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Al contrario de las anteriores posturas, ellos mencionan que el niño tiene muy
poco conocimiento de las estructuras lingüísticas. El niño aprende la sintaxis como
una codificación de las representaciones cognitivas subyacentes.
Las oraciones podrían estar determinadas por lo que el hablante intenta decir, y la
sintaxis por su significado subyacente. Las emisiones del niño responden a
conceptos semánticos tales como agente, objeto, acción y sus relaciones, más
que a nociones sintácticas tales como sujeto y predicado. Esto no refleja un
conocimiento lingüística, si no a capacidades cognitivas innatas y universales.
Clark (1973) menciona que el niño aprende el significado de una palabra basados
en la percepción de su mundo y después aprenderá el léxico. Bloom menciona
que el niño usa palabras sin rasgos perceptuales por ejemplo, mas, allí, este, etc.
Hernández Pina al igual que otros lingüistas tales como Sinclair (1970), postula
que el niño usa determinados terminas que es cierto momento desaparecen y
otros que reaparecen de forma definitivamente.
En esta etapa se puede mencionar que el niño está aprendiendo a hablar de sus
experiencias.
Entre McNeill y Menuyk existe una igualdad en que ambas conservan que el
“uso “ no nos enseña “competencia” sino más bien la interacción o la
motivación que sufre la persona. McNeill en sus trabajos da paso a la
entonación en sus análisis ya que Lieberman lo cree indispensable en el lenguaje
la entonación (especialmente en los niños).
“libro, papá”
El lenguaje del niño está más vinculado a del adulto ya que este está en su
ambiente próximo y al oír ciertas expresiones u oraciones el niño las asimilará
de una manera normal dentro de su vocabulario sin pensar en su significado
semántico, y a que se encuentra en la etapa del descubrimiento del vocabulario
y adquisición de su lengua.
Entre los dos y tres años el niño produce e imita frases cortas de 3 hasta 5
palabras.
Brown y Fraser (1993) observaron que este tipo de habla se daba no solo en
oraciones que habían sido producidas espontáneamente por el niño sino también
en las que imitaba.
¿A qué se deben tales omisiones en el habla del niño?
En esto inciden varios factores como la memoria a corto plazo, la comprensión del
niño, estrategias de aprendizaje y la necesidad de comunicación. La memoria a
corto plazo puede ser responsable de este tipo de habla fragmentaria, aunque
también la imitación juega un papel importante. Es fragmentaria porque el niño no
percibe totalmente el lenguaje adulto.
Hay una complejidad en el lenguaje que el niño debe ir asimilando poco a poco,
primero de lo semántico más breve (frases de una palabra) a otras más extensas
(dos palabras) o más complejas (de tres o más elementos) con nuevos matices
que va asimilando.
Algunos autores dedicados al análisis del habla infantil han clasificado la imitación
en imitaciones espontaneas o en imitación provocada. Los resultados
comparativos de uno y otro tipo de imitación con el habla libre difieren en gran
medida. Bloom, Hood y Lightbown (1947) hallaron que la imitación dependía de
los rasgos gramaticales ya adquiridos, concluyendo así que este comportamiento
no es imprescindible para aprender a hablar.
Los métodos ideados para investigar la comprensión del niño presenta grandes
dificultades tanto metodológicas como de la edad.