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EL MAR Y EL

ORIGEN DE LA VIDA
El mar y el origen de la vida
A la memoria de René Quinton

¿Quién de nosotros no se ha preguntado alguna vez: “¿Qué somos?”,


“¿de dónde venimos?” y “¿adónde vamos?”.

Una respuesta muy simple y puramente material podría ser: somos


agua de mar, venimos del mar y volveremos al mar. Y esto lo vamos
a demostrar recordando las conexiones que tiene nuestro medio
interno con el mar. Conexiones que obedecen a hechos biológicos de
proporciones universales y eternas que son incuestionables.

(Un hecho se convier te en ciencia cuando se ha demostrado ciento o


miles de veces, y se ha publicado en revistas de prestigio. Un hecho
biológico es pura ciencia porque se está poniendo de relieve miles de
millones de veces al día por toda la humanidad).

Primer hecho biológico: Consenso universal sobre la aparición de


la primera célula en el mar hace 3.800 millones de años en la era
Precámbrica.

Segundo hecho biológico: Herencia evolutiva del medio interno


de los primeros animales marinos que emigraron a tierra firme
por desecación de su medio marino. Nuestros líquidos corporales,
nuestro medio interno tienen un sabor salado. El 70 % de nuestro
cuerpo es agua.

Tercer hecho biológico: La salinidad de los mares de los orígenes era


del 9 %o, lo mismo que la salinidad de nuestro medio interno actual
(9 gramos de sales marinas por litro de sangre).

Cuar to hecho biológico: Los minerales del mar son iguales que
los minerales de nuestro organismo (118 elementos según la Tabla
Periódica de Mendeliev)
Conexiones

1ª Conexión de nuestro medio interno con el Mar.


Aparición de la célula animal en el mar.

Respetando todo pensamiento religioso o filosófico sobre la aparición


de la vida en la Tierra, y par tiendo del consenso científico universal,
podemos decir sin temor a equivocarnos, que la vida apareció en
la Tierra cuando esta se encontraba totalmente cubierta por las
aguas, habiendo una temperatura de unos 44º C. y unas condiciones
físicas y químicas favorables para ello. En los principios un ser
unicelular, que después pasó al estado pluricelular, elaborando un
sistema circulatorio compuesto por agua, no por sangre, y al cabo de
cientos de millones de años, ese ser pluricelular se convirtió en una
comunidad celular andante compuesta por más de tres trillones de
células, un complejo celular, como el de los organismos humanos.

Cada una de de estas células, en su interior, efectúa más de diez mil


reacciones bioquímicas por segundo, lo que nos da a entender el
potencial de vida que poseemos y el poder de auto reparación que
tiene nuestro cuerpo. Una prueba de ello es que todos los días se nos
muere un billón de células, que son repuestas al día siguiente.

¿A quién le puede extrañar, por tanto, que nuestro cuerpo sea


capaz de curar el 90 % de las enfermedades, si no interrumpimos
el proceso de curación llevando una vida impropia y siempre que
nuestro sistema inmune esté potenciado? (Dr. Andrew Weil “La
curación espontánea”)

Es pues aceptado universalmente que del mar surgió la primera


célula: la célula madre que dio origen a todos los seres vivos que hoy
habitamos la tierra. Venimos del mar.

¿Pero de dónde le viene esta energía y este poder a nuestra célula?


Veamos:
Esa célula que flotaba en mares y océanos estaba recibiendo toda
la energía de los rayos del sol y de todas las fuerzas cósmicas del
universo. Su alimento sólo era agua de mar y de ella recibió todos
los poderes que guarda en su memoria, como son los nutrientes
que necesitaba: el agua, los minerales, los elementos trazas, los
aminoácidos esenciales para la formación de las proteínas , los
ácidos nucleicos para la formación del ADN, los hidratos de carbono,
las grasas, las vitaminas, los gases (oxígeno, hidrógeno, ácido
carbónico), la memoria genética, la influencia de las vibraciones
electromagnéticas, la influencia de los movimientos cósmicos, la de
los volcanes marinos, ...(¿cómo se puede decir que el agua del mar
se puede sintetizar?)

Toda esta sabiduría, todo este poder que recibía del mar, los fue
guardando en el ADN de su núcleo, para después transmitirlos a
sus descendientes en forma de código genético, por medio de
la información que contenía y que sigue conteniendo, que sigue
permaneciendo en el sin tiempo, como testimonio del protagonismo
de la biología en el nacimiento de la vida. La biología – según el Dr.
Vlés (1997) – no es otra cosa que la ciencia del agua.

2ª Conexión de nuestro medio interno con el mar.


Animales marinos emigran a la tierra.

Cuando las aguas comienzan a descender, y aparecen los continentes,


cierta clase de animales marinos emigran a la tierra llevándose
consigo su sustrato marino, es decir la porción de agua de mar en
su medio interno y esta agua se ha ido heredando generación tras
generación, hasta llegar a nuestros días, vinculando así de nuevo a
todos los animales vivos de la tierra firme con la vida marina. (Somos
agua de mar)

Por eso es que cada uno de nosotros lleva en sus venas un fluido
salado que combina el sodio, el potasio y el calcio, en una proporción
casi igual a la de nuestra propia sangre. Obser vemos, si no, como
las lágrimas, las secreciones de la nariz, los orines, el sudor y hasta
nuestra propia sangre tiene un sabor salado.

3º Conexión de nuestro medio interno con el mar:


La salinidad de los mares igual a la salinidad de nuestro medio
interno.

Y cuando hablamos de sales no nos estamos refiriéndonos a la sal


de mesa o de cocina, sino a todas las sales marinas, un mínimo de
10, contenidas en el agua de mar. Cuando apareció la vida en el
mar, la concentración de estas sales era del 9%o, es decir 9 gramos
de sales minerales por litro de agua de mar, justamente la misma
concentración de sales que actualmente tenemos en nuestro medio
interno (9 gramos de sales minerales por litro de sangre) y en el de
todos los animales y plantas.

Esta similitud sugiere que, a pesar de la evolución, los seres humanos


conser vamos una memoria acuática (atávica) de los orígenes. Es
como una car ta de identidad biológica que nos recuerda a cada
momento nuestro origen marino.

Hoy en día se viene diciendo que el grado de salinidad de los mares


y océanos, no es tan impor tante como su constante fenomenología
física, su forma panatómica, es decir que estas características son
idénticas en todos los mares del planeta.

4º Conexión de nuestro medio interno con el mar:


Los minerales del mar igual a los de nuestro medio interno.

Todos los minerales del planeta están contenidos en el mar. El agua


del mar es como un extracto de la tierra y la suma de elementos
de origen cósmico que no se hallan en los continentes, y que sin
embargo están en el mar.

De los 118 elementos químicos de la tabla periódica de Mendeleiev


(1834) contenidos en el mar hasta ahora descubiertos, más los
que quedan por descubrir, y que también están en nuestro medio
interno, sólo el sodio y el cloro suman el 84 % de los mismos. El
azufre, el magnesio, el potasio y el calcio agrupados constituyen
el 14 %, y el resto de elementos, que suman el 2%, se encuentran
en estado infinitesimal, que es como la célula los necesita, en tan
pequeñas cantidades que son del orden de 10 a la menos 18, por
ello denominados oligoelementos, y aquí es donde raya con lo que se
considera la homeopatía. (Dr. Jerricot).

Todos estos elementos, antes citados, son aportados al mar, por las
lluvias que arrastran los minerales de las rocas de las montañas, las
radiaciones del espacio exterior, así como los metales y oligoelementos
de la superficie de la tierra y subterránea, y las sustancias vivas y
muer tas, procedentes del reino vegetal, mineral y animal. (Volvemos
al mar).

Estos productos químicos procedentes de todas partes de la Tierra


son arrastrados por los ríos hasta el mar, y al entrar en contacto con
él son digeridos y transformados en elementos orgánicos debido al
fenómeno de la biocenosis, llevado a cabo por el zooplancton y el
fitoplancton.

No es lo mismo tomar un mineral en su estado inorgánico o químico


de la tierra, que cuando ese mineral ha sido digerido por un animal.

Asimismo, el agua del mar contiene los elementos procedentes de las


montañas y de los volcanes marinos, de los corales, de las algas y de
los fósiles de animales marinos muer tos.

La totalidad de estos 118 elementos descubiertos hasta ahora,


son identificados como necesarios para la vida, y para el buen
funcionamiento y mantenimiento de la misma.

Otras de las propiedades del mar es que es un disolvente, antibiótico


y bactericida.

El agua del mar es el mayor disolvente natural del planeta. Así lo


confirmó clínicamente el doctor Georges de la Fargué, y lo demostró
de forma convincente en el Congreso Internacional de Talasoterapia
de Cannes, en 1957, diciendo que el agua del mar es el mayor
disolvente del planeta, porque disuelve una gran variedad de sólidos,
líquidos y gases, y es antibiótico y bactericida. Prohíbe la proliferación
bacteriana, desactivando las bacterias nocivas procedentes de las
cloacas de las ciudades y de otros lugares, y respeta las bacterias
benéficas para la vida.

Por si fuera poco, el agua del mar es un nutriente:

Fue René Quinton quien difundió todos los fundamentos, propiedades


y leyes que explican como el agua de mar es un nutriente, pues entre
los elementos esenciales para la constitución de los carbohidratos, las
grasas y las proteínas imprescindibles para la vida de los organismos,
se encuentran el hidrógeno, el nitrógeno, el oxígeno, el magnesio,
el manganeso, el sodio, el potasio, el calcio, el hierro, el fósforo, el
flúor, el sílice, el cobre y el yodo, más el zooplancton y el fitoplancton
que son proteínas puras.

Con estos nutrientes contenidos en el agua de mar fue con los que
René Quinton salvó miles de vidas a principios del siglo pasado,
especialmente de niños desnutridos y atrépsicos que vomitaban toda
clase de alimentos. Estos nutrientes son el alimento celular del que
están necesitados millones de niños y adultos que mueren todos los
años por desnutrición en el mundo.

La desnutrición conlleva inexorablemente la acidez, por falta de


minerales, y las enfermedades hídricas de nuestros niños pobres
son la consecuencia de la desnutrición y no su causa. Tema que se
puede resolver en las costas con agua de mar, con el alga espirulina
y con las proteínas de la Salicornia (40% de proteínas), planta que
tolera perfectamente la salinidad del mar, sin importar la aridez y
sequedad de ningún territorio costero, por más desértico que sea.
Oasis Marinos en los lugares más pobres podrían evitar millones de
muertes por desnutrición..
Vitaminas y minerales:

En cuanto a las vitaminas y minerales, si al organismo le faltan


las vitaminas, todos sabemos que los minerales se pueden absorber,
pero si le faltan los minerales, las vitaminas no se absorben.

De aquí la importancia del plasma marino que contiene todos los


minerales de la tabla periódica de Mendeleiev, en la forma de macro y
micro nutrientes infinitesimales (trazas) que permitirán la absorción
de las vitaminas imprescindibles en los procesos enzimáticos de la
célula. Es decir, la absorción de minerales marinos por la biocenosis
efectuada por el zooplancton y el fitoplancton, restituyéndolos en
forma de sales orgánicas, permitiendo la biodisponibilidad de estas
últimas. René Quinton estaba en lo cierto al titular su obra “El agua
del mar, medio orgánico”.

La biodisponibilidad del agua del mar resuelve gran número de


los problemas relacionados con el uso de los elementos-trazas que
aparecen en concentraciones menores de 10 a la menos 18.

Los elementos trazas comercializados en forma de diversas sales


(gluconato, pidolato, orotato, etc.) utilizan una técnica industrial a
base de “ligands” (una especie de cemento) para resolver el problema
de la asimilación orgánica.

La barrera de la mucosa intestinal se verá sometida a un desequilibrio


de los distintos sistemas de las proteínas portadoras.

Con el uso, en nutrición y terapéutica, del agua de mar natural no


existen los riesgos antes mencionados. No hay problemas de ligaduras
(“ligands”) para conseguir el paso de la barrera mucosa intestinal.

Claude Bernard, René Quinton y nuestro acuario marino:

Claude Bernard, fue el padre de la fisiología, y nos dejó descubierto


que 2/3 par tes de nuestro organismo es agua, y que nuestras células
continúan viviendo en las condiciones originales, es decir acuáticas,
gracias aun auténtico medio líquido interior. Así lo expone por
primera vez en su célebre obra que fundamenta la medicina moderna,
Introducción al estudio de la medicina experimental.

Así pues, el agua es la condición primera e indispensable para toda


manifestación vital.

¿Cómo es posible que algo tan elemental y consustancial a nuestro


cuerpo, sea ignorado todavía por muchos científicos?

¿Hasta cuando la arrogancia que precede a la ignorancia en el ámbito


del conocimiento humano, va a dejar de ser la gota de agua que no
deje ver la grandeza del agua del mar?

¿Hasta cuando van a seguir muriendo diez millones de personas al


año por desnutrición, cuando el agua de mar es el mayor nutriente
celular con su plancton y fitoplancton a la cabeza?
¿Cómo va a avanzar el conocimiento y la acción terapéutica y
nutricional del agua del mar, si nuestros padres de “la salud” no
saben de qué se trata?

Nuestro cuerpo es un 70 % agua de mar isotónica, y la inmensa


mayoría de las personas no lo saben todavía. Es UN DERECHO
FUNDAMENTAL DEL SER HUMANO saber lo que es, de dónde
viene y a donde va.

René Quinton, científico francés de principios del pasado siglo,


coincide con Claude Bernard en que la célula tiende a vivir en un
medio líquido interior que permanece en las condiciones originales,
como si estuviera en un acuario o pecera. Complementa este
conocimiento al descubrir que ese líquido es agua de mar isotónica a
la concentración salina del 9 %o, con la misma composición del agua
del mar. El agua de mar isotónica se obtiene al diluir dos partes de
agua de mar hipertónica (pura) en cinco par tes de agua de manantial,
o mineral.
Esta agua se distribuye irregularmente en nuestro cuerpo de la
siguiente manera: Así como en nuestra hidrosfera, formada por
los mares, los ríos y los lagos, el agua es un 70 % de la superficie
terrestre, de la misma manera y en consonancia con la proporción
acuosa del planeta, el cuerpo humano está constituido por un 70 %
de agua. Dijo Claude Bernard que:

• El cerebro humano es agua en un 75 %.


• La sangre contiene un 78 % de agua y un 22 % de elementos
sólidos.
• El embrión de dos meses, cuando está en el útero de la madre (como
si estuviera en una pecera) bañado en el líquido amniótico, que no es
otra cosa que agua de mar isotónica, está compuesto por el 94% de
agua de mar.
• Cuando nace (emigra a la tierra) un 80 %
• Y cuando se va haciendo adulto, entre un 60 y un 65 % de agua de
mar.

Es decir, nuestras células se van secando, nos vamos arrugando, nos


vamos envejeciendo, nos vamos deshidratando, y la deshidratación
conduce al dolor, a la enfermedad y en algunos casos hasta a la
muer te. Cuando el cuerpo duele está pidiendo agua a gritos – dice
el doctor iraní Batmatyali, y la sed no se calma con medicamentos.
Esto nos hace pensar que no se está enfermo, sino sediento, por eso
es necesario beber agua.

Sin agua no hay vida, y si el agua es imprescindible para conser var


y perpetuar la vida, también lo es para crear una nueva vida, pues
sin agua no hay semen, ni el espermatozoide dotado de grandes
cualidades para la natación podría alcanzar al óvulo humano para
fecundarlo.

Por tanto si el agua es imprescindible para dar una nueva vida, no


queda duda que lo fue también para originar la primera vida.

Sin agua no hay liquido amniótico, ni sangre, ni linfa, ni orines, ni


sudor, sin agua seríamos como una momia inerte.

Limpieza del medio extracelular

Buena cantidad de estas 2/3 partes del agua corporal circulan en


forma de sangre, linfa, y jugos digestivos, y sir ve de soporte para
expulsar fuera de nuestro organismo los residuos de nuestro
metabolismo, a través de los cuatro canales de expulsión, como son
la piel, el intestino, el aparato respiratorio y el sistema urogenital;
básicamente en forma de sudor, heces, vapor de agua y orines, ¿Para
qué? Para mantener limpio el líquido extracelular que rodea y baña
nuestras células.

El mar es un inmenso caldo de cultivo

No es un medicamento, es más que un medicamento, porque el agua


de mar no es tóxica, no tiene efectos secundarios, ni es transmisora
del posible virus del sida, ni de hepatitis, B ni de los Briones de las
vacas locas.

Esta agua de mar es el caldo de cultivo, donde nacen, viven y se


multiplican billones de células de organismos vivos. Este caldo de
cultivo es el líquido que llena las peceras que son los cuerpos de
personas y animales, y de cuya limpieza, claridad y pureza depende
nuestra salud.

El agua de mar en forma de plasma marino tiene la función de


recuperar, conser var y preser var nuestra salud.

De nosotros depende, pues, el mantener limpia el agua de la “pecera”,


teniendo cuidado con lo que respiramos, comemos, bebemos y
pensamos.

Quinton y Pasteur

Para que comprendiéramos mejor el concepto de pecera que
acabamos de nombrar, Quinton nos dejó una imagen: Los peces
viven alegremente en el agua pura de un acuario o pecera, pero
si al cabo de un tiempo esa agua se altera, los peces pierden su
actividad y se dirigen hacia la muerte, pero si se renueva a tiempo el
agua de la pecera, la fuerza y la vivacidad de los peces reaparecen
inmediatamente.

Lo mismo pasa en nuestro “acuario” humano, donde nuestras colonias


celulares forman nuestros tejidos y nuestros órganos, como si fueran
peces bañados por el agua de mar isotónica; pero si viciamos el
acuario por cualquier causa: por automedicación y envenenamiento
químico, por lo que respiramos, comemos, bebemos o pensamos, si
esta agua se contamina y no se renueva con el agua de mar, nuestro
organismo enfermará llegando, incluso a la muerte.

El agua de mar introducida en el organismo humano, desempeña


una función útil en todos los casos en que el medio interno esté
viciado. El mar es literalmente nuestra sangre. Es algo muy distinto a
un medicamento, es una especie de cultivo exactamente adaptado a
las necesidades de la célula viva.

En suma Quinton defiende aquí lo contrario de Pasteur, que nos dejó


un concepto de la enfermedad y Quinton nos deja un concepto de
salud.

¿Qué es un suero de Pasteur? Es un suero artificial, particular de


una enfermedad, y remedio contra esta enfermedad, un suero que
ataca a un microbio determinado y a ningún otro más. Una vacuna.
Sin embargo los gérmenes no son la causa de las enfermedades sino
sus consecuencias.

¿Y qué es el agua de mar? Es un suero (plasma marino) que no ataca


a ningún microbio en particular, sino que da a la célula orgánica
la fuerza para luchar contra todos. La célula sabe qué es lo que le
proporciona la fuerza para mantenerse en las condiciones de los
orígenes. Quinton descubrió que era el agua del mar, ¿Pero por
qué?

¿Por qué cura el agua del mar?

Porque contiene todos los minerales y oligoelementos del Planeta,


previamente digeridos y transformados en elementos orgánicos,
por acción del zooplancton y del fitoplancton, quedando en forma
infinitesimal, que es como nuestras células los necesita, como se dijo
anteriormente.

Estos minerales marinos en forma de plasma marino, que se toman en


los tres vasitos de agua de mar hipertónica que se recomienda ingerir
cada día, tienen una biodisponibilidad excepcional y son utilizados
por nuestro metabolismo de una forma completa, equilibrada y
asimilable. El impacto terapéutico es por tanto considerable, puesto
que la mayoría de las enfermedades mantienen o desarrollan un
desequilibrio electrolítico, es decir una pérdida de minerales, y el
agua de mar nos va a reponer estos minerales que nos faltan para
reequilibrar nuestro organismo, muy especialmente el de los niños
desnutridos del tercer mundo. El plasma marino es muy eficaz para la
recarga mineral. Más que el impacto de tal o cual elemento, se busca
el equilibrio en general, equilibrio que se basa en los tres ejes que
sustentan el efecto terapéutico del agua de mar:

1º Recarga hidroelectrolítica (apor te de agua y minerales)


2º Reequilibrio de la función enzimática (aporte de vitaminas) y
3º Regeneración celular (limpieza del medio interno).

Este es el objetivo de todas las terapias de la medicina convencional


y de la alternativa.

Por si fuera poco, el agua de mar, dada la cantidad de ADN que


contiene, le transmite a las células la información de los orígenes,
la que las generó, pero en la forma más pura. La original. Sin
desnaturalizaciones, ni mutilaciones, ni “mutaciones”.
El ruso Alexandre Bogomoletz, en su libro “Como prolongar la vida”,
señala: “La renovación periódica y permanente del medio interior lo
rejuvenece”. Y sienta las bases para el rejuvenecimiento biológico, no
cronológico, si mantenemos la “pecera” limpia, no contaminándola
con lo que comemos, bebemos, respiramos y pensamos. En un medio
interno equilibrado y sano no se cultiva la enfermedad”

Pero no obstante el Principio vitalista demuestra que no hay


enfermedades, sino enfermos. La enfermedad es la incapacidad del
organismo para restablecer el equilibrio homeostático.

¿Pero, quién fue René Quinton?

René Quinton, fue un biólogo y fisiólogo francés, un visionario


universalmente célebre. Se le situaba entre los sabios más
reconocidos. Hace tres cuartos de siglo, en Francia, sus trabajos eran
presentados en el Institut de France, sede de las Cinco Academias
y el más importante organismo de estudios científicos de la época.
Los Dispensarios Marinos, creados por él y sus colaboradores,
funcionaban en numerosas poblaciones francesas y en el extranjero,
como Londres, Boston, Egipto etc. En 1925 estaba en la cumbre de
su gloria cuando su muerte prematura impidió una mayor expansión
de su obra.

René Quinton, gracias a sus Leyes de la Constancia, apoyadas por


experimentos irrefutables, demostró no solo el origen marino de la
vida, sino también la permanencia en nosotros del medio marino.
(Presentación del libro “El secreto de nuestro origen, revelado por
René Quinton”, de André Mahé, con prólogo para la versión en
español de Laureano Domínguez.).

La víbora adormecida

René Quinton estuvo enfermo de tuberculosis en su juventud, y pidió
consejo a un amigo suyo para curarse de esta enfermedad. Aquél
le remitió a un texto de Platón, donde decía que estando también
enfermo, unos amigos suyos, monjes egipcios, le sanaron por medio
de una cura marina.

Este método terapéutico se extendió por toda Europa dando lugar


así a la reaparición de la Talasoterapia, pues ya en la antigua Grecia,
Hipócrates, el “Padre de la Medicina” recomendaba el uso de agua
de mar caliente en forma de baños y cataplasmas como tratamiento
de diferentes molestias.

Pues bien, Quinton fue a vivir a la orilla del mar y practicando una
especie de talasoterapia al aire libre, entrando en contacto con el
agua repetidas veces y respirando el ambiente marino, al cabo de
un tiempo también se curó completamente.

Entonces empezó a plantearse una cascada de hipótesis, por ejemplo


sobre la temperatura de los orígenes de la vida, que él ya intuía
que era una temperatura cercana a los 44ºC. Obtuvo conclusiones
contundentes, al punto que se convir tieron en Leyes.

René Quinton y su hipótesis sobre el medio interno. Su cura marina.

Uno de los puntos que Quinton intuye es que nuestro medio interno
debe tener la misma composición física y química que tiene el agua
del mar.

Después de numerosos estudios para conocer la composición química


del agua del mar y del medio interno de los vertebrados, encontró
analogías impresionantes.

Este descubrimiento le hace buscar la demostración científica en la


experimentación. Buscando ejemplos de pruebas fisiológicas, piensa
que si su hipótesis es justa, se debe poder retirar impunemente una
par te del plasma sanguíneo de un animal y reemplazar este plasma
por una cantidad igual de agua de mar. Incluso no debe haber peligro
si se le inyecta en el organismo una cantidad considerable de agua
de mar, y que los glóbulos blancos que no subsisten en ningún medio
artificial, deben poder vivir y multiplicarse en esta agua de mar.

Los temores de Quinton y la experimentación con perros

Claro, es lógico pensar que el desangramiento total de un animal


determina su muerte si a continuación se le abandona a sí mismo.
Además, sustrae la carga celular de glóbulos rojos, que el agua de
mar en teoría no puede restituir. Por consiguiente la respiración se
verá perjudicada por falta de oxigenación.

Por otro lado se da la sustracción simultánea de todos los glóbulos


blancos transpor tados por la sangre, por lo que será difícil luchar
contra la infección consecuencia de la inter vención.

Así pues, el desangramiento total pone al animal a las puertas de la


muerte.

Para que el experimento tenga éxito a pesar de tantos factores


desfavorables, es preciso que el agua de mar presente una analogía
perfecta con el medio interno del animal.

La experimentación

No obstante estas reflexiones, en el Laboratorio de Fisiología y


Patología de Estudios Superiores del Colegio de Francia, en el
laboratorio del profesor Marey, en el cual René Quinton es asistente, y
en presencia de varios investigadores, lleva a cabo esta comprobación.
Era el año 1897.

1º- Perro de 10 Kg. Desangrado total, sin precauciones de asepsia, de


425 gramos de sangre por la arteria femoral, en 4 minutos, entonces
el reflejo córneo queda abolido, y cuando ya no se puede extraer más
sangre comienza la inyección de 532 cc. de agua de mar a 23ºc. en
11 minutos, y el reflejo córneo reaparece.

Al octavo día el animal está completamente restablecido y sus


manifestaciones de alegría son exageradas. En 1902, cinco años
más tarde, el perro al que se le había llamado Sodio en recuerdo del
experimento, pereció en un accidente.

El exceso de vitalidad y de alegría señalados aquí, dice el Dr. Jacques


Jericó, se encuentra siempre en los experimentos del mismo género,
como si el organismo hubiese encontrado en el agua de mar un aporte
vital superior a su propio medio interno sustraído.

Más tarde un médico, el Dr. Tussaud, dijo que había obtenido los
mismos resultados que Quinton inyectando a un perro previamente
desangrado el simple suero fisiológico.

Examinado su informe, se ve que el animal solo había sobrevivido


dos meses en el laboratorio, y en el más extremo abatimiento, apenas
arrastrándose. Así pues, los resultados no son comparables El suero
fisiológico solo es un débil sucedáneo del agua de mar, y Quinton
aportaría más tarde las pruebas y otros tras él.

Esta vez no es Quinton quien realiza la próxima experimentación,


sino el Dr. Hallion-Carrión, miembro de la Academia de Medicina,
que, queriendo saber hasta donde se podía avanzar en esta vía
abier ta por Quinton, inyecta intravenosamente a un...

2º - Perro basset cruzado 10,4 kg. de agua de mar ( el 104 % de su


peso) en 11 horas y 40 minutos, exactamente como si se le inyectaran
a un ser humano que pesa 60 kilos, desde el medio día hasta la media
noche, 62,4 kg. de agua de mar. Excreta al final de la inyección 9,4
kg. de orina. Temperatura rectal 39,7ºc. Temperatura de la inyección
35 a 40ºc.

Una hora y diez minutos después de la inyección, la temperatura


rectal es de 39ºc. y el animal se levanta y pasea con la apariencia de
un perro normal.

A la mañana siguiente, 14 horas tras el final de la inyección,


notablemente vivo y animado, corre y salta por el laboratorio. Come
en dos veces 600 gramos de carne y bebe 100 gramos de agua. En
los días sucesivos, el perro continúa con el mismo aspecto, más vivo
que antes del experimento.

3º Perro de 5 kg. Le inyecta bruscamente una cantidad considerable de


agua de mar, de manera que no le dé tiempo al riñón para eliminarla y
transforme así al organismo en una masa de agua marina. La cantidad
de agua de mar inyectada es de 3,5 kg. en 90 minutos. Rápidamente
se produce una enorme hinchazón abdominal, quedando desfigurado
y con enlentecimiento cardiaco. La temperatura de 38,2ºc. cae a
32,5ºc. La eliminación renal disminuye. Después el reflejo córneo
desaparece.

En cuanto termina la inyección, la temperatura sube, la eliminación


renal se acelera y el reflejo córneo reaparece.

A los once días, el animal, enteramente repuesto da muestras de una


alegría y exuberancia extremas. Su peso no ha variado: ha vuelto a
los cinco kilos.

El glóbulo blanco

Quinton aborda ahora su tercer grupo de experimentos. El glóbulo


blanco fue la célula elegida y si demostraba su super vivencia en el
agua de mar, la partida estaba ganada definitivamente, pudiendo así
pasar a la terapia en humanos. Para que el experimento tenga éxito,
es preciso que el agua de mar presente una analogía perfecta con el
medio interno.

Sabemos que todas las demás células del organismo solo viven una
vida local. Los mismos glóbulos rojos, a pesar de su aparente movilidad
y ubicuidad, están limitados a un sistema vascular cerrado.

Sólo el glóbulo blanco vive esencialmente de la vida general del


organismo en contacto con cada tejido, en todas las regiones del
organismo. Pero es tan delicado que no vive en ningún medio artificial,
cualquier solución artificial determina rápidamente su muerte. Solo
los líquidos naturales del organismo lo mantienen vivo.

Ante el escepticismo de los otros científicos que no estaban muy


enterados del tema, Quinton experimenta con un pez (tenca), con un
batracio (rana), un reptil (lagar to), tres mamíferos (humano, conejo
y perro) y un ave (gallina). Recoge sangre de cada especie. Obser va
el efecto al colocar los leucocitos en contacto con una solución de
cloruro sódico, o un suero fisiológico convencional, de estos que
ponen en los Hospitales, o en contacto con agua de mar isotónica o
suero marino. Encontró y demostró que en el suero fisiológico, los
glóbulos blancos tienen una vida de dos horas, mientras que en el
suero marino viven los 21 días útiles de un glóbulo blanco.

Si el suero fisiológico que se administra a los enfermos en los


hospitales, se sustituyera por el suero marino, no sólo hidratará
nuestras células, sino que aportará a nuestro organismo todos los
minerales y oligoelementos -en su estado orgánico- que contiene el
agua del mar y que han sido identificados como indispensable para la
vida y para el buen funcionamiento y mantenimiento de la misma.

¿Acaso no tiene sentido?, ¿No saldría el enfermo del Hospital más


recuperado, más fortalecidas sus defensas, a pesar de los productos
químicos que se le administran, que todos sabemos las destruyen en
gran manera, especialmente en los enfermos de cáncer y sida.

Es hora de relacionar estos hechos y de aplicar esta analogía a la vida


cotidiana, a algo tan común como la necesidad de plasma sanguíneo
para las transfusiones.

En el resumen de los experimentos:

Tenemos que, el primer perro permite la leucocitosis, restituye las


fuerzas y recupera asombrosamente rápido los glóbulos rojos.
El segundo perro elimina 10 kg. de orina, 60 veces más de lo normal,
ya que las células renales de un perro eliminan 150 gramos de orina
en 12 horas.

Por último en el caso del glóbulo blanco, que es testigo por excelencia
del medio interno, se ha demostrado que el agua de mar sustituye
totalmente el medio interno de varios seres vivos y permite la
super vivencia de una de las células más delicadas del organismo.

Los dispensarios marinos

Cuando René Quinton descubrió el Método Marino, se le acercó mucha


gente y le pidieron que prepara escritos, para ver que aplicabilidad
tenían en la política, en la sociología, y en la filosofía científica, y él
asombrado dijo: “ ¿De qué están hablando? ¿Cómo me voy a poner
a escribir libros? Hay cosas más apremiantes que escribir libros” Eso
fue lo que contestó a los que estaban preparando la Enciclopedia
de la Universidad de París. ¿Pero qué cosas son más importantes? le
preguntó Gustave Lebón, un médico colaborador suyo. ¡Salvar vidas,
tenemos que salvar vidas! Le contestó, y cuando le preguntaron
cómo, les dijo: Pues abriendo dispensarios.

Y no dijo más. Simplemente abrió un dispensario marino en


París, y a los cuatro meses otros en Londres, Montpelier etc. y en
poco tiempo cuando se vieron los resultados tan espectaculares,
los Hospitales oficiales de París empezaron a cederle enfermos
terminales. Posteriormente fue a Norteamérica invitado por la
Sociedad Homeopática de Boston, y luego al Cairo, donde había
una alta mor tandad infantil sobre todo en la época de verano por
epidemias de cólera.

Los dispensarios marinos y los niños: El Doctor Jericó fundó en


1913 su Dispensario Marino en Lyon, dedicado a la puericultura.
Estudió durante diez años centenares de casos clínicos, demostrando
que el suero marino isotónico es útil en todo tipo de enfermedades
infantiles. En particular consiguió la curación fulgurante de los
bebés atrépsicos, (atrofia general en los primeros meses de vida) que
rechazaban todo alimento.

En menos de dos horas: El bebé después de la primera inyección


fija agua en los tejidos con avidez, con la misma facilidad que
anteriormente la dejaba escapar de su organismo. Menos de dos
horas después de la inyección de agua de mar, aparece una fisonomía
mejorada. (Ver fotografías históricas)

Millares de niños salvados con el agua de mar: En aquél tiempo estas


enfermedades eran frecuentes y a la vez terribles. Francia pasaba por
un problema de alta mor talidad infantil. Sólo la gastroenteritis de los
recién nacidos causaba en Francia unas 70.000 pequeñas víctimas
al año. El cólera infantil, lo que en líneas generales hoy se llama
toxicosis, y la atrepsia, provocaban también grandes estragos. Era
una verdadera epidemia. Los pequeños moribundos trasladados a los
dispensarios marinos pocas horas antes de morir, eran literalmente
resucitados. Y Quinton sabía ya que el método marino podía
detener esa hecatombe. Por eso le respondió a Gustave Lebón que
su preocupación eran los dispensarios marinos. El salvar vidas. Sin
embargo la asistencia Pública nunca dio un lugar al plasma marino
de Quinton entre los medicamentos oficiales, a pesar de los éxitos
incuestionables e innumerables obtenidos por la terapia marina.

Los hechos clínicos

En un hospital parisino que había abierto sus puertas al científico


René Quinton, un enfermo terminal de fiebre tifoidea, en pleno coma,
a quien se le había pronosticado su muerte inmediata, fue dejado
en manos de Quinton, quien le administró enseguida una inyección
intravenosa muy fuer te de agua de mar, a las once de la mañana.
Le dijo a las enfermeras que volvería a pasar a la seis de la tarde,
que el enfermo recobraría la conciencia, pediría de beber e incluso
un poco de alimento. Se le tomó por loco, un maniático del agua de
mar. Quinton no pudo evitar tener dudas, y temió por su prestigio si
fracasaba.
Llegada la tarde Quinton se decide a subir, abre la puerta… El
enfermo apoyado en sus almohadas ¡Iba a hablar con su enfermera!
El hombre moribundo por la mañana ya estaba salvado.

Ante este resultado, el hospital abandona a Quinton un segundo


caso desesperado: Un joven que se envenenó voluntariamente con
ácido oxálico. El agua de mar, en inyecciones intravenosas masivas,
produce el mismo milagro.

Uno de los primeros médicos que confían en Quinton le aportó una


indicación valiosa ante un caso de un enfermo de cirrosis hepática,
que había desembocado en erisipela, y que se esperaba que muriera
el mismo día. Este médico le inyectó el agua de mar, pero esta vez
no intravenosa sino por vía subcutánea y obtuvo un éxito completo,
puesto que el enfermo salió del hospital dos semanas más tarde.
Ante un resultado tan definitivo Quinton adoptó desde entonces esta
técnica mucho menos delicada.

El cáncer y el agua del mar

El Dr. Rober t Simon dedica un pasaje al cáncer en su obra aparecida


en 1907, Aplicación terapéutica del agua del mar subrayando
claramente la característica desesperada del intento.

Se trataba de una enferma con cáncer de útero generalizado en la


vagina, la vejiga y el peritoneo, sobre el cual se habían ensayado
todos los tratamientos sin mejoría alguna y que debía sucumbir hacia
la sexta semana. Al ser tratada con agua de mar durante las cinco
semanas posteriores, los dolores cesaron completamente, hasta tal
punto que la enferma dejó la morfina, volvió a comer y a dormir,
perdió su tez caquéctica y recuperó los colores. Pero a las cinco
semanas todo este milagro se desvaneció y en ocho días la enferma
moría en la fecha que habían previsto.

Rober t Simon hizo la misma obser vación en dos ocasiones y en casos


igualmente desesperados. Por esto dijo: ¿Qué sucedería cuando se
inter viniera en un cáncer incipiente?

Por otra parte cita el caso de una enferma operada de un cáncer de


mama, en plena recidiva sobre los ganglios de la axila y el cuello,
con un edema doloroso en el brazo. Gracias al tratamiento marino,
el volumen de los ganglios disminuyó, el edema de los brazos
desapareció y su estado volvió poco a poco a la normalidad.

Según Quinton ya no se trata de localizar un virus en la etiología


del cáncer, ni aferrarse a la decadencia de la célula. La vida celular
depende del medio interno, es pues en un desequilibrio del medio
interno en donde se debe descubrir el principio de la anarquía
celular.

El tratamiento prenatal

Antes de nacer, el niño está sometido a las leyes fisiológicas que


rigen nuestra especie y no a las particulares de su raza. Con más
razón, piensa Quinton, probablemente escapa a los caracteres aun
más recientes de la herencia inmediata.

Los doctores Arnulphy, Macé y Quinton habían experimentado ya


con varias mujeres encintas que habían tenido por lo menos cinco
embarazos cada una, con el 28% de alumbramientos prematuros,
el 14% de muer tes intrauterinas y el 59 % de niños muertos antes
de haber alcanzado el año de edad, por tanto transmisoras de taras
impor tantes. Pues bien, a par tir de un tratamiento prenatal por
medio de inyecciones de agua de mar, el porcentaje de incidentes en
estas mujeres cayó a cero.

El tratamiento prenatal aportaría una ayuda valiosa a las mujeres


cuyo embarazo, por diversas razones - agotamiento, desequilibrio
ner vioso, adelgazamiento y desnutrición, etc. - se presente mal.
En una época como la nuestra, a toda mujer encinta le beneficiaría
mucho un tratamiento prenatal marino, al igual que a su hijo, con la
simple ingesta de agua de mar (plasma marino).
La hiper tensión

Pero el avance y masificación de esta terapia sencilla y gratuita se


ve obstaculizado por los mitos a los que antes nos referíamos, por
ejemplo la hipertensión, supuestamente producida por el agua de
mar.

El agua de mar no produce hipertensión ya que el plasma marino


hace eliminar al riñón el doble de líquidos y de sólidos con lo que se
descarga la presión ar terial, porque al no ser cloruro sódico, sino que
es cloro por un lado y sodio por otro, este sodio estimula la bomba
renal, por lo que el riñón queda mejor con el uso del plasma marino,
lo que es muy impor tante para el hiper tenso.

La contaminación

La falsa contaminación de los mares, es la preocupación más grande


de los que se inician en el concepto de los Dispensarios Marinos. ¿Pero
cómo se puede contaminar un billón cuatrocientos mil kilómetros de
agua que hay en los mares y océanos?

Podrá haber ocasionalmente, algunas pequeñas zonas, muy


localizadas y muy pasajeras de polución, no de contaminación, y
allí, claro, no van los laboratorios ni nadie a recogerla.

Vamos a fijarnos en los jamones que los salan cubriéndolos de sal.


¿Por qué? Porque la sal detiene la proliferación bacteriana e impide
que el jamón se pudra. Si el mar está recibiendo desde hace muchos
años los deshechos químicos de las fábricas, más todos los residuos
de las cloacas de toda la humanidad, el mar tendría que ser una
gigantesca masa de agua maloliente y podrida. ¿No? ¿Y cuándo
hemos visto que sea así?

Entonces, ¿Qué está ocurriendo en el mar? ¿Qué tiene el mar para


que esto no ocurra? Sencillamente que el mar es el Mayor disolvente
natural que hay en el Planeta. Disuelve variedad de sólidos, líquidos
y gases. Es antibiótico y bactericida, destruye las bacterias nocivas
y respeta las benéficas, y por si fuera poco contiene millones de
toneladas de sales disueltas en el agua. Todo esto y la acción del
plancton y del fitoplancton que convier ten todos los productos
químicos que por tan los ríos hasta el mar y los transforman en
elementos orgánicos, es la explicación de que el mar no es una
cloaca.

Y llega el olvido.

Aquí hay un innegable misterio: Quinton estaba entonces en la


cima de su gloria y era reconocido universalmente. Ningún médico
ni biólogo ignoraba su teoría marina, aunque fuera discutida por
algunas personas. Al morir, sus dispensarios florecían, su número
no cesaba de aumentar, y funcionaban a pleno rendimiento. Pero
inexorablemente, a lo largo de los años, su recuerdo se desvaneció;
su teoría del agua de mar, medio original, se volvió la panacea
de los mercaderes de la talasoterapia. Los antibióticos, aunque se
demostraba que la mayoría tienen efectos secundarios, contrariamente
al plasma marino, se fueron imponiendo por la repetitiva actuación
de los representantes médicos, ya que había mucho dinero de por
medio. Además, la Administración nunca le prestó mucha atención a
la terapia con agua de mar, a pesar de que en el Vademecum Vidal
francés se contemplaba como medicamento, y se sufragaba por la
propia Seguridad Social.

Al mar hay que rendirle el culto físico y espiritual que se merece. Es


el acto de conciencia, de responsabilidad, de respeto y de amor de
un individuo frente al mar, y de espalda al dinero, lo que constituye
un DISPENSARIO MARINO.

Hoy en día está sucediendo el resurgir del agua del mar en su forma
de Oasis y Dispensarios Marinos, cuyo proyecto se pretende entregar
a los Gobiernos de los pueblos subdesarrollados para fomentar la
salud, la agricultura y la ganadería con agua de mar y de forma
gratuita, para luchar contra la desnutrición y la pobreza.
El agua de mar es patrimonio de la Humanidad evitemos su
comercialización. No se debe hacer negocio con el hambre y la
miseria de los demás.

Proyecto de Oasis y Dispensarios Marinos para África,


Latinoamérica y el Caribe

¿El por qué de un Oasis Marino?

* Porque es un proyecto muy barato y sencillo de acometer, puesto


que la materia prima principal es…
• Arena del desierto
• Y agua del mar,
• Más plantas halófilas como la Salicornia (44% de proteínas y 75 %
de ácidos grasos), entre otras, así como manglares para el ganado,
todo ello regado con agua de mar que apor ta la
• Sopa marina (agua de mar integral)

El agua de mar, llamada por los estudiosos del mar LA SOPA


MARINA, se compone de: agua, ácidos nucleicos, ADN en suspensión,
aminoácidos esenciales, proteínas, grasas, vitaminas, minerales
(118 elementos de la tabla periódica completa, de los cuales el 84 %
corresponde al sodio y al cloro, el 14 % al azufre, magnesio, potasio
y calcio, y el 2 % restantes son trazas agrupadas infinitesimalmente,
tan pequeñas que son del orden de -10 a la -18 rayando así en lo que
se considera homeopatía).

Asimismo contiene el fitoplancton y zooplancton, que son proteínas


puras - krill/omega3-, huevos y lar vas de peces, cadenas de carbono,
material par ticulado, diez mil millones de virus y nueve mil millones
de bacterias no patógenas (FURHMAN Y FENICAL) por cada litro
de agua de mar… y la información de los orígenes de la vida celular,
todo en un ambiente alcalino de pH 8.4. Motivos por los cuales el
agua de mar es biógena (creadora de vida) y patogenicida, (inactiva
los microbios terrestres gracias al fenómeno de la OSMOSIS) y no es
solo AGUA CON SAL como piensa casi todo el mundo.
* Porque es un proyecto novedoso que puede acabar con la
deshidratación y la desnutrición que padecen los habitantes del
Tercer Mundo.

Todos los años mueren 10 millones de personas, de ellos seis millones


son niños, según la OMS, y no se le ve principio de solución.

* Porque 900 millones de asiáticos, 350 millones de africanos y 140


millones de latinoamericanos y caribeños no tienen agua y están
deshidratados y desnutridos.

* Porque las diarreas de los lactantes, el tifus, cólera, tuberculosis,


hepatitis, tracoma, malaria, bilharzia, dracunculiasis, parasitosis por
gusanos intestinales redondos (lombrices áscaris-anquilostomas)
y planos (tenias-solitarias) son las causas de millones de casos de
anemias y de Síndromes de Inmunodeficiencia, que impide al Sistema
Inmunológico contar con los minerales esenciales imprescindibles
que aporta el agua del mar (cobre, manganeso, selenio y cinc) para
que la médula ósea fabrique los elementos formes de plaquetas,
glóbulos rojos y glóbulos blancos para la defensa de los cuerpos
moribundos de los niños del tercer mundo.
“Todas las enfermedades tienen un denominador común: LA
DESNUTRICIÓN”.

Las ayudas de las ONGs y cier tos Gobiernos demuestran no ser


suficientes ni definitivas para terminar con este genocidio.

*Y porque creemos que la solución está en formar a las personas


y dotarlas de los medios necesarios (oasis marinos) para que sean
autosuficientes, mientras, y por el momento, se sigan recibiendo las
ayudas de las ONGs, y las ayudas para difundir a nivel internacional
el “aprovechamiento de las aguas del mar”, según conclusiones de la
Carta de Zaragoza, debatido en la Expo/Zaragoza2008.

* Porque no podemos aceptar que algunas personas justifiquen esta


situación aludiendo que es necesario para el equilibrio y control
demográfico de los seres humanos. Como si se tratara del equilibrio
entre animales o insectos. ¿Qué harían ellos si tuvieran un hijo en
esa situación?

* Y porque pensamos humildemente, sin esperar nada a cambio, que


este Proyecto de Oasis y Dispensarios Marinos, es el medio con el
que se puede comenzar a dar solución a esta situación, utilizando
el AGUA DEL MAR, introduciéndola en los desiertos más o menos
cercanos al mar, y forestándolos con plantas comestibles halófilas
que toleran la salinidad para ser regadas con agua de mar.
Esto sería en principio y a grandes rasgos un Oasis Marino que
ofrecería...

SOLUCIONES dignas y nada paternalistas, que pueden acabar con


la deshidratación y desnutrición que ocasionan las diarreas y la
desmineralización, que conducen a la enfermedad y a la muerte, ya
que no en vano el AGUA DE MAR es por tadora de todos los minerales
del planeta en su forma orgánica, el mayor nutriente alcalino (con un
pH 8,4) y bio disponible que existe en el planeta Tierra.

El Premio Nobel en 1931, Otto Warburg, nos lo dejó resuelto


cuando dijo que “donde hay oxígeno y alcalinidad no puede haber
enfermedades ni cáncer”, y todas las enfermedades son ácidas.
¿Cuántos millones de vidas humanas se podían haber salvado estos
años pasados con la utilización integral del agua de mar? ¿Y cuánta
ignorancia o indiferencia no habrá para no saber que la solución está
en el agua de mar, que contiene la universalidad de lo que existe en
la Tierra. Según el Dr. Doffin, quien en 1953 dijo que “el agua de mar
es como un extracto de la tierra”.

Los Oasis Marinos son una solución para combatir el HAMBRE,


forestando y regando las tierras desérticas cercanas al mar, por
medio de la agricultura con agua de mar -llamada biosalina-, en
ocasiones dosificada, para la obtención de productos de la huerta y
de las plantas halófilas como la Salicornia, que tolera perfectamente
la salinidad del mar.
La salicornia apor ta un 44% de proteínas y el 75 % del total de
ácidos grasos, obteniéndose de sus semillas, harinas y aceites para
el consumo humano, no para bio combustibles para coches. De la
planta seca y compactada, se obtiene madera para la construcción
de viviendas.

ES UNA SOLUCION AL HAMBRE haciendo grandes piscinas


naturales de agua de mar para la obtención de pescado, camarones,
langostinos, etc. para el consumo interior y para la exportación,
como fuente de ingresos económicos.

ES UNA SOLUCION para el ganado, creando los bosques de mar,


los manglares, cuyas hojas constituyen un excelente alimento para
ellos (50% menos de colesterol), y a su vez permite la creación de
refugios vegetales para faunas animales.

UNA SOLUCIÓN a las enfermedades del ganado, si se utilizaran


las bolas de sal integral o agua de mar, en lugar de las bolas de sal
actuales (sodio y cloro), evitando así la aparición de garrapatas que
transmiten la piroplasmosis y la anaplasmosis, enfermedades que
diezman al ganado.

UNA CONTRIBUCION al enfriamiento del planeta puesto que por


cada hectárea de desier to forestado, según los expertos, se extraen
más o menos 10 toneladas de CO2, cuyo bióxido de carbono se fija
en el suelo para su enriquecimiento.

Porque la salud comienza en los suelos, pues sabemos que la


deficiencia de un solo mineral en la tierra es la causa de enfermedades
en las plantas, por ejemplo, de orugas en el maíz por falta de boro,
o de hongos en el arroz por deficiencia del cobre; lo que también
sucede en la diabetes en los humanos por falta de cromo. En los
Dispensarios marinos (humanos) y en el campo (plantas, ganado y
ambiente), hemos comprobado lo que contamos, dice el Dr. Gracia.
¿Y cuánta falta de nutrientes no habrá en los suelos desérticos que
pueden ser aportados por los nutrientes de la sopa marina (agua de
mar).

También es UNA COLABORACION a la reforestación de los desiertos


convir tiéndolos en grandes zonas verdes por medio de la Salicornia
y los manglares.

UNA SOLUCIÓN A LA EMIGRACIÓN por la gran demanda de mano


de obra nativa que se produciría generando empleo y riqueza.

Y UNA SOLUCION en definitiva que devolverá la dignidad y la alegría


de vivir a los seres humanos que pueblan el tercer mundo.

Esto es un Oasis Marino.

Y creemos humildemente que ésta sería la solución para acabar con


la pobreza y el hambre en los pobladores de desiertos más o menos
cercanos al mar.

Esta es una iniciativa que parte de la base de la pirámide y que se


espera colaboración de los que están instalados en la cúspide de la
misma.

Garcia-Donas. Oasis y Dispensarios Marinos.

pacogarciadonas@hotmail.com

www.oasisydispensariosmarinos.com
Apéndice con imágenes

Clínica Santo Domingo: Primer dispensario Marino de Nicaragua

Camión trasladando agua de mar


Bomba para cargar el agua

Manguera en el mar
Depósitos de almacenamiento

Agua pronta para despachar

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