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Habilidades Emocionales
Habilidades Emocionales
Si logramos que los jóvenes se entusiasmen por los aprendizajes derivados de la educación
emocional podrán:
Adquirir un mejor conocimiento de sus propias emociones
Identificar las emociones de los demás
Desarrollar la habilidad de regular las propias emociones
Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas
Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas
Desarrollar la habilidad de automotivarse
Adoptar una actitud positiva ante la vida
Aprender a fluir en el aprendizaje.
En el desarrollo que sigue nos vamos a acercar a las cinco competencias principales con sus
respectivas habilidades de la inteligencia emocional. Estas competencias para el aprendizaje son
las siguientes:
Autoconocimiento
Automotivación
Autocontrol
Empatía
Habilidades sociales
Es conocer las partes que componen mi yo, necesidades, sensaciones, habilidades, los roles
que voy empleando, mis formas de expresión, los sentimientos, rasgos de carácter.
Igualmente conocer las creencias sobre mi mismo, que se manifiestan en mi conducta. Si me
creo tonto actuaré como un tonto, si me creo inteligente actuaré como tal.
Incluye saber evaluar las cosas como buenas o buenas, en función de si me satisfacen, son
interesantes, enriquecedoras, me hacen sentir bien, me permiten crecer y aprender; o todo lo
contrario.
El autoconocimiento supone admitir y reconocer todas las partes de mi mismo/a como un hecho,
como mi forma de ser y sentir, ya que solo a través de la aceptación puedo transformar lo que
es susceptible de transformarse.
Es fundamental también atender y satisfacer mis propias necesidades y valores. Saber expresar
y manejar en forma conveniente mis sentimientos
y emociones, sin hacerme daño ni culpabilizarme.
Buscar y valorar todo aquello que me hace
sentirme orgulloso de mi mismo.
Así pues, si me conozco y estoy consciente de mis
cambios, creo mi propia escala de valores y
desarrollo mis capacidades; si me acepto y
respeto, tendré autoestima. Por el contrario, si no
me conozco, tengo un pobre concepto de mi
mismo/a, no me acepto ni respeto, no tendré
autoestima.
La autoconciencia no es una función tan simple y directa como pudiera parecer a primera vista, y
menos respecto a nuestras emociones. Si digo, por ejemplo, que estoy enojado/a, quizá lo esté,
pero puede que también esté equivocado/a. Puede que en realidad tenga miedo, esté celoso/a,
o que sienta las dos cosas.
Para poder controlar nuestra irritabilidad debemos ser conscientes de cuál es el o los agentes
desencadenantes, y cuál es el proceso por el que surge tan poderosa emoción; sólo entonces
podremos aprender a aplacarla y a utilizarla de forma apropiada. Para evitar el desaliento y
motivarnos, debemos ser conscientes de la razón por la que permitimos que ciertos hechos o las
afirmaciones negativas sobre nosotros afecten nuestro ánimo.
Junto con los sentimientos o las emociones aparecen manifestaciones físicas como transpirar,
respirar con dificultad, la tensión o la fatiga. Y también hay manifestaciones cognitivas (p.e. de
emociones angustiantes), como una falta de concentración, conducta motriz o física
desacelerada, congelación o agarrotamiento y bloqueo de los procesos del pensamiento, tales
como el olvido o la confusión.
Así pues una herramienta clave de la autoconciencia es la toma de conciencia del PROPIO
CUERPO y de sus señales de excitación. Tenemos que ser capaces de describir nuestro cuerpo
y nuestra mente con vívido detalle, incluida la respiración, la transpiración, el desasosiego, la
falta de concentración, los pensamientos inquietantes, el contenido de esos pensamientos (p.e.
en el caso de miedo o preocupación, los peligros específicos que promueven esos estados
anímicos)
Puedo distinguir en mi experiencia tres tipos de DARME CUENTA o zonas del darse cuenta:
1) El darse cuenta del mundo exterior. Esto es, contacto sensorial actual con objetos y eventos
en el presente: lo que en este momento veo, palpo, toco, escucho, degusto o huelo.
2) El darse cuenta del mundo interior. Esto es, contacto sensorial actual con eventos internos en
el presente: lo que ahora siento desde debajo de mi piel, escozor, tensiones musculares y
movimientos, manifestaciones físicas de los sentimientos y emociones, sensaciones de molestia,
agrado, etc.
Esto dos tipos de darse cuenta engloban todo lo que puedo saber acerca de la realidad presente
como yo la vivencio. Este es el terreno sólido de mi experiencia; estos son los datos de mi
existencia aquí, en el momento que ocurren. Independiente de cómo yo u otros piensen o
juzguen este darse cuenta, existe y ningún argumento, ni alegato, ni teoría podrán hacerlo no-
existente.
3) El darse cuenta de la fantasía. Esto incluye toda la actividad mental que abarca más allá de lo
que transcurre en el presente. Es el darse cuenta de imágenes de cosas y de hechos que no
existen en la realidad actual, presente. Es todo el explicar, imaginar, adivinar, pensar, planificar,
recordar el pasado y anticipar el futuro, etc. Por ejemplo, ahora estoy pensando cuando acabaré
este trabajo y si les gustará a los profesores o no...Pues bien, esto es irrealidad. Este trabajo
todavía no está hecho y no podéis apreciarlo todavía. Está todo en mi fantasía, en mi
imaginación.
El collage de sentimientos.
En diferentes paneles ponemos cada familia de sentimientos. Se les da tarjetas con los
sentimientos y tienen que ponerlos en cada una de sus familias correctamente. Después con
revistas y periódicos tienen que ir poniendo rostros o noticias relacionadas con esos
sentimientos.
También pueden poner palabras o expresiones que se dicen cuando tenemos esos sentimientos.
Suelta palabras.
Vamos diciendo palabras y expresando que emoción o sentimiento me viene al escuchar esa
palabra. Por ejemplo, padre, muerte, guerra, Dios, hermano, perro...
CORRECTA AUTOVALORACIÓN
Habilidad de conocer las propias fortalezas y las limitaciones
Se trata de saber reconocer mis propias fortalezas y debilidades. Tener una autovaloración
precisa de mis posibilidades, puntos fuertes y límites personales. Mantener una conducta
reflexiva posibilitando aprender de la experiencia. Estar abierto a los cambios, a nuevas
perspectivas, al aprendizaje continuo y al autodesarrollo.
Para llegar a interiorizar esta habilidad tendríamos que pasar por un proceso de cambio que nos
llevase a abrir las siguientes puertas mentales:
Enfocarnos en nuestras cualidades.
Aceptar y asumir nuestras limitaciones
Ponernos metas realistas
Premiarnos a nosotros mismos cuando consigamos estas metas.
Reírnos de nosotros mismos, de vez en cuando.
No obligarnos a ser perfectos.
Buscar aliados.
Ser como queremos ser.
Escribir un diario
Este ejercicio es muy adecuado para chicos/as que tienden a ser introvertidos y tímidos. Les
permite volcar sentimientos, sensaciones, sucesos internos y externos. Le permite ver la
evolución de su vida.
AUTOESTIMA Y AUTOCONFIANZA
Habilidad para adquirir un fuerte sentido del propio valor y la capacidad
La autoestima es la suma de la capacidad personal y el sentimiento de valía, de confianza y de
respeto por uno mismo. La forma en que percibimos a otras personas puede que tenga mucho
que ver con la forma en que nos percibimos a nosotros mismos.
Cuanta más alta es la autoestima de cualquier persona, niño o adulto, más preparada estará
para enfrentarse a problemas y dificultades, para entablar con los demás relaciones
enriquecedoras y ser generoso, respetuoso y benévolo.
La base de toda motivación, es el deseo, y la obtención de lo que se desea es, para el grueso de
los seres humanos, un sinónimo de felicidad. La motivación es el combustible que nos permite
llevar a cabo lo que nos proponemos. Las personas motivadas tienen empuje, dirección y
resolución.
IMPULSO DE LOGRO
Habilidad de darse ánimos a uno mismo. Habilidad de marcarse metas y objetivos.
Marcándome metas.
En primer lugar, ponerme premios a las metas que voy a conseguir a corto (3 meses) o largo
plazo. Hay que seguir los siguientes pasos:
Poner en una lista todas las cosas que para mi son un premio.
Ver si son posibles o imposibles.
Clasificarlos de más asequible a menos asequible.
En segundo lugar, hacer un listado de metas a corto plazo. Hay que equilibrar las metas que son
de conseguir algo y de superación-mejorar algo. Seguir los siguientes pasos:
Asignar premios a las metas. Ver la complejidad de la realización de las metas y relacionar los
premios en función se su complejidad. A más dificultad más premio.
Ver si los premios dependen de otras personas. Intentar que nos sea así.
Si alguna de las metas es muy grande, a largo plazo dividirla en submetas.
Las submetas.
Dividir una meta a largo plazo en submetas. Trabajar primero con un ejemplo figurado. Un atleta
que quiere ir a las olimpiadas.
Después poner todas las estrategias posibles para conseguirlas y observar si dependen de mi o
no.
Actividades agradables.
Hacemos un listado de actividades agradables que hemos realizado el mes pasado. Pueden ser
hechas personalmente o hechas con otras personas, que la actividad ha dependido de otras
personas. Después agrupamos las actividades entre las que dependen de mi y las que
dependen de los otros.
Si nos damos cuenta que hay meses que no tenemos actividades agradables, tenemos que
tener cuidado por el desequilibrio psicofísico que estos supone.
OPTIMISMO
Habilidad para controlar los pensamientos negativos y desarrollar pensamientos
positivos.
El mundo en el que viven pesimistas y optimistas es el mismo, no existe un paraíso artificial para
los optimistas. No podemos cambiar las circunstancias pero lo que si podemos cambiar es
nuestra actitud: si pensamos que el mundo es un desastre, encontraremos innumerables
evidencias que apoyan esta idea, y que seguramente justificarán nuestra actitud de
desesperación y pesimismo.
Una persona emocionalmente inteligente busca lo bueno que hay en el mundo, en la comunidad
y en su lugar de trabajo (y encuentra mucho). Es simplemente una cuestión de cambiar nuestra
perspectiva y utilizar más espacio en nuestro cerebro pensante y de nuestro cerebro emocional
para aferrarnos a lo positivo.
ESFUERZO Y PERSISTENCIA
Habilidad de insistir en la consecución de los objetivos a pesar de los obstáculos y
retrocesos que puedan presentarse.
Para obtener buenos rendimientos académicos hacen falta cuatro cosas: PODER, QUERER,
SABER Y DEDICAR TIEMPO.
Poder estudiar es tener las facultades intelectuales necesarias, como inteligencia, memoria y
atención. Saber estudiar es dominar las técnicas básicas del estudio: lectura comprensiva,
subrayado, esquema, cuadro sinóptico y repaso. Querer estudiar es estar motivado
personalmente para aprender nuevos conocimientos y estar dispuesto a superar las dificultades
que posiblemente se encontrarán en el estudio. Las motivaciones han de ser personales, es
decir, que nazcan del propio estudiante. Las presiones externas, ya sean de los padres, de los
profesores o de la sociedad suelen ser poco efectivas para mejorar el rendimiento. El último
requisito es dedicar el tiempo necesario para hacer los deberes, estudiar las lecciones, hacer los
problemas y demás ejercicios. El tiempo dedicado al estudio será mayor conforme se avanza en
los cursos.
De estos cuatro factores, el más importante es querer estudiar, es decir, tener motivaciones
positivas y estar decidido a poner el esfuerzo y el empeño necesario para conseguir los
objetivos.
En la vida cotidiana el ser humano trata de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados.
No entiende que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno lo que es un proceso
lento que requiere tiempo y esfuerzo constante.
Por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, con
frecuencia abandonan sus metas justo cuando están a punto de lograrlas. No entienden que uno
de los secretos del éxito es la persistencia al propósito. También lo es la paciencia, ya que en
muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que parece que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.
Mientras no abandonemos nuestro desarrollo y nuestras metas por no ver los resultados que
esperamos, debemos recordar que algo siempre está sucediendo dentro de nuestro SER .
ESTADO DE FLUJO
La teoría del FLUJO de Csikszentmihalyi (1999) indica que el bienestar estaría en la actividad
humana en si y no en la satisfacción o logro de la meta final. La actividad o el comportamiento,
es decir, lo que el individuo hace, produce un sentimiento especial de flujo.
Hay una fuerza que nos motiva, y es más primitiva y más poderosa que la tendencia a crear: la
fuerza de la entropía. Está también es un mecanismo de supervivencia construido en nuestros
genes por la evolución. Nos da placer cuando estamos cómodos, cuando estamos relajados,
cuando podemos sentirnos bien sin gastar energía. Sin este regulador interno podríamos
agotarnos fácilmente y no tener las suficientes reservas de fuerza, grasa corporal, o energía
nerviosa para enfrentar lo inesperado.
Cierta gente dedica muchas horas a la semana a sus labores sin ninguna recompensa de dinero
o fama. ¿Por qué continúan haciéndolo? Pues a este sentimiento de flujo, que es un estado de
conciencia que consume poco esfuerzo aunque está altamente enfocado e incluye esfuerzos
dolorosos, riesgosos, que presionan la capacidad de la persona, y también incluye un elemento
de novedad y descubrimiento.
En las entrevistas a personas que viven en estado de flujo mencionan elementos clave comunes:
Hay metas claras en cada paso del camino.
Hay un feedback inmediato a las propias acciones.
Hay un equilibrio entre los desafíos y las habilidades.
La acción y la conciencia están unidas.
Las distracciones son excluidas de la conciencia
No hay miedo al fracaso.
La autoconciencia disminuye.
Se distorsiona el sentido del tiempo
La actividad se vuelve un fin en si misma.
Para poder controlar nuestras emociones es muy positivo tomar conciencia de nuestros cambios
corporales que se producen al experimentar cada una de ellas. De esta manera seremos
conscientes de en qué momento detectamos señales de alarma que nos avisan de una posible
explosión emocional.
El autocontrol emocional es la capacidad que nos permite controlar a nosotros mismos nuestras
emociones y no que estas nos controlen a nosotros, quitándonos la posibilidad de elegir lo que
queremos sentir en cada momento de nuestra vida. Nosotros somos los hacedores o actores de
nuestra vida ya que de las pequeñas y grandes elecciones depende nuestra existencia; tenemos
la importante posibilidad de hacer feliz o no nuestra vida, a pesar de los acontecimientos
externos.
Igualmente para que tengamos una mejor salud debemos controlar nuestros pensamientos,
generar pensamientos positivos y disminuir significativamente los que generen sentimientos y
emociones negativas tales como rabia, miedo, ansiedad, etc. Se ha comprobado que nuestro
cerebro es capaz de realizar tareas increíbles y de larga duración; prácticamente es inagotable.
Lo que nos hace estar cansados son nuestras emociones asociadas a nuestros pensamientos,
frustración, envidia, posiciones defensivas y otras más.
Habilidad para detectar los síntomas de tensión y saber relajarse (Control del estrés)
Expresar de forma correcta opiniones y sentimientos sin ira ni pasividad (Manejo
adecuado de la ira y asertividad)
Habilidad para mantener vigiladas las emociones
perturbadoras como la preocupación y ansiedad.
Habilidad para controlar la tristeza
Habilidad para controlar los miedos y temores.
Flexibilidad en el manejo de las situaciones de
cambio (Adaptabilidad)
Estas tres primeras capacidades con el conjunto de habilidades tienen que estar bien asentadas
y practicadas para poder interiorizar las siguientes. Sin un autoconocimiento y autoestima fuertes
es difícil relacionarse positivamente y sanamente con otras personas, ponerse en su lugar y
ayudarlas si fuese necesario. Si no me valoro y no controlo mis estallidos emocionales es fácil
que mis relaciones no sean satisfactorias y estén llenas de conflictos sin resolver.
Otro factor fundamental en la relación existente entre las emociones y el sistema inmunológico
está ligado a las hormonas liberadas en situación de estrés. Se ha comprobado que el estrés
disminuye la resistencia inmunológica, al menos de forma provisional, tal vez como una
estrategia de conservación de la energía necesaria para hacer frente a una situación que parece
amenazadora para la supervivencia del individuo.
Un estudio realizado por científicos japoneses ha revelado en fechas recientes que el estrés
psicológico puede dañar incluso el ADN. Técnicamente hablando, una reacción de estrés es una
respuesta física y mental ante una situación adversa que moviliza los recursos de urgencia del
cuerpo, el mecanismo de “lucha o huida”, que inunda el cuerpo con hormonas que le incitan a
enfrentarse al peligro. Desgraciadamente, la vida moderna desencadena constantemente este
tipo de respuesta cuando no podemos ni luchar ni huir, lo que conduce a un aumento crónico de
la presión sanguínea, de la tensión muscular, la irritabilidad, la angustia y la depresión, haciendo
que descienda la eficacia del sistema inmunitario.
Cuando nos hallamos ante una serie de acontecimientos que provocan estrés, mantenemos un
alto nivel de excitación sin descanso, lo que hace que podamos llegar al agotamiento, o que
respondamos ante cualquier pequeño estímulo con una reacción exagerada.
El estrés puede acortar la vida. Lo que llamamos envejecimiento no es más que la suma total de
la cicatrices que deja el estrés en nuestros cuerpos. Pero el estrés no es necesariamente malo,
depende de varias cosas. Por ejemplo, un triunfador olímpico en su momento de gloria y un
director de orquesta actuando con suprema perfección sufren un estrés agradable.
Yo y mi testigo.
Si siento ira, angustia, fracaso, puedo controlar mejor estas emociones si dedico un tiempo a
dialogar conmigo mismo/a. Primero pongo etiqueta al sentimiento o emoción, con lo cual ya me
distancio de la emoción. Ahora dialogo con mi testigo. Esta autoobservación calma por sí. La
conciencia de sí mismo que acompaña a la inteligencia emocional le permite controlar las
emociones “negativas” de manera más efectiva y mantener actitudes más alegres.
El paisaje emocional.
Es muy importante conocer lo que en mi desencadenan diversas emociones, cuando se
desencadenan, qué es lo que me ayuda a salir de una emoción que no me resulta positiva,
cuales son mis indicadores emocionales externos y observables (me ruborizo, me tiembla el
labio, frunzo el ceño, me brillan los ojos, respiro sonoramente...etc.)
Nos enfadamos cuando consideramos que otra persona “atenta” contra nosotros, nos perjudica,
no respeta lo que decimos o hacemos, nos pone en ridículo delante de otras personas,
menosprecia nuestra manera de ser o actuar, nos sentimos injustamente tratados, ante
frustraciones, etc...
Cuando estamos enfadados nuestra capacidad para pensar se ve muy limitada, no funciona bien
nuestra mente y el cuerpo se altera a muchos niveles.
Como toda emoción tiene una función, en este caso preparar al cuerpo para el esfuerzo
necesario para vencer el obstáculo que se ha presentado. El problema con esta emoción puede
surgir de diferentes formas:
En forma de conducta violenta, cuando vemos que nuestros objetivos no los podemos conseguir
por otros medios. Esto demuestra nuestro déficit de habilidades.
Cuando hemos aguantado demasiado y saltamos por algo sin importancia. En realidad
reaccionamos a todo lo que nos ha pasado anteriormente. Nuestra reacción es desmesurada y al
percibirlo así nos reprimimos y entramos en un círculo vicioso. Para salir de él hay que
reaccionar de forma inmediata a los problemas y frustraciones.
Otro problema puede surgir cuando nosotros interpretamos que existe un ataque y una dificultad
que no es vista de la misma forma por los demás. Ocurre cuando reaccionamos ante las
intenciones de los demás en lugar de reaccionar ante los hechos explícitos.
Cualquier cosa inexpresada que quiere se expresada puede hacerles sentirse incómodos. Una
de las experiencias inexpresadas más corrientes es el RESENTIMIENTO. Esta es la situación
emocional inconclusa por excelencia. Si tenemos resentimientos hacia personas, no podemos
avanzar ni liberarnos, expresar nuestro enojo, cambiar el mundo para obtener satisfacción, ni
podemos aflojar ni olvidar el asunto que nos molesta. El resentimiento es el equivalente
psicológico de la mordedura perseverante (la mandíbula apretada). La mordedura perseverante
ni puede soltar, ni morder a través y masticar, ni cualquier acción que fuera requerida. En el
resentimiento, uno no puede ni siquiera aflojar y olvidar, permitiendo que tal persona o episodio
retroceda hacia el fondo, ni se puede, tampoco, acometer esto activamente.
La expresión del resentimiento es uno de los modos más importantes para ayudarles a hacer la
vida un poco más fácil.
Hay una ventaja en expresar el resentimiento. Detrás de todo resentimiento hay exigencias. La
exigencia es la única forma de comunicación.
Si tienen alguna dificultad en comunicarse con alguna persona, busquen los resentimientos. Son
posiblemente las peores situaciones inacabadas. No se puede ni soltar ni seguir adelante. El
resentimiento es una emoción de importancia central. Es la expresión más importante de un
estar atascado en el crecimiento, en las emociones.
La pizarra rabiosa.
Decir todas las palabras o frases que usamos cuando estamos rabiosos o que pensamos pero
no las decimos. Las escribimos en la pizarra sin censurar ninguna de ellas. Analizamos si son
palabras de golpear, ataque o de sentimientos...)
Reevaluación cognitiva.
La persona puede que nos hay hecho sentir mal o nos ha hecho una crítica desde el cariño, la
broma sana y no desde el ataque despiadado.
LA PREOCUPACIÓN Y LA ANSIEDAD.
Habilidad para mantener vigiladas las emociones perturbadoras como la preocupación
y ansiedad.
Pasamos mucho tiempo de nuestra vida preocupándonos por mucho más de lo que realmente
acontece y , sin duda alguna la preocupación, que es una estado de indecisión e incertidumbre,
es una emoción profundamente perniciosa, es el núcleo fundamental de la ansiedad.
Preocuparse es absolutamente normal, pero hacerlo indefinidamente sin tomar ninguna decisión
produce efectos negativos. Así cuando acontece un problema la regla de oro es: Si hay algo o
mucho que se pueda hacer, se hace; si nada se puede hacer hay que mirar adelante. Para ello
hay que sentarse ante lo que nos preocupa y preguntarnos ¿qué se puede hacer?
Vivamos el presente, cada instante, el pasado, pasado está y el futuro está por venir. Y es que a
fuerza de tanto preocuparse no queda tiempo para disfrutar, para mirar alrededor, para pasear
sin prisa y para examinar las propias necesidades y no las que la sociedad impone.
El cuestionario de la ansiedad.
Una vez contestado el cuestionario intenta reflexionar cuales son las situaciones que más te
preocupan seleccionando dos de ellas en las que consideres prioritario realizar ciertos cambios.
Una vez hayas realizado una lista de las posibles actuaciones, selecciona las que consideres
más útiles y factibles para ponerlas en práctica. Durante un mes tome nota de los cambios que
se van produciendo para poder evaluar su efectividad y determinar si debes modificar tus
tácticas.
Reestructuración cognitiva.
Lanzamos una serie de pensamientos irracionales que tenemos que controlar, debatimos y cada
uno se identifica con dos de los que más predomine en el.
Para ser feliz necesito tener éxito en todo lo que me proponga.
Para ser feliz debo obtener la aceptación y la aprobación de la gente que me rodea.
Si cometo un error soy una persona inepta.
No puedo vivir sin ti.
Si alguien se muestra en desacuerdo conmigo significa que no le gusto.
Mi valía personal depende de lo que otros piensen de mi
Quien da amor, recibe amor.
Finalmente podemos responder a esta pregunta: ¿Cómo podemos no depender de la gente para
que nos apruebe y valore?
LA TRISTEZA Y LA DEPRESIÓN
Habilidad para controlar la tristeza y la depresión
La tristeza nace por un sentimiento de pérdida de algo que considerábamos bueno, familiar,
fuente de satisfacción. Pero el grado de intensidad en que se vive la pérdida depende en gran
medida de cada rasgo de la personalidad o del carácter individual.
Conviene diferenciar entre un estado de tristeza de un estado depresivo. La depresión es una
falta de energía psíquica y para tratarla hay que tener en cuenta cómo obtiene esa energía la
persona en su vida cotidiana: grado de satisfacción o felicidad que extrae de la vida, cómo es su
guión de vida, su grado de optimismo, planes de futuro, forma de ver el mundo, su forma de
pensar y el grado de autorrealización de sus valores, además de los aspectos puramente físicos.
La tristeza dibuja en el cuerpo un mapa de señales que son reflejo de lo que ocurre en la mente:
Postura corporal abatida: hombros caídos.
Silencio o poca locuacidad
Mirada perdida, ojos bajos y cansados
Comisura de los labios hacia abajo
Alteraciones en el ánimo: pesimismo, autodesvalorización, sentimientos de culpabilidad.
Inhibición motriz, sensación de cansancio, tanto físico como mental.
Apatía física e intelectual, falta de interés por realizar actividades gratificantes.
El miedo es una reacción ante situaciones amenazadoras o que causan inseguridad, en las que
el sujeto percibe que pierde el control sobre lo que puede ocurrir. Se produce una mayor
secreción de adrenalina y se desencadena una reacción de estrés.
Es necesario diferenciar entre miedos racionales e irracionales, referidos estos últimos a
supuestos peligros imaginarios.
Existen dos formas básicas de afrontar el miedo: huida o evitación. Si esto no es posible el
miedo motiva afrontar el peligro.
El niño puede aprender a ver el mundo como un lugar peligroso o seguro, depende del mensaje
de los adultos que le rodean, y esta actitud va a condicionar su percepción de la realidad.
Hablar sobre las cosas que les dan miedo y pintar sus miedos
Cierro los ojos y me imagino a la persona que me genera miedo o enfado. Le visto de
sevillana, le voy cambiando de vestidos graciosos, de color, tamaño, le ridiculizo y me
río. Vas aplaudiendo para cambiar de color, olor, meter más personas en la
escena...Dejas libre la imaginación.
Significa entender lo que otras personas sienten; saber ponerse en su lugar, incluso con las
personas a las cuales no consideramos simpáticas. Supone poder sintonizar con las señales
sociales sutiles que indican lo que los demás quieren o necesitan.
Es la capacidad para estar consciente de, reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de
los demás. De leer emocionalmente a las personas. Es la capacidad de hacer valoraciones de
los estados de ánimo y de las intenciones de las demás personas.
Existen dos componentes para la empatía: una reacción emocional, que se desarrolla en los
primeros seis años de vida, y una reacción cognoscitiva, que determina el grado en que los niños
de más edad son capaces de percibir el punto de vista o la perspectiva del otro.
Una persona empática puede ser descrito como una persona habilidosa en leer las situaciones
mientras tienen lugar, ajustándose a las mismas conforme éstas lo requieran. Es alguien que
cuenta con una buena habilidad de escucha, diestra en leer pistas no verbales, sabe cuando
hablar y cuando no, todo lo cual le facilita el camino para influenciar y regular de manera
constructiva las emociones de los demás, beneficiando sus relaciones interpersonales.
Es precisamente sobre la base del autocontrol y de la empatía, sobre la que se desarrollan las
“habilidades interpersonales”. Estas son las aptitudes sociales que garantizan la eficacia en el
trato con los demás y cuya falta conduce a la ineptitud social o al fracaso interpersonal reiterado.
El proceder con empatía no significa estar de acuerdo con el otro. No implica dejar de lado las
propias convicciones y asumir como propias la del otro. Es más, se puede estar en completo
desacuerdo con alguien, sin por ello dejar de ser empáticos y respetar su posición, aceptando
como legítimas sus propias motivaciones.
Es importante hacer una distinción entre la empatía y la SIMPATÍA. La simpatía es un proceso
que nos permite sentir los mismos estados emocionales que sienten los demás, los
comprendamos o no.
Sin embargo, la simpatía es un proceso emocional puramente emocional, que tiene con la
empatía la misma relación que puede tener un cuadro pre-hecho con la obra de un artista. En el
primero, podemos llenar los espacios correctos con los colores adecuados o las emociones
adecuadas, y obtener una copia aceptable del original, sin necesidad de entender claramente
qué significa el cuadro.
La empatía es algo diferente: involucra nuestras propias emociones, y por eso entendemos
cabalmente los sentimientos de los demás, porque los sentimos en nuestros corazones además
de comprenderlos con nuestras mentes. Pero además, y fundamentalmente, la empatía incluye
la comprensión de las perspectivas, pensamientos, deseos y creencias ajenos.
Con los gestos y con el cuerpo: Adoptando comportamientos no verbales semejantes a los del
interlocutor. Manteniendo contacto visual y adoptando una expresión facial apropiada a los
sentimientos que transmite la persona.
Con las palabras: Pronunciando una expresión de reflejo o empatía (Me hago cargo, te estoy
escuchando y te noto..., puedo entender que te sientas así...)
La comunicación no-verbal.
Practicar la escucha de los rasgos no verbales a través de películas sin voz, cómics sin
bocadillo, fotos, etc.
Buscar personas que no conocemos de nada y nos ponemos en su cabeza y en su corazón
Tomar conciencia de cómo sería mi vida si fuese del sexo contrario.
Ver voluntariamente un programa de T.V. que nunca verías. Para salirnos de nuestra zona de
conocimiento sabido y buscar razones de por qué hay personas que ven ese programa.
Personajes contrarios.
Cogemos personajes contrarios de películas o cuentos, que tengan mucha carga de
personalidad y tratamos de meternos en sus ideas y creencias, en su forma de sentir la vida. Y
vamos haciendo una lista de razones de su manera de comportarse en la película.
Situaciones extremas.
Nos situamos en un país extremadamente pobre como Etiopía, y como ellos nosotros también
somos de Etiopía. Y respondemos a esta pregunta: ¿Que harías para salir de la pobreza
extrema.
Un cirujano de un famoso hospital tiene que realizar un trasplante de corazón. Hay un sólo
corazón y siete pacientes. Decide quién lo tiene que recibir.
¿Qué pasaría si los hombres fuesen mujeres y las mujeres hombres, y los puestos de poder los
tuviesen las mujeres?
El castillo del reino. Eres el guardián de la puerta de entrada al castillo del reino. Tú decides a
quién bajas el puente levadizo de la puerta. Si dejas pasar a un enemigo tienes el peligro de ser
exiliado o decapitado.
LA ESCUCHA ACTIVA
Habilidad de la escucha activa
La habilidad de escuchar bien, esto es, escuchar con comprensión y cuidado es uno de los
componentes más preciados y difíciles de encontrar. Por medio de esta habilidad nos hacemos
conscientes de lo que la otra persona está diciendo y de lo que está intentando comunicarnos. A
través de ella “damos información” a nuestro interlocutor de que estamos recibiendo lo que nos
dice.
Más importante que saber escuchar es saber cuándo hay que escuchar porque escuchar
indiscriminadamente puede tener serios inconvenientes. Si una persona “habla por los codos” y
deseamos que hable menos no estaría indicado escucharla sistemáticamente. Si una persona se
“queja hasta lo indecible” y nosotros deseamos reducir su comportamiento tampoco sería
indicado escuchar sus quejas de modo sistemático. Escuchar tiene efectos recompensantes
para quien nos habla y podemos inadvertidamente fomentar algunos comportamientos que
deseamos reducir en nuestro interlocutor.
Los alimentos
Por parejas. A cada persona se le da un alimento. Tiene que preparar durante unos minutos la
defensa de ese alimento frente al alimento que tiene su pareja. La otra persona escucha primero
y después prepara el ataque. Posteriormente entran en un diálogo.
Los alimentos pueden ser: Café, lentejas, agua, plátano, huevo, vino, pimientos, garbanzos,
espárragos, etc.
Cuando se hacen los diálogos el resto del grupo observa. Posteriormente devuelve a cada pareja
que estrategias asertivas han utilizado, cómo han visto a cada persona en el diálogo.
Observaremos sobretodo: sentido del humor, argumentos, objetivos, comunicación no-verbal,
expresión de sentimientos.
Implica dirigirse a las personas, sabiendo relacionarse con ellas y hacer algo en común, en
resumen, entenderse con los demás. Relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas
supone habilidades que están presentes necesariamente en la popularidad, el liderazgo y la
eficacia interpersonal.
Una vida plena y exitosa se construye gradualmente a partir de una serie de interacciones
cotidianas con otros seres humanos, en las que algunos intercambios son vitales y otros triviales;
sin embargo, ninguno deja de tener consecuencias. De hecho, el índice del éxito profesional y
personal estará determinado, casi infaliblemente, por la más o menos eficaz en que maneje
dichas interacciones.
Comunicación asertiva
Normas de interacción social
Resolver conflictos de forma positiva
Influir y despertar confianza
Sentido del humor.
LA ASERCIÓN
La habilidad de comunicarse asertivamente.
Afirmarse uno mismo significa defender los propios derechos sin violentar los derechos de los
demás. Ello implica expresar nuestros intereses preferencias, necesidades, opiniones y
sentimientos. Los psicólogos denominan a estor ser “asertivo”, como opuesto a “no ser asertivo”
(débil, pasivo, sumiso, abnegado) o agresivo (egoísta, desconsiderado, hostil, arrogante).
El estilo con que nos comunicamos es la carta de presentación para nuestros interlocutores.
Podemos impresionar inseguridad, altanería o agresividad, o podemos demostrar sinceridad,
honestidad y firmeza. Según sea la imagen que demos a través de nuestra carta de presentación
así va a reaccionar nuestro interlocutor.
Aprender a decir NO
Hacer ejercicios de decir no a pequeñas cosas, a personas no cercanas
Por parejas uno hace de vendedor y otro de comprador. El comprador tiene que decir que no a lo
que le vendan y el vendedor convencer al comprador.
La SOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Habilidad para resolver conflictos de forma positiva.
En nuestras relaciones nos tenemos que enfrentar de vez en cuando a situaciones críticas muy
especiales, aquellas que se configuran cuando las necesidades de los niños y jóvenes, sus
deseos y preocupaciones, las necesidades, deseos y preocupaciones de los adultos, convergen
en las relaciones interpersonales y se constata, a veces de forma brusca, que no son
coincidentes, que por el contrario son a menudo abiertamente opuestos e incluso resistentes a la
reconciliación, que son reacios a resolver los conflictos.
Algunas estrategias que no debemos utilizar en la solución de conflictos con los niños y jóvenes
con los que estamos:
Ordenar, dirigir, mandar: Estos mensajes producen miedo, resentimiento y ocasionan
sentimientos hostiles y de agresividad.
Advertir, amenazar: producen sentimientos de culpa, piensan que son malos
Aconsejar, dar soluciones: reflejan superioridad, les crean dependencia.
Juzgar, criticar, culpar: evaluaciones negativas deterioran su autoconcepto.
Ridiculizar, poner apodos, uniformar: efecto devastador sobre la autoimagen.
Interpretar, analizar, diagnosticar: anula el deseo de comunicarse.
Alabar, estar de acuerdo: creen que les van a manipular, no se fían.
Tranquilizar, compadecer: no se siente comprendidos
Interrogar, averiguar: se sienten amenazados, falta de confianza.
Entretener, distraer: si se dejan a un lado, los conflictos no se resuelven.
Para aprender a manejar de forma adecuada los conflictos, es preciso desenmascarar algunos
de los fallos más frecuentes:
Rebelarse y pretender eliminarlos por completo, olvidando que el conflicto es un
ingrediente de la vida.
Darle salidas extremas: por una parte la represión que lo cubre sin resolverlo, y lo
condena a transformarse en depresión, por la parte contraria tomar el camino de la
explosión que ofende, destruye y crea nuevos conflictos.
Convertir los conflictos de cosas en conflictos de personas.
Utilizar los mecanismos de defensa más comunes, negación, racionalización,
desplazamiento, que no resuelven los conflictos sino que los disfrazan.
Actitudes dogmáticas y rígidas, que cierran la mente y anulan toda posibilidad de diálogo
Posturas extremas de “todo o nada”, que suponen poca capacidad para negociar, en vez
de buscar puntos intermedios.
La mala costumbre de etiquetar al otro, negando la flexibilidad y posibilidad de cambio
propio de la vida.
El monólogo disfrazado de diálogo, cuando la persona se escucha más a sí misma que
al interlocutor (diálogo de sordos)
La confusión de la discusión con la polémica: discutir es expresar para aclarar, polemizar
es luchar para ver quién gana.
La tendencia a dramatizar las situaciones conflictivas y verlas con lentes de aumento.
Esto aviva los ánimos, hacer perder la serenidad para juzgar y coloca a las personas en
manos de emociones agitadas y difíciles de controlar.
Dejar que la emotividad se desborde hasta que se pierde la objetividad.
El campo de fútbol.
Nos ponemos todos de pie. Y nos vamos a distribuir por la sala, las cuatro esquinas de la sala
colocándonos en función de nuestro estilo propio de afrontar los conflictos relacionales. Una vez
colocados dialogamos con el resto de esquinas, analizando las ventajas e inconvenientes de
cada estilo de afrontamiento de los conflictos.
Los estilos de afrontamientos son: LA COMPETICIÓN-LA EVITACIÓN-EL COMPROMISO-LA
ACOMODACIÓN-LA COOPERACIÓN/COLABORACIÓN.
La confianza hacia otra persona se basa en la presunción o seguridad de que no nos va a hacer
daño, de que no se va a aprovechar de nuestras debilidades; la certeza de que, en definitiva,
puede comprender nuestras emociones, nuestros deseos, miedos, ansiedades y dolores.
En la sociedad en la que vivimos, los contratiempos y peligros no nos llegan por parte de
animales salvajes ni desastres naturales sino de nuestros semejantes. Por ello nos vemos
obligados a adoptar actitudes defensivas. Entre estas, la más común es la desconfianza.
Desde pequeños nos enseñan a tomar distancia con los desconocidos como forma de
autoprotección. Estos mandatos de no hablar con extraños o no aceptes nada de quien no
conozcas, quedan profundamente grabados en nuestra mente, en algunas personas más que en
otras, y actúan cuando se presenta la ocasión, por ejemplo a la hora de tratar con un extraño.
Inspirar confianza es romper las prevenciones que puedan tener hacia nosotros, invalidar la idea
de que, si se descuidan, podemos hacerles daño.
El saber escuchar con interés es fundamental para despertar confianza en la otra persona. En la
medida que se establece un flujo natural de comunicación, nuestro interlocutor, sin darse cuenta
y dejándose llevar por el entusiasmo que le produce ser atendido y comprendido, va derribando
sus murallas y abre su puerta.
La mirada es una señal que le dice a la otra persona en qué medida le consideramos valiosa y
hasta que punto nos interesan sus ideas. Si nuestros ojos saltan de un lado para otro y no se
fijan en los suyos, el sentimiento que genera será de desconfianza. Una mirada directa le hará
sentirse valioso y por ello menos vulnerable.
Las personas que mayor desconfianza despiertan son las excesivamente críticas, las arrogantes
y las que hacen ostentación de su propia seguridad, es decir, quienes están tan preocupados por
sí mismos o por las cosas concretas que no toman en cuenta las emociones de sus
interlocutores.
PROPUESTAS PARA VIVENCIAR Y EXPERIMENTAR...
La risa está siendo utilizada para combatir serias enfermedades que ocasionan dolores crónicos
y somatizaciones, como también en pacientes que sufren cáncer y sida; escuadrones de
payasos se han incorporado a los pabellones de algunos hospitales, y la experiencia incluso ha
sido llevada al cine de la mano del actor Robin Williams personificando al Dr. Hunter Adams
(Patch Adams)
Así como se ha documentado el efecto del estrés en la salud- una hora de angustia equivale a
cinco horas de trabajo físico en cuanto a la cantidad de energía consumida, “también se ha
establecido una vinculación entre la risa y el combate del estrés. Reír equivale a hacer ejercicios
aeróbicos, cinco minutos de risa, una buena risa a carcajadas, corresponde a 45 minutos de
ejercicio.
El sentido del humor y la risa puede actuar como defensa frente a la frustración, el miedo y la
rabia, y por ende en la prevención de infartos o accidentes cardiovasculares, en la medida en
que se ha comprobado estadísticamente que un gran número de ataques cardíacos ocurren en
momentos de rabia.
Sobre la base de los estudios científicos que han determinado la relación que existe entre el
humor y la salud, se han diseñado las llamadas terapias de la risa, donde de manera natural, sin
ayuda de fármacos o factores externos, se enseña a la gente a reír, a reírse de sí mismos y a
recordar situaciones cómicas. Se buscan risas verdaderas, explosivas, de esas que hacen mover
400 músculos en todo el cuerpo, activan el sistema inmunológico y oxigenan los tejidos.
“Para estar sano hay que reír al menos 30 veces al día” dice un antiguo proverbio chino. Desde
que nacemos y hasta los seis años reímos unas 300 veces diarias. Ya adultos, los más risueños
con dificultad alcanzan las 100 risas al día y los menos alegres apenas llegan a 15.
En el tratamiento de enfermedades como el cáncer y el sida, la terapia de la risa no sólo cumple
una función psicológica y como anestésico frente al dolor, sino que además tiene un efecto
inmunológico probado. Estudios científicos han revelado que en pacientes con tumores, la risa y
el buen estado de ánimo incrementó el conteo de células T, así como la generación de “células
asesinas” naturales que combaten a los virus y tumores.