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Guevara
De la vida sencilla
Notas sobre el pensamiento de Séneca
De la vida sencilla
Notas sobre el pensamiento de Séneca
Gastón H. Guevara
Ediciones
Cor ad cor
Introducción
1
Diálogos. Altaya, Barcelona, 1993.
contradicciones entre lo que dice y hace, es
un llamado de atención y una exhortación a
cambiar de vida, a hacer radicar la felicidad
en la grandeza del alma y no en las
posesiones materiales perecederas.
4
Ibídem, p. 228. Para él, vulgo es todo aquel que se
deja llevar por la vana opinión sea quien fuere (Nota
nuestra).
5
Cfr. Ibídem, p. 234.
términos generales, no es la virtud el
horizonte del hombre actual. Donde el
sensualismo y el hedonismo sin tapujo son
moneda corriente, donde lo externo y
pasajero es más importante que uno mismo.
Donde se prefieren los placeres del vientre a
los bienes del alma, la virtud no tiene lugar.
Es más, a los bienes del alma se los hace
acreedores de vituperios y a los placeres del
vientre se les ofrece aplausos y encomios,
dándoles el título de sabiduría y mostrando
lo que debería ocultarse. A estos personajes
podría sentenciar Séneca diciendo: “Tú te
entregas al placer, yo lo controlo, tú lo consideras
el sumo bien, yo ni siquiera bien; tú lo haces todo
en función del placer, yo nada”.6
6
Ibídem, p. 237.
El pensador de Córdoba no reniega del
placer, pero le da el lugar que merece, lo
coloca en un plano secundario, si llega, bien,
si no llega, no se inmuta por ello; el hombre
virtuoso, el sabio, es su moderador. En tanto
aquellos que por principio eligieron el placer
como la vida buena no lo tienen en sus
manos, sino ellos en las del placer.7 Esto es
lo que sucede hoy: una sociedad dominada
por el placer. El hombre se cree poseedor de
las cosas y en realidad es todo lo contrario,
hay un vacío moral y espiritual significativo
que se quiere llenar con los bienes del
cuerpo, el problema es que estos bienes no
sacian y siempre se busca y se desea más y
más, terminado en la desesperación o al
menos en la esclavitud del hombre a lo que
7
Cfr. Ibídem, p. 242.
podríamos dominar “tiranía de las cosas o el
dinero”.
8
Ibídem, p. 244.
9
Ibídem, p. 234.
“La virtud es algo íntimo, elevado y propio de
reyes, invencible, infatigable; el placer es de baja
extracción, propio de esclavos, sin energías,
perecedero; su puesto, su domicilio, son los
prostíbulos, y las tabernas. La virtud la
encontrarás en el templo, en el foro en el
senado, en pie ante las murallas, cubierta de
polvo, acalorada, con las manos encallecidas; el
placer se oculta con enorme frecuencia,
intentando acogerse a las tinieblas, en torno a
los baños, los gimnasios y los lugares que temen
a los vigilantes, blando, sin nervios, empapado
en vino y perfumes, pálido o lleno de cosméticos
y rebozado en mejunjes. El sumo bien es
inmortal, no puede abandonar, no se sacia ni se
arrepiente. En efecto, la mente recta nunca
cambia, ni se toma odio a sí misma, ni se altera
en nada, siendo como es la mejor. En cambio, el
placer se extingue en el momento que más
complace; no tiene mucha capacidad, de modo
que se colma rápidamente, se convierte en
hastío y languidece después del primer impulso.
[…] y ya cuando comienza está contemplando su
fin”.
10
Fuerza u orden que lleva a actuar de un modo
determinado. Ley natural.
“no se fija en qué consideran lo hombres
vergonzoso o triste, no marcha por donde el
pueblo, sino que, tal como los astros avanzan
por un camino opuesto al del universo, así él va
enfrentando a la opinión de todos”.11
11
SÉNECA, L. Sobre la fortaleza del sabio. En: op. cit.,
p. 51.
12
Ibídem, p. 52.
Parece no haber duda de que el hombre
pueda elevarse por encima de lo humano.
Conclusión
14
SÉNECA, L. Sobre el ocio. En: op. cit., p. 44.
San Luis, Argentina
24 de mayo de 2018