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BERNARD LAVALLE EL MERCADER Y EL MARQUES LAS LUCHAS DE PODER EN EL CUSCO (1700 - 1730) FONDO EDITORIAL S BANCO CENTRAL DE RESERVA DEL PERU c A N | c nfl BERNARD LAVALLE EL MERCADER Y EL MARQUES _ LAS LUCHAS DE PODER EN EL CUSCO (1700 — 1730) FONDO EDITORIAL A Prnrco CENTRAL DE RESERVA DEL PERU PR. 229.170 © 1988 Banco Central de Reserva del Pert Fondo Editorial ‘impress sa. R.I. 15-08535-G Jr. Puno 239 - Lima Mi primer encuentro con los protagonistas de este libro se remonta a varios afios atrds. Mientras estaba investigando el fendmeno criollo en el virreinato peruano de los siglos coloniales, me Uamaron la atencién algunas paginas répidas pero sugestivas en las que Michele Colin en su obra Le Cuzco a la fin du XVII2 et au début du XVIII? siécles (pp.143-148) presentaba el criollismo militante y el comportamiento en todo virulento 0 excesivo de los dos primeros marqueses de Valleumbroso. La publicacién en 1980 de una edicién moderna de las Noticias cronoldgicas de la gran ciudad del Cuzco me las trajo de nuevo a la memoria. En efecto, en su excelente presentacién de la familia Esquivel, los autores del prélogo y del estudio preliminar, Félix Denegri Luna y Horacio Villanueva Urteaga, retoman sobre este particular lo esencial de Michéle Colin. En el Archivo General de Indias de Sevilla, el examen del tinico legajo citado por mi compatriota me mostré rdpidamente que la documentacién disponible en éste iba mucho mds allé de lo que se habia utilizado hasta entonces. Se revelaban diversas facetas desconocidas de los protagonistas, pero también esbozaba a otros muchos personajes muy interesantes que hasta la fecha no se habian sacado del polvo y olvido de los archivos. La complejidad de algunos hechos, relatados por M. Colin de manera bastante esquemdtica, les daba una consistencia nueva. De manera evidente también, esos sucesos y acontecimientos, el sinntimero de detalles significativos y los comportamieritos que se nos ofrecian no podian sino tomar todo su significado ai no se los ponta en perspectiva y se dejaba de volverlos a situar en el contexto general de su ambiente y su época. Durante una segunda estadia en Sevilla, mis investigaciones tomaron un cariz y una dimensién nuevos gracias al descubrimiento de cinco gruesos cuadernos de unos 1357 folios manuscritos reunidos a raiz de la encuesta de varios meses encargada por el Consejo de Indias sobr- las mafias y artimafias de la familia Esquivel. Allé estaban, fuera del resultado de las investigaciones del comisario, un niimero considerable de documentos anteriores de mucho interés que ensanchaban de manera decisiva las «posibilidades de los campos de andlisis y, sobre todo, les conferfan una consistencia inesperada. No quedaba mus que proseguir en esa via, esto es aprovechar nuevas investigaciones sevillanas para estudiar sistemdticamente la documentacién ) peruana de los afios 1700 - 1730. Los personajes centrales salieron en ella en no ; pocas ocasioné®, a propdsito de problemas ya conocidos, pero también por otros cuya existencia se ignoraba, con su séquito de amigos, adversarios 0, sencillamente, de coeténeos. Gracias a los efectos de complementaridad y de esclarecimiento mutuo de las piezas, el rompecabezas se estaba terminando, dejando, por supuesto, sus inevitables zonas de sombra y dudas que, afortunadamente, acompafian cada investigacién y le dejan ast, en adelante, posibles continuaciones y superaciones. Hay que reconocer que este libro no habria podido progresar si los documentos de Sevilla ne se hubieran apoyado y complementado gracias a dos viajes al Peri y a sus archivos, sobre todo los de Cusco y de Lima, en menor grado. Como era de esperar, la serie de escribantas, entre otras, resulté ser una mina extraordinaria en la que pude encontrar y seguir, casi mes tras mes, las multiples actividades econémicas de los personajes, pero también su historia familiar, sus ambiciones, amistades u odios. - Nuevas pistas se abrieron a la vez, incitdndome a estudiar igualmente a otras familias 0 individuos no menos reveladores de su medio y su época, y cuyas trayectorias sociales eran, sin lugar a dudas, tan ricas y significativas como aquellas que, _ primero, habian Uamado mi atencién. Poco a poco, el enfrentamiento de dos personalidades se me iba transformando en un fresco mucho mds amplio, y de mayores alcances, de los + medios de poder en el Cusco de comienzos del XVIII. Este libro resulta pues de este proceso. Como suele pasar, la idea inicial -esto es Ia historia de un momento del criollismo cusqueito- con los meses y las reflexiones evoluciond notablemente. Mi interés para con los Esquivel -del que pensaba hacer el eje principal del libro- hoy ya no es sino un elemento entre otros, ni el mds importante por sus manifestaciones y sus consecuencias ni el mds significative en el plano historico. Se ha de aiadir que mi participacién en dos investigaciones colectivas, una sobre las redes y métodos del poder local en sus articulaciones con los érganos centrales de * decision, y otra sobre la nocién de "sociedad cerrada” en el mundo hispdnico, habian ensanchado y modificado en parte mi interés por la época en cuestion. Este libro se situa, pues, en la confluencia de esas dos reflexiones, sin que Ia orientacién original sin embargo haya desaparecido, como se podré notar. En lo material, no se trataba para mi de hacer de estas paginas un libro de referencia, sino de mostrar métodos y procesos en accién. Por e50, por * ejemplo, he suprimido las notas. Los libros y articulos citados en la bibliografia sélo dan constancia de mis deudas mds importantes. Por otra parte, quiero advertir aquf que la organizacién y escritura de este libro obedecen, aparentemente por lo menos, a razones bastante diferentes de aquellas que suelen regir este tipo de estudio, pero en el fondo y en fin de cuentas, todas las exigencias de la historia social moderna han sido escrupulosamente observadas, tanto a nivel de andlisis como de conclusiones. Dada la diversidad de los hechos y al gran niimero de personajes que implicaba esta larga lucha Mena de episodios, pude escoger y seleccionar, Gracias a una materia de notables potencialidades novelescas -y, lo confieso, utilizdndolas para hacer mds agradable la lectura- he construido un libro a dos niveles. Un relato aparentemente lineal de los hechos estd, en realidad, reconstruido y articulado alrededor de algunos episodios que decid poner de realce por su valor ejemplar y significante. Su sentido implicito, que la escritura traté de hacer evidente, remite al lector de manera permanente a su cultura histérica y/o latinoamericanista, lo que hizo posible que reservara, en unas quince paginas finales, un espacio mds homogéneo y orgénico para conclusiones a la vez tedricas y estructurantes. No quiero terminar sin agradecer a todos aquellos que me han acompariado y ayudado a lo largo de este camino: Francine Agard Lavallé que estudié Ia mitad de los archivos cusquefios que utilicé; mis amigos Luis Miguel Glave Testino, Paty Ruiz Bravo y Alberto Flores Galindo a quienes debo un conocimiento diferente de la realidad cusquefia y preciosas indicaciones para este trabajo; mi amigo de muchos afios Yves Aguila, cuya lectura y advertencias fueron siempre muy juiciosas. En fin, mis traductores y amigos del grupo americanista de la universidad de Burdeos:Maryfé de Lasa, Beatriz Chenot y Fernando Casanueva, sin cuya dedicacién, cultura y talento este libro habria tardado mds atin en ver la luz en el idioma de aquellos que lo suscitaron. INDICE Pag. Introduccién Prélogo: Calle de Plateros 5 Capitulo: La larga paciencia de Jerénimo de Losada 9 1. Los primeros aitos cusquefios 10 2. Las primeras sonrisas de la fortuna 18 3. Don Juan Antonio Trelles de Leon Capitulo I: La saga de los Esquivel: de tal palo, tal astilla 1._Lasambiciones de una familia tentacular 7 2. "Los patricios més ricos del Cuzco..." 2 3“... en el Cuzco, Don Diego de Esquivel..." 29 Capitulo IU: Las etapas del odio: Los Esquivel contra Losada 41 1. Los primeros choques 2. Unnuevo duefio para Tiobamba 48 3. Primer ataqueen regla 47 4. Una segunda partida indecisa Capitulo IV: "Hasta Madrid, a ver si le alcanza Ja justicia del Tey..." 1. La huidaaLima 54 2. Esperanzas y desilusiones. D. Jordnimo ante el Consejo de Indias, 59 3. Unaliado inesperado y comprometedor: D. Pedro de Oquendo, 67 4. Unnuevo adversario: D. Juan Antonio de Ugarte 70 5. Las nuevas ambiciones de D. Diego de Esquivel 79 6. Amenazas y connivencias en torno al marqués de Valleumbroso 5 Capitulo V: La vueltaa Cusco: El desenlace 95 1. Las sorpresas del regreso al Cusco 95 2. Por fin una verdadera encuesta en el Cusco 103 3. Cuatro delitos y perjuicios particulares... 115 4. Las conclusiones de D. Francisco Javier de Salazar Epiloge 1, Elfin de los protagonistas i 2. Lasentencia del Consejo de Indias Conclusiones Documento N®1_: Embargo de la Cassa del Marqués de Balleumbrosso y Depésito Documento N22 : Embargo y depésito de la hazienda y obrage del Marqués de Balleumbrosso Documento N23 : Certificacién de Genealogia de Don Jerénimo de Losada Documento N° 4 : CartasdeDofia Tomasaa Don Gerdnimo Carta N@1 Carta N°2 Carta N23 Carta N24 Fuentes Manuscritas Archivo Departamental del Cusco (ADC) Archivo General de la Nacién (AGN), Lima Archivo General de Indias (AGD), Sevilla Bibliografia 124 124 127 129 142 145 148 154 154 156 159 161 163 163 163 164 166 PROLOGO CALLE DE PLATEROS Cusco, 29 de diciembre de 1716 Hacia el final de la mafiana, poco después de las once, tres jinetes desembocaron en lo alto de la calle de Plateros. Se trataba de tres relevantes miembros de la aristocracia local: el regidor D. Diego de Esquivel y Navia, segundo marqués de San Lorenzo de Valleumbroso, corregidor de la antigua capital de los Incas en el momento de los sucesos; D. Diego de Peralta y de los Rios, conde de la Laguna, primo de D. Diego (sus madres eran hermanas) y él también regidor; en fin, D. Juan de Peralta y Figueroa, primo del anterior, asimismo regidor, el cual desempefiaba aquel afio las funciones de juez de menores (o de los naturales), es decir de los indios. Los tres, montados en sus mulas, acababan de girar una visita de cortesfa a su colega del cabildo, el alférez real D. Diego de Sillerigo y Zaitiga, de quien el marqués era, ademés, sobrino en tercer grado. Casi en el migmo instante, vieron yendo calle arriba, y también a lomos de una mula, un hombre a quien de pronto no conocieron. El rebozo de la capa le cubria la parte inferior del rostro y un sombrero de alas anchas le ocultaba los ojos. Los tres patricios distinguieron, sin embargo, bien visibles las pistolas que colgaban del arzén de la silla, asf como las botas de viaje de catia alta. El conjunto le daba la traza de esas gentes que infundian sospechas al topar con ellos en los caminos. D. Diego de Peralta, que era corto de vista, le tom6 por D. Cristébal de Rivas, que a la cabeza de sus recuas de mulas solfa transportar caudales entre Cusco y Lima. Bil deseonocido y el grupo Ilegaron frente a frente en mitad de la calle, on frente de la tienda del platero Juan de Sahagtin Carpio y Lerma, que departia en el umbral de su puerta con otro miembro del cabildo, D, Juan Riquelme Bernardo de Quirés, Para hacer patente que no pensaba dejarse impresionar, el hombre -en quien entonces los tres reconocieron al mercader espanol D. Jeronimo de Losada- en vez de saludar respetuosamente como deblera hacerlo dada la condicién de los personajes, de una furibunda pufiada hundid su sombrero en la cabeza. Y ademés, para mayor desplante, a decir del maestro armero Casimiro de Castro, levants el ala sobre la frente segun la moda llamada "a la pedrada” muy del gusto de la gente del pueblo y sobre todo de la juventud maleante. En fin, al llegar a la altura de los tres regidores, Losada, seguin el maestro platero Agustin Chirinos, cambié stibitamente de direccién. Y asf fue que, caminando la mula por la vereda de 1a calle, el mercader tiré de las riendas embistiendo literalmente a los tres hombres que venfan en direccién opuesta. El juez de los naturales, a quien dio un empelldn, intenté detenerle agarrandole del pecho, pero Losada se desasié con rapidez profiriendo groserias. E incluso, encardndose altanero, les pregunté con aire socarrén ("con un xénero de tonadilla"), "si benian dicho sefior corregidor y los demds en forma de cabildo", afiadiendo en.son de reto “que si querta, el seflor corregidor lo metiese en la cérsel...". D. Diego aplacé a Sus acompajiantes, asf como a los artesanos que, al ofr el altercado, habfan salido presurosos a la puerta de sus tiendas. Y cuidando de no enconar los Animos, dejé al hombre seguir su camino... Cuando, a los pocos dfas, en calidad de representante del rey hizo constar por escrito los testimonios, todos subrayaron a la par “el arroxo € intrepidés... la malicia declarada y grande altivés... el demasiado arroxo" de Jerénimo de Losada y el mucho comedimiento del corregidor. Calmando a sus amigos y a los testigos, habia evitado un altercado més violento y, quiz, heridas graves puesto que ese hombre, no lo olvidemos, ostentaba sus armas al alcance de la mano. eee Cusco, 29 de diciembre de 1716 Hacia el final de la mafiana, poco después de las once, D. JerSnimo de Losada, rico mercader espafiol bien conocido en la ciudad, desembocé a lomos de su mula en la parte baja de la calle de Plateros. Acompafiado de un paje indio de ocho afios de edad, fase a visitar a uno de sus amigos, D. Pedro de la Quintana, que estaba en cama. Vio entonces venir hacia s{ a D: Diego de Esquivel y Navia, D. Diego de Peralta y de los Rios y D. Juan de Peralta y Figueroa, Cada uno de ellos iba escoltado, como solfa, por criados-guardaespaldas, mulatos de més que dudosa reputacién, tres para el marqués y para el conde, uno solo para D. Juan. Asf pues, en total, diez personas ocupaban todo lo ancho de la calle. Contra toda previsién, al llegar a veinte pasos de Losada, el grupo se entreabris para dejarle paso. En efecto, el juez de los naturales se apart6 del Corregidor, y asf el mercader dirigié su montura hacia el espacio dejado libre. En este preciso instante fue cuando el marqués de Valleumbroso ordend imperiosamente al juez de los naturales que se Ilegara hasta él, con el inmediato resultado de embarazar el paso a Losada que llegaba a su altura... Al punto, el marqués le injuri6, traténdole de "perro desvergonzado", de "perro mulato y berberisco". Los siete guardaespaldas, todos armados de dagas y espadas, rodearon al mercader. Uno de ellos asié las riendas de su mula, otros dos le bloquearon los pies en los estribos con Animo de derribarle a Ja menor sefial de su amo, en tanto que los demAs alzaban el vuelo de sus capas y echaban mano a las armas, prestos a desenvainarlas. D. Jerénimo no se dejé intimidar y, sin vacilacién, contests al marqués "que era mds honrado que toda su generacién". Y mientras, por su parte, el conde de la Laguna le trataba de “pfcaro desvergonzado”, el mercader manifesté, como hablando para s{ mismo, que el asunto no habria parado ahf si el marqués no hubiera tenido en la mano la vara de corrégidor, simbolo de la autoridad real de que estaba investido. Respecto al conde, Losada le signified: “que vien se echava de ver lo sobre sf que estaban, que si no se conosfan Y savfa Jo que todos ellos savian hazer... y que era él, més honrado que todos ellos y que todos cuantos avian nacido en aquella ciudad..." No podia hacer més patente el desprecio que experimentaba Losada Por sus adversarios, y subrayar con mayor nitidez la colada que le habfan tendido, fingiendo darle paso para mejor dejarlo atrapado después. El marqués, fuera de sf, dirigié redoblados insultos al mercader. De Huevo, tratole de perro, de mulato y de berberisco, pero ademés de "guampo desvergonzado siempre listo para el atague’. La palabra “guampo" -muy despectiva- designaba en el argot cusquefio a los espafioles nacidos en Europa en oposicién a los del Peri, los criollos, Losada, exasperado, logré abrirse paso. De hecho, considers que habfa salido con vida de aquel trance tan s6lo gracias a la evocacién de la 7 © Foe eC ESS EGS eee HESS SES SSF FSFIFSSUUULLLEEESEESES. inminente legada del nuevo virrey, no pudiendo el marqués dar por descontado, de antemano, que habfa de verse agraciado con su benevolend.ay favor, como ocurriera con sus predecesores: "Y le respondié D. Gerénimo que todo aquello se lo contendria con la Hegada del Sefior Principe de Santo Buono, que este respecto discurre D. Gerdnimo que le valié para que no le hiziesen pedasos los criados que Hevava". seeee No; no son éstas las dos versiones imaginadas por Ricardo Palma para la escenificacién introductoria de una de sus "Tradiciones", si bien nos encontramos con los componentes habituales del género: dinamismo de las secuencias, audacia y vivacidad del didlogo, misterio y color local, y aunque, por lo demas, los Esquivel aparecen en algunas "Tradiciones" (Cortar el + revesino; Después de Dios, Quirds; Titulos de Castilla). Los dos relatos que acabamos de leer siguen, con toda la fidelidad posible, las dos versiones del mismo altercado dadas en el primer caso por los testigos del marqués de Valleumbroso (4 9.1.1717, AGI Lima 492) y los regidores del Cusco (22.1.1718 ibid,); en el otro por el propio Jerénimo de Losada (memoria del 25.V1.1717Z ibid.), ya que, huelga precisarlo, éstos eran los verdaderos protagonistas del asunto. No es sin duda necesario insistir sobre las diferencias entre las dos versiones, y sobre su significado implicito: en el primer caso, el no haber reconocido nadie a Losada -lo cual excluye toda idea de emboscada-, su aspecto amenazador, su agresién caracterizada, la actuacién moderadora del corregidor; en el segundo, el protagonismo de los guardaespaldas ~

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