Está en la página 1de 5

JURISPRUDENCIA.- Corte Suprema del Perú.

Es el caso de un matrimonio entre un peruano y una argentina, celebrado en Argentina el 25 de


octubre de 1975, el cual no fue inscrito ni en el consulado peruano en Argentina, ni en los
Registros de Estado Civil del Perú. Luego de varios años, la esposa solicitó la inscripción del
matrimonio en los Registros de Estado Civil del Consejo Provincial de Ica, donde estaban
domiciliados, a lo que se opuso el marido alegando que el matrimonio contraído en Argentina no
tenía ningún valor en el Perú por no haber sido inscrito oportunamente, razón por la cual había
contraído nuevo matrimonio en el Perú el14 de enero de 1979.

El juez de primera instancia declaró fundada la demanda de la esposa, desestimando la oposición


del marido, sentencia que fue revocada por la Corte Superior de Ica, lo que motivó la interposición
de recurso de nulidad. La Corte Suprema declaró haber nulidad en la sentencia de vista,
ordenando la inscripción del matrimonio basándose en los fundamentos del dictamen fiscal, que
reconocían la aplicación al caso sub litis de la ley del domicilio, de acuerdo a lo establecido por el
artículo V del Título Preliminar del Código Civil de 1936 y el artículo 64 del Reglamento del
Registro de Estado Civil.

Sobre el mismo tema, existe otro caso resuelto en el mismo sentido por la Corte Suprema de la
República el 20 de noviembre de 1985.

Se trataba de un matrimonio celebrado entre peruanos en la ciudad de La Paz (Bolivia), el cual


fue. oportunamente inscrito en el Consulado del Perú de la capital boliviana, más no en los
Registros de Estado Civil del Perú. Posteriormente, el marido al no considerarse legalmente
casado en el Perú, contrajo nuevas nupcias el 9 de marzo de 1979 en la ciudad de Tacna,
inscribiendo el nuevo matrimonio en los Registros correspondientes; ello motivó que la primera
esposa solicitase la inscripción en el Registro Civil de Perú del matrimonio celebrado en La Paz, y
la nulidad del segundo matrimonio realizado en Tacna.

El juez de primera instancia, en sentencia de fecha 11 de julio de 1983, reconoce la existencia del
matrimonio celebrado en Bolivia, pero dice que solo tiene valor en ese país, más no en el Perú,
por lo que el demandado ostenta en el Perú la calidad de soltero y, por lo tanto, el matrimonio
realizado e inscrito en Tacna es válido, pues no existe impedimento alguno para su celebración,
ni causales de nulidad. Asimismo, señala que la inscripción del matrimonio celebrado en Bolivia e
inscrito ante el Ministerio de Relaciones Exteriores no convalida el requisito de inscripción ante el
Registro de Estado Civil. Por todo lo cual declara infundada la demanda sobre nulidad de
matrimonio e inscripción del matrimonio celebrado en La Paz. La sentencia de la Corte Superior
confirma la sentencia de primera instancia.

Opinión contraria tuvo la Corte Suprema, quien declaró que el matrimonio celebrado en La Paz
era válido y nulo el realizado en Tacna, siendo procedente la inscripción en el Registro Público del
Perú del matrimonio celebrado en Bolivia. Para la resolución del caso, la máxima instancia aplicó
el Código Civil de 1984, artículo 2076 y el Tratado de Derecho Civil de Montevideo de 1889,
ratificado por el Perú y por Bolivia, artículo 11, en virtud de los cuales la forma del matrimonio se
rige por la ley del lugar de su celebración, que en el caso sub litis es la ley boliviana. Para
fundamentar la aplicación del nuevo Código Civil de 1984 al asunto en cuestión, la Corte
Suprema se basó en el artículo 2121 del nuevo cuerpo legal, que dispone que "a partir de su
vigencia las disposiciones de este Código se aplicarán inclusive a las consecuencias de las
relaciones y situaciones existentes". Asimismo, la Corte fundamentó la aplicación del Tratado de
Montevideo al caso en cuestión en la disposición contenida en el artículo 2047 del Código Civil,
según la cual "el derecho aplicable para regular las relaciones jurídicas con ordenamientos
extranjeros se determina de acuerdo con los tratados internacionales ratificados por el Perú que
sean pertinentes (...)".

CASO DEL TESTAMENTO OLOGRAFO HOLANDES

El Art. 994 del Código Civil holandés dispone que un súbdito holandés no puede otorgar
testamento ológrafo, ni en Holanda ni en el extranjero; debe hacerlo por acto auténtico
observando las formas correspondientes al lugar donde se realiza el acto.

Se plantea si esta disposición pertenece al régimen de la capacidad o al régimen de la forma. Un


holandés otorga testamento ológrafo en Francia; si la holografía es un problema de forma el
testamento es válido, si se contempla como un problema de capacidad el testamento es nulo, ya
que Holanda prohíbe a los holandeses otorgar testamento ológrafo dentro y fuera de Holanda.
Francia califica la holografía como un problema de forma; Holanda lo califica como un problema
de capacidad.

CASO DE LA VIUDA MALTESA (Anton c/Bartholo, fallado en la Corte de Casación


Francesa)

Dos anglo malteses contraen matrimonio en Malta, donde establecen el domicilio conyugal sin
realizar ningún tipo de convención nupcial, quedando sometidos al régimen de comunidad de
bienes vigente en malta. Luego se trasladan a Argelia (Francia), el marido adquiere bienes
inmuebles y muere en 1889 sin dejar testamento. La ley maltesa acordaba a la viuda el derecho
de usufructo del cuarto de los bienes del marido. La viuda se presenta reclamando este derecho.
Según el Derecho Internacional Privado francés, el régimen matrimonial de bienes se rige por la
ley del primer domicilio común (ley anglo maltesa invocada por la viuda), pero la sucesión de los
inmuebles situados en Francia se regía por la ley francesa.
Se plantea entonces si la institución de "cuarta parte de cónyuge pobre" pertenece al régimen
matrimonial de bienes o es una institución de derecho sucesorio. En el primer caso, se aplicaría la
ley de Malta, en el segundo la ley Francesa.
La institución a calificar estaba reglamentada en el derecho maltés en el capítulo de las
disposiciones sobre matrimonio y en el derecho francés como integrante del derecho sucesorio.
La Corte de Apelación de Argelia definió la institución como perteneciente al régimen del
matrimonio, es decir, según la concepción de la ley maltesa., es decir conforme a la lex causae.

UN CASO PARA EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

Un sueco residente en Paraguay recibe 43 años después la noticia de que su padre había
fallecido en Suecia en 1964, dejando a su muerte una de las más grandes mueblerías de
Estocolmo. La historia se remonta a 1950, año en que un joven sueco llega a Asunción y contrae
matrimonio con una paraguaya. Después de la boda la pareja viaja a Suecia y se radica en
Estocolmo, ciudad donde nacen dos hijos. En 1954 ambos regresan a Paraguay con sus dos
hijos. Karl Ljunggren regresa a Estocolmo, Suecia, en septiembre de 1957. Su esposa y sus dos
hijos se quedan en Paraguay. Desde 1961, por razones no aclaradas, el marido, que fuera
vicecónsul de Paraguay en Estocolmo, y su esposa pierden contacto. Ésta muere en Asunción en
1997, sin haber regresado nunca a Suecia. Por último, recibe la noticia de que su abuela paterna
había fallecido en 1968, quien también deja a su muerte algunos bienes inmobiliarios.

____-----------------------------------
Karl Ljunggren, sueco y Concepción Romero, paraguaya, celebran matrimonio en Paraguay
(1950) e inmediatamente viajan a Estocolmo, Suecia, donde fijan residencia. Cuatro años
después vuelven a Paraguay. Luego de permanecer dos años en Paraguay, el marido viaja a
Suecia por razones de negocios y nunca más regresa. En 1961 el marido obtiene en Suecia la
anulación del matrimonio. En 1963 el marido contrae nuevamente matrimonio, esta vez con Britt
Helena Kneck, de nacionalidad noruega. En 1964 Karl Ljunggren fallece en Suecia, dejando a sus
dos únicos hijos en Paraguay. A mediados del año 2007 uno de los hijos, un sueco residente en
Paraguay, recibe la noticia de que su padre había fallecido en Suecia en 1964. Teniendo en
cuenta la complejidad del caso ¿cómo debe integrarse correctamente la litis? Atendiendo a que
del último domicilio conyugal era Paraguay cabe formular unas pocas preguntas: ¿Tiene
jurisdicción el juez sueco para anular un matrimonio celebrado en la República del Paraguay?
Dicho de otro modo ¿puede un juez sueco declarar la nulidad de un matrimonio válidamente
celebrado en Paraguay? ¿Prescribió la acción de petición de herencia? ¿Cuál es la ley aplicable,
la sueca o la paraguaya? ¿Quién decide cuál es la ley aplicable? Por de pronto, lo que se sabe es
que fueron dos abogados suecos quienes habrían actuado en la anulación del matrimonio y en la
enajenación de bienes de la familia Ljunggren, uno de ellos, Sven Janzon, falleció en 1987, y el
otro es el abogado Axel Lidbeck, quien aún vive.
Datos de interés para una petición de herencia
Entre 1918-1960, la firma “Ljunggren Hermanos” era propietaria de una de las grandes fábricas
de muebles de Suecia, el equivalente a IKEA en el período citado. El presidente de la compañía
fue, desde 1925, Karl Torsten Ljunggren (1893-1958) se casó con Elfrida Maria Lindner (1889-
1968) el 19 mayo de 1926. El único hijo de este matrimonio Karl Torsten Ulf Ljunggren (1928-
1964), llegó a Paraguay en 1950, para ver una propiedad en el Chaco, que su padre habría
recibido en dación de pago de otro sueco. Durante su permanencia en Asunción “Carlos” conoce
a Concepción Romero Martinetti (1927-1997), con la que se casa el 6 de mayo de 1950.
Concepción Romero (“Kikí”) nació en la localidad paraguaya de Quindy, el 24 de marzo de 1927.
Nunca regresó a Suecia. No obstante, a la muerte de su marido en 1964 y de su suegra en 1968,
ella quedaba en la línea sucesoria. En desconocimiento de estos hechos, Concepción Romero
fallece en Asunción el 9 de febrero de 1997, dejando dos únicos hijos nacidos de su matrimonio
con Karl Torsten Ulf Ljunggren.

EL CASO MIHANOVICH C. COMPAÑÍA GENERAL DE NEGOCIOS Y EL DESCONOCIMIENTO DEL


DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

El pasado 24 de febrero la Corte Suprema dictó sentencia en la causa “Compañía General de


Negocios le pide la quiebra Mihanovich, Ricardo L.” en lo que constituye el primer fallo relevante
del 2009 en cuestiones de Derecho Internacional Privado. El máximo tribunal hizo lugar a los
recursos extraordinarios interpuestos por el actor y la fiscal de cámara, y admitió la existencia de
jurisdicción argentina para entender en el caso. La sala C de la cámara comercial había
confirmado –aunque con argumentos algo diferentes- la sentencia de primera instancia que había
rechazado el pedido de quiebra.
Los hechos del caso son bastante sencillos. El sr. Mihanovich –acreedor de la Compañía General
de Negocios por créditos pagaderos en Uruguay- solicitó a la justicia argentina la declaración de
quiebra de su deudora. La Compañía General de Negocios es una sociedad constituida en
Uruguay, que tiene prohibido desarrollar actividades en dicho país (es una sociedad off shore) y
que había actuado en forma clandestina y marginal en la sede del Banco General de Negocios,
situada en la Ciudad de Buenos Aires captando fondos de ahorristas argentinos que eran
registrados como recibidos en el país mencionado.

Las sentencias de 1ª y 2ª instancia

Como se dijo las instancias de grado rechazaron el pedido de quiebra.


El juez de primera instancia lo hizo alegando la falta de legitimación activa del acreedor. En su
opinión el art. 4 de la ley de concursos sólo permite solicitar la quiebra a los acreedores locales,
carácter del que carecía Mihanovich atento que su crédito era pagadero en Uruguay. Como
argumento complementario el juez afirmó que el sistema de la territorialidad consagrado en las
normas de fuente interna debe ceder ante los Tratados de Derecho Comercial de Montevideo de
1889 y1940 que regulan la cuestión sobre la base del sistema de la unidad. En consecuencia la
quiebra declarada en Uruguay obstaba a la declaración de quiebra en nuestro país.
La cámara comercial confirmó lo resuelto por el juez de primera instancia aunque encuadró el
caso en el art. 2° inciso 2 de la ley de concursos. En opinión de la sala C este supuesto exige,
para que pueda ser decretada la quiebra de una "persona de existencia ideal" domiciliada en el
extranjero, que posea bienes en el país y esto debe ser acreditado de modo fehaciente.
Coincidió con el a quo en la falta de legitimación activa del peticionante de la quiebra –atento su
carácter de acreedor extranjero- y en las apreciaciones ya señaladas respecto de la aplicación de
las normas de los Tratados de Montevideo.
En este brevísimo comentario no pretendo analizar en profundidad los diferentes aspectos de
derecho concursal y societario tratados en las sentencias dictadas en el caso, pero resulta
llamativo el cambio de criterio experimentado por la sala C respecto de la interpretación del art.
2.2 de la ley concursal.
Al resolver el caso Pacesetter System Inc. S.A. s. pedido de quiebra por Pacesetter S.A., la
misma sala, haciendo suyo el dictamen del fiscal de Cámara, sostuvo que:
"En nuestro caso, el legislador ha querido subrayar su intención de ceñir sus pretensiones, de
orden procesal, a la territorialidad de juicios y masas. Ello no importa, sin embargo, que quepa
confundir esa limitación territorial con una exigencia de fondo que sólo habilite la declaración de
quiebra de un deudor domiciliado en el extranjero, supeditada a la previa comprobación de la
existencia de bienes en el país, pues esto, convertiría la modesta aspiración de efectos
territoriales, de índole claramente jurisdiccional, (del art. 2º, inciso 2º ya citado), en un requisito de
fondo para la procedencia misma del decreto de falencia que debería añadirse a las previsiones
del art. 4º del mismo cuerpo legal, que es la única disposición de derecho de fondo aplicable en la
materia".
La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema (en rigor se rechazó el recurso extraordinario)
y el mismo criterio fue seguido posteriormente por otras salas de la cámara comercial. Así lo
resolvió la sala D en la causa Proberan International Corp. S.A. s. pedido de quiebra por
Braticevich; la sala B en las causas DHV Communications Inc. s. quiebra y Newson Incorporated
le pide la quiebra BII Creditanstalt International Ltd.; y la sala E en la causaCollectivemind Inc.
S.A. s. le pide la quiebra Transearch Argentina.
Considerando los precedentes señalados –no se conocen fallos que exijan la previa
comprobación de la existencia de bienes en el país- resulta realmente llamativo que sin brindar
mayores argumentos la sala cambie radicalmente de criterio y además exija que la acreditación
de la existencia de bienes del deudor en Argentina deba hacerse de modo fehaciente.

El fallo de la Corte Suprema

La Corte Suprema revocó la sentencia de cámara por la existencia de “graves defectos de


fundamentación”.
Con contundente claridad en el considerando 6º se afirma que “a efectos de determinar la
jurisdicción a la que compete entender en la petición de falencia de la mencionada sociedad,
constituida en la República Oriental del Uruguay, debe acudirse a los Tratados de Montevideo de
Derecho Comercial Terrestre de 1889 y de 1940”. Luego de analizar el texto de los artículos
pertinentes de cada uno de los tratados (arts. 35 y 40), concluye que en ambos tratados se
consigna el domicilio comercial de la deudora como atributivo de la jurisdicción para tramitar los
procesos de falencia.
Seguidamente acude a la calificación autárquica contenida en el art. 3 del Tratado de Montevideo
de Derecho Comercial Terrestre Internacional de 1940, que establece: “Domicilio comercial es el
lugar en donde el comerciante o la sociedad comercial tienen el asiento principal de sus negocios.
Si constituyen, sin embargo, en otro u otros Estados, establecimientos, sucursales o agencias, se
consideran domiciliados en el lugar en donde funcionen, y sujetos a la jurisdicción de las
autoridades locales, en lo concerniente a las operaciones que allí se practiquen”.
Habiendo identificado correctamente las normas aplicables al caso no resultó muy complicado
llegar a la solución correcta. En efecto, si tienen jurisdicción los jueces del domicilio comercial de
la deudora, que es el lugar donde se encuentra el asiento principal de los negocios, y se ha
acreditado que la Compañía General de Negocios actuó en forma asidua en la Ciudad de Buenos
Aires, la competencia de los tribunales argentinos surge manifiesta.
La Corte afirma en el fallo que “a efectos de examinar la concurrencia del elemento atributivo de
la jurisdicción y competencia de los tribunales nacionales, no puede prescindirse de ponderar el
régimen legal de constitución del ente y el consiguiente margen de actuación legal que a éste le
concierne en ese marco normativo”. Coincido plenamente con lo expuesto, pero deben realizarse
algunas precisiones. De la calidad de off shore de la demandada no se sigue necesariamente que
el asiento principal de los negocios está en Argentina; solamente puede concluirse que no se
encuentra en Uruguay pero no pueden descartarse la existencia de establecimientos en otros
estados extranjeros (Juz. Nac. Com. 26, secretaría 51, 10/11/04, Little Palace S.A. s. propia
quiebra).
La Corte no necesitaba decir nada más para resolver el caso. Lamentablemente no pudo resistir
la tentación de incluir dos considerandos –que en mi opinión no constituyen el holding de la
decisión- en los que se refiere a las normas societarias y concursales de fuente interna. El
recurso al art. 124 de la ley de sociedades era absolutamente innecesario para resolver el caso y
tal vez deba explicarse en la atracción magnética que la norma parece ejercer en los últimos
tiempos sobre autores y funcionarios –por ejemplo Nissen y Gils- y que hace que en todos los
supuestos se pretenda su aplicación.
Hace 120 años que con Uruguay tenemos normas convencionales específicas que regulan la
materia y el juez aplica las normas de fuente interna.
Por supuesto que unos párrafos más adelante el juez se acuerda de la existencia de los Tratados
de Montevideo de 1889 y 1940 y los aplica –incorrectamente- como argumento suplementario,
desconociendo el principio de supremacía de los tratados internacionales.
La sentencia de la cámara comercial no mejora mucho. Al igual que el juez de grado encuentra la
solución en las normas de fuente interna –aunque como se dijo ubica el caso en el art. 2.2 de la
ley de concursos en lugar de aplicar el art. 4-. Sólo luego de resolver el caso aplicando las
normas internas señala que “aparece como sumamente adecuado… lo que disponen los Tratados
de Derecho Comercial de Montevideo de 1889 y 1940 (de aplicación obligatoria en el país, en
virtud de lo que establece el art. 31 de la Constitución Nacional)”.
Si simplemente desconocieran la existencia de los Tratados de Montevideo y del art. 31 de la
Constitución sería menos grave que invocarlos y aplicarlos exactamente al revés.

OTROS CASOS PRACTICOS


I. María Torres, abogada egresada de la UNFV en el año 1988, obtiene una beca para cursar
estudios de post-grado en USA con duración de un año. María viaja a USA en enero de 1989,
donde después de culminado el curso decide prorrogar su estancia para presentar tesis de
maestría, durante ese periodo conoce a Tom e inician una relación sentimental. En Julio de 1990
María y Tom viajan a Perú, para que él pida su mano, tres semanas después él regresa a USA,
habiendo fijado la fecha del matrimonio para diciembre de 1990, y ella se queda en el Perú
durante esos meses para preparar la boda. En diciembre de 1990 se realiza la boda Civil y
religiosa en el Perú, van de viaje de Luna de miel a Cuzco, luego Tom regresa a Washington
(lugar donde trabaja y tiene propiedades), María se queda en el Perú. En marzo de 1991 viaja a
USA para reunirse con Tom, y al cabo de dos años consideran separarse, finalmente María
regresa al Perú.

1.- ¿Cuál es el domicilio de María en diciembre de 1990, cuandocontrae matrimonio con


Tom?
2.- ¿Cuál es el domicilio conyugal en febrero de 1991?
3.- ¿Cuál es la Ley aplicable para la separación?

II. La Sra. Molina se caso con el Sr. Martínez el año 1980 en Lima, ambos eran peruanos y
tuvieron dos hijos. En 1990 el matrimonio acordó que el Sr. Martínez viajara a USA para
buscar trabajo. Él viaja, y obtiene empleo en dicho país, comunicándose con su esposa
constantemente hasta el año 1992, luego de lo cual no se tenia noticias de él, ante este
comportamiento extraño y distante la Sra. Molina emplaza a su cónyuge para que retorne al
país, lo cual no sucede; agravando la situación hasta tal punto que a finales de 1993, la Sra.
Molina recibe unos documentos por correo, que era una demanda de divorcio ante un Juez
Norteamericano, iniciada por su esposo la misma que se encontraban en Ingles, por lo cual
ella no la entendió, ni le dio mayor importancia. Apartir del año 1995, el Sr. Martínez suspende
los envíos de dinero que normalmente hacia a su esposa, por lo cual ella inicia un Juicio de
Alimentos notificándosele vía exhorto a su esposo en USA, el Sr. Martínez se apersona al
Juicio a través de un apoderado y en su contestación de la demanda señala que el se
encuentra divorciado legalmente de la Sra. Martínez y que además contrajo nuevas nupcias en
USA, ante ello la Sra. Molina hace traducir el documento y comprueba efectivamente que es
una sentencia de divorcio. La Sra. Molina va a los registros civiles y confirma que en su partida
de matrimonio no se ha inscrito ningún divorcio.
¿Busca la ley aplicable para los procesos tanto de alimentos como de divorcio?

III. La empresa A dedicada al comercio de granos y constituida en Argentina, tiene la


obligación de entregar 100 toneladas de trigo a la empresa B, constituida en Perú. El
representante legal de A negocia el contrato con la empresa B, vía fax, de acuerdo a los
convenios comerciales internacionales. Sin embargo llega la fecha en que A debe dar
cumplimiento a su obligación, pero no lo hace. Ante ello B interpone una demanda por
incumplimiento de obligaciones; la empresa A aduce que en el momento de la negociación la
empresa no se encontraba formalmente constituida, por lo cual no se habría comprometido a
ninguna obligación.
¿Cuál es la Ley aplicable en este caso?

También podría gustarte