La Segunda Demostración de la Existencia de Dios, la famosa Segunda Vía de
Santo Tomás, es una demostración que se desarrolla de modo paralelo a la Primera Demostración de la Existencia de Dios. Pregunta: ¿Cuál es el Primer paso o proposición de la Segunda Vía? Respuesta: “La experiencia nos muestra causas eficientes que son causadas en el ejercicio mismo de su actividad. Ello se advierte, tanto por la experiencia externa, como por la conciencia que tenemos de nuestra propia actividad causal. Vemos que el pincel pinta movido por la mano de pintor, y que el árbol florece y fructifica por el influjo del calor solar; como también por el influjo de mi voluntad mi mano escribe con la pluma en el papel o da cuerda al reloj. En todos estos casos hay un causar causado; un ejercicio de la actividad que es, a su vez, efecto. Ya no se trata, como en la prueba anterior, de fijarse en el móvil en tanto que móvil, esto es, en su condición puramente pasiva, sino de reparar en el motor en cuanto ejerce una actividad que es, a su vez, causada”. Pregunta: ¿Cuál es la segunda proposición de esta Segunda Vía? “No es posible que una causa sea causa de sí propia. Sería, a la vez, posterior y anterior a sí misma, como causada y causante. Estaría, a la vez, en acto y en potencia respecto de lo mismo, a saber: respecto del ser. Si lo que actúa como causado es actuado por otra causa, ésta supondrá una nueva causa si actúa también en tanto que actuada”. O sea, si una causa eficiente es causa en tanto que causada por otra causa anterior a ella, que también es causa en tanto que causada por otra; entonces esta última sólo será causa eficiente en tanto que causada por otra. Pregunta: Ahora bien, si pensamos que todas las causas eficientes del movimiento y de la existencia de las cosas, lo son en tanto que son causadas por una causa eficiente anterior a ellas, ¿cuál es la consecuencia necesaria de esta suposición? Respuesta: Si todas las causas eficientes lo son en efecto en tanto que han sido causadas por una causa eficiente anterior a ellas, la consecuencia necesaria que se extrae de esta suposición es que las causas eficientes serían infinitas en número. Pregunta: Pero, si las causas eficientes fueran infinitas en número, ¿cuál de esas infinitas causas eficientes sería la causa eficiente que habría causado originariamente la actividad de las demás? Respuesta: Ninguna de las infinitas causas eficientes consideradas en la suposición anterior sería la causa eficiente primera que habría originado la actividad de todas las demás, y entonces ninguna de ellas ha estado nunca en actividad ni sería causa eficiente. Lo que es contradictorio, porque la suposición parte de que existen causas eficientes que son causadas en el ejercicio de su actividad. En consecuencia, es necesario concluir que existe un número limitado de causas eficientes que reciben su eficacia y actividad de otra causa eficiente anterior, y que existe una Causa Eficiente Primera que ha causado la actividad de todas las causas eficientes que ejercen su actividad porque su actividad ha sido causada por otra causa anterior a ellas. Esta Causa Eficiente original wur ha causado la actividad de todas las demás, ejerce su actividad sin que su actividad sea causada por otra causa eficiente anterior a ella y. por tanto, existe una Causa Eficiente Incausada cuya actividad no ha sido causada por otra causa eficiente anterior a ella.: “No queda más que exista una Causa eficiente incausada, de la que dependen en su actividad todas las causas que sólo como causadas son capaces de actuación”. Y esta Causa Eficiente Incausada que ha causado la actividad de todas las causas eficientes que sólo como causadas ejercen su actuación, es Dios.