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La dignidad humana

La dignidad, o «cualidad de digno» (del latín: dignĭtas, y que se traduce por «excelencia,
grandeza»),1 hace referencia al valor inherente al ser humano por el simple hecho de serlo, en
cuanto ser racional, dotado de libertad.2 No se trata de una cualidad otorgada por nadie, sino
consustancial al ser humano.3 No depende de ningún tipo de condicionamiento ni de diferencias
étnicas, de sexo, de condición social o cualquier otro tipo.4 Según la distinción introducida por
Millán-Puelles, esta es la dignidad ontológica, diferente a la dignidad adquirida, siendo este
último concepto similar al del honor.5

Origen de la idea de dignidad

La idea de dignidad personal nace en el origen del cristianismo.6 El hombre, al considerarse


«creado a imagen y semejanza de Dios», se considera un sujeto libre y por lo tanto responsable
de sus actos. Los conceptos de libertad y responsabilidad aparecen indisolublemente unidos al
de dignidad.6 Al ocupar un lugar central en la teología cristiana los conceptos de culpa, pecado,
expiación y perdón, y al no poder existir culpa sin libertad de elección, la libertad y la dignidad
son también ideas centrales del cristianismo.6 Antes del cristianismo existía la idea de libertad y
conceptos similares al de dignidad, como el honor, pero estos últimos se ligaban a condiciones
sociales particulares, no a todo ser humano.

Reconocimiento jurídico

A pesar de ser una idea de larga tradición, el reconocimiento jurídico de la dignidad personal no
se produjo hasta pasada la Segunda Guerra Mundial, con la Declaración Universal de Derechos
Humanos aprobada en 1948.8 El despojo sufrido por numerosos grupos de población durante la
guerra y los años anteriores a ella avivaron el reconocimiento individual en las víctimas de la
existencia de algo que no les podían robar: la libertad interior. Este reconocimiento,
experimentado por numerosas personas al mismo tiempo, generó tras la guerra un movimiento
social a favor del reconocimiento jurídico de la idea de dignidad, con la esperanza de que
episodios como los sufridos no volvieran a repetirse.9 La Declaración Universal de Derechos
Humanos invoca en su Preámbulo la «dignidad intrínseca (...) de todos los miembros de la familia
humana», para luego afirmar que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos» (artículo 1°).

Con posterioridad, el concepto de dignidad humana fue retomado por los dos pactos
internacionales de derechos humanos de 1966 y por la mayoría de los instrumentos
condenatorios de una serie de prácticas o directamente contrarias al valor esencial de la persona,
tales como la tortura, la esclavitud, las penas degradantes, las condiciones inhumanas de trabajo,
las discriminaciones de todo tipo, etc. En la actualidad, la noción de dignidad humana tiene
particular relevancia en las cuestiones de bioética.1011

Asimismo, un gran número de constituciones nacionales, sobre todo las adoptadas en la segunda
mitad del siglo XX, hacen referencia explícita al respeto de la dignidad humana como fundamento
último de los derechos enumerados y como la finalidad esencial del Estado de Derecho. En tal
sentido, se destaca la Constitución alemana de 1949, que como reacción a las atrocidades
cometidas durante el régimen nazi, establece en su artículo 1° que: «La dignidad humana es
intangible. Los poderes públicos tienen el deber de respetarla y protegerla».

La dignidad humana, contiene elementos subjetivos, que corresponden al convencimiento de


que las condiciones particulares de vida permiten alcanzar la felicidad y de elementos objetivos,
vinculados con las condiciones de vida que tiene la Persona, para obtenerla. Siendo así se
determinó a la Dignidad Humana, como un derecho fundamental.

La dignidad se basa en el reconocimiento de la persona de ser merecedora de respeto, es decir


que todos merecemos respeto sin importar cómo seamos. Al reconocer y tolerar las diferencias
de cada persona, para que ésta se sienta digna y libre, se afirma la virtud y la propia dignidad del
individuo, fundamentado en el respeto a cualquier otro ser. Se trata de una cualidad totalmente
individual, de la persona concreta.7 Se considera innata a cada persona. Ha de ser respetada por
todos, pero no es otorgada por nadie, su existencia no depende del reconocimiento. 3 A su vez,
una persona digna puede sentirse orgullosa de las consecuencias de sus actos y de quienes se
han visto afectados por ellos, o culpable, si ha causado daños inmerecidos a otros. La misma
dignidad que nos pone por encima de la naturaleza, pues podemos transformarla también en
nosotros mismos, contenerla, regularla, nos hace responsables. Un exceso de dignidad puede
fomentar el orgullo propio, pudiendo crear la sensación al individuo de tener derechos exclusivos
(privilegios).

La dignidad refuerza la personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción. Para


justificar la esclavitud se decía que el esclavo no era persona humana, sino un objeto, al igual que
judíos, gitanos y homosexuales durante el nazismo.

La dignidad es reconocida por los seres humanos sobre sí mismos, como un producto de la
racionalidad, la autonomía de la voluntad y el libre albedrío, aunque los críticos sobre esta forma
de asignar dignidad indican que existen humanos que bajo ese criterio no podrían tenerla: bebés,
niños, disminuidos psíquicos profundos, seniles, dementes, etc.

También han existido y existen personas, especialmente el movimiento por los derechos
animales, que también otorgan algún grado de dignidad a individuos de otras especies animales
por su condición de individuos con cerebro que, por lo tanto, también tienen capacidad para
sentir; no sin discusión puesto que esta asignación de dignidad también seguiría siendo un
reconocimiento puramente humano.

Conclusivamente, la dignidad humana es definida como «la categorización de las cualidades


inmanentes del Hombre»

La dignidad es el principio base, después de la vida.


La dignidad humana en El Salvador
Por Luis Enrique Contreras Reyes.

Es menester escribir sobre algo que en el presente no mucho interesa, algo que las personas en
ecos del diario vivir han escuchado en algún momento, en alguna nota periodística o parafrasear
en alguna conversación familiar. Es la dignidad humana tan pisoteada y desvalorizada en este
presente tecnológico, en el que la prisa y trivialidades de nuestra existencia, han hecho que
olvidemos ese valor agregado que poseemos como seres humanos.

Al cometer el gravísimo error de despojarnos como un simple harapo de nuestra dignidad, unos
abanicos de problemáticas sociales han germinado y se han robustecido abismalmente. Somos
testigos de cómo políticas públicas de muchos países se han enfrascado en una lucha en contra
de la maternidad, una fatal prohibición de la natalidad como si los humanos fuéramos cachorros
de alguna raza canina que se puede antojadizamente elegir quién nace, quién no, quién vive y
quién debe morir…

Es preocupante observar múltiples asesinatos diarios y que esto sea tan usual que en las noticias
se publiquen como ofertas de supermercado… realmente me embarga la tristeza al escuchar a
algunos funcionarios de nuestra clase política con una infinidad de comentarios grotescos sin
ningún tacto humano, como el vertido por nuestra flamante expresidenta de la Asamblea
Legislativa, Lorena Peña, al referirse a una niña asesinada, por la que se pedía un minuto de
silencio, una víctima más de esta vorágine de violencia como “una falta de respeto porque no se
le sabía el nombre…”.
¡Increíble! Si nuestra diputada exige el nombre de las personas fallecidas a causa de la violencia,
tendríamos que llevarle los listados diarios de todos los salvadoreños asesinados crudamente en
esta jungla llamada El Salvador.

Es vergonzoso cómo hasta la dignidad humana se ha politizado: mofarse de donativos extranjeros


solamente porque provienen del “imperio” estadounidense, criticando su calidad porque algunos
de ellos son usados. Pienso entonces que en la Asamblea Legislativa existe una tabla que mide la
caridad de las personas balanceando sus donaciones o, tal vez, la diputada en mención ha
desarrollado un mejor gusto en sus adquisiciones materiales personales.

Estimados lectores, no me gusta ser fatalista pero al ver algunas iniciativas de ley propuestas por
algunos políticos, debemos preocuparnos muchísimo, pues se sigue en la encarnizada lucha por
despenalizar el aborto, siendo también la diputada Lorena Peña una de las impulsoras.

Es irracional pregonar y abanderarse como defensores de los derechos humanos cuando se busca
violentar el derecho por antonomasia de todo ser humano, el derecho a vivir. No permitamos
que confundan las mentes de las nuevas generaciones con propaganda que habla de cuatro
causales, engañando con imágenes de familias unidas con el afán de tener un apoyo para tan
condenable hecho.
La dignidad humana se está perdiendo y luego nos preguntamos ¿por qué estamos tan mal?,
¿por qué existen personas con una conciencia tan deformada?, ¿por qué tenemos tanta miseria
humana…? debemos retomar las riendas de nuestro destino y no permitir que se nos convierta
en autómatas, siguiendo directrices que se burlan de la inteligencia humana; lineamientos que
quieren imponernos a toda costa perturbadas ideas que nos llevarán a la ruina como especie
humana.

No podemos seguir aceptando que se vulnere nuestra dignidad con perniciosos programas
televisivos, películas y comerciales que solamente buscan exacerbar nuestros instintos y
limitarnos a impulsos animales. Valoremos nuestra dignidad humana, edifiquemos y esculpamos
corazones virtuosos que nos permitan entender cómo se debe vivir este milagro llamado vida,
para discernir sabiamente los pasos a dar en este sendero y no equivocarnos en decisiones
trascendentales que definirán nuestras vidas.
Tres tipos de situaciones que atentan contra la dignidad humana

Egoísmo Ofensas
Discriminación Exclusión
Malos tratos entre personas

1. ACTITUDES CONTRA LA DIGNIDAD


Pobreza, Autoritarismo, Falta de oportunidades, desigualdad, Explotación laboral, Guerras
Inequidad en la distribución de bienes y servicios, Clima de violencia, Inseguridad, Secuestros y
otras condiciones que impiden el desarrollo personal y social.
2. CONDICIONES VIOLATORIAS DE LA DIGNIDAD
Cuando una autoridad abusa de su poder, se niega a realizar su trabajo o lo hace mal y como
resultado atenta contra la dignidad de las personas. Negar un servicio publico, abusar del poder,
reprimir, censurar y limitar de otras formas las libertades, injusticias en la aplicación de la ley.
La dignidad es una cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con
responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás.
10 ejemplos de dignidad humana, son:
1. No dejarse humillar 8. Defender a las personas siendo
2. No permitir que acaben con tu autoestima maltratadas incluyendo a la amenaza de
3. No dejar que te falten al respeto menores
4. No dejar que te golpeen 9. Ayudar a los niños si tienen un problema
5. No al maltrato a la mujer de acoso
6. Ser la toma de tus propias decisiones sin 10. En caso de infancia y adolescencia
que nadie las interrumpa informar sobre casos de bullying.
7. Ser aceptado en una comunidad con
efectos que te caracterizen
Hospital Divina Providencia
Misión y visión. Brindar atención en Cuidados Paliativos a pacientes con Cáncer y su Familia Extendida,
que provienen generalmente del Hospital Nacional Rosales y el Instituto del Cáncer, que carecen de
solvencia económica y que sufren a causa del dolor. La institución se sostiene principalmente de la Divina
Providencia y el Apoyo de los Benefactores. Nos caracterizamos por ser los únicos en ofrecer este servicio
en El Salvador..
Profundizar y Ampliar nuestros servicios atendiendo a pacientes con diferentes enfermedades incurables,
comprometiéndonos a ser una institución con personal altamente calificado en Cuidados Paliativos.

HISTORIA DE LA INSTITUCIÓN
El Hospital Divina Providencia nace de la concepción original de la religiosa Carmelita
Misionera de Santa Teresa, Hermana Luz Isabel Cuevas, quien pretendía ofrecer un lugar en
donde albergar a pacientes del Instituto del Cáncer que venían desde lejos de San Salvador a
recibir radioterapias y que, por sus limitaciones económicas, no tenían más opción que ubicarse y
dormir alrededor de las instalaciones de dicha institución. La intención de la Hermana Luz es
bendecida por la Providencia de Dios en la forma de la señora Bertha Rivas de Albiñana, quien,
además de donar el terreno en donde se establecería la obra, plantea el reto a la religiosa de crear
un hospital para atender integralmente a los pacientes con cáncer.

En un primer momento, en los primeros años luego de su fundación, el Hospital cuenta con
abundantes contribuciones y donaciones por parte de benefactores particulares, que permitió a la
institución crecer aún sin la contribución estatal ni eclesial. Esta "época de Oro" se tradujo en la
construcción de las ocho salas con las que hoy cuenta el Hospital, un edificio independiente para
la cocina, área de lavandería y una capilla consagrada también a la Divina Providencia, donde se
celebra todos los días la Santa Eucaristía.

En la década de los setenta y la de los ochenta, el elegido arzobispo de San Salvador, Monseñor
Óscar Arnulfo Romero, encuentra acogida en las religiosas, e instala en la comunidad carmelita
su casa, manteniéndose cerca de los pacientes y conviviendo fraternalmente con las hermanas.
Su asesinato el 24 de marzo de 1980, en la capilla del Hospital, provoca diversidad de reacciones
en los diferentes sectores de la sociedad. Por un lado, la capilla y la casa de Monseñor Romero se
convierten en centros de peregrinación para muchas personas; pero para otras, su asesinato y sus
denuncias son un motivo para dejar de ayudar al Hospital. Las donaciones se volvieron escasas,
y, en algunos momentos, la atención de los pacientes se volvía insostenible económicamente.
Desde entonces, y durante los primeros años de la posguerra, el Hospital Divina Providencia
padece de un letargo institucional.

A partir del año 1999, la comunidad de Carmelitas Misioneras de Santa Teresa inicia una
reevaluación de la atención brindada a los pacientes del Hospital, y se toma la decisión de
colocar al frente de la obra a la Hermana María Julia García y de contratar a un médico a tiempo
completo. El camino del Hospital vuelve a fundamentarse en la dirección y cooperación de un
seglar y una religiosa. Desde entonces, se han celebrado convenios de ayuda mutua con
diferentes instituciones y se adopta la concepción de alivio del dolor y atención espiritual como
base de su quehacer diario.

En la última década, el Hospital Divina Providencia se ha dedicado a profesionalizar y mejorar


su servicio, bajo los principios de los Cuidados Paliativos. A pesar de las limitantes, se ha
logrado atender a más doscientos pacientes nuevos cada año y brindado acompañamiento a sus
familiares. Actualmente se cuenta con médicos, equipo de enfermería, fisioterapeutas y
nutricionistas. Con el apoyo del voluntariado se brinda atención psicológica y acompañamiento
emocional a los pacientes.

El Hospital Divina Providencia agradece a sus benefactores y voluntarios por su altruismo y por
la confianza que depositan en la labor que aquí se desarrolla. Asimismo, reitera su confianza
puesta en el Dios Supremo, que le ha bendecido desde sus inicios, y que ha caminado con la
institución en los momentos difíciles; pero que, sobretodo, le ha bendecido con su Divina
Providencia.

ÁREA DE HOSPITALIZACIÓN
En el Hospital Divina Providencia, el desarrollo de las actividades destinadas a brindar la
atención a los pacientes se encuentra englobada en los cuidados paliativos, que son todas las
atenciones de orden médico y espiritual diseñadas para que el paciente acepte su enfermedad y
muera dignamente y en paz, al mismo tiempo que su familia es preparada para enfrentarse con la
pérdida. Son diferentes áreas, con sus actividades, las que permiten al Hospital brindar una
atención integral.

En primer lugar, se encuentra el Área de Hospitalización en la que los pacientes reciben la


atención de los doctores y enfermeras que tienen a su cargo su bienestar. Entre las principales
actividades en esta área se encuentran: la prescripción y aplicación de medicamentos controlados
para aliviar el dolor del paciente. Estas medicinas son conjugadas con la vigilancia médica y de
enfermería; por medio de la cual se realizan visitas diarias para constatar la evolución de la
enfermedad junto con la realización de nuevos diagnósticos y prescripciones, además de
entrevistarse con la familia del paciente para determinar las mejores formas de cooperación y la
creación de conciencia entre los parientes. Por otra parte, se cuenta con la atención espiritual
necesaria para fortalecer al paciente durante su padecimiento mediante la recepción de los
sacramentos.

El Área de Hospitalización cuenta con tres niveles de clasificación para la atención de los
pacientes, esto de acuerdo a su estado de salud y necesidades. El Nivel Uno reúne a los pacientes
que pueden desplazarse libremente y son autosuficientes, pero que necesitan de vigilancia
médica y de enfermería. En el Nivel Dos se encuentran los pacientes que sufren limitaciones
físicas causadas por su enfermedad, por lo que requieren de mayores cuidados. Finalmente, el
Nivel Tres es compuesto por los pacientes con una condición más delicada y que se encuentran
próximos a morir, por lo que la atención médica y de enfermería es más constante y compleja. Es
importante mencionar que no se puede contar con una esperanza de vida para los pacientes en los
tres niveles debido a que la mayoría de ellos regresa a sus hogares o reingresan al Hospital en
diversas ocasiones a lo largo de su padecimiento.
ÁREA DE CUIDADOS EMOCIONALES
Igual de importante es el Área de Cuidados Emocionales, cuyas actividades tienen como fin
preparar al paciente para su enfermedad. Al mismo tiempo, se busca brindar un mejor
entendimiento de lo que sufre y hacerle sentir acompañado en tan difíciles momentos. Los
cuidados emocionales son brindados por una psiquiatra profesional, quien dona su tiempo por el
bienestar de los pacientes. Además, en el Hospital se llevan a cabo diversas actividades lúdicas
como manualidades, dibujo, juegos de mesa o disfrutar de una buena película.

Área de cocina
Finalmente, se encuentra el área de cocina cuya responsabilidad es procurar la alimentación de
los pacientes durante sus tres tiempos de comida. Es importante recalcar que los pacientes
ingresados en el Hospital no tienen una dieta especial, por lo que el principal objetivo del área de
cocina es proporcionar una alimentación balanceada y saludable que al mismo tiempo sea del
agrado de los pacientes. La alimentación, al igual que todos los servicios del Hospital, es
totalmente gratuita.

Capilla divina providencia


Como un complemento de los servicios que el Hospital Divina Providencia brinda a sus
pacientes se encuentra la capilla. Ideada originalmente para ofrecer apoyo espiritual a los
pacientes del hospital, la afluencia de la capilla creció para recibir a personas ajenas al hospital
en la celebración de la Eucaristía y otros Sacramentos y actividades especiales.

La Capilla del Hospital Divina Providencia es reconocida mundialmente debido a que es el lugar
en el que Monseñor Oscar Romero fue asesinado al celebrar Misa el 24 de marzo de 1980. El
visitar esta capilla forma parte del peregrinaje que muchos realizan para conocer la vida de
Monseñor Romero.

La Capilla constituye una fuente generadora de fondos para las actividades del Hospital Divina
Providencia; al permitir la celebración de Bodas, Bautismos, Primeras Comuniones,
Confirmaciones, celebraciones de quince años y la dedicación de intensiones en la celebración de
Misa. Para realizar todas estas actividades se debe de contribuir con una ofrenda destinada a
apoyar a los pacientes del Hospital.

HORARIOS DE MISA

La Capilla del Hospital Divina Providencia invita a todos los fieles a participar de la Santa Misa
de lunes a sábado a las 5:00p.m.; y el domingo a las 9:00a.m. y 5:00p.m. Para concertar
celebraciones de Sacramentos y otras actividades especiales, así como para la dedicación de
intenciones particulares, se debe asistir a la oficina, localizada al lado de la capilla, antes de las
4:00p.m.
Hospital Divina Providencia cumple 50 años de labor

De forma gratuita, atiende a enfermos terminales que padecen de cáncer con


ayuda de benefactores

Foto Por Cortesía Feb 03, 2016- 21:00

Al caminar por los pasillos de las salas del Hospital Divina Providencia, en donde yacen
pacientes con cáncer en su etapa terminal, se aprecia el amor y la atención esmerada con la que
son atendidos por el personal médico de la institución.

Son 50 años los que celebró el hospital, cuya misión es dar cuidados paliativos a los pacientes
que sufren dicha enfermedad.

La hermana María Julia García, directora general del hospital, informó que la atención ya se
amplió incluso a pacientes del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), del Hospital
Rosales, así como de otras instituciones del sistema nacional de salud.

García dijo que actualmente cuentan con 70 camas habilitadas, con un promedio de 50 a 60
pacientes atendidos mensualmente.

“Nos hemos sostenido por 50 años, gracias a la generosidad de las personas que nos apoyan”,
declaró.

Detalló que cuentan con 18 enfermeras, cinco médicos y voluntariado en sicología, terapia
respiratoria, fisioterapia y terapia ocupacional

Una larga historia

“Quiero agradecer a Dios por su gran misericordia, manifestada durante estos años de trabajo en
este lugar. Con los cuidados paliativos, hemos brindado calidad de vida en la terminalidad;
hemos servido de apoyo a familias que sufren al lado del enfermo, hemos sufrido y llorado con
ellos”, agregó la directora general.

La construcción del hospital inició en 1965 y fue terminada 1969.

La bendición de la colocación de la primera piedra estuvo a cargo del entonces Arzobispo de San
Salvador, monseñor Luis Chávez y González, el 25 de julio de 1965.

Inicialmente fue construido para albergar a los pacientes y sus familiares que eran originarios de
departamentos del interior del país y que acudían a tratamientos en el Instituto del Cáncer en la
capital.

Posteriormente, el sanatorio amplió su labor a los pacientes con cáncer terminal de los hospitales
nacionales.
A partir de entonces se ha encargado de ser un aliciente para los pacientes y las familias que
sufren con la enfermedad, en su fase terminal.

En el terreno del centro médico, también se encuentra la Capilla Divina Providencia, la cual fue
edificada para alivio espiritual de los pacientes. Hoy está abierta al público.

Para ayudar
El Hospital Divina Providencia sobrevive con las donaciones y la ayuda de los voluntarios.

La entidad informó que las ofrendas económicas son recibidas en las oficinas administrativas
del nosocomio ubicado en la calle Toluca y Avenida Rocío, en la Colonia Miramonte de San
Salvador.

Asimismo, se pueden realizar depósitos a la cuenta número 126001859-4, del Banco Agrícola.

De igual manera, el hospital acepta donaciones de alimentos de canasta básica, ya que a los
pacientes se les entregan los tres tiempos de comida.

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