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Persona Humana, Sociedad y Derecho
Persona Humana, Sociedad y Derecho
SUMARIO
I. PERSONA HUMANA
La esencia del hombre está por encima de la vida animal. Hay algo
que lo define y diferencia fundamentalmente de los demás seres
creados.
En el animal, toda acción procede de un estado fisiológico de su
sistema nervioso en relación con su medio. El vive estático en el medio
ambiente; está incrustado en la realidad; nó puede prescindir de ella ni
reaccionar dinámicamente; está atado a la naturaleza y no puede
independizarse de ésta.
En el hombre, en cambio, existe un principio nuevo, esencial, único,
ajeno a todo lo demás que en la naturaleza podemos llamar vida: este
principio es el espíritu.
El hombre es un individuo que se sostiene a sí mismo por la inte-
ligencia y la voluntad; no existe solamente de una manera física; hay en
él una vida más rica y más elevada; sobreexiste espiritualmente en
conocimiento y en amor. Es así, en cierta forma, un todo, y no solamente
una parte; es un universo en sí mismo, un microcosmo. Esto quiere decir
que en la carne y en los huesos del hombre hay un espíritu que vale más
que todo el universo material. El hombre, por mucho que dependa de los
menores accidentes de la materia, existe con la existencia misma de su
espíritu, que domina al tiempo y a la muerte. Posee independencia y
libertad frente al medio que lo circunda. Tiene, además, conciencia de su
ser y por ello puede modelar libremente su vida y objetivar todos sus
procesos psíquicos. Puede elevarse por encima de sí mismo y es capaz
de reprimir sus impulsos, dominar sus pasiones y construir su existencia
según los dictados de su razón.
Como expresa Max Scheler, "el hombre es el ser vivo que puede
adoptar una conducta ascética frente a la vida, vida que le estremece con
violencia. El hombre puede reprimir y someter los propios impulsos;
puede rehusarles el pábulo de las imágenes perceptivas y de las
representaciones. Comparado con el animal, que dice siempre "sí" a la
realidad, incluso cuando la teme y rehuye, el hombre es el ser que sabe
decir "no", el asceta de la vida, el eterno protestante contra toda mera
realidad. En comparación también con el animal (cuya existencia es la
encarnación del filisteísmo), es el eterno "Fausto", la "bestia cupidissima
rerum novarum", nunca satisfecha con la realidad circundante, siempre
ávida de romper los límites de su ser ahora, aquí y de este modo, de su
"medio" y de su propia realidad actual" l.
El hombre experimenta la vivencia de los valores que capta en
intuiciones emocionales: el amor, la bondad, la justicia.
El hombre depende de su propio mundo interior, de su pensamiento,
de los objetos mentales que él mismo' ha creado.
El hombre tiene la capacidad de autodeterminarse en el plano de la
acción, de elegir libremente entre las diversas posibilidades que se le
ofrecen; él goza del privilegio de tener un ser para sí mismo.
1
MAX SCHELER. £/ puesto del hombre en el cosmos. Pág. 72.
PERSONA HUMANA SOCIEDAD Y DERECHO 15
3
ETTENNE GILSON. El tomismo. Págs. 421 y 422,
< Citado por SANTO TOMÁS DE AQUINO. Suma Teológica. I, c. 29, a. 1.
PERSONA HUMANA, SOCIEDAD Y DERECHO 17
II. SOCIEDAD
6
ABISTÓTELES. La Política. Libro Primero. Capítulo II.
7
GIUSEPPE GRANEHIS. Contribución tomista a la Filosofía del Derecho. Pág.
141.
22 TEORÍA DEL DERECHO
que la es connatural y que debe cumplir ella misma según su jerarquía, dé tal
suerte que las sociedades intermedias y el Estado no deben absorber tareas que
incumban, por naturaleza, a otras sociedades o a las personas", pero sí deben las
sociedades y el Estado ejercer el derecho y asumir la obligación de actuar e
intervenir, en caso de insuficiencia de aquéllas.
'Todos los hombres y todas las entidades intermedias tienen la obligación de
aportar su contribución específica a la contribución del bien común. Esto
comporta el que persigan sus propios intereses en armonía con las exigencias de
aquél y contribuyan al mismo objeto con las prestaciones —en bienes y
servicios— que las legítimas autoridades establezcan, según criterios de justicia,
en la-debida forma y en el ámbito de la propia competencia, es decir, con actos
formalmente perfectos y cuyo contenido sea moralmente bueno o, al menos,
ordenable al bien. La prosecución del bien común constituye la razón misma de
ser de los poderes públicos, los cuales están obligados a acomodarlo con las
exigencias del tiempo presente, reconociendo y respetando sus elementos
esenciales y según los postulados de las respectivas situaciones históricas"9.
III DERECHO
1
SAN PABLO. Primera Caria a los Corintios. Capítulo 13, versículos 1 a 9. El término
griego "ágape" se traduce en latín por Caritas, razón por la cual suele usarse esta expresión
caridad, en lugar del original amor.