Comentario a La integración entre derecho nacional y derecho consuetudinario en
América Latina de Wolfgang Gabbert
Oscar Gracia Landaeta 1.- Síntesis y principales ideas El texto plantea un acercamiento integral a un tema muy complejo dentro de la consideración de la interculturalidad: la cuestión del pluralismo jurídico. Poco a poco, el autor va desacralizando determinadas comprensiones que a su juicio han marcado el debate en este ámbito, aunque lo han hecho sin una consideración meticulosa de los aspectos antropológicos del problema. Así, el intento de Gabbert apunta hacia una revisión crítica de ideas que muchas veces se dan por supuestas en la consideración jurídica pero que pueden ser ampliadas o cuestionadas desde la óptica de la antropología. En primera instancia Gabbert indica los tres puntos que, a su criterio, han colocado en la escena central del debate contemporáneo la cuestión del pluralismo jurídico: La intensificación de las relaciones políticas, económicas y culturales mundiales, la propagación de los derechos de las minorías en el derecho internacional, y, finalmente, la crítica generalizada al rol centralizador y dominante del Estado nacional. Estos tres elementos van definiendo “ideológicamente” a la par los modos y energías centrales de las reflexiones actuales acerca del pluralismo jurídico. Sin embargo, por tratarse de motivos políticos o francamente ideológicos, la consistencia de las argumentaciones en torno a la pluralidad de sistemas jurídicos deja mucho que desear. Así, se señalan algunos elementos problemáticos: - La fragmentación política: Muchas veces, y en torno a una concepción simplificada del conflicto entre Occidente y los pueblos indígenas, se ha tendido a adquirir una imagen caricatural acerca de la consistencia interna de los grupos indígenas. Así, se los piensa como espacios marcados por la homogeneidad, la consistencia y la convergencia de elementos. Esta es, a todas luces, una visión errónea que vulnera la complejidad real de estos sectores en los que, en muchas ocasiones, prima también el conflicto, la ambigüedad y la inconsistencia interna. Todas estas posibilidades deben ser consideradas. - La heterogeneidad cultural: En el mismo plano, se ha considerado que los grupos indígenas son culturalmente homogéneos. Sin embargo, es evidente que existen diferenciaciones radicales no solo entre colectividades indígenas sino también al interior de las mismas. Según Gabbert, el elemento de heterogeneidad y problematicidad debe ser incorporado al tratamiento de las culturas no occidentales. - El derecho y la estructura social: Entendiendo que en Occidente el derecho es un ámbito específico separado de las otras estructuras sociales e institucionales, se ha tendido a representar los “sistemas jurídicos” de las colectividades no indígenas a partir de esos modelos. Nada puede ser más errado. En muchos casos, los pueblos indígenas tienen sistemas jurídicos plenamente encadenados a prácticas, mentalidades y condicionamientos sociales que redefinen el carácter de “lo jurídico”. Esta es una complejidad que también debe ser pensada a propósito del pluralismo jurídico. Para el autor esta serie de especificidades constituye un marco a partir de cuya consideración debe la reflexión aproximarse al estudio de las relaciones entre el derecho nacional y el consuetudinario. Este último, debe ser entendido, no tiene la coherencia o “simplicidad” del derecho nacional y por eso una consideración antropológica de sus variaciones especificas y de sus sentidos esenciales debe ser lograda. 2.- Contribución del texto a la consideración del multiculturalismo y las políticas de identidad en América Latina El texto nos permite una reflexión compleja acerca de uno de los temas que más fuerza ha cobrado en las últimas décadas. La cuestión del pluralismo jurídico fue, por ejemplo, una de las cuestiones más ampliamente debatidas en torno a la nueva constitución política del Estado en Bolivia. Ahora bien, es evidente que en tal circunstancia primó en muchas ocasiones el debate apresurado y fundamentalmente ideológico en torno a cuestiones que debían haber sido materia de una reflexión antropológica. Así, es evidente que incluso hasta el día de hoy se ha establecido una consideración oficial simplificada acerca de las características de los pueblos indígenas. De cualquier forma, es importante llegar a des-idealizar los conceptos que nos permiten pensar la otredad de las colectividades no occidentales y el terreno del pluralismo jurídico es un espacio especialmente fértil para visualizar los conflictos y problemas específicos que afectan a las culturas indígenas y a los pueblos no occidentales en América Latina. 3.- Aportación personal y comentarios Me parece que el texto señala con mucha puntualidad cuáles son los problemas que existen en la teorización del “otro” para la formulación de las reflexiones jurídicas. Esto es, a mi entender, producto de que el tema de la interculturalidad se ha visto en nuestro continente profundamente afectado del “calor” que le impone el conflicto político de las colectividades no occidentales. Así, en una visión maniquea en la que se tiende a satanizar por completo el influjo occidental, se ha promovido también una peligrosa idealización de los sujetos indígenas. Tal tendencia es riesgosa especialmente porque idealizar es también un modo de apropiarse de la otredad y de reducirla a una imagen caricatural. En todo caso, el sujeto indígena debe ser entendido en toda su complejidad, a partir de una aproximación empírica que de cuenta de las fisuras, las contradicciones y las distintas problemáticas que demarcan, transversalmente, la existencia de estos grupos y colectividades. La antropología tiene, en este sentido, un llamado importante a desmitificar las concepciones de otras disciplinas, promoviendo un crecimiento del conocimiento real acerca de las características de los grupos no occidentales. Solo de esta forma puede aspirarse a ampliar productivamente el debate en torno a las diferentes formas de pluralismo: jurídico, político y cultural.