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Perforación del cráneo mediante la aplicación de fuerza excesiva en un área muy localizada,
como cuando entra en contacto directo con un objeto afilado o puntiagudo.
Fractura del cráneo o vértebras cervicales cuando se aplica una fuerza excesiva sobre una
superficie más grande, lo que somete al cráneo a una tensión mayor que su elasticidad o a la
fuerza compresiva de la región cervical de la columna vertebral.
Lesión cerebral sin fractura del cráneo como resultado del desplazamiento repentino del
cerebro dentro de la cabeza, con el resultado de contusión, conmoción cerebral, hemorragia
cerebral o trastornos circulatorios.
• Un buen casco de seguridad para uso general debe tener una capa externa fuerte, resistente
a la deformación y perforación (si está hecho de plástico, debe tener al menos 2 mm de
grosor); un arnés unido para dejar un espacio de 40 a 50 mm entre su parte superior y el
marco; y una diadema ajustable sujeta al forro interior que garantiza un ajuste firme y estable.
• Los cascos con proyecciones internas no deben usarse, ya que pueden causar lesiones graves
en caso de impacto lateral. Deben estar provistos de un relleno protector lateral que no sea
inflamable ni derretido por el calor. Para ello, se utiliza un relleno de espuma rígido y
resistente a las llamas de 10 a 15 mm de espesor y al menos 4 cm de ancho.
Los cascos hechos de polietileno, polipropileno o ABS tienden a perder resistencia mecánica
debido al calor, el frío y la exposición a la luz solar intensa o fuentes intensas de radiación
ultravioleta (UV).
• Si estos tipos de cascos se usan regularmente al aire libre o cerca de fuentes de luz
ultravioleta, como estaciones de soldadura, se deben reemplazar al menos una vez cada tres
años.
• El casco también debe desecharse si ha sufrido un fuerte golpe, incluso si no hay signos
visibles de daños.