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Crónica de una muerte anunciada

Capítulo 4

En el cuarto capítulo nos encontramos con la parte más triste y aterradora, pues narra los momentos de
la autopsia realizada a Santiago Nasar, quien fue asesinado por los hermanos Vicario. Un lunes muy
diferente a todos, el coronel al enterarse de este macabro asesinato se comunica con el alcalde para
poder tener la autorización y llevar acabo la autopsia del cuerpo. Pero el doctor Dionisio no se
encontraba, entonces decidieron mantener el cuerpo en una congeladora sin embargo el olor era muy
fuerte y ya no había tiempo por lo que ordeno el coronel que el padre Amador y alumno de primer año
de medicina sean los encargados de llevar la autopsia. Siete de las numerosas heridas eran mortales.
El hígado estaba casi seccionado por dos perforaciones profundas en la cara anterior. Tenía cuatro
incisiones en el estómago además tenía otras seis perforaciones menores en el colon trasverso, y
múltiples heridas en el intestino delgado. Tenía además seis heridas menores en los brazos y las
manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los músculos del abdomen. El
informe entregado concluyo que la causa de la muerte fue una hemorragia masiva causada por
cualquiera de las siete heridas mayores. El cuerpo fue devuelto destrozado totalmente. Lo tuvieron que
meter en el ataúd y enterrarlo al amanecer porque estaba en muy mal estado.

Por otro lado, la pesadilla continua pues los hermanos Vicario son encerrados en el calabozo hasta que
terminen las investigaciones. Les trajeron agua, jabón para lavarse la sangre de Santiago que cubría
sus rostros además de comida, pero sucede que Pedro se niega a comer porque aun sentía todo el olor
de Santiago. Sin embargo su hermano Pablo si almuerza y al pasar de un tiempo comienza a tener una
diarrea pestilente a lo que comienza a gritar Pedro que su hermano ha sido envenenado. El alcalde para
dar mayor seguridad se los lleva a otro lado y su familia se despide de ellos, sin antes de que Pura
Vicario pida al padre que los confesara pero Pedro rechazo pues él creía que habían hecho lo correcto.

Después los hermanos fueron dejados en libertad cerca a Riohacha donde fue Prudencia Cotes a
casarse con Pablo, quien aprendió el oficio del oro en el taller de su padre y llegó a ser un orfebre
depurado. Pedro Vicario sin amor ni empleo, se reenganchó tres años después a las Fuerzas Armadas,
mereció las insignias de sargento primero, y una mañana espléndida su patrulla se internó en territorio
de guerrillas y nunca más se supo de ellos.

Sin embargo para la mayoría de la gente solo hubo una víctima Bayardo San Román. Entonces el
alcalde decide llamar a su familia para que puedan llevárselo. De Ángela Vicario se supo que se había
comprado una casa de cemento con un patio muy grande. Después de 23 años había madurado y se
había vuelto ingeniosa. Al final Gabriel intenta hablar con la madre de Ángela para saber la verdad pero
esta rechaza pues no quería hablar sobre terrible pasado que las condenaba.

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