlar la calidad del
servicio educativo que ofrecen las ya constituidas. Pero, dada la conformación del nuevo
Consejo Nacional de Educación Superior, cabe analizar la red de tensiones que intrinca la
relación de los distintos ámbitos de poder o de influencia del cual proceden sus miembros.

La configuración institucional del sistema de Educación Superior en el Paraguay se consuma


hoy con el Consejo Nacional de Educación (Ley 1264/1998), el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (Ley 2279/2003) y la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación
de la Educación Superior (Ley 2072/2003), cuyos representantes tienen una responsabilidad
común según la nueva Ley de Educación Superior.

2. Categorías de análisis

A. Tipo de funciones: Todos los organismos públicos tienen unos objetivos, unas funciones o
unas atribuciones comúnmente prescriptas por una ley. En este ensayo pretendemos analizar
las funciones de las instituciones que componen -a nuestro criterio- el sistema de Educación
Superior local. Esas funciones tienen que ser definidas con posterioridad a la misión o los
objetivos (Ramió, 1999:105-107).

Las funciones que se ejecutan desde cualquier organización pública se pueden agrupar en un
orden lógico: planificar, organizar, integrar, dirigir y controlar. Planificar consiste en determinar
el plan de acción, definir lo que se va hacer, diseñar estrategias, definir la finalidad, programar,
presupuestar. Organizar es estructurar e integrar actividades y recursos para alcanzar los
objetivos eficaz y eficientemente. Integrar es elegir las personas competentes para ocupar
los puestos de la organización [o cumplir con los fines organizacionales]. Dirigir implica guiar
las acciones de la organización hacia los objetivos fijados. Controlar consiste en asegurar la
progresión hacia los objetivos según el plan de acción establecido.

B. Ámbitos de poder o de influencia: Entendemos como poder, en este trabajo, en el


sentido primario que Dahl (1957) confiere a la palabra: relación entre dos o más actores,
en la que uno puede obligar a otro a hacer algo que no tenía pensado o no quería hacer.
El poder puede expresarse en un colectivo de actores expresado comúnmente en una
institución o procedente de un ámbito común de acción. La política comprende aquellos
actos intencionados de influencia (presión, fuerza) para intensificar o proteger los intereses
propios, ya sean estos individuales o grupales (Ramió, 1999:164).

9
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

En este sentido encontramos cuatro categorías de ámbitos de poder: estatal, universitario,


productivo e intermedio. El ámbito estatal tiene relación con actores institucionales y sus
representantes provenientes de secretarías de Estado (ejemplo MEC). El ámbito universitario
contiene a actores institucionales o a miembros de la comunidad universitaria que representan
a sus respectivos estamentos (ej. estudiantes de universidades públicas) o a sus asociaciones
corporativas (ejemplo Consejo de Rectores). El ámbito productivo refiere a los gremios
de la industria y la producción, comúnmente de corte empresarial (ejemplo Asociación de
Medianos y Pequeños Empresarios). Y el ámbito de las organizaciones de la sociedad civil2
(OSC) comprende a grupos de presión (como los sindicatos) o grupos de intelectuales (como
la Sociedad Científica).

C. Fuentes de poder: El poder en las organizaciones fluye por distintos canales de influencia
y surge de posiciones, niveles, situaciones, estructuras, procesos, conocimientos que son
las fuentes de poder (Ramió, 1999:164). Una clasificación exhaustiva de los tipos de poder
formula Morgan (1990): autoridad formal, control de recursos escasos, uso de la estructura,
reglas y reglamentaciones, control de procesos de decisión, control del conocimiento y de
la información, control de acceso a ámbitos organizativos y capacidad para hacer frente a
incertidumbres.

A objeto de este ensayo, utilizaremos sólo tres categorías: La autoridad formal en la organización
pública es la forma de poder legítima que parte de la aprobación social, corrientemente de base
racional-legal y depende de la correcta aplicación de reglas y de procedimientos formales. El
concepto de autoridad formal también hace referencia a la legitimación desde abajo (Ramió,
1999:164-5). En el control de los procesos de decisión muchas veces el actor que ostenta
formalmente la potestad decisoria no es el único, ni muchas veces el más importante, que
participa en el proceso decisional, ya que comparte este poder con los actores que controlan
y filtran los flujos de información previos y posteriores a la decisión. Hay muchos actores no
involucrados directamente en el proceso de toma de decisiones que pueden participar del
mismo (Ramió, 1999:166). Siempre se dice que la información otorga poder a quien la maneja.
En la Administración Pública el control de este recurso puede influir sistemáticamente en la
definición de las situaciones de la organización y crear modelos de dependencia (Ramió,
1999:166-7), a esto llamamos control del conocimiento y de la información.

3. Organismos componentes del Sistema de Educación Superior

3.1. Consejo Nacional de Educación Superior

Con la promulgación de la Ley 5995 “De Educación Superior” se crea el Consejo Nacional
de Educación Superior como órgano responsable de proponer y coordinar las políticas y
programas para la educación superior (art. 7°.)

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El nuevo organismo se compone de los siguientes miembros (art. 8°.): el ministro de Educación
y Cultura o su representante, el rector de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), el
rector de la Universidad Católica (UC), un rector representante de la universidad pública,
un rector representante de la universidad privada, un miembro del Consejo Nacional de
Educación y Cultura (CONEC), un director general representante de los institutos superiores
del sector público, un director general representante de los institutos superiores del sector
privado, un catedrático por las universidades públicas, un catedrático por las universidades
privadas, un representante del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), un
representante estudiantil de las universidades públicas y un representante estudiantil de las
universidades privadas. Son 13 miembros titulares.

Para la designación de estos miembros la Ley señala, en su art. 14, que: “todos los miembros
del Consejo Nacional de Educación Superior deberán contar con la nacionalidad paraguaya”.
Respecto a los rectores representantes, estos deberán pertenecer a universidades con
al menos 8 años de existencia legal y los directores generales representantes a institutos
superiores con al menos diez años de existencia legal. Por su parte, los representantes
catedráticos deberán poseer el título académico máximo, inscriptos en el Ministerio de
(MEC) y contar con diez años de experiencia en educación superior.
Educación y Cultura (MEC),
Los representantes de estudiantes deberán estar debidamente matriculados y haber cursado
y aprobado por lo menos el 50% del total de asignaturas de su carrera de grado; cesarán
automáticamente en sus funciones una vez que obtuvieren el título de grado.

El art. 12 establece que el ministro de Educación y Cultura, el rector de la UNA y el rector de


la UC serán miembros natos. Los representantes de las universidades públicas y privadas serán
designados por sus pares; en un caso puede suponerse que sea la Asociación de Universidades
Públicas del Paraguay (AUPP) y en el otro caso la Asociación Paraguaya de Universidades
Privadas (APUP), aunque estas entidades no aglutinan a todos sus pares y el art. 17 de Ley
5995 dispone que el Consejo de Rectores representa a las universidades. Habrá que resolver
esta cuestión. Los representantes del CONEC y del Conacyt serán nombrados por sus
respectivas instituciones. Los demás serán electos por sus pares en elecciones convocadas
por el presidente del CNES (art. 12).

El art. 9° determina una serie de funciones para el Consejo, las cuales las agruparemos en
cinco clases según el modelo expuesto en el ítem 2. Como puede verse en el Cuadro 1,
hay mayor carga funcional en cuanto a la función controlar y una proporción similar que se
distribuyen en la función planificar y organizar, lo cual marca el carácter del nuevo organismo:
Superior de acuerdo
proponer las políticas para el desarrollo y el funcionamiento de la Educación Superior,
con los planes de desarrollo nacional2, así como el control, la sanción, la intervención y la
clausura de las universidades y de los institutos superiores.

2 De hecho la Constitucional Nacional en su art. 79 dice que las universidades “establecerán sus estatutos
y formas de gobierno y elaborarán sus planes de estudio de acuerdo con la política educativa y los planes de
desarrollo nacional”.
11
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Cuadro 1. Funciones del CNES


Planificar Proponer las políticas para el desarrollo y el funcionamiento de la educación superior, de acuerdo
con los planes de desarrollo nacional.
Elaborar planes y propuestas acerca de las necesidades y fuentes de financiación de la educación
superior.
Organizar Dictaminar sobre la creación y clausura de universidades e institutos superiores. Los dictámenes de
creación de universidades y de los Institutos Superiores tendrán carácter vinculante ante el Congre-
so Nacional; y deberán fundarse en el informe técnico proporcionado por la ANEAES.
Establecer criterios académicos y técnicos básicos que deberán reunir los currículos.
Coordinar con el MEC los programas que apunten a la articulación de la educación media con la
educación superior.
Reglamentar los procedimientos de movilidad horizontal de los estudiantes en carreras de grado y
programas de postgrado.
Establecer pautas sobre la nomenclatura de títulos de la educación superior.
Integrar Dictar su reglamento de organización interna y funcionamiento, así como aquellas reglamentaciones
que sean necesarias para el cumplimiento de las disposiciones de la presente ley.
Dirigir Establecer los procedimientos de vinculación y articulación curricular de carreras y titulaciones de
técnicos superiores para el acceso a las carreras de grado en institutos superiores y universidades,
teniendo en cuenta las áreas de su formación académica;
Administrar los fondos y bienes del Consejo Nacional de Educación Superior.
Controlar Velar por el cumplimiento de la garantía constitucional de la autonomía de las universidades.
Ofrecer información pública sistemática sobre la calidad de las carreras e instituciones de educación
superior, sobre base de la información proporcionada por la Agencia Nacional de Evaluación y
Acreditación de la Educación Superior.
Intervenir las universidades e institutos superiores, con el acuerdo de dos tercios de la totalidad de
los miembros presentes, conforme a las causales establecidas en la ley.
Clausurar las filiales y carreras de las universidades e institutos superiores, por resolución de la
mayoría absoluta de dos tercios de sus miembros, previa comprobación, en debido proceso, de
las causas alegadas y, por mayoría de las cuatro quintas partes del total de sus miembros, clausurar
las universidades e institutos superiores, previo cumplimiento de los requisitos establecidos para la
clausura de las filiales o carreras.
Elaborar el régimen de inhabilidades e incompatibilidades para el ejercicio de los cargos directivos
de instituciones de educación superior.
Informar anualmente al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo sobre la situación de la educación
superior en el Paraguay.
Aplicar las sanciones respectivas en caso de incumplimiento de las exigencias previstas para la eva-
luación y acreditación de la educación superior, en función al informe de la Agencia Nacional de
Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (ANEAES).

3.2.Consejos de Rectores y Directores

La nueva Ley de Educación Superior también introduce dos nuevas figuras institucionales:
el Consejo de Rectores de Universidades (CRU) y el Consejo de Directores Generales de
Institutos Superiores (CDGIS). Según el art. 17, el CRU tiene por misión representar a las
universidades, ser una instancia de diálogo entre las mismas en los temas de interés común
y colaborar con el CNES en la elaboración de políticas de educación superior, cuando éste lo
requiera.

El art. 18 define las funciones del CRU: promover y desarrollar acciones tendientes a
fortalecer la cooperación entre las instituciones universitarias; proponer políticas y planes
para el cumplimiento de los fines de la educación universitaria; informar sobre los temas

12
que el Consejo Nacional de Educación Superior someta a su consideración; contribuir al
fortalecimiento de las relaciones entre las universidades y el resto del sistema educativo;
analizar y expedirse sobre la marcha de la reforma de la educación superior;
superior dictar su reglamento
de organización interna y funcionamiento; y promover y desarrollar actividades tendientes a
fortalecer el funcionamiento de las universidades.

El CRU se conformará por dos rectores de universidades públicas y dos de universidades


privadas, con sus respectivos suplentes. Serán electos por sus pares en votación secreta y
durarán tres años en sus funciones, pudiendo ser reelectos en forma consecutiva por una sola
vez y en forma alternada, indefinidamente (art. 19). En la práctica, cabe notar, que el Consejo
de Universidades creado por la Ley 136/1993 será reconvertido en el Consejo de Rectores.

Por su lado, el CDGIS se conforma por dos directores de institutos superiores públicos y dos
de institutos superiores privados, con sus respectivos suplentes (art. 20) y sus funciones son
las mismas que las del CRU. Los institutos superiores dependientes de las Fuerzas Armadas
de la Nación y de la Policía Nacional no integrarán el Consejo de Directores (art. 21).

3.3.La Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación

La Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (ANEAES), lleva


10 años de funcionamiento, creada por Ley 2072/2003. Sin embargo en la nueva Ley de
Educación Superior se introducen ajustes respecto a su definición, funciones y organización.

El art. 82 dicta que la ANEAES es el organismo técnico encargado de evaluar y acreditar


la calidad académica de los institutos de Educación Superior. Posee autonomía académica,
administrativa y financiera. Debe cumplir con las tareas específicas de verificar y certificar
sistemáticamente la calidad de las instituciones de educación superior, sus filiales, programas y
las carreras que ofrecen, y elevar el informe al Consejo Nacional de Educación Superior para
su tratamiento conforme a esta ley.

La propia Ley 2072 fija las siguientes funciones para la ANEAES: realizar las evaluaciones
externas de la calidad académica de instituciones de educación superior producir informes
técnicos sobre proyectos académicos de habilitación de carreras e instituciones, a solicitud
de la instancia competente de la Educación Superior; servir de órgano consultivo en materia
de evaluación y acreditación relativa a la Educación Superior; servir como órgano consultivo
a solicitud de instituciones u organismos interesados en materias relacionadas con la presente
ley y en los términos de su competencia; acreditar la calidad académica de las carreras y
programas de posgrado que hubiesen sido objeto de evaluaciones externas por la misma
Agencia; dar difusión pública oportuna sobre las carreras acreditadas y vincularse a organismos
nacionales o extranjeros en materia de cooperación financiera o técnica.

13
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Para analizar las funciones concretas que realiza la ANEAES es esclarecedor tener en cuenta
el art. 5°. de la Ley de Creación que define deberes y atribuciones y cuya agrupación por
categorías se describe en el Cuadro 2. Siguiendo el modelo de Ramió (1999), se visualiza un
énfasis de la función de controlar.

Cuadro 2. Funciones de la ANEAES


Planificar Preparar el presupuesto anual de gastos y recursos de la Agencia y elevarlo a la instancia corres-
pondiente.
Organizar Establecer los procedimientos para la evaluación y acreditación.
Establecer su reglamento interno.
De acuerdo con la Ley de Presupuesto General de la Nación, administrar los recursos asignados.
Establecer tarifas para la realización de procesos de evaluación externa, de acreditación y de elabo-
ración de informes técnicos en los casos en que fueran requeridos por personas físicas o jurídicas..
Integrar De acuerdo con la Ley de Presupuesto General de la Nación, designar al personal técnico y admi-
nistrativo de la Agencia, por concurso de títulos, méritos y aptitudes y removerlos de acuerdo a las
normas jurídicas pertinentes.
Conformar el Registro Nacional de Pares Evaluadores por áreas disciplinarias o profesiones.
Conformar los Comités de Pares Evaluadores por áreas disciplinarias o profesiones.
Dirigir Solicitar la ejecución de acciones o la prestación de servicios necesarios para el mejor
cumplimiento de las funciones de la Agencia.
Controlar Realizar la evaluación externa de la calidad de las instituciones de educación superior.
Verificar periódicamente el desarrollo de los proyectos institucionales, a solicitud de la instancia
competente de la educación superior y de conformidad al procedimiento establecido en esta ley.
Responsabilizarse del dictamen técnico sobre los proyectos académicos de nuevas carreras e insti-
tuciones a solicitud de la instancia competente.
Recibir los resultados de las autoevaluaciones que se realicen en instituciones de educación superior
y someterlas a análisis crítico.
Considerar las solicitudes y decidir la acreditación de carreras de grado universitario y de cursos de
posgrado.
Brindar información pública sobre carreras de grado universitario y cursos de posgrado acreditados.

Elaboración propia

El art. 6° de la Ley de ANEAES específica la integración de su Consejo Ejecutivo: un miembro


MEC; dos miembros titulares y dos suplentes, por el
titular y uno suplente, nominados por el MEC
organismo que nuclee a las instituciones de educación superior públicas y privadas [ahora con
la nueva Ley ¿será el Consejo Nacional de Educación Superior?]; un miembro titular y uno
suplente, nominados por las federaciones de organizaciones de profesionales universitarios
y un miembro titular y uno suplente, nominados por las federaciones que conformen las
asociaciones del sector productivo3. Es costumbre que el representante del MEC oficie de
presidente del citado organismo. El último ministro le otorgo el rango de viceministro al
presidente de la ANEAES.

Para formar parte del Consejo Directivo de la Agencia se necesita ser ciudadano paraguayo,
tener grado académico máximo en su carrera de formación, ser idóneo para tareas de

3 La nómina de los integrantes actuales puede encontrarse en el siguiente recurso:


http://www.aneaes.gov.py/aneaes/miembros.html.
14
evaluación integral de la educación y no ser propietario, copropietario, socio o accionista de
instituciones privadas de educación superior (art. 7°).

3.4. Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología

Otro organismo oficial que integra el sistema de Educación superior del Paraguay es el
Conacyt, al cual la nueva Ley 5995 le ha dado el carácter de miembro integrante del CNES,
con derecho a voz y voto, que, sin embargo, por Ley 2279/2003 se le atribuye la coordinación,
orientación y evaluación general del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y
del Sistema Nacional de Calidad (art. 5°).

El art. 7° de la Ley de Conacyt detalla las atribuciones de esta institución pública autárquica,
de composición mixta, dependiente de la Presidencia de la República, que a la luz del
marco del análisis que utilizamos, encontramos que hay más o menos un equilibrio entre su
función de organizar y su función de dirigir, esta última relacionada con estímulo, fomento y
promoción de la investigación y la calidad (véase Cuadro 3). Se presume que si bien la función
calidad en la
del Conacyt es formular y proponer políticas en el sector de ciencia, tecnología y calidad,
práctica el organismo funciona como un ente de organización y dirección de la política pública
en la materia que por Ley se la ha conferido.

La composición del Conacyt esta prescripta en el art. 8°. de la Ley 2279: un representante de la
Secretaría Técnica de Planificación, uno del Instituto Nacional de Tecnología y Normalización
dependiente del Ministerio de Industria y Comercio, uno del Ministerio de Agricultura y
Ganadería, uno del MEC
MEC; uno del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, uno de las
universidades estatales; uno de las universidades privadas; uno de la Unión Industrial Paraguaya
(UIP), uno de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), uno de la Federación de la Producción,
la Industria y el Comercio (Feprinco), uno de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas
(Asopyme), uno de las centrales sindicales, uno de la Sociedad Científica del Paraguay (SCP)
y uno de la Asociación Paraguaya para la Calidad (APC)4.

El presidente del Consejo es designado por el presidente de la República de una terna


propuesta por los mismos consejeros (art. 11°) y se requiere para el efecto ser de nacionalidad
paraguaya o por naturalización, poseer título universitario máximo, otorgado por una
universidad nacional, preferentemente en las áreas ciencias causativas o tecnológicas, o el
equivalente de una universidad extranjera, debidamente revalidado en el Paraguay y haber
ejercido la docencia universitaria o poseer experiencia comprobada en el ejercicio de su
profesión por un período mínimo de diez años (art. 10°).

4 La nómina de integrantes puede encontrarse en www.conacyt.gov.py

15
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Cuadro 3. Funciones de Conacyt


Planificar Formular y proponer al Gobierno Nacional las políticas nacionales y estrategias de ciencia, tecnolo-
gía e innovación y de calidad para el país, en concordancia con la política de desarrollo económico
y social del Estado.
Organizar Determinar los criterios y/o principios de ciencia, tecnología e innovación y de calidad a ser incor-
porados en la formulación de políticas nacionales.
Reglamentar y ejecutar la política de asignaciones de recursos del Fonacyt para la consecución de los
fines de la política nacional de ciencia, tecnología e innovación y de la política nacional de la calidad;
Definir los conceptos relacionados con las áreas de su competencia, de acuerdo a criterios estable-
cidos y aceptados a nivel internacional.
Dictar los reglamentos y resoluciones que se relacionen con las funciones del Conacyt.
Aprobar el Informe Anual de Actividades, la Memoria y el Balance del año anterior, el anteproyecto
de Presupuesto debidamente justificado y los planes de trabajo que el Presupuesto asignado al Co-
nacyt, permitan ejecutar.
Administrar sus recursos presupuestarios, realizando las gestiones administrativas que sean necesa-
rias a tal efecto.
Fijar los montos a percibir por prestación de servicios y actualizarlos periódicamente.
Fijar remuneraciones adicionales y extraordinarias a los funcionarios del Conacyt, a ser pagados con
los fondos del Fonacyt.
Integrar Concertar los esfuerzos científicos, tecnológicos, de innovación y de calidad nacionales con los que
se realizan en el extranjero, promoviendo las redes de investigación y desarrollo de los mismos.
Establecer y mantener relaciones con organismos similares públicos y privados del extranjero, así
como propiciar la participación de representantes del país en congresos u otro tipo de actividades
científicas o técnicas y apoyar el intercambio, la cooperación y la información recíproca en las áreas
de competencia del Conacyt.
Constituir comisiones permanentes o comisiones ad hoc para el tratamiento y estudio de temas
específicos, así como para la evaluación de proyectos específicos, dentro de las áreas de su compe-
tencia.
Designar a los miembros del Consejo y a los funcionarios que, junto con el presidente del Conacyt,
han de suscribir los valores, títulos y otros documentos.
Concertar y apoyar la acción de entes públicos nacionales, asociaciones civiles y organismos no
gubernamentales en materias de su competencia; participar en las actividades, comisiones o cole-
giados de cualquier tipo o denominación vinculados a organismos oficiales relacionados con ciencia,
tecnología, innovación y calidad.
Dirigir Promover la difusión de actividades científicas, tecnológicas, de innovación y de la calidad, así como
realizar su ordenamiento y sistematización.
Asesorar a los poderes del Estado en todos los aspectos relacionados con las áreas de la competen-
cia del Conacyt.
Promover la normalización y la evaluación de la conformidad de los procesos, productos y servicios
y la generación, uso y aplicación de la tecnología.
Auspiciar programas de formación y especialización de los recursos humanos necesarios para el de-
sarrollo del Sistema Nacional de Calidad y del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación;
Incentivar la generación, uso, difusión y aplicación de conocimientos científicos, tecnológicos, de
innovación y calidad que sean cultural, social y ambientalmente sustentables.
Promover la racionalización y transparencia en la gestión y aplicación de los recursos públicos y
privados destinados a la investigación científica, el desarrollo tecnológico, la innovación y la calidad;
Fomentar el desarrollo de la ciencia, tecnología, innovación y calidad por medio de mecanismos de
incentivos a instituciones, empresas y personas.
Controlar En coordinación con las instituciones relacionadas supervisar y evaluar la implementación de estas
políticas y estrategias.
Seleccionar, aprobar, supervisar y evaluar las investigaciones financiadas por el Fonacyt, para que las
mismas se lleven a cabo dentro de los lineamientos de la política nacional de ciencia, tecnología e
innovación y de la política nacional de calidad formuladas por el Conacyt.
Autorizar la realización de convenios, acuerdos, contrataciones y otros instrumentos afines relacio-
nados con el cumplimiento de sus objetivos.

Elaboración propia
16
3.5.Consejo Nacional de Educación y Cultura

Cuadro 4. Funciones del CONEC

Planificar Asesorar en lo referente a la implementación de la política educativa y cultural del país.


Proponer al Ministro de Educación y Cultura las acciones y medios que ayuden a la corrección de
los defectos del sistema, a la solución de los problemas, y a desarrollar y mejorar la educación en
todo el país.
Asesorar en la formulación de la política nacional referente a la investigación científica y tecnológica,
en coordinación con los órganos competentes.
Organizar ----
Integrar ----
Dirigir Acompañar la actualización permanente de la educación.
Controlar Dictaminar sobre el desarrollo de las instituciones de educación superior.

El CONEC ha sido creado por la Ley 1264 “General de Educación, que en su artículo
92 establece: “El Consejo Nacional de Educación y Cultura es el órgano responsable de
proponer las políticas culturales, la reforma del sistema educativo nacional y acompañar su
implementación en la diversidad de sus elementos y aspectos concernientes”.

El art. 95 de la referida ley señala que son el Consejo tiene por objetivos: participar en
la formulación de la política cultural y educativa nacional, en diálogo con el Ministro de
Educación y Cultura y presentándole formalmente sus propuestas; cooperar en su ejecución
a corto, mediano y largo plazo; colaborar para la coordinación entre los diferentes sectores y
niveles de las diversas instancias administrativas, que se ocupan de la educación y la cultura; y,
evaluar periódicamente e informar al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo sobre la situación
y evolución del sistema educativo nacional, por los conductos correspondientes. A simple
vista (Cuadro 4) la función del CONEC se centra en planificar y asesor políticas generales de
educación.

Respecto de su composición el art. 97 dice que los miembros del CONEC serán doce, elegidos
por su idoneidad, honestidad y relevancia intelectual, entre especialistas de nivel superior en
la ciencia de la educación y del ámbito de la cultura, así como de otros profesionales de
diversos ramos relacionados con la educación y la cultura, que se destaquen por su aporte a
las mismas5. Preside el ministro/a de Educación y Cultura.

4. ¿Cuál es la fuente de poder?

Revisadas las funciones de los cuatro principales organismos públicos que tienen
responsabilidad sobre el sistema de Educación Superior, que en algunos puntos son comunes,
cabe preguntar en cuál de ellas radicará la fuente de poder. La respuesta puede ser lógica, sin
embargo el nuevo mapa de interrelación que se configura con la puesta en vigencia de la Ley

5 La nómina de integrantes está disponible en el sitio web www.conec.gov.py


17
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

de Educación Superior conlleva a plantearse ¿Quién tendrá el poder formal? ¿Quién manejará
la información? ¿Quién controlará los procesos de toma de decisión?

En la Figura 1(ubicada en la página 23) presentamos el diseño institucional del sistema de


Educación Superior, organizado por ámbitos de influencia. La cartografía de instituciones
y actores revela la presencia del MEC en los cuatros organismos, asumiendo en un caso la
presidencia por Ley (CONEC) y la presidencia consuetudinaria (ANEAES). Como novedad
se visualiza la presencia institucional de dos consejos públicos en el CNES que son el CONEC
y el Conacyt.

El CNES mantiene la tradición que ya se expresaba en el Consejo de Universidades de


contar con representantes natos como son el Rector de la UC y el Rector de la UNA y
un rector representante de las demás universidades públicas y privadas, respectivamente.
Pero se incorporan además docentes (catedráticos dice la Ley) y estudiantes provenientes
de universidades públicas y privadas. Así de 13 miembros, 8 son actores universitarios
propiamente.

La Constitución Nacional en su art. 79 dice que la finalidad principal de las universidades y de


los institutos superiores será la formación profesional superior, la investigación científica y la
tecnológica, así como la extensión universitaria. En la teoría las universidades y los institutos
superiores tienen los mismos objetivos. En la práctica las primeras ejercen su misión en varias
áreas del saber y las últimas en un solo área del saber.

Aunque la autonomía de las universidades es explícita en el citado artículo constitucional se


produce un vacío normativo respecto a los institutos superiores que la Ley de Educación
Superior vino a salvar. Sin embargo, parece que el término universitario no es restrictivo solo
de las universidades y puede ser aplicado a los institutos superiores (Giménez, 2011:1476). Con
la nueva Ley, los institutos superiores no sólo son reconocidos como sujetos de examen
público sino también como actores institucionales con derecho a participar en igualdad de
condiciones en la toma de decisión de políticas con respecto a la Educación Superior.

En las columnas del Conacyt y de la ANEAES encontramos la presencia de la Feprinco, en


el primer caso de modo taxativo pero, en el segundo caso, la Ley de Creación de la Agencia
sólo habla de “nominados por las federaciones que conformen las asociaciones del sector
productivo”.

En la columna de ANEAES aparece un representante de las federaciones de organizaciones de


profesionales. Pero en el marco normativo del Conacyt, que tiene incidencia sobre la actividad
profesional, los legisladores creyeron mejor incorporar a representantes de sindicatos, de la

6 Giménez en su tesis doctoral demuestra que “los institutos superiores tienen atribuciones jurídicas para
otorgar titulaciones, consideradas exclusivamente de carácter universitarias, tanto del nivel de grado como
de posgrado” (2011:147 y ss.).
18
Sociedad Científica del Paraguay y de la Asociación Paraguaya de la Calidad. Tampoco en
el Conacyt se ven representantes de los institutos superiores. Cabe notar que la aparición
de la Ley del Conacyt y de la Aneaes es casi simultánea y, ciertamente, una década después
se reconoce el estatus de los institutos superiores en la Ley de Educación Superior. En el
Conacyt, la participación de representantes del ámbito universitario -espacio natural para la
generación de conocimiento- es marcadamente inferior en proporción a la participación de
representantes del ámbito estatal y del ámbito productivo.

Algo curioso sucedió en los últimos días del Gobierno del presidente Franco, cuyo ministro
de Educación y Cultura propuso la designación de tres actores de gobierno universitario
para integrar el CONEC. Luego del parecer de las Comisiones de Educación de Diputados
y Senadores se dio a conocer el decreto que designa a la vicerrectora de la Universidad
Católica, al rector de la Universidad del Norte y a la rectora de la Universidad Politécnica y
Artística del Paraguay como nuevos consejeros. De los 12 miembros titulares del CONEC
ahora tres son representantes implícitos de sus universidades en el organismo que tiene como
objetivo participar en la formulación de la política cultural y educativa nacional.

En esta maraña de actores institucionales que se cruzan en la configuración orgánica del


sistema de Educación Superior paraguayo quién ejercerá la autoridad formal. Hay que volver
a revisar las funciones. El CNES sin duda es la autoridad formal en organizar y controlar la
expansión, la calidad y el financiamiento de las universidades y de los institutos superiores.
Pero tiene muchos competidores en propia casa en el control de los procesos de decisión
dada la procedencia diversa de los representantes institucionales.

Respecto al control del conocimiento y de la información, por su naturaleza técnica, la


ANEAES se adjudica ese poder. Sin embargo, por el modo en que está constituida (un
representante del MEC, de las universidades, etc.) es posible que su función primordial, que
es la de controlar, encuentre rigidez o flexibilidad según la voluntad política de sus propios
miembros.

El Conacyt, por su carácter de ente estimulador y por la trayectoria institucional que ya tiene
en el espacio de la investigación adquiere autoridad formal en su ámbito pero ejercerá presión
en el control de los procesos de decisión y de la información en su carácter de miembro del
CNES. No sólo tiene la función de organizar la política de ciencia, tecnología y calidad sino la
corresponsabilidad de organizar el sistema de Educación Superior.

Por su parte, el CONEC, como flamante integrante del CNES y su relación cercana con el
Ministerio del Ramo, puede ejercer tensión en el control de los procesos y en el manejo de la
información relacionado con Educación Superior.

19
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

5. Conclusiones

Corresponsabilidad o responsabilidad primera del MEC. Parece lógico decir que el Ministerio del
Ramo tiene responsabilidad en el sistema de Educación Superior, pero hay que reconocer
que en los últimos tiempos no ha ejercido ese rol o ha eludido asumir su corresponsabilidad.
Ciertamente, la autonomía de las universidades ha fraguado un límite de frontera que ha
imposibilitado por mucho tiempo al MEC poder ejercer su autoridad formal sobre el sistema
universitario principalmente. En tanto que los institutos superiores crecieron en el limbo ante
la ausencia de una ley reglamentaria que las controlará. Las leyes de creación del CNES, de la
ANEAES, del Conacyt y del CONEC le confieren el rol de miembro en todos los organismos
citados. Tiene la posibilidad de ejercer también poder sobre la toma de decisión y sobre el
control de la información y del conocimiento.

Caracteres disimiles, competencias parecidas. El carácter o sentido de cada uno de los


organismos estudiados es aparentemente diferente. El CNES, la ANEAES y el CONEC, sin
embargo, tienen que brindar información pública sobre el avance de la educación superior
mediante dictámenes o informes. Esta es una superposición de competencias -en su tiempo
ya advertida- que no hace otra cosa que tonificar las posibles tensiones que se generen en los
flujos de poder. Es muy importante la información pública para generar mayor conocimiento
sobre el sistema, pero es necesario reglamentar las competencias de cada organismo en el
manejo de la misma.

Preeminencia de actores universitarios. El ámbito universitario lleva, en general, ventaja en


el sistema de Educación Superior, con representantes en todos los organismos públicos
descriptos en este trabajo. Últimamente, con la incorporación de tres miembros activos de
gobierno universitario en el CONEC, el mapa de influencia de las universidades se expande.
Irrumpen, también, en el espacio de la Educación Superior, por primera vez, los docentes
y los estudiantes de universidades con poder de incidir en la definición de políticas públicas
que afecten al nivel terciario de educación. El tiempo dilucidará el carácter de los institutos
superiores con respecto a su rol en el ámbito universitario aunque algunos actores lo vean
inoportuno. Existen rectores nomimales en el CNES y en el CONEC, así como representantes
de las universidades públicas y privadas en el CNES, en la ANEAES y en el Conacyt. Pero,
en particular, la participación de los actores universitarios en el Conacyt es muy inferior a la
totalidad de actores del ámbito estatal y del ámbito productivo que forman parte de este
organismo.

Ascendente influencia del sector productivo. El sector productivo, antes de la Ley de Educación
Superior, ya tenía influencia en la toma de decisión en la ANEAES y en el Conacyt. La Feprinco
es un actor institucional que emerge en estos organismos por prescripción legal. Pero ahora,
un representante del sector productivo puede ser miembro del CNES, siempre y cuando

20
el Conacyt designe como su representante a unos de sus miembros que proceden de este
ámbito, sea la ARP, la UIP7 o la Asopymes. Es importante, entonces, insinuar la necesidad de
acordar líneas comunes entre los actores universitarios y los actores productivos, que no
siempre suelen coincidir y que más bien suelen aparecer en frentes de oposición. El ámbito
productivo ciertamente no está representado de hecho en el CNES pero está ahí donde
se toman decisiones sobre la calidad y el fomento de la investigación. Esta situación no es
nueva, no existía cuando se promulgan la Ley de Universidades en 1993 y la Ley General de
Educación en 1998.

Otros actores de filtro. El mapa de configuración de actores institucionales previene también el


influjo de otros actores implícitos que pueden ejercer su poder en el control de la información
y la toma de decisión. Esos actores pueden proceder del poder político, el poder religioso,
el poder económico, que no participan directamente de la toma de decisión pero filtran los
flujos de información previos y posteriores a la decisión. El mapa también delata la falta de
presencia explícita de otros actores que pueden tener participación en el sistema, que no
fueron incorporados porque no se lo pensó o porque se interpretó de otra manera, por
ejemplo las asociaciones de egresados universitarios así como asociaciones de pequeños
productores. Algunos estudiantes universitarios reclaman, en este sentido, que cualquier
visión nacional merece la participación efectiva de todos los actores sociales.

La propuesta original. Siendo tan complejo el sistema de Educación Superior y la pluralidad de


actores más o menos organizados, los asesores de la Comisión Bicameral para el Estudio de
la Reforma de la Educación Superior habían diseñado un modelo de composición que pudiera
contener, en cierto modo, los flujos de poder, o equilibrar la resistencia entre el poder
político y el poder académico, sobre todo en la integración del CNES. La propuesta original
consistía en conformar el citado organismo por personas designadas (no representantes
de…) por la Cámara de Senadores, la Cámara de Diputados, las universidades de gestión
pública, las universidades de gestión privada, los institutos superiores de gestión pública y los
institutos superiores de gestión privada, el Conacyt y la Secretaría Técnica de Planificación,
además del ministro de Educación y Cultura o su representante. Pero alguien advirtió la
posible contaminación del poder político en la toma de decisión, en especial la injerencia de
los políticos alojados en el Parlamento, y cierta arrogancia al erigirse como “representante
del Estado” en el nivel de Educación Superior, cuando esa misión le correspondía al MEC.
La discusión fue larga hasta que finalmente en la versión final se integraron catedráticos,
estudiantes, un representante del CONEC y los rectores de la UC y de la UNA por derecho
nato.

7 La UIP, en convenio con la Universidad de Heidelberg, ha logrado que el Congreso Nacional le apruebe la
creación de la Universidad Paraguayo Alemana de Ciencias Aplicadas. Véase www.unicap.edu.py.
21
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

6. Referencias citadas

Cardozo, Juan Andrés (2013): “Educación Superior y Conocimiento”. En Comisión Bicameral


de Estudio de la Reforma de la Educación Superior: Bases y Fundamentos para una Ley de
Reforma de la Educación Superior en el Paraguay, pp. 61-109.

Caballero, Javier Numan (2006): Sociología aplicada a la realidad social del Paraguay.
Asunción: Universidad Católica. Nº 1 Colección Universidad-Sociedad.

Dahl, R. (1957): “The concept of power”, Behavior Science, 2, pp. 201-215.

Giménez, Francisco (2011): Los institutos superiores del Paraguay: ¿son universitarios y
autónomos? Asunción: Marben.

Ley 1264/1998 “General de Educación”

Ley 2072/2003 “De creación de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la


Educación Superior”.

Ley 2279/2003 “Del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología”

Ley 4995/2013 “De Educación Superior”

Morgan, G. (1990): Imágenes de la organización, Madrid: Rama

Ramió, Carles (1999): Teoría de la Organización y Administración Pública, Barcelona: Tecnos/


UPF.

22
CNES ANEAES CONACYT CONEC
Ley 4995/2013 CONSEJO Ley 2072/2003 Ley 2279/2003 Ley 1264/1998
EJECUTIVO
Ámbito 1.MEC 1. MEC 1.MEC 1.MEC (presi-
Ley
Estatal 2.CONACYT (presidente) 2.STP dente)
4995/2013
3.CONEC 3.INTN (MIC)
4.MAG
5.MSPyBS
Ámbito 4.Rector UNA CONSEJO DE 2. 1 I.E.S. (C.U) 6. 1 univ. púb. 2.Vicerrectora
univer- 5.Rector UC RECTORES 3. 1 I.E.S. (C.U.) 7. 1 univ. pri. UC
sitario 6. 1 rector público Ley 3. Rector
7. 1 rector privado 4995/2013 UniNorte
8. 1 docente univ. pub 4. Rectora UPAP
9. 1 docente univ. priv.
10. 1 estudiante univ. pub.
11. 1 estudiante univ. priv.
¿Son 12.un director CONSEJO DE
univer- I.S. Púb. DIRECTORES
si-ta- 13.un director Ley
rios? I.S. Priv. 4995/2013

Ámbito 4. 1 s. productivo 8. FEPRINCO


Produc- (FEPRINCO) 9. UIP
tivo 10. ARP
11. PyME
Ámbito 5. un asociación 12. Centrales sin- 9 miembros más
OSC de profesionales dicales
13. Soc.
Cient. del Py
14. APC
Referencia de la página 18.

Nuevo

*
Jorge García Riart.
Doctorando en Educación Superior, máster en Sociedad de la Información y del Conocimiento, máster en
Comunicación Empresarial, diplomado en Políticas de Aseguramiento y Calidad de la Educación Superior y
licenciado en Ciencias de la Comunicación. Actúo como asesor de la Comisión Bicameral para el Estudio de
la Reforma de la Educación Superior en el último periodo legislativo. Es docente en la Universidad Católica
de Asunción en el área de Ciencias Sociales y Ciencias de la Comunicación.
23
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

La Educación Universitaria en el Sistema


Educativo del Paraguay
José Nicolás Morínigo Alcaraz*

Resumen

La Ley 4995 de Educación Superior fue un producto realizado, no solo como proyecto para
garantizar la creación de institutos de tercer nivel, si no para responder a una situación en el
que la creación de Universidades, Institutos Superiores e Institutos de Formación Profesional
se expandieran de tal manera que la enunciación de una Ley era fundamental para garantizar
cierto orden en el proceso. Pero hace falta más, integrar todos los niveles en una visión
de conjunto, ordenada y relacionada para crear una Educación sistemática y útil a toda la
sociedad paraguaya.

Algunas precisiones sobre el tema de este encuentro

La Educación Superior es un concepto de mayor extensión que la Educación Universitaria,


por consiguiente, al referirnos a la Universidad, no nos referimos a la Educación Superior, si
no a un tipo de institución que tiene características propias.

El artículo 79 de la Constitución Nacional con la denominación “De las universidades e


institutos superiores” establece que tienen finalidades idénticas, aunque en el párrafo
segundo del mismo artículo expresa que “Las universidades son autónomas…¿Significa esto
que también los institutos superiores deben ser autónomos o solo se refiere a un tipo de
institución superior, con características específicas?

La pregunta debe ser analizada desde un punto de vista jurídico, pero también por las
consecuencias que tendrá en el sistema educativo. No se trata de una cuestión de posiciones
tomadas, sino de un esfuerzo abierto y amplio, realizado con respeto, honestidad y sinceridad
para favorecer a la educación en el Paraguay.

La Constitución Nacional presenta, en sus artículos 76, 78 y 79, ciertas vacilaciones que
permitieron interpretaciones diferentes. Para algunos, la Constitución Nacional no establece
diferencias entre la Universidad y la Educación Superior; para otros, la diferencia es
fundamental entre unas y otras instituciones. Lo relevante es que, después de 21 años de la
Constitución Nacional más legítima que tuvo nuestro país y de 15 años de Ley de la Educación
General, recién el 2 de agosto de 2013, fue promulgada la ley Nº 4995 de Educación Superior.

24
Hemos seguido el largo proceso, y ahora debemos tener una visión sistemática y ordenada
de la Educación Formal en el Paraguay.

El proceso último ha sido rápido y hemos perdido la discusión final, pero de todos modos,
creemos que las conclusiones anteriores siguen siendo útiles y hace falta plantear las tareas
que nos convoca el análisis de la Educación Superior.

La Ley General de Educación Nº 1.264/98 establece en su artículo 47 que la Educación Superior


se “…desarrollará a través de universidades e institutos superiores y otras instituciones de
Formación Profesional del tercer nivel”. Por consiguiente reconoce la existencia de niveles
en la enseñanza, y en consecuencia, si bien las universidades e institutos están en el mismo
nivel, son diferentes en función a “las áreas del saber que abarcan”, artículo 48 de la Ley
de Educación General. Las Universidades abarcan una multiplicidad de áreas del saber y los
Institutos Superiores un campo específico del saber.

En consecuencia, cuando expresamos nuestro tema en el encuentro de hoy, que se refiere a


la Educación Universitaria, estamos diciendo que hablaremos de una institución educativa de
tercer nivel, que abarca una multiplicidad de áreas del saber.

Como primer enfoque es necesario tener bien sistematizado la manera en que se ordena la
educación formal en el Paraguay.

El sistema educativo y la educación superior

La Educación Formal se estructura en tres niveles:


El primer nivel corresponde a la Educación Inicial y la Educación Escolar Básica; el segundo
nivel a la Educación Media y el tercer nivel, corresponde a la Educación Superior.

En la práctica, el Ministerio de Educación se orientó a responder a la Educación del primer


y segundo nivel, por consiguiente el tercer nivel, en tanto existió una sola Universidad (La
Universidad Nacional de Asunción) desde 1890 a 1960, asumía el control del funcionamiento
y organización de las Facultades. Cuando en 1960 se crea la Universidad Católica, se presenta
la necesidad de articular el funcionamiento de ambas y cuando se alteraron las condiciones de
creación de las universidades, dejando esa tarea al reconocimiento por Ley, se acabó la tesis
del control vigente durante la dictadura y se dio paso a la posibilidad de dar nuevas respuestas
a la demanda de la sociedad.

25
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

En consecuencia, existen tres puntos que se deben tener en cuenta para la consideración del
sistema educativo formal en el Paraguay y el lugar de la educación superior:

1.Ausencia de una visión de conjunto:


Esta situación era comprensible hasta 1960, pues la práctica y el sistema político
vigente permitían una separación entre la Educación primaria, (después educación
inicial y la escolar básica) y la secundaria, (después Educación Media). Ambos estaban
orientados por el Ministerio de Educación, mientras que la Educación Universitaria
estaba orientada por la Universidad Nacional.
Pero en estos momentos tenemos 54 Universidades, 38 Institutos Superiores y 389
Institutos de Formación Profesional.
Por consiguiente, es necesario recuperar una visión del conjunto, para orientar con
sentido la tarea educativa.

2. La Ley debe orientar la Educación Superior


Se trata de utilizar lo existente que sea razonable. Pero es mejor una Ley, que siempre
podrá mejorarse, que no tener ninguna.

3. La Ley 4995 de Educación Superior


La Ley es fundamental para establecer una orientación razonable en beneficio de las
universidades y en especial del producto emergente de las mismas. La Ley evita la
formación de universidades sin orientación, la formación de universidades al margen
de la función que deben cumplir. Esas funciones son: Formación profesional superior,
Investigación científica y tecnológica y la Extensión universitaria (art. 79 C.N).

Organización del Sistema Educativo Terciario

La situación de las universidades, los Institutos Superiores e Institutos Profesionales

De las Universidades en funcionamiento, ocho son Públicas y cuarenta son Privadas. Hasta
abril del año 2.012 se contabilizaban 290 Facultades con 1945 carreras. Este último dato
es fundamental porque las acreditaciones otorgadas por el Arcusur y el modelo nacional se
establecen por carreras y han sido acreditadas 30 carreras en diferentes Universidades. En
consecuencia es absolutamente lógico preguntarse, ¿Cuál será el tiempo requerido para que
la mayoría de las carreras de todas las Universidades sean acreditadas?

La acreditación es sin duda una forma muy eficiente de controlar la calidad de la educación
universitaria, pero sin duda y sin discusión posible, es necesario encontrar una metodología
que, sin perder la seriedad requerida, permita realizar la tarea con mayor celeridad, sin que
el costo se convierta en un factor determinante.

26
Mencionamos antes que desde 1.889 a 1.959 el Paraguay contó con una sola Universidad,
la Nacional de Asunción, que tuvo vigencia exclusiva en el Paraguay, por un espacio de 70
años, hasta que en 1960 se crea la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.
Recién en el año 1990, se crearon otras tres Universidades después de la caída del Presidente
Alfredo Stroessner. Esto implica que durante 101 años de vida independiente, en el Paraguay
solo existieron dos Universidades y ellas funcionaban de acuerdo a los criterios de control
existentes.

En el año 1.996 se revierte el peso de las Universidades Privadas en referencia a las Públicas,
en ese año el total de Universidades alcanza a 17, de los cuáles 13 son privadas y 4 son
públicas.

En el año 2.008 el total de Universidades llegaba a 43 y en el año 2.013 las Universidades


funcionando plenamente llegan a 53; en otras palabras, en un lapso de 22 años, de 1991 al
2.013, se crearon y funcionan 51 universidades. Dado que dos Universidades ya estaban
funcionando, ello implica que en la actualidad tenemos 53 Universidades en funcionamiento,
8 de carácter público y 44 de carácter privado.

La expansión de las Universidades no es un fenómeno exclusivo del Paraguay. En el sistema


latinoamericano el proceso se dio antes: de 270.000 estudiantes en el año 1950 se pasó a
1.600.000 en el año 1970 y, en el año 1984, el número de estudiantes universitarios llegó
a 5.900.000 en más de 800 universidades, siendo el 60% de ellas de carácter privado. Esta
situación no es que convierte a una educación para elites en una educación masiva, porque
la universidad sigue siendo para una minoría. El carácter de la Universidad ha pasado a ser
una suerte de elite-modificada, en la medida en que sigue siendo para una elite, pero con un
carácter educativo de menor calidad y de mayor amplitud.

Las Instituciones Superiores son las que se desempeñan en un campo específico del saber, en
cumplimiento de su misión de investigación, formación profesional y servicio a la comunidad.
Actualmente existen 38 Instituciones Superiores, de los cuales 8 son oficiales y 30 son Privadas.

Por último, tenemos las Instituciones de Formación Profesional, que alcanzan a 389
Instituciones. Estas instituciones se refieren a los Institutos Técnicos Superiores, que suman
253 Instituciones, de los cuales 243 son privadas y 10 tienen carácter oficial. Notablemente,
los Centros Regionales forman parte de los Institutos Técnicos Superiores; estos Centros
se encuentran en 7 Departamentos y en algunos casos prestan servicio a la educación del
primer y segundo ciclos, teniendo un papel relevante desde el punto de vista cuantitativo.
Este es un aspecto fundamental que necesita ser tratado y estudiado seriamente.

Los Institutos de Formación Docente forman parte de las Instituciones de Formación


Profesional y suman 136 instituciones, de los cuales 40 son oficiales y 96 privadas.

27
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

La privatización en el marco de una sociedad que tiene pocas alternativas de inversión


productiva, convirtió a la educación universitaria en un ámbito de inversión razonable desde
el punto de vista de la acumulación de capital, como el factor fundamental para recibir
inversionistas. La educación se convirtió en un factor útil para una minoría, con repercusiones
negativas para el desarrollo de la sociedad.

Crecimiento de la matrícula en Universidades públicas y Privadas

Partamos de un momento no tan lejano, en el que aun sin existir el mismo número
de Universidades Públicas y Privadas en el Paraguay, el número de la matrícula era
aproximadamente similar.

En el año 2005 funcionaban cuatro Universidades Públicas y se crearon 23 Universidades


privadas. El número de estudiantes en las Universidades privadas representaban el 54% del
total de estudiantes universitarios, correspondiendo a las Universidades Públicas el 46%, es
decir en números absolutos 53.379 matriculados correspondían a las Universidades Privadas
y 45.760 estudiantes correspondían a los matriculados en las Universidades Públicas.

En el año 2.008 ya existían 35 Universidades Privadas y 8 Universidades Públicas, por lo que


no es raro que la matrícula del sector privado haya subido llamativamente hasta representar
el 69% de los matriculados universitarios. En términos absolutos, el número de estudiantes
en Instituciones privadas llegaba a 114.395, en tanto en las universidades públicas el número
de matriculados alcanzaba a 51.667 estudiantes, lo que representaba al 31% del total de
matriculados universitarios.

La tendencia a la privatización de las Universidades se profundiza con el transcurso del tiempo


y en año 2011 el número de universidades privadas llega a 44 en tanto que las universidades
públicas siguen siendo las mismas.

No es pues sorprendente que el número de matriculados en instituciones universitarias


privadas alcanzara al 81 %, que en número absolutos corresponde a 245.157 estudiantes,
cifra muy superior a los 58.382 estudiantes de las Universidades Públicas, que es el 19% de
todos los matriculados.

La visión de la Educación Superior como proceso

Teniendo en cuenta lo señalado en los puntos anteriores, podemos plantear qué dirección
está siguiendo la Educación Superior y qué efectos visibles produce en la sociedad paraguaya.

La primera conclusión es que, con el transcurso del tiempo se está dando una preeminencia
cada vez más fuerte de la Educación Superior Privada.

28
La presencia de una Ley evita la formación de Universidades sin control, pero hace falta
claridad, lo que implica la necesidad de un Poder Legislativo mucho más competente en la
función de los órganos de dirección de la educación superior.

La segunda conclusión se refiere a los efectos que la cantidad de instituciones universitarias


tiene sobre la acreditación, la que se realiza en relación a carreras específicas. Como las
53 Universidades existentes tienen a su vez sucursales, generalmente en las cabeceras
Departamentales o Municipios caracterizados por la dinámica de su crecimiento poblacional
y socio-económico, entonces el número de carreras ofertadas por las Facultades son muy
numerosas. Es más, con demasiada frecuencia esas carreras se ofrecen en condiciones
poco deseables y con la finalidad fundamental de generar recursos para quienes han visto
en la Educación Superior una alternativa comercial antes que un emprendimiento socio-
cultural, que sin marginar el aspecto económico, convierta en el centro del emprendimiento
una educación de calidad. O que por lo menos cumpla con ciertos requisitos que impida la
proliferación de las llamadas “Universidades de Garaje”.

La tercera conclusión se refiere a las consecuencias que tiene la composición del cuerpo
docente universitario y en este sentido, se trata más bien de una aproximación, dado que
algunas categorías docentes no son excluyentes.

El título máximo que puede alcanzar un Profesor es el de PHD (Filósofo Doctor), que
generalmente se da en las universidades norteamericanas y europeas, aunque con algunas
variaciones, que no viene al caso señalar.

En relación a los profesores de las universidades en el Paraguay, solo tres de los profesores con
grado PhD, están a tiempo completo; seis profesores con grado PhD trabajan como profesores
de medio tiempo; y veintisiete profesores que han alcanzado el PhD correspondiente tienen
cátedras por hora-clase, lo que implica dos cuestiones graves: o se mal utilizan a los pocos
profesores que tienen una formación respetable y reconocida o simplemente las clases
impartidas en las universidades no alcanzan el nivel requerido, lo que implica una educación
deficitaria por la ausencia de profesores seriamente preparados y con capacidad para impartir
un nivel académico satisfactorio. Al establecer una comparación en función a las cátedras y al
grado académico de los profesores universitarios, inferimos que del total de cátedras apenas
el 0.18 % corresponden a profesores con PhD. Los datos del cuadro siguiente se obtuvieron
cuando ejercíamos el cargo de Vice- Ministro de Educación Superior.

29
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Distribución del grado académico de los docentes


Grado académico Tiempo completo Medio tiempo Horas cátedra Total
PHD 3 6 27 36
Doctorado 85 56 1.138 1.279
Masterado 255 417 1.915 2.587
Titulo de Grado 485 2.984 12.163 15.632
Total 828 3.463 15.243 19.534

Sin lugar a dudas, la concentración más alta se da en las cátedras impartidas por profesores
con título de grado, que alcanzan a 15.632 cátedras. Lo llamativo es que existen 485 cátedras
de tiempo completo impartidas por Profesores con el título de Licenciado o equivalente y
2.984 cátedras de medio tiempo.

Las tareas para el futuro

En vista al escenario presentado, existen dos tareas claves para el análisis de la Ley Superior.
Antes, sin embargo, es necesario realizar una breve aclaración que se refiere a la omisión anti-
democrática que se dio en el proceso de creación de la ley, al no otorgarle un adecuado tiempo
a la participación de los estudiantes en la discusión de la ley sobre la Educación Superior. Al
hacerlo, el proceso quedó privado de la opinión de un segmento clave de la Universidad.

De ley vigente hace falta insistir en dos ejes: 1-La misión y la función de la Universidad, en una
sociedad caracterizada por la mala distribución de la riqueza y el difícil acceso a la Educación
Superior. 2- La estructura de Ley, en referencia a sus orígenes de decisión en el marco de una
Educación Superior pública, al servicio de la Sociedad.

La función manifiesta y función latente

La función manifiesta, es aquella que expresa de manera directa lo que se pretende, la finalidad
que se busca resolver. Así por ejemplo, la función manifiesta de un medio de prensa escrita es
la de comunicar los acontecimientos que se dan en el tiempo en referencia a una sociedad o
a la situación general, en un tiempo de corto plazo.

La función latente, es aquella que no se expresa, pero puede ser la razón cierta que explica
la finalidad que se pretende alcanzar. La prensa escrita puede tener por finalidad comunicar
los intereses y objetivos de quienes tienen el control del periódico. Esa finalidad no se dice
explícitamente, pero puede ser la razón de la publicación.

Precisamente, la Universidad tiene como función manifiesta en la sociedad transmitir el


conocimiento científico, pero a su vez, puede buscar dar una idea, una visión de la Universidad
que es, la interpretación de la realidad social, desde una perspectiva asociada a unos intereses
específicos.

30
Esta distinción es clave y es necesario discutir lo que se pretende y hacia dónde se desea
desarrollar la universidad. Por otro lado, esta discusión debe realizarse, no en base a
criterios sin fundamentos, sino en base a argumentos que nos ayuden a clarificar la razón
de la Universidad en una sociedad con un desarrollo dual y dislocado. En la actualidad se
dan cambios que empiezan a alterar los esquemas tradicionales, pero, sin generar una
modernización de toda la sociedad.

Poder formal y Poder real

El otro eje a discutir se refiere a la estructura institucional que una universidad tiene para tomar
sus decisiones. En relación a este eje, es fundamental distinguir el poder formal del poder real.
Es fundamental analizar la vinculación existente entre los participantes provenientes de la
Universidad y otros actos provenientes de otras actividades. Al respecto será fundamental
responder a estas tres preguntas:
1-¿Por qué se opta por unas instituciones, y se dejan de lado otras?
2-¿Qué peso tienen las diferentes “representaciones institucionales” y
3-¿Qué señalan las opciones realizadas en relación a la misión que se la asigna a la Universidad?

Para conocer hacia dónde vamos en la Universidad, será fundamental la discusión sobre los
aspectos señalados y, por sobre todo, hacerlo público.

*
José Nicolás Morínigo Alcaraz.
Master en Ciencias Políticas por la Universidad “Rodrigo Fascio” de Costa Rica. Especializado en Teoría
Social en la Universidad “Rodrigo Fascio” de Costa Rica. Abogado por la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Diplomáticas de la Universidad Católica de Asunción. Profesor de Sociología de la Comunicación de Masas
en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de
la Universidad Católica de Asunción. Profesor de las cátedras Partidos Políticos; Teoría Social II y III en
el Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad
Católica de Asunción. En el espacio público se ha desempeñado como convencional y miembro de la
comisión redactora de la constitución de 1992, senador electo en el período 2003-2008 durante el cual
fue presidente de la Comisión Bicameral para la Reforma de la Educación Superior. En ese contexto publicó
“Cambio y Resistencia en la Reforma de la Educación Superior”. Su último desempeño en la esfera pública
fue como Vice-ministro de la Educación Superior. Tiene publicados individual y colectivamente 14 libros.
31
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

La universidad y las políticas de desarrollo


Luis A. Galeano*

Resumen

Se analiza la articulación existente entre la Universidad y las políticas de desarrollo. Por una
parte, el énfasis está puesto en los factores que inciden en las direcciones y en los alcances
de las acciones realizadas por los actores sociales y políticos involucrados en los diseños y
las ejecuciones de las políticas de desarrollo. Por otro lado, la atención radica en considerar
cuáles son los principales alcances que tienen tanto la formación profesional y técnica, como
la producción del conocimiento científico, de la Universidad en dichas políticas. Finalmente,
se señalan los desafíos que tendrían que encarar los actores sociales y políticos y los agentes
de la Universidad, para mejorar la articulación que debería darse en el campo de las políticas
de desarrollo.

Introducción

El presente trabajo tiene como objetivo analizar la articulación existente entre la Universidad
y las políticas públicas de desarrollo. El énfasis estará puesto, por un lado, en los
condicionamientos, socio-económicos y políticos, que están incidiendo en esa vinculación. Si
bien cabe reconocer ciertas dimensiones positivas, se adelanta que han sido, y son, los factores
limitantes los que, en la actualidad, están incidiendo más notoriamente sobre la misma.

Partiendo de dicho planteamiento, por otro lado, se formularán planteamientos que


intentarán señalar que, para que la mencionada articulación sea pertinente y eficiente, deben
existir condicionamientos, socio-económicos y políticos, adecuados.

En ese sentido, se parte del criterio que en el contexto, socio-económico y político, en el


que se apliquen las políticas de desarrollo, deberían darse factores y condicionamientos que
favorezcan esta modalidad de articulación. En efecto, se conoce que dichos factores son los
que inciden en las direcciones y en los alcances de las acciones realizadas por los actores
sociales y políticos involucrados en el diseño y la ejecución de las políticas de desarrollo. Por
lo tanto, en la medida en que tales actores apuesten por la vigencia de políticas de estado, en
el marco de un proceso de afianzamiento de la democracia y de la promoción de un modelo
de desarrollo inclusivo, sería la opción propicia.

Por su parte, también la Universidad tendría que encarar no pocos desafíos. Al respecto,
la misma debería aportar conocimientos y servicios, científicos y técnicos, propicios y
oportunos. Ello exigiría asumir reformas, tanto en la enseñanza, la formación y capacitación
de los profesionales y técnicos, como en la producción de los conocimientos científicos.
Asimismo, sería necesario que la intervención de los agentes universitarios se concrete no

32
solo en el ámbito del diseño de las políticas de desarrollo, sino también en el de la ejecución
de la estrategia y de los programas o proyectos de desarrollo.

El contexto de las políticas de desarrollo

A. Los condicionamientos

Desde los años 90 hasta el presente, el escenario social y político en el que está teniendo
vigencia el proceso de desarrollo cabe concebirlo como producto de un cambio histórico
bastante singular. En efecto, el Paraguay está dejando de ser una sociedad agraria tradicional,
debido al avance y la consolidación de la empresa agraria moderna, promovida, en gran
medida, por los agentes del capital extranjero.

A su vez, desde el punto de vista socio-demográfico, comienzan a primar los conglomerados


urbanos, debido a los afectos de la migración interna, originada en el campo y dirigida a la
ciudad, y de la inmigración internacional, proveniente de los países vecinos preferentemente.

El aspecto que cabe destacar es que esta dinamización del proceso de urbanización tiene lugar
sobre bases económicas en el que predominan el comercio y los servicios, a través del sub-
empleo y la informalidad preferentemente, sin ser impactada por una fuerte industrialización.

No obstante, es importante puntualizar que las mencionadas transformaciones históricas se


están verificando en el contexto de la globalización. En este contexto, no solo se intensifica
la vinculación a los mercados mundiales, a través del incremento de la exportación de
determinados rubros alimenticios (soja, trigo, maíz y carne), sino que también se constata
la mayor difusión de los medios de la información y la comunicación; difusión que, como se
conoce, trasciende cada vez más las fronteras nacionales1.

A este atípico proceso de cambio social, lo hemos concebido, en un estudio precedente,


como la manifestación de una sociedad dislocala10. Las principales implicancias de la misma
son las siguientes:
• Dada la confusión existente entre los distintos ámbitos, en la sociedad disloca, predomina
el campo político. Este es el que ofrece los mejores réditos, y es el que tiene mayor
influencia en los campos económicos, sociales y culturales. La sociedad está sobre
conceptualizada por las contingencias y contradicciones que acontecen en el proceso
político.
1 Según la Encuesta de Hogares del 2009 de la DGEEC, el 74 % de los hogares rurales del país cuentan
con TV. La proporción es más elevada en los departamentos en los que la relación rural-urbana es más
dinámica, tal como sucede en Central: 92 %, Cordillera: 86 %, y Paraguarí: 84 %. También la tenencia
del celular en los hogares rurales se ha extendido, pues el 79 % de los mismos posee este aparato.
Igualmente, la difusión de este medio moderno de comunicación es más amplia en los departamentos en
los que la relación campo-ciudad es más intensa, como acontece en Central: 92 %, Cordillera: 86 %, Alto
Paraná: 86 % e Itapúa: 83 %.
Véase: Galeano, L. A., "La sociedad dislocada", CPES, Asunción, 2002.
33
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

• Los hábitos de los grupos políticos y de las clases sociales están dislocados. Son estilos de
vida que caen en no pocas contradicciones. Por qué?
• Existen pocos canales o mecanismos institucionales eficaces de articulación entre la
sociedad y el Estado.
• Las intervenciones de los actores sociales y políticos se caracterizan por: a) el divorcio
entre los discursos y las prácticas; y b) la desvinculación entre las dirigencias o las élites
y las bases.
• Prima el tiempo de la coyuntura, del presente. La tendencia que predomina es la de
privilegiar las acciones que brinden las mejores conquistas en el menor tiempo posible.
Pero es un escenario riesgoso, sobre todo para los que apuestan por las grandes
conquistas.
• No obstante, no se trata de un escenario totalmente fracturado, en el que impera
exclusivamente la ley de la selva. Las “reglas de juego” son respetadas hasta cierto punto,
a partir del cual se apela a transgresiones más o menos explícitas.
• La mayoría de los actores sociales y políticos enfrentan los problemas y desafíos apelando
a libretos improvisados de acción. Ahora bien, dada esta situación las mejores opciones
de "triunfar" tienen los actores que:

a)Están preparados para improvisar; y


b)Tienen los recursos, económicos o políticos, propicios.

Dada la existencia de este proceso socio-político, las principales implicancias, en el ámbito de


las políticas de desarrollo, han sido las siguientes:

a) La no vigencia de políticas de desarrollo como políticas de Estado, que, trascendiendo


los períodos de los gobiernos, hayan podido lograr los impactos previstos, en el corto,
mediano o largo plazos de ejecución.
b) Por cierto, existieron propuestas de políticas de desarrollo. Pero, en la realidad, la
aplicación de las mismas, generalmente, han sido parciales, y sus impactos limitados.
Durante los últimos gobiernos, cada uno de ellos desconocieron, sino totalmente, en
gran medida las políticas y los programas promovidos por la administración precedente.
Tal ha sido la experiencia que se verificó en la esfera de la política de lucha contra la
pobreza, por ejemplo.
c) Los resultados obtenidos en la concepción y aplicación de otras políticas de
desarrollo social, de carácter universal, tampoco han sido muy diferentes. Nos
referimos, concretamente, a las que se impulsaron en los campos de la educación y
de la salud.

B. Los desafíos

En el mencionado contexto histórico, para que las políticas públicas de desarrollo puedan ser
concebidas y aplicadas como políticas de Estado, los actores sociales y políticos responsables

34
tendrían que enfrentar no pocos y complejos desafíos de cambio, entre los que caben destacar
a los siguientes:
• Resulta necesario que los campos sociales logren operar con mayor autonomía. En
ese sentido, por ejemplo, tendrían introducirse en el campo de la educación cambios
importantes; no solo en el de la educación pública, en el que tendrían que superarse
las influencias de los actores políticos, sino también en el de la privada, procurando
que la educación mercantilizada no se difunda. Esas transformaciones no eliminarían
los problemas y las tensiones, pero sí establecerían canales institucionales de mayor
autonomía en la gestión de la enseñanza educativa, la formación profesional y la
producción de conocimientos científicos.
• Promover el desarrollo socio-económico inclusivo. En el caso paraguayo, ese modelo de
desarrollo implicaría incentivar, entre otros objetivos, el fortalecimiento de la agricultura
familiar, en el sector agropecuario, y el de la pequeña y mediana empresa, en el sector
industrial.
• En general, sería necesario emprender la construcción de nuevos espacios públicos,
sustentados en el modelo democrático, en el que primen servicios públicos
idóneos y el protagonismo de la ciudadanía sea cada vez más importante. Este cambio,
por cierto, debería ir acompañado de la reforma del Estado, que, en nuestro país, significa
superar una herencia que tiene una larga historia. Nos referimos a la partidización de la
administración pública.
• Las señaladas y las otras transformaciones que deberían ser encaradas, exigen apelar al
protagonismo de los actores sociales y políticos comprometidos con la concepción y
aplicación de las políticas de Estado, que impulsen la vigencia de modelo de desarrollo
equitativo y sustentable.

La universidad

Como se adelantó, la articulación entre la Universidad y las políticas de desarrollo tendría que
concretarse tanto en al ámbito del diseño, como en el de la ejecución de las mismas.
Entre los factores fundamentales que tendría que aportar la Universidad se destacan los
conocimientos científicos y técnicos. Dichos conocimientos deberían fundamentar las
mencionadas políticas, justificando la concepción y aplicación de las mismas a través de la
elaboración de estudios de diagnósticos, y la formulación de los diseños en base a los criterios
metodológicos y técnicos adecuados.
Asimismo los profesionales formados por la Universidad tendrían que reunir las competencias
y capacidades pertinentes, que les habiliten para intervenir, con solvencia, en la formulación y
ejecución de las estrategias y los programas de las políticas de desarrollo.

A. Los condicionamientos

En primer lugar, cabe mencionar que, en la formación universitaria profesional y técnica, se


destacan en la actualidad, entre otros, los siguientes condicionamientos:

35
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

• Uno de los procesos que está incidiendo en la señalada función radica en el incremento de
la población estudiantil, que, además de otras consecuencias, está generando la apertura
de nuevas universidades. De las dos que existían en los años sesenta (Universidad
Nacional de Asunción y Universidad Católica), hoy en día están operando más de un
medio centenar de universidades. Esa emergente población estudiantil está comenzando
a ser absorbida mayoritariamente por las universidades privadas. En una importante
cantidad de casos, estas nuevas universidades no cuentan con los recursos y los medios
apropiados para la formación profesional de calidad.
• El proceso precedente, asimismo, incide en la masificación de algunas de las carreras,
tanto en las universidades públicas como en las privadas. Este fenómeno, a su vez,
también repercute negativamente sobre la calidad de la enseñanza y de la formación.
• Los hechos anteriores, al mismo tiempo, tienden a estimular para que las universidades
recurran una respuesta más bien instrumental, en el otorgamiento de las graduaciones y
las titulaciones. De esta manera, se está promoviendo que la conclusión de los ciclos de
la enseñanza y la formación superiores se verifique en el menor tiempo posible, aunque
ello repercuta negativamente en la calidad de la educación universitaria.
• Otra de las limitaciones que también incide desfavorablemente sobre la calidad de la
formación radica en la dedicación parcial de los profesores y alumnos al proceso de
enseñanza -aprendizaje. La gran mayoría de los docentes, salvo en ciertas facultades de
algunas de las universidad, se dedican a la enseñanza por horas de clases. Por lo tanto,
su tarea se limita a impartir dichas clases, sin dedicarse a actividades de apoyo en el
aprendizaje de los alumnos, y mucho menos a la tarea de la investigación, a no ser que
ésta la realice de forma independiente o en centros privados, dedicados a la producción
científica. Por otra parte, los alumnos, además de seguir sus estudios, generalmente
trabajan; siendo esta actividad la que les insume gran parte de sus tiempos.
• En síntesis, en gran medida, los procesos precedentes van en detrimento de la calidad de
la formación y de la capacitación técnica y académica los egresados universitarios.
• En segundo lugar, en ámbito de la investigación universitaria, también el proceso enfrenta
restricciones, entre las que se destacan:
• La escasa producción de conocimientos científicos, especialmente en el área de las
ciencias sociales. En esas condiciones, el aporte que las universidades llevan a cabo sobre
la comprensión sistemática de la realidad social del país es reducido, y, por consiguiente,
contribuye en limitada medida sobre el conocimiento científico en el que tendrían que
fundamentarse las políticas de desarrollo.
• En el campo de las ciencias naturales, por el contrario, se han verificado, en centros de
investigación, de facultades pertenecientes a algunas universidades públicas y privadas,
importantes producciones de conocimientos. Inclusive, cabe destacar que dichos centros
han tenido, y tienen, convenios de asistencia científica y técnica con organizaciones
empresariales. En ese sentido, sobresalen, entre otras, las iniciativas que han venido
y están emprendiendo la Facultad de Veterinaria de la Universidad en el campo de la
investigación, en convenio con los gremios ganaderos, y la Facultad de Ciencia y Tecnología
de la Universidad Católica en el ámbito de la producción limpia, en colaboración con los
gremios del sector industrial.

36
B. Los desafíos

Entre los desafíos que la Universidad tendría que encarar, para su articulación con las políticas
de desarrollo se torne más adecuada y eficaz, mencionaremos a los siguientes:

• Sería necesario contar con los profesionales universitarios que sean no sólo capaces
o idóneos, sino también creativos. Esta capacidad y creatividad son atributos que
posibilitarían a dichos profesionales desempeñarse adecuadamente, no solo en el diseño
de las políticas de desarrollo, sino también en la ejecución de las mismas, participando
eficientemente en la aplicación de los proyectos o programas que se pongan en marcha,
en la marco de dichas políticas.
• Además de contar con comunidades académicas formadoras de profesionales capaces,
las universidades también deberían ser espacios científicos en los que se puedan debatir,
consistentemente, sobre la realidad presente del país y se proyecte el modelo de la
sociedad futura. Reiteramos, dicho proyecto debe proponer la superación de las críticas
desigualdades y exclusiones sociales que imperan el Paraguay de hoy.
• De lo señalado se desprende que las políticas de desarrollo deben estar fundamentadas
en diagnósticos basados en investigaciones científicas pertinentes del sector de la
realidad que será intervenida. El rol que tendrían que jugar los estudios de las universidades
debería ser de fundamental importancia.
• También el modelo de desarrollo a ser promovido por las políticas tendría que estar
fundamentado por los estudios pertinentes provenientes de las universidades. Dicha
fundamentación tendrían que tener en cuenta, además de los factores imperantes en la
realidad socio-económica y política nacional, las implicancias que genera el actual proceso
de globalización, en el que, entre otros aspectos, se destacan la articulación cada vez más
fuerte entre los mercados de capitales y de bienes y servicios.

*
Luís A. Galeano.
Doctor en Derecho por la Universidad Central de Madrid, España. Master en Ciencias Políticas por la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, Santiago de Chile. Ex Decano de la Facultad
de Filosofía y Ciencias Humanas, Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción". Ex Director e
Investigador actual del Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES). Profesor de la Universidad
Católica, de la Universidad Nacional y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Asesor del Gabinete Social. Tiene publicado libros y artículos, en revistas nacionales y extranjeras, sobre la
realidad social paraguaya y latinoamericana.

37
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Marco regulatorio del sistema de


educación superior
Demandas Estudiantiles
Fernando Krug*

De inicio quisiera señalar que una Ley de Educación Superior es importante. Pero más
importante aún es que esa ley se enmarque en un proyecto educativo edificado desde la
intención de garantizar el derecho al acceso a la educación y que esa educación sea de calidad.
Una Ley podría servir como un elemento parte de un proyecto de reforma de la educación
superior; sin embargo, no significa una reforma de la educación superior en sí misma. Podría
sentar las pautas del recorrido trazado y, además, ordenar momentáneamente los factores,
pero para eso necesitamos dos cosas: tener definido el plan o proyecto educativo y definir
hacia dónde va orientado.

También cabe decir que cuando hablamos de la constitución de un marco regulatorio nos
referimos, entre otras cosas, a sentar las bases de la responsabilidad del estado con la vigencia
plena y para todos del derecho a la educación.

En este sentido, es una misión que habría que tomarla con seriedad ya que es el sistema
universitario el que ha estado fluctuando en los últimos años, esto ha desencadenado un
debilitamiento progresivo de la educación pública y, a su vez, una consolidación del lucro.
Más allá de que verdaderamente era importante rellenar el vacío legal en que se movían las
universidades de nuestro país, porque aquélla ha causado estragos, no pusimos en la discusión
la raíz del problema, que tiene que ver con la responsabilidad real del estado con axiomas
fundamentales.

Entre los que nos parecen los básicos pero también obviados temas por citar algunos: el
acceso a la educación, la democratización de nuestras instituciones, el reemplazo de un
sistema educativo perverso que excluye por un sistema educativo integral, las formas de
financiamiento del derecho a la educación, un plan efectivo que no permita el lucro.

Quizá podamos concordar que administrar el sistema de educación superior hoy se vuelve
una tarea posible de encarar con un marco normativo en mano; sin embargo lamentamos
bastante que ese marco no signifique un avance en los ejes que venimos solicitando hace
bastante tiempo.

Más que demostrar intransigencia ante la situación en la que se aprobó una ley que tiene una
tendencia de ordenar más de lo mismo, quisiera poner en la mesa los puntos centrales por

38
los que los estudiantes hemos salido a las calles preocupados por el rumbo que toma nuestra
educación, incluso con esta ley.

Una de las cosas que a los estudiantes movilizados nos parecía fundamental antes de que se
apruebe la LES es la apertura de una discusión real sobre cuál es el modelo educativo que
queremos encaminar.

La educación no es un derecho que se ejerza en el vacío o que se direccione naturalmente.


Es la herramienta intrínsecamente ligada a nuestro modelo de desarrollo- país y, más
específicamente el ejercicio que marca las pautas de nuestras vidas.

Es un elemento tan fundamental que trasciende a las personas y atraviesa la dinámica con la
que se mueve un país. Por eso es un derecho social primordial, porque nos permite delinear
los rumbos óptimos a seguir por el estado en sus diferentes ámbitos. Pero así también
la universidad puede constituirse en espacio de validación de modelos de desarrollo que
producen desigualdad.

Por lo mencionado deviene la necesidad de pensar la universidad en conjunto. Que sea un


complemento de un modelo de desarrollo integral. Creo que nadie podría oponerse a una
educación que produzca profesionales competentes en las materias de más demanda, mucho
menos que la discusión sobre formas de representatividad decadentes se dé en la universidad
y que ella no reproduzca los mismos vicios de otras instituciones.

Quizá antes de aprobar la ley dejamos pasar un momento propicio para generar espacios
de análisis que incluya a las diferentes voces; las que componen directamente la comunidad
universitaria y las que lo hacen de forma indirecta. Aun así, no habría que claudicar en ese
esfuerzo, esos espacios siguen siendo una tarea pendiente.

Entre los síntomas de nuestro averiado sistema universitario nos encontramos con el
reducido porcentaje de jóvenes matriculados en este nivel. Solo el 6% de la población ha
podido acceder a la universidad; sin embargo, en la última década la cantidad de universidades
creadas desde el parlamento ha crecido increíblemente.

Esta ecuación significa también la forma en la que se ha mercantilizado un derecho. Es decir,


cómo ha primado la posibilidad de explotar un negocio antes que gestar y ejecutar un plan
orientado al acceso gratuito a la educación superior, por ejemplo.

En este paso la universidad también ha perdido rigurosidad. Dentro de una competencia


tan ajustada (ya que existen más de 50 universidades funcionando) lo importante no es la
formación profesional de las personas, sino la mayor cantidad de matriculados, ya que es un
producto que fundamentalmente debe generar ganancias para los dueños de las universidades.

39
La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Componentes esenciales de la universidad se han olvidado o, en casos, tergiversado. Aquí


deberíamos citar a la investigación, extensión e incluso la autonomía. La discusión sobre estos
ejes es central para diagnosticar en qué situación está nuestra universidad y cuáles son las
formas y contenidos que nos pueden servir.

Una crítica bastante frecuente a las universidades del país es que han omitido la realización
de investigaciones y trabajos de extensión universitaria o han desarrollado estas dimensiones
con bastantes limitaciones.

La universidad no podría estar funcionando si no erige sus tres patas. Es decir, investigación,
extensión y enseñanza no podrían disgregarse en la tarea de generar conocimiento, como ya
lo decía el teórico paraguayo Juan Díaz Bordenave.

Por aterrizar concretamente en el contenido del marco normativo actual, realmente lo que
esperábamos a partir de la LES era que se revisara la constitución de los organismos de
gobierno de la universidad. Es primordial que los estudiantes tengamos incidencia dentro de
las decisiones de la institución en igualdad de condiciones con todos los demás miembros
de la comunidad universitaria. Sin embargo, la LES deja este factor casi al arbitrio de los
reglamentos de las universidades.

La dinámica de nuestras universidades nos demuestra que intencionalmente a través de los


reglamentos se ha omitido la posibilidad de que el estudiante “piense su universidad” y, por
ende, la restricción para participar del proceso de búsqueda de la verdad o la generación de
conocimientos como pregonan nuestras instituciones.

Muchas de las altas casas de estudios de nuestro medio no reconocen la organización


estudiantil, mucho menos la participación en los espacios de decisión.

Esto se constituye en un claro obstáculo para una convivencia en el marco de valores como la
democracia, la participación, la igualdad.

No solo se omite la participación, también se la obstruye con la fuerza. Las persecuciones


a estudiantes con disensos son una constante. Evidentemente, mientras la universidad siga
dirigida por una sola persona o solo por pequeños grupos, este atropello a los derechos se
seguirá dando.

Lo grave no es solo que dentro de la universidad se avasallan derechos reiteradamente,


también hay que tener en cuenta que esa misma situación puede ir creciendo a nivel país
si desde la misma academia asumimos esos criterios de convivencia. Ahí ya no solo somos
afectados los estudiantes.

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Con esta universidad en la que no se reconoce al estudiante como sujeto de derechos y
obligaciones sino como simples clientes de un negocio, es muy difícil hacer ciencia. Generar
conocimiento en un terreno con tantas limitaciones es casi inviable

De hecho, nuestra universidad, hoy no se preocupa tanto por generar conocimientos.


Aparentemente lo prioritario es la emisión de títulos.

En este sentido, la LES tiene articulados en los que se explican las características de los títulos.
Llama un poco la atención que teniendo un sistema educativo en colapso con un aporte
profesional realmente limitado, nos tomemos el tiempo de definir títulos y no hagamos lo
propio en la discusión sobre lo que esencialmente nos está faltando para introducir nuestro
debate académico en la realidad concreta en la que nos desenvolvemos y que desde ahí
empecemos a caminar.

Deberíamos de cuestionarnos cuán importante es distinguir parámetros de calidad de nuestra


educación y también quiénes determinan los parámetros.

En los últimos años hemos identificado la mala calidad de nuestra educación, pero nunca
explicitamos cuál sería la educación de calidad y en qué indicadores nos basamos para saber
cuál educación es mejor.

De lo que sí estamos seguros es que para que la educación sea de calidad debería enfocarse
a generar mejores condiciones de vida en el país. La educación debería ser una herramienta
para la consolidación cultural de las comunidades y para la garantía de los derechos para
todos.

Nuestra ley debe condensar ese proyecto educativo que no olvide estos ejes, que nos son
solo reivindicaciones estudiantiles sino que tienen que ver con las demandas de muchos otros
sectores que hoy fueron relegados de la universidad.

Está claro que también necesitamos ir visibilizando a los sectores que son parte de la
universidad y darles cabida en la discusión, ya que en el relato de las últimas décadas la
universidad se ha consolidado cada vez más como propiedad de reducidos grupos y no en el
territorio multidimensional de ciencia y humanidad.

Otra de nuestras críticas formuladas a la LES es la incorporación de un sistema crediticio,


sin siquiera analizar cuál podría ser la forma de financiamiento que permita a más personas
estudiar en la universidad.

Creemos que antes de incorporar este sistema deberíamos analizar sus posibles repercusiones.
No consideramos que sea necesario que las familias tengan que endeudarse para que un de
sus miembros pueda estudiar.

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La educación superior universitaria y su marco regulatorio

Ejemplos de fracasos de este tipo de mecanismos existen de sobra en nuestra región. El


estado termina externalizando su responsabilidad de financiar la educación y se abre paso a la
generación de grandes negocios para los bancos y financieras.

Nos preocupa que ante una realidad económica marcada por la desigualdad, la incorporación
de este sistema de préstamos acreciente la brecha social a consecuencia de la privatización
de los derechos básicos. Y que estudiar cueste cada vez más.

Lo importante hoy es que revisemos nuestro modelo educativo terciario. La ley no es lo


verdaderamente importante. Lo que necesitamos urgentemente es pensar hacia dónde
queremos que nos encamine nuestra educación. Cuál es el modelo de vida que queremos
obtener con la educación. Identificar los mecanismos para ampliar la cobertura del sistema
público de la educación superior en Paraguay.

La única manera de que logremos que nuestra educación realmente responda a la demanda
de todos, es permitiendo que la dirección de nuestra educación pueda ser pensada por todos
los sectores juntos.

*
Fernando Krug
Secretario general adjunto del Frente Estudiantil por la Educación.
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Asociación civil de bien común, sin fines de lucro. Tiene por
objetivo ayudar a mejorar la calidad de la democracia para-
guaya mediante la promoción de la participación ciudadana,
la equidad social y el ejercicio responsable del gobierno.

Roma 1.055 c/ Colón


Teléfono: (59521) 420 323

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La educación superior universitaria y su marco regulatorio

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