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La lucha del hombre contra la violencia doméstica.

Antecedentes.

En México Siller, Trujano y Ruíz (2012) presentaron “Estudio sobre violencia


Doméstica en el DF: Resultados preliminares”. Mediante la aplicación de encuestas a una
muestra de 400 parejas que abarco la actual Ciudad de México se midió la frecuencia
global de violencia domestica que hombres y mujeres ejercen, misma que es de 12.7%
para los varones y 12.9% para las mujeres, mientras que la frecuencia que reportaron
recibir es 13.9% los hombres y 16.6% las mujeres. Se analizó también que tanto hombres
como mujeres reportan ejercer menos violencia de la que sus parejas reportan recibir,
especialmente la violencia que reciben los varones es mayor en contraste a lo que las
mujeres señalan ejercer.
La Secretaría de Salud junto con el Instituto Nacional de Salud Pública llevaron a cabo en
el año 2002 la primera Encuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres (ENVIM) entre
usuarias de servicios de salud pública, en la que se incluyó un cuestionario voluntario
para todo el equipo de salud, que respondieron un total de 2.638 trabajadores. El 22%
opinó que la violencia en la familia era un problema privado y que al personal de salud no
le correspondía intervenir en esos casos. Es importante señalar que 10,8% de los
hombres y 16,9% de las mujeres que contestaron esta encuesta declaró ser víctima de
violencia por parte de su pareja y que 12,2% de los hombres y 9,7% de las mujeres, que
contestaron, había sido agresor(a) de su pareja.

En Colombia, la revista Vanguardia Psicológica publicó una investigación sobre violencia


llamada “Los hombres también sufren. Estudio cualitativo de la violencia de la mujer hacia
el hombre en el contexto de pareja” (2013) dónde se analizaron los testimonios de seis
hombres víctimas de violencia conyugal en una entrevista en la que se presentaron
imágenes de violencia de la mujer hacia el hombre. Los resultados arrojaron que las
mujeres utilizan violencia verbal para exigirles a sus parejas que se comporten de acuerdo
al modelo hegemónico de “hombre”, cuestionando su masculinidad.

En España, Alvarez-Deca (2009) publicó el resultado de 58 estudios de violencia. En


nueve de estos, encontró que lo más frecuente son los niveles similares de agresiones no
reciprocas o unilaterales, es decir, se generan por uno de los miembros de la pareja y
como conclusión, en 49 de los 58 estudios la violencia es cruzada. Adicionalmente, el
autor señala que la mayor parte de estas investigaciones mostraron que la mujer es la
principal iniciadora de las agresiones físicas en la pareja, esto no minimiza el hecho de
que la violencia en la pareja es un fenómeno relacional.

En este mismo país se reformo en el año 2009 la “Ley de protección integral en contra de
la violencia de Genero”. La ley establece una diferencia entre “violencia doméstica” y
“violencia de género”. Mientras que la primera es violencia que sucede en un área
doméstica, la segunda es violencia por sexismo, pero el problema reside en que según
esta ley; la violencia de género solo puede ser cometida por varones. Miles de hombres
son encarcelados cada año por una simple denuncia. Es lo que en Derecho se denomina
derecho de autor: “Se te condena por ser hombre, no por los hechos cometidos. Y si se
demuestra que ella ha denunciado falsamente, no pasa nada”. Bravo, G. (2010).

En EU, de 1990 a la fecha, el número de mujeres que han protagonizado hechos violentos
se ha incrementado de manera alarmante. La cifra de mujeres demandadas y
condenadas por delitos graves ha aumentado el doble que la de los varones. Partiendo de
esto muchas quejas de los hombres aseveran que la probabilidad de una sentencia
condenatoria es mucho mayor para el género masculino que para el femenino, pues ellos
reciben condenas más largas y se enfrentan a mayores obstáculos para gozar de
atenuantes o de prerrogativas como la libertad condicional que ellas podrían obtener.

Bases teóricas.

La CNDH en México, comparte en su biblioteca digital un documento acerca de la


violencia familiar donde cita: “la violencia familiar es un acto de poder u omisión
intencional, dirigido a dominar, someter, controlar o agredir física, verbal, psicoemocional
o sexualmente a cualquier integrante de la familia, dentro o fuera del domicilio familiar, por
quien tenga o haya tenido algún parentesco por afinidad, civil, matrimonio, concubinato o
a partir de una relación de hecho y que tenga por efecto causar un daño.” Es decir que al
referirse a “cualquier integrante de la familia” el varón no tiene entonces que ser siempre
el victimario.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Declaración Universal de


Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y otros
tratados internacionales suscritos por México, reconocen que todo integrante de la familia
tiene derecho a:

 Que se respete su integridad física: que no se le produzcan lesiones de ningún


tipo, por leves que parezcan.
 Que se respeten sus propiedades, su intimidad y su tiempo de trabajo, de
diversión y de esparcimiento.
 Que se le escuche y se le trate con el mismo respeto que a cualquier otro
integrante de la familia, atendiendo a las necesidades especiales que implique su
condición (de mujer, niña, niño, adolescente, joven, persona adulta mayor o
persona con alguna discapacidad).
 Decidir libremente sobre su sexualidad; realizar actividades educativas que
contribuyan a su desarrollo personal; dedicarse al trabajo lícito que prefieran.
 Manifestar sus ideas, opiniones y gustos en público o en privado, en forma oral o
escrita, sin que se les humille, ridiculice o calle violentamente.
La ONU definió en 1995 la violencia de género como “todo acto de violencia sexista que
tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psíquico, incluidos las
amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida
pública o privada. Dado el concepto anterior definimos entonces la violencia como el uso
intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una
comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como
consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte.
Tanto mujeres como hombres tienen derecho a igual consideración, respeto y autoridad
en la familia, a vivir sin violencia y a participar en la toma de decisiones relacionadas con
el grupo familiar.

Según el INEGI entre los principales motivos por las cuales los hombres no denuncian ser
víctimas de violencia doméstica se pueden destacar los siguientes:

 Sentirse avergonzado: Cuando se produce la violencia contra el hombre,


generalmente ésta suele ser vista con risas entre las demás personas.
 Falta de credibilidad. Generalmente la policía no suele creer a los hombres
maltratados, o en caso de hacerlo, los abusos son minimizados.
 Negación del problema. Esto es común en los dos géneros, independientemente
de la parte que sea maltratada.
 En el caso de hombres homosexuales existe el temor a tener que reconocer
públicamente su identidad sexual, pues un alto porcentaje lo oculta de sus
familiares, principalmente.

Ciertamente, pensamos que los hombres deben enfrentar aún mayores dificultades

para que se les escuche, se les crea y se les apoye. Los testimonios que

conocemos así lo confirman, y las observaciones de los psicólogos apuntan a que

la violencia en contra de ellos sigue el mismo patrón que la ejercida contra las

mujeres: algunas esposas maltratadoras se burlan en privado o en público del

marido; lo intimidan y humillan; lo aíslan de familiares y amigos; le retienen el

dinero; lo amenazan con suicidarse, dañar a sus hijos o peor aún separarlos de él;

le impiden trabajar o estudiar; lo chantajean con gritar pidiendo ayuda a los

vecinos, seguras de que les creerán a ellas; lo agreden físicamente de propia

mano o recurren a terceros (a través de familiares, amigos o amantes) a quienes

convencen de que el marido merece ser castigado (Del Ángel, 2003).

En otras palabras, ellos también pueden sufrir violencia física, sexual, financiera, social y
psicológica y debe enfatizarse que la violencia contra el hombre en el entorno doméstico y
familiar va en aumento e inclusive se genera después de una separación de pareja
utilizando a los hijos como método de chantaje emocional. Es verdad que en estadísticas
no se puede comparar con la violencia que sufren día a día las mujeres y ni siquiera se
intenta minimizar pero eso no significa que sea menos importante. “Si se argumenta que
dar voz a varones maltratados por una mujer no es razonable debido a que esta violencia
es minoritaria e inocua comparada con la que sufren las mujeres, esta afirmación tiene, ya
en sí misma, relevancia para el estudio sociológico” (Folguera, 2014). ¿Es machismo?
¿Es feminismo? ¿Es cuestión de género? La realidad es que violencia es violencia y
pareciera que las mujeres por el simple hecho de serlo y tener siempre la calidad de
víctimas pueden ser juzgadas con menos dureza y el hombre por ser hombre y
representar fuerza y dureza debe aceptar y callar pues no puede tocar a la mujer “ni con
el pétalo de una rosa”.
Bibliografía.

 Instituto Mexicano de la Juventud.(2017). Violencia contra hombres. Una violencia


más silenciosa. Mayo 15,2018, de Instituto Mexicano de la Juventud Sitio web: •
https://www.gob.mx/imjuve/articulos/violencia-contra-hombres-una-violencia-mas-
silenciosa?idiom=es
 Siller, D., Trujano, P. & Velasco, S.. (2013). Estudio sobre violencia doméstica en
el DF. Resultados preliminares. Revista de ciencias sociales y humanidades., 22,
230-255.
 Herrera, C. & Agoff, C.. (2006). Dilemas del personal médico ante la violencia de
pareja en México. Mayo 12, 2018, de Scielo Sitio web:
https://www.scielosp.org/article/csp/2006.v22n11/2349-2357/es/
 Del Ángel, K. (2003). No sólo esposas: también hay maridos golpeados. En:
www.contenido.com.mx/2003/abr/maridos_golpeados.htm.
 Rojas, R., Galleguillos, G., Miranda, P., y Valencia, J. Marzo, 2013). Los hombres
también sufren. Estudio cualitativo de la violencia de la mujer hacía el hombre en
el contexto de pareja. Revista Vanguardia Psicológica. III. Digital.
 Folguera, L. (2014). Hombres maltratados. Masculinidad y control social.
Barcelona, España.: Edicions Bellaterra.
 Bravo, G. (2010). Nadie habla de los hombres maltratados.. Mayo 16,2018, de El
Confidencial Sitio web: https://www.elconfidencial.com/sociedad/2010-04-24/nadie-
habla-de-los-hombres-maltratados_395936/

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