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LOS ESTATUTARIOS

Génesis Histórica

Los problemas propios del Derecho Internacional Privado empezaron a plantearse naturalmente
en el momento mismo en que se entablaron relaciones entre individuos pertenecientes a Estados
o territorios diversos. Desde entonces debió sentirse la necesidad de resolver, por medio de reglas
jurídicas, los conflictos que necesariamente habían de suscitarse.

Sin embargo, los pueblos de la antigüedad no conocieron el Derecho Internacional Privado, ni


como ciencia para resolver los conflictos legislativos ni como normas para regular la condición
jurídica de los extranjeros.

El extranjero no gozaba de ningún derecho y era considerado como un enemigo. Este fue el
régimen que imperó en todos los pueblos del oriente, en Asiría y Caldea, en la India, en la China,
Egipto y Palestina.

Solamente en Grecia, siglos más tarde, vino a mejorarse un tanto la situación legal del extranjero.

En Roma existió junto al Jus Civile privativo de los ciudadanos romanos, el Jus Gentium aplicable a
los peregrinos, y que comprendía los principios comunes a todos los pueblos civilizados.

Por esta circunstancia algunos autores tratan de situar en Roma las primeras manifestaciones del
Derecho Internacional Privado.

Después de las invasiones de los Bárbaros durante. Toda la primera parte de la Edad Media,
dominó el principio internacional que se conoce con el nombre de principio de la “personalidad
del derecho”, el cual podemos enunciarlo de la manera siguiente:

“Cualesquiera que fuese el lugar de su residencia, el individuo está sometido de su nación,


pudiendo invocarlo en su beneficio en cualquier territorio”.

Este principio no es más que el principio de la extraterritorialidad de la ley y quiere decir, en


síntesis, que la ley personal sigue al individuo a donde quiera que vaya, como la sombra al cuerpo,
como la enfermedad al enfermo.

Por consiguiente, la ley se aplica en función de la persona, independientemente del lugar en que
se encuentre.

Existía en Europa en aquella época pueblos nómadas que se trasladaban de un punto a otro, que
no se establecían en un lugar determinado. ¿Qué legislación se podía aplicar a estos distintos
pueblos? Evidentemente solo su legislación nacional, y así los Francos, Godos, Lombardos,
Borgoñés y demás pueblos bárbaros se regían por sus propias leyes nacionales, mientras que los
romanos conservaban el derecho de Roma.
Tal estado de cosas, complicado por los cambios individuales de residencia y por los matrimonios,
tenían que producir una confusión jurídica extraordinaria.

Por ejemplo, contrataban dos personas de distinta nacionalidad, y no se sabía que legislación
aplicar; contraían matrimonio personas de diferente nacionalidad y se producía la misma
dificultad.

De este modo el principio de la personalidad del derecho fue provocando graves dificultades en su
aplicación.

En la segunda parte de la Edad Media, los pueblos nómadas bárbaros se transformaban en


sedentarios, adviene el feudalismo y con él el principio de la personalidad es reemplazado por el
principio opuesto de la territorialidad.

El Feudalismo concibió, en material de conflicto de leyes, un sistema jurídico exactamente opuesto


al de la personalidad del derecho; el sistema de la territorialidad de las leyes.

Según este principio el derecho se aplica sobre un territorio determinado, haciendo abstracción de
la persona, excluyendo la aplicación de cualquier ley extraña.

Desde entonces los que determina el derecho es el hecho de pertenecer a una determinada
comunidad o asociación local. El derecho se aplica, no en función de la persona, sino en función
del territorio.

El señor feudal dicta la ley que impera en todos los límites de su territorio, excluyendo en absoluto
la aplicación de cualquier ley extraña: esa el la única ley válida y su aplicación excluye los de
cualquier otra.

Comprendese fácilmente que semejante sistema no podía ser aplicado de una manera general y
absoluta. Es imposible, en efecto, desconocer que, en razón de su misma naturaleza,
determinados derechos deben seguir a la persona fuera del territorio, como ocurre por ejemplo
con el estado civil y la capacidad jurídica, que deben tener un carácter estable y permanente.

Los juristas de la época se dieron cuenta de ello, llegando al convencimiento de que el principio de
la territorialidad no podía ser aplicado en forma absoluta.

Con el objeto de conciliar los principios, esto es, el de la personalidad de las leyes establecidas por
los bárbaros, y el de la territorialidad de las mismas, aplicado en forma exagerada por el
feudalismo medieval, nació la llamada “Teoría de los Estatutos”.

La teoría de los Estatutos no fue, como pudiera creerse una sola doctrina, sino más bien un
conjunto de ellas, que los juristas de distintos países elaboraron a partir de la primera mitad del
siglo XIII hasta fines del siglo XVIII, para resolver los conflictos que podían suscitarse entre las
costumbres de un mismo país, o entre las leyes nacionales de distintos países.
Cabe hacer notar que la doctrina de los autores de Derecho Internacional Privado considera la
Teoría de los Estatutos como un conjunto de reglas propuestas por diversos autores que quisieron
resolver primero conflictos ínter locales y más tarde conflictos internacionales.

Es difícil señalar en que consiste esa doctrina y cuales son sus soluciones porque duró siglos y
evolucionó mucho.

Además como veremos más adelante, autores de una misma escuela sentaron principios de
solución diferentes, como lo revelan D’Argentré y Dumoulín en la escuela francesa del siglo XVI.

Nacida la doctrina o teoría estatutaria en Italia, pasó después deFrancia, luego a Holanda y
finalmente a suelo francés mediante distintas escuelas en las que hubo disidencias.

La teoría de los estatutos se manifestó, principalmente, en cuatro grandes escuelas jurídicas que
nacieron y se desarrollaron en épocas y países distintos:

1. La Escuela Italiana.

2. La Escuela Francesa (siglo XVI)

3. La Escuela Holandesa (siglo XVIII) y

Esta escuelas recibieron estos nombres, no en razón de la nacionalidad de los juristas que a ellas
dieron forma, sino en razón del país en que nacieron: “La Escuela Italiana, nació en Lombardilla,
Italia, en el Siglo XIV; la Francesa, procedió de Francia, en el siglo XVI; la Holandesa, surgió en
Holanda, en el siglo XVII, y finalmente, la Escuela Francesa del Siglo XVIII, tuvo su origen y se
desarrolló en Francia.

También cabe señalar que dichas escuelas no existieron simultáneamente como las Escuelas
Modernas del Derecho Internacional Privado, sino que aparecieron en forma sucesiva, pudiendo
decirse, según Niboyet, que cada una fue, en cierto modo, derivación de la anterior.

El principio de la autonomía de la voluntad


2.1.1.- Significado

La autonomía de la voluntad se ha considerado tradicionalmente como la principal fuente de las


obligaciones contractuales. En derecho internacional privado podemos hablar de la autonomía de
la voluntad en una doble dimensión:

a) La autonomía conflictual, concebida como el poder de los particulares para elegir el


derecho rector de sus relaciones contractuales, a partir del margen de libertad que les viene
conferido por un concreto ordenamiento jurídico

b) La autonomía material conforme a la cual las partes darán contenido al contrato. Sus límites se
hallan en las disposiciones imperativas del ordenamiento designado.
Esta distinción también sirve para:

a) Distinguir las:

a’) cláusulas de elección del derecho aplicable, por las que se escoge el ordenamiento rector del
contrato;

b’) cláusulas de incorporación por referencia, por las que se pueden utilizar en el contrato:

a") condiciones generales de contratación;

b") designación de usos del comercio internacional;

c") incorporación al contrato de soluciones previstas por Convenios internacionales;

d") «congelación» del derecho cuando una cláusula incorpora preceptos quedando ésta vigente
independientemente de las vicisitudes del derecho incorporado en tanto que derecho positivo.

b) Afirmar el carácter autónomo de la cláusula de elección frente al resto del contrato, de modo
que la validez de la cláusula de elección se juzgará conforme al ordenamiento inicialmente
competente mientras que las cláusulas materiales se juzgarán conforme al derecho elegido por la
cláusula de elección.

EVOLUCIÓN JURÍDICA DE LA TEORÍA DE LOS ESTATUTOS

PRINCIPIO DE LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD. CHARLES DUMOULIN

Dumoulin demostró que en materia de contrato debía privar la libre voluntad de los contratantes,
en cuyo caso la ley obraba en su carácter supletorio así como en materia de comunidad de bienes
entre los esposos, que era un régimen convencional tácito, y, por lo tanto, sometido al principio de
la autonomía de la voluntad.

Este principio de Dumoulin va a abrirse paso posteriormente y a regir contemporáneamente toda


la materia contractual en la esfera de nuestro derecho.

ESCUELA FRANCESA DEL SIGLO XVI. D'ARGENTRE

De acuerdo con lo enseñado por D'Argentré, los estatutos se dividían en reales o personales. Eran
reales cuando se referían a una cosa y lo eran de la segunda categoría cuando tenían relación con
la persona.

Además de esta clasificación, el segundo principio de esta Escuela fue la prevalencia de los
estatutos territoriales sobre los personales, pues ellos eran en principio, territoriales y,
excepcionalmente, personales.

ESCUELA HOLANDESA DEL SIGLO XVII


Esta se caracteriza por una arraigada propensión a la territorialidad de la ley, muy de acuerdo con
las tendencias medievales del pueblo holandés, hasta el punto de defender a ultranza y hacer
descansar la aplicación del estatuto personal en consideraciones extrajurídicas como lo era la
cortesía o comitas gentium.

Pablo Voet marcó verdadera época dentro de la Escuela, estableciendo definitivamente


el concepto de estatuto mixto, el cual hacía radicar en las formas extrínsecas y en las
solemnidades que tuvieran los actos jurídicos. De acuerdo con dicho autor, "mixtos, se llaman los
estatutos que se refieren a las cosas o a las personas y que no disponen principalmente de unas u
otras, sino de las maneras y solemnidades que deben observarse en losnegocios judiciales y
extrajudiciales.

ESCUELA FRANCESA DEL SIGLO XVIII. LOS JURISTAS PROGRESISTAS

En este siglo se encargaron de dar a conocer las ideas D'Argentré. La base de sus discusiones
fueron las ideas de éste pero llegando a conclusiones distintas. Sostuvieron en forma casi general
el principio de la personalidad de los estatutos, en contradicción con el de la territorialidad que
predominaba en la Escuela anterior, lo que les llevó a formar una Escuela distinta. Por esta
circunstancia y la independencia de criterios con que examinaron diversos puntos planteados,
fueron considerados juristas progresistas de la Escuela francesa del siglo XVIII.

Dentro de sus exponentes se tiene a Frolan, que sostenía que "la persona era la más noble y debía
imperar sobre los bienes, que no estaban hechos más que para ella".

Boullenois, dividió a los estatutos en reales y personales, subdividiendo a los personales en


universales y particulares y estos últimos en puros y reales. Para Boullenois eran estatutos
personales universales aquellas normas como las referentes a la mayoría de edad y a la
emancipación que tenían efecto extraterritorial por el carácter universal que poseían; no así
ciertas normas como la de testar, a la que consideraba territorial por el carácter particular con que
estaba revestida. Igualmente no le concedía validez a la existencia del estatuto mixto.

Bouhier, por último, fue la figura más representativa, realizó observaciones brillantes al estudio
del conflicto de leyes y se pronunció por la supremacía del estatuto personal en caso de que
existieran dudas sobre el real, pues estimó al hombre superior a los bienes; de igual modo con el
propósito de asegurar el efecto extraterritorial del estatuto mixto, es decir, el relativo a la forma
externa de los actos, lo consideró como personal.

ESCUELA NORTEAMERICANA. STORY. LORENZEN

Esta Escuela está caracterizada por el territorialismo de las leyes y por la aplicación de
disposiciones extranjeras en razón de la cortesía internacional.

La obra de Story, estudia con sentido crítico las opiniones doctrinales de las Escuelas antecesoras,
pero no deja de sufrir la influencia de algunos representantes de ellas. Sostiene que todas las leyes
son territoriales sin que puedan tener aplicación más allá de las fronteras n donde han sido
dictadas. De manera que si alguna vez tienen aplicación fuera de ellas, se deberá a
consideraciones de reciprocidad, mutua conveniencia o cortesía internacional.

Lorenzen, de la Escuela de Yale, se opone a los postulados sostenidos por la Escuela de Harvard de
que los vested rights (derechos adquiridos) son también fundamento jurídico; y sostiene que el
juez hace el derecho, descartando, por tanto, cualquier consideración principista apriorística. En
realidad es el juicio, la relación jurídica, la que exige la aplicación de un derecho que no puede ser
propio. Por último, critica a los vested rights por la condición subjetiva con que está revestido el
concepto del duly.

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