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El fracaso escolar es un tema que crea gran discusión en el momento que nos centramos

en buscar culpables a esta situación. A menudo los profesores son los principales
culpables, reciben las críticas en primera línea de fuego. A la vez, ellos culpan a las políticas
educativas de las cifras negativas de nuestro sistema escolar y denuncian los pocos
recursos con los que deben trabajar. Además, en ocasiones las familias también son
señaladas por su poco interés e implicación en el proceso de aprendizaje de sus hijos.

Podríamos pasarnos horas buscando los culpables verdaderos del fracaso escolar pero, es
mucho más provechoso, necesario e importante investigarlo pero, no para conocer sino
para aportar soluciones para acabar con él, es por eso que nuestra investigación es
novedosa porque, nosotros mediante nuestra investigación pensamos dar soluciones para
nuestro entorno.

Nuestra investigación es necesaria para demostrar que el fracaso escolar no es siempre


culpa de los estudiantes. En demasiadas ocasiones, se cree que el fracaso escolar es por
culpa de los alumnos, que no quieren estudiar, que no les gusta las clases o que algunos
están en esa edad “en la que pasan de todo” y no se les puede decir nada.

Hay profesores y maestros que están muy motivados y desempeñan adecuadamente su


trabajo. Sin embargo, sigue habiendo altas tasas de fracaso escolar. Y en el caso de los
alumnos que suspenden, que no se interesan por los estudios, deberíamos mirar más allá
de la típica frase “no quiere estudiar”.

Deberíamos preguntarnos: ¿por qué no quiere estudiar? ¿por qué está poco motivado?
¿tiene algún problema en clase? ¿quizás con su familia? ¿está preocupado por algo y por
eso no se concentra? ¿podría tener alguna dificultad de aprendizaje? ¿o altas capacidades?
En ocasiones, estas preguntas no tienen ni la menor relevancia y es más fácil juzgar y decir:
“pues no le da la gana estudiar” o “su profesor no es demasiado bueno”. La necesidad de
acabar con estas ideas es la que llevó a esta investigación.

La importancia de nuestra investigación es hacer hincapié en que el fracaso escolar va


mucho más allá de no querer estudiar. Puede haber muchas causas que provoquen en el
alumno un desinterés habitual por los estudios. Y ese desinterés, habría que analizarlo, ver
de dónde viene, las causas y ponerse de acuerdo para aportar las mejores soluciones para
poner fin al fracaso escolar.

En conclusión, culpar al personal docente, culpar a las familias y culpar a los estudiantes es
un poco sinsentido. Hay que mirar más allá, abrir los ojos, explorar y analizar las causas. Y
sobre todo, no etiquetar al personal docente como “incompetente” y a los alumnos como
“vagos”. En vez de buscar culpables deberías de aporta soluciones y es en este
pensamiento es que nuestra investigación tiene inicio.

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