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Quiero arrancar agradeciendo, como lo hemos escuchado tanto en estos días y creo que es

hermoso que estemos intercambiando tantos agradecimientos en un lugar lleno de placas que
dicen gracias. Esas gracias están en una entidad de la que siempre estamos sospechando su
veracidad. Y sin embargo estas fueron tan cotidianas, tan cercanas, tan tangibles: me parece
genial. Me parece un éxito que hayamos podido convivir sin mayores inconvenientes entre
distintos grupos: los bailarines, los actores y los diez dramaturgos. Han sido experiencias
muy distintas Las motivaciones eran distintas, supongo, para la gente que venía. Pero para
nosotros es una sola: tomar contacto. Es un objetivo porque el tema que estamos planteando
en esta fiesta lo pide. Estamos pretendiendo hablar de una cuestión de la que no se sabe
mucho desde el punto de vista de la historia y sin embargo se percibe muchísimo, se siente.

Les quiero contar mi experiencia en relación también a mis miedos: el proceso es largo,
llevamos muchos meses de trabajo en relación a la Difunta Correa. En las dos últimas
semanas se ha tratado de trabajar en relación a la gente del lugar, no solo los chicos que se
han sumado genialmente a esta última instancia, sino también con muchos de sus padres.
Venimos trabajando en capacitaciones turísticas y ellos están enseñándole a los guías
turísticos profesionales como contar la historia de La Difunta a los turistas. A su vez están
preparándose para ser los primeros guías que ofrecen ese servicio y vivir de eso así como
también otros emprendimientos culturales: paseos en bicicleta, salir a hacer una fogata y
todas las cosas geniales que nos gusta hacer acá. Que, ¿por qué no puede ser el trabajo para
le gente de vallecito?

Hay mucho por hacer, yo lo pienso como una réplica de la sociedad. El espacio rural es una
réplica en donde nosotros vivimos en una pequeña escala. Entonces se pueden ver un poco
más claros los flujos de las energías, los modos de organizarse, las pequeñas obstrucciones
del poder, los miedos. Y que de alguna manera hayamos transitado el espacio con una
convivencia provechosa para todos es un… Mi miedo más grande era que hoy, al estar en
un contexto más claro con los promesantes que vienen a La Difunta nos tildaran de raros,
de locos y de ofensivos. En eso me he quedado pensando mucho después, tratando de
controlar la taquicardia. Porque tengo tanto ese miedo y tiene que ver con que estamos
contando la historia no contada, estamos contando la historia de las mujeres en gran
medida, de los que no figuran en los libros de historia y por ahí no figuran en los relatos
oficiales. En el noticiero no va a aparecer nada de esto. Probablemente les cueste
reconstruir la experiencia para contárselas a sus seres queridos. Pero a nosotros nos ha
pasado algo enorme.

Desde ese lugar estamos orgullosos y creo que la clave está en este mito, en esta leyenda de
la fe y del amor, que siempre cuesta definirlo y si lo hubiéramos definido ya, lo hubiera
vendido alguna maquinaria capitalista. Pero la clave de porque todo ha salido bien en este
lugar tiene que ver con eso, con lo que mueve a la gente y también con lo que genera esa
actitud en relación a los otros. En la media que haya una de actitud de compasión, de
identificación con el otro, pasan cosas buenas.

Hace unos seis meses lanzamos una campaña, también a ciegas, que se llama Historias de
fe para que la gente cuente sus testimonios en relación La difunta en cada departamento y
también acá. Las urnas de acá son las primeras que abrimos. Y les quería contar que a pesar
de que yo vengo pensando ese material hace mucho, cuando dijeron sus propias historias de
fe y de su “no fe”. Decir cualquier cosa es siempre intentar crear un puente. No veo
ninguna reacción negativa en eso. Fue muy emotivo. Le contaba a Tania también que
quebrado al final, cuando terminaron de bailar. Me produjo una cosa muy muy grande
escuchar la plegaria de las personas que las pudieron hacer. Cuando han bailado, he podido
ver las plegarias de esos bailarines, de los chicos que han bailado algunos por primera vez,
otros por segunda o tercera y siento de nuevo que ahí está la clave. En el momento en que
uno puede abrir su corazón y bajar las armas y dejar que el otro lo penetre, es lo más.

Así que les agradezco una vez más que hayamos bajado las armas. Espero que sea La
Difunta como lugar lo que nos haya enseñado y que de ahora en adelante nos manejemos
más amorosamente. Y Gracias a cada una de las personas que lo ha hecho posible que es
realmente muchísima. A pesar de que Tania y Noe, especialmente aquí, han sido clave,
también en la ciudad están haciendo expedientes para que esto sea posible. Y también hay
que decir que esto es una especie de milagro administrativo, porque también surge de los
impuestos de los sanjuaninos. Creo que la responsabilidad es que cuando uno recibe o ha
recibido la confianza, como se ha confiado en ustedes para venir a vivir esta experiencia,
que sepan ser depositarios de esa inversión. Confianza en ese sentido. La idea es que vivan
algo trascendental y espero que haya sido así.

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