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Ecosistema de las Praderas

Los árboles requieren para su


supervivencia mucha agua; por eso
en las zonas donde llueve poco, o
donde el suelo es arenoso y el agua
se filtra hacia las napas, no hay
árboles sino hierba. Las gramíneas
son la hierba más abundante del
reino vegetal, existen alrededor de
10.000 especies; son relativamente
tardías en la línea evolutiva (no
existían en la era de los
dinosaurios, su edad: 25 millones
de años), es decir, son vegetales
relativamente nuevos; usan el
viento como propagador de sus semillas, por eso sus flores son diminutas y poco
llamativas, alzando las espigas a la altura del viento. Lo que más necesitan es luz; son
muy resistentes a las sequías, al sol implacable, al fuego, a los mordiscos de los
animales, a las inundaciones. La mayoría de las plantas forma una red ramificada para
transportar su savia, mientras que las gramíneas la transportan en línea recta; su zona de
crecimiento está en la base, por eso, si es que cortan sus tallos vuelve a crecer y no
derrama savia inútilmente. No solo crece por semilla sino también por tallos
horizontales que emergen del suelo cuando hay un espacio disponible, formando hojas y
raíces; debajo de las gramíneas hay una maraña de raíces muy compacta y con una
profundidad de varios centímetros, que cumple un rol muy importante a la hora de
retener la tierra y evitar que se pierda hacia los ríos con las lluvias, o que se vaya como
polvo cuando hay sequía.

Todos los insectos citados sirven de alimento a animales más grandes; en sudamérica se
alimenta de ellos un animal muy especial por su forma: el oso hormiguero gigante, del
tamaño de un perro, peludo y erizado de cola muy larga, de hocico igualmente largo que
da forma a su cara aerodinámica, de vista y oído muy débil pero con un olfato
insuperable a la hora de encontrar termitas y hormigas; con sus patas amplia la entrada
al termitero y entonces mete su hocico y saca su lengua larga hasta 160 veces por
minuto. Otro animal que se alimenta de insectos, pero también de frutas y semillas es el
armadillo; el campeón de las termitas es el armadillo gigante, mucho menos delicado a
la hora de alimentarse: penetra haciendo un túnel y llega directamente hasta el centro
del termitero y come de ellas a destajo, inmune a las picaduras de las termitas soldado;
este gigante, casi tan grande como el oso hormiguero, se alimenta exclusivamente de
termitas. Hay otros armadillos más pequeños que han sabido ampliar su gama
alimenticia hasta los polluelos de nido, los saltamontes, los frutos y las raíces. El más
pequeño de ellos es capaz de enroscarse hasta formar una pelota blindada del tamaño de
un pomelo. Los armadillos se protegen bastante bien de sus potenciales depredadores,
zorros y aves; los más grandes con sus poderosas garras cavadoras delanteras y los
segundos ya sea enroscándose o cavando rápidamente un agujero. Los pastizales de la
pampa no solo alimentan a insectos; también hay varios roedores herbívoros en
sudamérica: las cavias, “pequeñas y marrones, de nariz respingona y sin cola”,
construyen galerías y túneles subterráneos desde los cuales comen los tallos jugosos; las
vizcachas, roedores del tamaño de un perro spaniel, construyen madrigueras desde las
cuales salen a comer al atardecer pero sin alejarse jamás de su escondite y hogar; la
mara, parecida avelocidad y en
sus saltos. Todos estos
roedores herbívoros tienen
varios predadores: las aves
caracarás y el zorro de azara
cazan cavias; el lobo de crin,
de la familia de los cánidos,
más parecido a un zorro que a
un lobo, también caza roedores,
pero además come polluelos,
lagartos, saltamontes, raíces y
frutos!; tiene una apariencia
aún inexplicable pues tiene
patas largas (es más alto que
largo) que lo facultan para la
velocidad pero no se le conoce ningún depredador y no requiere velocidad para alcanzar
a las cavias. El animal más grande de la pampa es un ave, el ñandú; es veloz, no puede
volar, herbívoro aunque come insectos y roedores; de todos modos su principal alimento
es la hierba, llegando a formar manadas en las pampas. Los nidos del ñandú son muy
curiosos: además del tamaño de los huevos (10 veces el de una gallina), lo que impacta
es su número, es frecuente ver 20 y se han encontrado hasta 80 huevos en un mismo
nido; el macho es polígamo, y es él quien se encarga de incubar los huevos y defender el
nido; despeja para ello un área de la
pampa y la cubre con hojas muertas,
entonces inicia su cortejo como un baile
alrededor de ellas moviendo su cuello
agitado hasta que llegan a entrelazar sus
cuellos; entonces la hembra se muestra
dispuesta y es fecundada; las hembras
vuelven más tarde a visitar al macho que
se halla incubando los huevos, éste se
para que cada una deposite su huevo, si
hay atochamiento la hembra lo deposita
en las cercanías del nido, porque el macho
lo acarreará luego; a veces hay tantos
huevos que el macho tiene que sacar y
dejar podrir algunos. la cavia pero más
grande, come a plena luz del día, pues
confía en suExisten más aves en la pampa
que sin embargo no tienen la misma
tranquilidad para incubar y criar los
polluelos; tienen que ingeniárselas para protegerse de los numerosos depredadores. El
hornero, ave nacional de Argentina, construye nidos casi invulnerables en árboles
aislados de la pampa, mezclando barro con hierba y formando una esfera dura como la
piedra con una entrada tan ajustada y alejada de los huevos que hace que muy
difícilmente un hocico o una zarpa alcancen las crías. El colaptes, un tipo de carpintero
comedor de hormigas prefiere hacer sus nidos en la superficie externa de los termiteros,
de tal modo que las termitas se encargan de taponar por el interior la superficie dañada.
Los mochuelos aprovechan los agujeros de vizcachas y armadillos, aunque si no los
encuentran son capaces de cavar agujeros por su cuenta; los mochuelos parecen los
centinelas de las vizcachas: si alguien se acerca, saltan y miran feroces al intruso, pero
si éste se acerca demasiado se internan rápidamente en su refugio. El caracará, ave
rapaz, prefiere los árboles para anidar, pero si no los encuentra nidifica en el suelo: es
un hábil defensor preparado para ahuyentar a la mayoría de los animales: come
serpientes y lagartos. El chorlitejo es un ave que se caracteriza por sus técnicas de
defensa de las crías: como es pequeña y no tiene un pico capaz de hacer hoyos ni garras
como para protegerse: ataca directamente y en vuelo al agresor cercano al nido, cae
reiteradamente chillando y batiendo sus alas; si esto falla, se hace el herido en el suelo,
con un ala desplegada y cojitranca, esto supone que atraerá al intruso hacia él y no hacia
el nido, pues cuando se le acercan emprende rápidamente el vuelo. También puede
simular estar preparando su nido en un sitio alejado del verdadero, recogiendo briznas:
esto también atraerá la atención de cualquier intruso. Finalmente, de todos modos sus
huevos y polluelos están muy bien camuflados; hay tantos chorlitejos en la pampa que
su chillido es el más frecuente y conocido. En Asia central también hay grandes
praderas, en la misma latitud, solo que no son tan fértiles por su situación tan alejada de
las costas, en pleno centro de un vasto continente; en verano predomina el polvo, y en
invierno la nieve, pero de todos modos crece hierba suficiente como para alimentar a
grandes manadas. Allí vive también un antílope que casi se extingue por la cacería
humana: las saigas; tienen el tamaño de una oveja con una cabeza peculiar que sugiere
al mismo tiempo un camello y un cerdo: trompudos y con las fosas nasales anchas y
gruesas, se supone que para humedecer y calentar el aire y para filtrar el polvo; cuernos
simples, no muy largos y solo presentes en los machos; presienten con habilidad las
ventiscas, por eso saben apurar su paso cuando es necesario; las hembras son muy
fecundas, pariendo gemelos las tres cuartas partes de los partos, capaces de preñarse a
los cuatro meses, cuando no han terminado su crecimiento, y de seguir creciendo luego.
En África del sur también hubo grandes matanzas de herbívoros, en el Veld, pero con la
diferencia de que una de las especies no logró salvarse: la cebra quagga; existe en
África una diversidad mayor de rumiantes que en ninguna otra zona: antílopes
saltadores, blesboks, alcelafos, ñúes; también otro tipo de herbívoros como las cebras,
emparentadas con los caballos. Las mayores concentraciones de herbívoros salvajes se
encuentran en el África oriental, donde hay poca posibilidad de cultivo por su suelo
pobre y por la escasez de lluvias; la fauna y los pastizales se han mantenido intactos. La
sabana es un tipo especial de pastizal ya que es frecuente encontrar árboles, como los
baobabs, capaces de retener agua en sus troncos hinchados, por sus ríos tan abundantes
seguidos en su largo por bosques; hay además mucha diversidad de animales casi todos
exclusivamente africanos; hay varios herbívoros: gacelas e impalas, pequeños, elands,
antílopes ruanos, topis, entre los grandes, jirafas especializadas en comer hojas altas y
espinosas. También hay “gigantes no rumiantes” como el rinoceronte o el elefante.
Hay también grandes migraciones, numerosísimas como la de los ñús, viajando más de
200 km. hasta llegar a Mara, en el sur de Kenia; en su trayecto muchos mueren
emboscados por leones y cocodrilos, pero se ha calculado que el agua y los suelos
resbaladizos matan más ñúes que sus depredadores; en total viajan como un millón de
ñúes, acompañados por gacelas y cebras.

Los rumiantes son los herbívoros más exitosos, por su número y la variedad de especies;
han sabido adaptarse muy bien a las condiciones, han aprendido a correr, a saltar, a estar
alertas, a protegerse; sus dientes, con todo el desgaste de la masticación constante que a
veces incluye arena o piedrecillas, no paran nunca de crecer. Pero su éxito ha cambiado
también la topografía de muchas zonas: la selva debe ceder a los rumiantes, pues
cuando cae algún árbol de su límite no logra repoblarse como es lo normal, porque los
grandes herbívoros se encargan de pisotear todas las pequeñas plantas que
reconformarían el bosque, dando lugar a los pastizales.

e entiende como medio ambiente al sistema natural formado por los elementos naturales
y algunas de las características del medio ambiente que destacan son, los seres vivos,
el clima, la geología, etc., todos de extrema importancia para entender al medio
ambiente.

Características del medio ambiente:

1.- Definición.- El medio ambiente es el conjunto de fenómenos biológicos, físicos y


naturales que forman el proceso y existencia de la vida y su ciclo.

2.- Ecología.- Esta es la disciplina que estudia el medio ambiente y la acción del
hombre sobre el mismo.

3.- Clima.- Se entiende como clima a los fenómenos natrales, como la lluvia, el calor,
las olas, el viento e incluso los efectos producidos por la luna.

Es aquí donde se estudia la mezcla de estos parámetros, tratando de predecir los efectos
en el clima, pero también estudiando los efectos de la acción humana sobre los
fenómenos climáticos.

La altura promedio de las plantas de tomates depende de la variedad del tomate que
estés cultivando. En los Estados Unidos, la mayoría de los jardineros caseros pueden
plantar tres tipos primarios que producen plantas de variados tamaños. La clase de
planta de tomate que elijas, lo determinará, en parte, las restricciones de espacio que
tengas, así como el tipo de tomate que prefieras producir. El tipo más alto es el tomate,
que crecerá exitosamente en ciertas partes de los Estados UnidUn árbol es una planta
perenne, de tallo leñoso, que se ramifica a cierta altura del suelo. El término hace
referencia habitualmente a aquellas plantas cuya altura supera un determinado límite en
la madurez, diferente según las fuentes: dos metros,1 tres metros,2 3 cinco metros4 o los
seis metros.5 Además, producen ramas secundarias nuevas cada año, que parten de un
único fuste o tronco, con clara dominancia apical,6 dando lugar a una nueva copa
separada del suelo. Algunos autores establecen un mínimo de 10 cm de diámetro en el
tronco (la longitud de la circunferencia sería de unos 30 cm).7 Las plantas leñosas que
no reúnen estas características por tener varios troncos o por ser de pequeño tamaño son
consideradas arbustos.

Los árboles presentan una mayor longevidad que otros tipos de plantas. Ciertas especies
de árboles (como las secuoyas) pueden superar los 100 m de altura, y llegar a vivir
durante miles de años.8

Un estudio realizado por la Universidad de Yale y luego publicado en la revista Nature,


estima que en la Tierra hay alrededor de 3 millones de billones de árboles, y su cantidad
se redujo un 46% desde que comenzó la civilización humana,9 dando en promedio 422
árboles por persona, pero, cada año se pierden 15.000 millones de ejemplares.10
Los árboles son un importante componente del paisaje natural debido a que previenen la
erosión y proporcionan un ecosistema protegido de las inclemencias del tiempo en su
follaje y por debajo de él. También desempeñan un papel importante a la hora de
producir oxígeno y reducir el dióxido de carbono en la atmósfera, así como moderar las
temperaturas en el suelo. También, son elementos en el paisajismo y la agricultura, tanto
por su atractivo aspecto como por su producción de frutos en huertos de frutales como
el manzano. La madera de los árboles es un material de construcción, así como una
fuente de energía primaria en muchos países en vías de desarrollo. Los árboles
desempeñan también un importante papel en muchas mitologías del mundo.1

os.

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