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¿Beneficio o caja?

Una cosa es tener beneficio y otra, tener caja (vamos, dinero en el bolsillo). El
beneficio es una opinión. La caja es una realidad. Puedes tener beneficio y no tener
caja: en el beneficio entran los ingresos, lo que vendes, pero si cobras a 180 días,
realmente no tienes dinero para afrontarlo. Pero eso no quiere decir que lo tengas
que pasar por alto. Calcular, por ejemplo, tu beneficio antes de impuestos te
puede orientar a la hora de financiar tu negocio: la presión puede no interesarte.

Empezar un negocio en el que no se pueda recuperar el capital invertido en tres


años (es decir, ganar cada año lo suficiente para cubrir lo invertido) no es
recomendable. Si se trata de ventas que exigen ciclos de tiempo muy largos, las
dificultades se multiplicarán”, explica Robert Tornabell. “A menudo, durante el
primer año pueden producirse pérdidas, pero éstas no pueden llegar a superar el
10% del capital”, recomienda este experto de Esade.

Beneficios
Es la diferencia entre ingresos y gastos. Una empresa tiene que conseguir
beneficios positivos. Eso está claro. Tienes que conseguir ingresar lo suficiente
como para lograr justificar el interés de un inversor. “Ahora bien, un emprendedor
también tiene que pensar que ese dinero, además de facilitarle una nómina que le
permita subsistir, tiene que darle una rentabilidad. En lugar de meterlo en un
fondo de inversión, por ejemplo, lo destina a una empresa y le tiene que sacar
tanta rentabilidad. Se trata de que aumente su patrimonio”, sugiere el responsable
del área financiera de Esade, Robert Tornabell.

 Una cuestión de riesgo. “Por otra parte, el que empieza un negocio debería
plantearse la siguiente pregunta: ¿Qué me rendiría el capital que voy a invertir en
mi negocio si lo pusiera en un depósito a plazo fijo en un banco o una caja de
ahorros? Si no espera obtener un beneficio anual que esté por encima del 5,5%
(después de impuestos), no tiene sentido montar una empresa. En una operación
de alto riesgo ha de exigirse una rentabilidad neta de no menos del 12% sobre el
capital invertido”, argumenta.

 ¿Cómo se tiene que analizar el beneficio?. “Hay que compararlo con el plan de
negocio, para ver su evolución, y analizar también su composición. El beneficio
puede venir de la actividad ordinaria de la empresa o de ‘cosas raras”, propone
Alberto Puente, profesor de Dirección Estratégica de la Universidad Carlos III.
“Tenemos que ver así no sólo cuál es el beneficio, sino también su composición,
porque hay beneficios de diferentes calidades: no es lo mismo que proceda de la
actividad ordinaria de la empresa a que sea por la liquidación de un inmovilizado,
un activo fijo, y eso te provoca un beneficio un año determinado. Hay que pensar
que un extraordinario, con el que no puedes contar a largo plazo”, matiza.
Diferencia entre beneficio y caja
“Un emprendedor me decía recientemente que no entendía por qué tenía 24.000
euros de beneficio... y sólo 600 euros en la cuenta bancaria. Me preguntaba: ¿A
dónde ha ido el dinero?”, plantea Ramón Ferrandis. Una vez más es una cuestión
de liquidez. El beneficio es la rentabilidad mínima para los inversores. La caja, el
dinero con el que cuentas para hacer frente a tus obligaciones de pago a corto
plazo.

“A título ilustrativo, los fondos de capital riesgo, cuando entran en un contrato de


participación en un negocio que tiene futuro y ofrece productos nuevos o que no
existen en el mercado, suelen pedir que rinda lo suficiente para retirar el capital
que inviertan en
cuatro años”, apunta Tornabell. “Recuperar un capital en cuatro años significa que
el negocio tiene que rendir, como mínimo, un 25% anual. Algunos piden por cada
cien que invierten, recuperar el triple al cabo de cuatro años”, advierte este
experto.

Bait
Es el Beneficio antes de Impuestos. “El beneficio permite analizar
la rentabilidad económica (de la inversión) y la rentabilidad financiera (de los
capitales… que es lo que le interesa a los inversores). El Beneficio antes de
Impuestos (BAIT) mide el beneficio de la empresa sin tener en cuenta cómo esté
financiada. Remite a la rentabilidad de la inversión en relación a sus activos”,
explica Belén Flecha.

Rentabilidad
“Es mejor que los beneficios. Una cosa es tener margen y otra rentabilidad. Al
final, el margen es una comparación que tengo en la cuenta de resultados entre
ingresos y gastos, y la rentabilidad es un concepto de eficiencia: con un beneficio
en la cuenta de resultados ¿cuánto he tenido que poner para conseguir ese
beneficio (activos totales, capitales…)?”, señala Puente.

Rentabilidad económica
También se le denomina como rendimiento de la inversión. No es más que la
relación entre el beneficio antes de intereses e impuestos y el total de tu activo.
“Tienes que medir el rendimiento económico del conjunto de las inversiones de
tu empresa, con independencia de tus fuentes de financiación. Lo obtienes
sumando el resultado antes de impuestos y los gastos financieros y dividiendo esa
cantidad por la inversión media”, propone este mismo experto.

Rentabilidad financiera
Se le llama también rendimiento del capital. Es la relación entre el beneficio y los
capitales propios. “Debes estar pendiente de la rentabilidad financiera de tu
negocio. Este indicador te permitirá conocer la remuneración correspondiente a los
fondos propios, que está condicionada tanto por el rendimiento de tus inversiones
como por el nivel y coste del endeudamiento”, argumenta Puente. “Como te
puedes imaginar, cuánto mayor sea su valor, más atractiva será la empresa para
posibles inversores...”, sugiere Alberto Puente.

Pay-back
O período de recuperación de una inversión. “Es el número de años necesarios
para recuperar la inversión inicial en tu negocio a base de sumar los flujos de caja
generados a los largo de los años de actividad con el negocio. Cuánto más corto
sea el período de recuperación de esa inversión, mayor será la liquidez de tu
proyecto y, por tanto, menor será el riesgo”, concluye Flecha.

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