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ARTÍCULO II.

- PRINCIPIO DE LEGALIDAD

La legalidad es el principio más importante del código penal, que quiere decir: No hay delito ni pena
sin ley (1), que solo se considera delito al hecho y solo se puede aplicar una sanción penal respecto
a ese hecho si este está establecido previamente en la ley.
El principio de legalidad encuentra su respaldo constitucional en el artículo 2° inciso 24, literal d) de la
Constitución Política.
Este principio establece que nadie deberá ser juzgado por algún acto que no esté establecido como
delito en la ley, ni ser sometido a penas injustas que no estén contemplados en la ley vigente.
Este principio cumple la función de evitar el poder arbitrario del estado ante la sociedad, ya que la
única fuente del derecho penal es la ley.
El principio de legalidad también se encuentra contemplado en los convenios y declaraciones más
importantes tales como la declaración de los derechos humanos, El convenio europeo para protección
de los derechos humanos entre otros.
De modo que el principio de legalidad se constituye como el más importante y principal límite frente al
poder punitivo del Estado, pues éste sólo podrá aplicar la pena a las conductas que previamente se
encuentren definidas como delito por la ley penal. Por ello, el principio de legalidad es pues una
garantía para las personas, por cuanto sólo podrán verse afectadas en sus derechos fundamentales
cuando sus conductas se encuentren prohibidas previamente por la ley.

ARTÍCULO III.- PRINCIPIO DE PROHIBICION DE LA ANALOGIA

Villavicencio (2) manifiesta que: “la analogía puede ser entendida como el proceso por el cual son
resueltos los casos no previstos por la ley, extendiéndoles a ellos las disposiciones previstas para
casos semejantes (analogía leges) o están deducidos de los principios generales del derecho
(analogías juris)”.
En la legislación peruana, se prohíbe la aplicación de la ley por analogía, es decir, no se podrá aplicar
a un caso que no está contemplado o estipulado en la ley o una norma que no le corresponde, del
mismo modo el principio de analogía está contemplada y sustentada de manera constitucional en el
artículo 139º, inc. 9 de la Constitución Política del Perú, donde manifiesta que el principio nos da
a conocer que la analogía se puede aplicar en la ley penal y en las normas que restringen derechos
en cambio la analogía puede ser utilizada en la administración de justicia civil. Para resolver
situaciones conflictivas no específicamente previstas en la ley.
En conclusión, en materia penal no se aplica la analogía porque en cada delito cometido se da un
hecho particular es decir que la sanción no puede ser similar porque se da de acuerdo al delito ya sea
grave o leve.
ARTÍCULO IV.- PRINCIPIO DE LESIVIDAD

Este principio prevé que la pena, necesariamente, precisa de la lesión o puesta en peligro de bienes
jurídicos tutelados por la ley.
Definimos el bien jurídico como aquellos intereses sociales que por su notable importancia para el
desarrollo personal y para el desenvolvimiento de la sociedad en general son merecedores de
resguardo y protección a través de las normas jurídicas que componen el Derecho penal. Por ejemplo:
la vida, la libertad, entre otros
A través de este principio controlamos la función de la creación de nuevos delitos, obligando al
legislador a definir el bien jurídico que se quiere proteger a través de la ley penal. Partiendo de esto,
su importancia radica en que la protección del bien jurídico es la razón que legitima la intervención
penal.
En ese sentido a nivel de nuestra legislación no hay delito sin que exista una afectación o daño a un
determinado bien jurídico, es decir, no hay hecho punible si es que un bien jurídico no ha sido
vulnerado o puesto en peligro.

ARTÍCULO V.- GARANTÍA JURISDICCIONAL


El código penal establece que las penas y medidas de seguridad sólo pueden ser aplicadas por un
órgano jurisdiccional y competente (juez ), sólo el Juez competente puede imponer penas o medidas
de seguridad; y no puede hacerlo sino en la forma establecida en la ley.

Este principio constituye una garantía de la persona a ser juzgado por un Juez competente
y respetando el debido proceso.

ARTÍCULO VI.- PRINCIPIO DE GARANTIA DE EJECUCION

El Derecho Penal expresa la prohibición de cualquier otra forma de ejecución de una pena que ese
encuentra fuera del margen de la ley o los reglamentos que la desarrollen. Así, mientras el principio
de legalidad exige que nadie podrá ser sancionado o penado si es que su comportamiento no se
encuentra constituido como un delito o falta en el ordenamiento jurídico al momento de su realización,
el principio de garantía de ejecución exige toda pena tiene que ser cumplida, ejecutada y aplicada
única y exclusivamente de acuerdo a lo dictado por la ley.

en todo caso, la legalidad de la ejecución o el cumplimiento de la ejecución legal de una pena, por la
afectación de los derechos fundamentales que implica, debe ser "controlada" o "supervisada" por el
órgano jurisdiccional competente (juez penal, Sala penal, etc.)
ARTÍCULO VII.- RESPONSABILIDAD PENAL

La culpabilidad puede ser entendida desde dos sentidos: en sentido amplio, expresa el conjunto de
presupuestos que permiten “culpar” a alguien por el evento que motiva la pena: tales presupuestos
afectan a todos los requisitos del concepto de delito; en sentido estricto, se refiere sólo a una parte de
tales presupuestos del delito, es decir, a los que condicionan la posibilidad de atribuir un hecho
antijurídico a su autor. Este principio tiene su soporte en que la sanción jurídica se corresponde con la
reprochabilidad social al autor del hecho, quien en base a su libre albedrío y a su conocimiento realiza
una conducta no adecuada al ordenamiento jurídico vigente.

ARTÍCULO VIII.- PROPORCIONALIDAD DE LA PENA

De acuerdo a este principio, La pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho. La medida
de seguridad sólo puede ser ordenada por intereses públicos predominantes.

Este principio señala que entre el delito cometido y la pena impuesta debe de existir una proporción.
Este principio a la vez regula que para la imposición de la pena debe cumplirse con dos requisitos
fundamentales:

 Primero, que el delito haya sido cometido con dolo o culpa, de esta forma se excluyen aquellos
delitos que son cometidos por hecho fortuito.

 Segundo, que se establezca la culpabilidad del autor y que además reúna los requisitos
indispensables para que se pueda iniciar un proceso penal.

ARTÍCULO VIII.- FINES DE LA PENA Y MEDIDAS DE SEGURIDAD


La pena se justifica por su necesidad como medio de represión indispensable para mantener las
condiciones de vida fundamentales para la convivencia de personas en una comunidad. Sin la pena
la convivencia humana en la sociedad actual sería imposible. Su justificación no es, por consiguiente,
una cuestión religiosa ni filosófica, sino una amarga necesidad.

En el campo del derecho penal, culminado un proceso, hay dos alternativas: La primera y más común
es imponer una pena y, la segunda, es la aplicación de una medida de seguridad.

El tema de las medidas de Seguridad se relaciona de manera directa con la Imputabilidad. Nuestro
Código Penal parte de la presunción de que todas las personas son imputables, pero ha establecido
ciertos casos de inimputabilidad, los cuales se encuentran en el Art. 20° num. 1: la anomalía psíquica,
grave alteración de la conciencia y alteraciones en la percepción; y Art. 20º num. 2: el sujeto menor
de 18 años es ininputable. Cuando el sujeto está incurso en alguna de estas situaciones en forma
parcial, es considerado como un inimputable relativo o disminuido.
Las medidas de seguridad son tratamientos que se brindan a los sujetos cuando están dentro de
alguno de los supuestos del Art.20° num.1 -inimputabilidad total o relativa-, y tiene como fundamento
evitar que estas personas consideradas como peligrosas, cometan nuevos delitos.

(1) Feuerbach “Nullum crimen, nullu poena, sine lege”


(2) VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Derecho Penal. Parte General. Editora Jurídica Grigley.
Lima, 2006. P. 90.

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