Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. El Barroco europeo
b) Caracteres sociales de la cultura del Barroco: una cultura dirigida, masiva, urba-
na y conservadora
El Barroco, según nuestro autor, alcanza su definición a través de ciertos aspectos
sociales que aparecieron en este periodo y que son propios de la época. El primero
a considerar es que el barroco es una cultura dirigida: “En resumen, el Barroco no
es sino el conjunto de medios culturales de muy variada índole, reunidos y articula-
dos para operar adecuadamente con los hombres [...] a fin de acertar prácticamen-
te a conducirlos y a mantenerlos integrados en el sistema social”.
En este sentido, la cultura barroca es pragmática, y todas las artes se prestan al
cometido de integrar al individuo dentro de los valores del sistema. El interés prin-
cipal que tiene este sistema está en cómo manipular la conducta humana en socie-
dad, y por medio de procesos más o menos racionales, llegar a los conceptos ge-
nerales de la conducta.
El afán de controlar las conductas siempre ha estado presente en todas las socie-
dades jerarquizadas, pero ahora los sistemas “pedagógicos” de dirección humana
que favorezcan a los privilegiados, se han complejizado: no hay certeza de una
recepción eficaz, por la etapa de crisis y la apatía de la gente. Ya no es tan fácil
someter las voluntades. Es necesario, entonces, cambiar la forma de dominar las
conciencias, pues la simple presencia del poder, no es suficiente. Persuadir las
conciencias para manejar las conductas es ahora la apuesta del sistema para man-
tenerse en pie: ”Lo que podríamos llamar un simple dirigismo estático por la pre-
sencia, tiene que ceder ante un dirigismo dinámico por la acción”. La acción se ma-
nifiesta en un interés por acercarse a los lugares donde se encuentra la gente, la
ostentación del poder va ahora al encuentro de las personas del pueblo llano, en un
afán de presunta integración, de la vida civil, religiosa y popular, que haga sentir,
aunque sea por momentos, que la masa es partícipe de la fastuosidad que su vida
ordinaria no tiene, por un lado, y por el otro, un vínculo con su soberano.
El factor de “masividad” es la segunda característica social que resalta Maravall
como factor decisivo en el desarrollo del Barroco: “el Barroco pretende dirigir a los
hombres, agrupados masivamente, actuando sobre su voluntad, moviendo a ésta
con resortes psicológicos manejados conforme a una técnica de captación que co-
mo tal, presenta caracteres masivos.” Este factor está relacionado con un creci-
miento de población considerable en la Europa del siglo XVII, población que no es-
taba distribuida equitativamente, sino que se concentró en las ciudades, que fueron
los focos culturales de la época.
Maravall aplica a la sociedad barroca, un concepto ideado por los sociólogos actua-
les: el kitsch. Se trata de un fenómeno de la sociedad de masas que necesita crear
una cultura “sucedánea” para las multitudes rurales que emigran a la ciudad, y ne-
cesitan un “alimento cultural” de tipo medio o bajo en su calidad. ”Con el Barroco,
por una serie de razones sociales, surge el kitsch, y entonces hasta la obra de cali-
Estas categorías descritas por nuestro autor son legítimamente aplicables al en-
torno americano, en forma análoga, pues:
La extrapolación a la realidad novohispana es completamente pertinente, porque
sus conclusiones de carácter general sobre las fiestas en el mundo hispánico, co-
mo producto esencial de la cultura barroca y como “instrumento” en manos del po-
der político, que simultáneamente atraía y distraía a las masas, son perfectamente
homologables a la sociedad novohispana del seiscientos.
[1] Escogimos basarnos en este texto porque ofrece un panorama global del fenó-
meno barroco. Por otro lado, aunque las visiones de otros autores que han aborda-
do el tema pueden variar, casi todos los textos relativos al barroco enumeran más o
menos las mismas características barrocas que consigna nuestro autor. Por último,
consideramos a Maravall porque su interpretación es totalmente válida y pertinente
para una introducción.
[2]El hecho de ver en las masas un sujeto pasivo, es una de las apreciaciones más
discutidas de este autor, para Fernando R. de la Flor: “En este su desplegarse
dogmático – expresivo de los intereses de una monarquía...- la obra de arte barro-
ca se convierte vicariamente en el vehículo impensado de un movimiento súbita-
mente vuelto entrópico, encarnando una fuerza radicalmente escéptica en esencia
contradictoria a los verdaderos intereses que la animan. Y en otro apartado: ...lo
que con más energía y singularidad muestra una cultura como la española del
Seiscientos es la apertura a representar una pulsión de muerte y un principio de ir
más allá de todas las determinaciones, entre ellas las de la misma razón, llámese
razón práctica, razón experimental o incluso, razón de Estado” .
Barroco: Representación e ideología en el mundo Hispánico (1580- 1680), Ma-
drid, Cátedra, 2002, p. 13, 19.