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Cómo alentar su niño a leer

por Colegio Montessori,


cortesía de Angel Delgado R.

Ahora que su niño puede leer solo, es probable que prefiera sentarse a la televisión en lugar de
acurrucarse con un buen libro. Esto preocupa porque leer es una destreza que el niño está
desarrollando aún y requiere de mucha práctica.

Como actividad a realizar en el hogar, la lectura tiene competencias fuertes con muchas cosas.
¿Qué puede hacer para que la lectura adquiera un lugar de mayor importancia entre las
actividades que compiten por el tiempo y la energía de su niño?

Elimine lo negativo.

Expresar su preocupación por el hecho que el niño no esté practicando su lectura puede ser un
arma de doble filo. No solo tiene que recalcar la necesidad de la lectura, sino tiene que hacer
de esta una necesidad atractiva.

No lo presione con: "Tu nunca lees" suena igual a cuando dice "Nunca limpias tu cuarto". Trate
de no colocar a la lectura en la lista de obligaciones que el niño desea terminar lo antes posible.

No use la lectura como un último recurso cuando el niño dice que se aburre y no tiene nada
que hacer. Decirle con exasperación "¿Por qué no lees un libro?" no es aliciente.

No sea tan exigente acerca de lo que el niño lee. Lo que necesita es práctica para adquirir
soltura. (Además, por lo general, los gustos cambian con la experiencia).

Acentúe lo positivo.

Sin que se de cuenta, preste atención a cuánto está leyendo el niño. Podría ser más de lo que
usted sospecha, aunque poco podría ser efectivamente en libros: la programación de la
television, chistes, ofertas de las cajas de cereales, resultados de encuentros deportivos,
instrucciones de algún juego.

Use el interés que refleja este tipo de lectura para proporciónarle materiales adicionales que el
niño bien podría leer. Podría buscar revistas sobre carros, actores y actrices, deportes. También
podría hacer notar anuncios que ofrecen catálogos gratis.

Si ha dejado de leer a su niño en voz alta, reanude la práctica. Elija aquellos libros que su niño
podrá volver a leer por su propia cuenta. Haga que los libros sean un punto de afinidad entre
usted y su niño, al intercambiar confidencias sobre los libros que los dos han leído.

Sea un modelo en cuanto a la lectura (sin insistir, en forma sutil), transmitiendo la idea que la
lectura no solo es necesaria sino también placentera; vaya regularmente a la biblioteca, haga
comentarios sobre noticias que ha leído, utilice libros de referencia para resolver interrogantes.
Trate el hecho de leer un libro como la cosa más normal del mundo que se hace con
frecuencia, no como una tarea ni el premio después de haber hecho una tarea.
¿Cómo incentivar la lectura?
Mayo 23, 2007 in Un empujón a la lectura

A mí nadie me incentivaba la lectura, y ahora parece que es una tarea más para lista de
responsabilidades de los señores padres. A mí me leyeron cuentos durante la niñez claro,
como a todos los chicos de clase media y de barrio, un cuento antes de dormir. Cuento
que si lo leía mi papá se salteaba páginas e inventaba palabras que sabíamos con mi
hermana que allí no figuraban y si lo leía mi mamá a veces nos decía “solo por la mitad
ya que es muy largo”. Uno no sabía con cual de los lectores quedarse si con uno que
cambiaba el contenido y resumía el cuento o con el otro que te dejaba con el
insoportable continuará…. La biblioteca de mi casa no era más que unos dos estantes de
poco menos de un metro con libros que se fueron amontonando por casualidad allí, una
enciclopedia de historia y un atlas, pero teníamos muchos cuentos, una bolsa cada una
(mi hermana y yo) llena de cuentos clásicos y fábulas. Pero ese tesoro no era más
grande que los que hoy en día tiene cualquier niño, y hasta me arriesgo a decir que hoy
tienen más, mucho más, menos rotos, más nuevitos tan nuevitos que como se los
regalaron los depositaron cual objeto de decoración en la linda repisita del dormitorio ¿o
no? En la escuela teníamos libro de lectura sí, pero no existía la hora de lectura
institucional, con todo esto no es para ponerse de ejemplo, pero somos personas que
siempre están leyendo, uno o varios libros, que aprendemos con los libros y tenemos
una opinión algo formada….En fin, la verdad no creo que para incentivar la lectura a
nuestros hijos tengamos que ir a charlas o pedirle a un experto que nos diga como se
hace, creo que lo necesario es comenzar a retomar la lectura como algo de todos los
días, como se ve tele, como se escucha música, como se navega por Internet, como se va
de doping.
Escucho a muchos padres quejarse de que sus hijos no tocan un libro, que la juventud
no lee, que no saben como hacer…etc., etc.…¿No sería bueno comenzar a ”predicar con
el ejemplo”, como dice mi abuela? ¿No sería bueno que nuestros hijos nos imiten en la
lectura como lo hacen imitando gestos cotidianos? ¿No sería bueno apagar la tele un
rato y tomar aunque sea el diario? Si queremos revertir esta situación debemos empezar
por nosotros, debemos dar el ejemplo, como se dice habitualmente y no dar el ejemplo
como una obligación sino porque estamos convencidos de hacerlo. Si no te interesa la
lectura en lo más mínimo y además pensás como muchos que es una perdida de tiempo
y que no tenés tiempo disponible para “perder” … bueno ¿qué te puedo decir? Con esa
postura será difícil que tu niño le encuentre el gustito, no imposible, pero difícil…
Lo que yo propongo, y no solo por los niños sino por todos, es que bajemos un poco el
volumen en casa. Bajemos la música, apaguemos el tele, abramos un libro frente a los
chicos y frente a las parejas, no nos escondamos como bichos raros para leer…Leamos
en el baño, en la cocina mientras se calienta la pava, en el colectivo, en el remis, en el
tren, en los bares, en las plazas….no sé cada uno encontrará su lugar y sus cinco
minutos para un poemita breve, para una frase celebre, para un refrán, un micro relato…
y luego, con el tiempo no estaremos tan solos con la lectura, porque la lectura se
contagia, hay mucha gente vacunada contra la lectura pero igual con paciencia se
contagia
Mucho se habla, desde hace mucho tiempo, acerca de los niños y adolescentes
que no leen, que son cada vez más ignorantes, con un vocabulario más limitado
y más proclives a conocer los entretelones del culebrón de moda que la trama
de una buena novela. Voy a opinar del tema como persona que trabajó durante 5
años en un colegio dirigiendo un taller de escritura y lectura para chicos de 12 a
15 años. "¡Tarea imposible!", pensarán ustedes, al igual que los directivos del
colegio cuando les propuse el taller y el 80% de los padres de los chicos,
mientras me miraba con cara de "A esta mujer le falta un tornillo". Cuando
comencé, tenía todas las de perder. El taller era optativo, y casi todos los chicos
que se anotaron lo eligieron porque pensaban que allí "no iban a hacer nada" (en
comparación con los talleres de electricidad, matemática, historia, etc. que se
presentaban como otras opciones) o bien porque tenían problemas en Lengua y
creían que participando podrían levantar la nota. Con aspiraciones literarias
había unos 3 ó 4 de un total de 50. El resto no había leído nada en su vida salvo
revistas, manuales escolares y algunos libros infantiles espantosos. Provenían
de todos los niveles sociales y de padres que, en su mayoría, no eran lectores.
Para mi sorpresa, lo primero que descubrí es que más de la mitad de ellos no
conocían cuentos tradicionales como "La Bella Durmiente" o "Blancanieves"
más que por sus versiones deformadas por Disney, y que a otros, como
"Pulgarcito", por ejemplo, ni siquiera los habían escuchado nombrar. Jamás les
habían contado cuentos. Lo primero que hice fue leerles la versión original de
"Caperucita Roja" y pedirles que la compararan con la que habian visto en
dibujos animados. Quedaron fascinados con la riqueza de la versión literaria...
Aquí vemos cómo se inicia el problema: por comodidad. Es más fácil ponerle un
video al niño para que se duerma que perder media hora en leerle un buen
relato. Una de las cosas más placenteras que existen es que nos cuenten una
historia. Hasta cuando somos adultos, pagamos la entrada de un cine sólo para
sentarnos a que nos cuenten una historia. Con esto en mente, lo primero que
hice, durante el primer mes, fue leerles. Les leía cuentos de terror, de ciencia
ficción, de amor, de cualquier cosa. No extraídos de libros "para chicos", sino de
libros "para grandes", adecuados para las edades con las que estaba
trabajando. Es otro gran error leerles solamente libros "para chicos", ya que a
esta altura, después de todo lo que ven en televisión y en el mundo real, les
parecen tan estúpidos que les sacan las ganas de leer por el resto de sus vidas...
Creo que uno de los factores del éxito de "Harry Potter" es que no tiene el
mensaje moralizador y naif de los libros infantiles actuales, escritos por
"expertos": es mucho más dark, tiene elementos de misterio, de magia, de
superpoderes, de todo lo que los chicos consumen a través de los dibujos
animados y el cine, y que no tiene nada que ver con los cuentitos de elefantitos
rosados que pasean por el mundo encontrando muchos amiguitos. Si lo
analizan, "Harry Potter" tiene más de un punto de contacto con los cuentos
tradicionales que mencioné antes (y que incluían lobos que se comían a las
nenas, hermanitos que quemaban viva a una bruja arrojándola en un horno
encendido, hombres que asesinaban a sus esposas y guardaban los cadáveres
en una habitación del castillo, ogros que devoraban a sus propios hijos... todo
muy truculento, pleno de emociones fuertes, verdaderos "thrillers"). No los
aburriré con todos los detalles, pero les diré que al cabo del primer año los
chicos estaban leyendo libros de todo tipo, y hasta escribiendo cuentos de su
propia autoría. Tuve la alegría de ver cómo chicos de 13-14 años se "tragaban"
El Señor de los Anillos, se "devoraban " los cuentos de Cortázar, se
desesperaban por saber qué le iba a pasar a Martín Fierro (¡sí, el gaucho!) en la
próxima estrofa... A lo largo de los 5 años del taller editamos 3 libros (armados
artesanalmente) con obras de los participantes, ilustrados por ellos mismos. ¡Y
mucho de lo que escribían era muy bueno! Nadie lo podía creer, empezando por
las maestras y profesoras del colegio. Y esa es la otra pata del problema: la
lengua, tal como se dicta en la escuela, es un asco. Los pocos libros que se leen
porque están en el "programa" están tan lejos de los intereses y mentalidad de
los alumnos que representan otro factor de rechazo a la hora de ponerse a leer
en el tiempo libre. Los chicos siempre están leyendo porque "me lo van a tomar
en un examen", porque "lo tengo que analizar para el lunes", porque "la
profesora quiere que saquemos las ideas principales". Se los acostumbra a que
leer es un trabajo, no un placer. ¿Cuántos libros leerían ustedes ahora, de
adultos, si tuvieran que hacerlo solamente para escribir un trabajo práctico que
encima después les van a calificar, dependiendo quizás de esa calificación para
aprobar una materia? La asociación que los alumnos van haciendo es obvia: leer
= obligación = aburrido = algo que me saca tiempo que podría estar ocupando en
divertirme. ¿Cuándo el sistema educativo transmite el mensaje: LEER ES
DIVERSIÓN? Nunca. A eso le sumamos que los estudiantes no pueden elegir el
texto a leer... siempre se les impone. Cuando a mí un libro no me gusta, aunque
ya haya leído la mitad, lo dejo y empiezo otro. No tengo ganas de torturarme
inútilmente. A ellos no se les otorga ese derecho. Hay que leerlo hasta el final:
otra razón más para detestar la lectura. He comprobado que cuando se les dice
que pueden dejar un libro si no les gusta (cosa que los sorprende muchísimo),
quizás empiezan a leer 9 libros distintos y no terminan ninguno, pero si el 10° les
gusta, lo leen hasta el final. No importa cuánto demoren en encontrar el libro
indicado, lo importante es justamente esa búsqueda. Pero los docentes, en
general, no tienen voluntad ni tiempo para concederles ese margen y los padres
ponen el grito en el cielo si el hijo pide que le compren 10 libros y termina
leyendo uno solo (¡mucho gasto!). Y así hasta el infinito. Nadie tiene paciencia
para inculcar la lectura en los niños, pero luego todos se quejan de que la
juventud es ignorante y de lenguaje limitado. No olvidemos además que, en el
caso de Argentina y de muchos países latinoamericanos, tantos gobiernos
militares que opinaban que pensar era peligroso no contribuyeron precisamente
a que los programas escolares se dedicaran a abrirles la cabeza a los chicos,
sino todo lo contrario, lo cual no es un dato menor: leer "Platero y Yo"
definitivamente es muchísimo menos revelador, a nivel social, que leer "Un
Mundo Feliz", ¿verdad? Para ese sistema educativo fueron formados muchos
docentes que aún ejercen, y en ese sistema fueron educados muchos padres de
los chicos de hoy... En resumen: creo que los niños y jóvenes son víctimas de la
ignorancia y la desidia de los adultos (no sólo en este tema) y que basta con
prender una mínima chispa en sus ávidos cerebros para que se encienda la
hoguera de su imaginación y necesidad de expresión. Hay que buscar los temas
que les interesan, sacarlos del contexto de la lectura como actividad escolar,
leerles mucho y que lean mucho (no importa si son juegos de rol, "Harry Potter"
o lo que sea), utilizar todas las oportunidades posibles para relacionar lo que les
gusta con los libros (recuerdo que en el furor de "Los Caballeros del Zodíaco",
aproveché para leerles todas las historias de la mitología en que estaba basado
el anime, las andanzas de Zeus, quién era Palas Atenea, etc.... cosa que les
encantó). Hay padres que, al día siguiente de nacer su hijo, ya le están poniendo
la camiseta y el gorro de su equipo de fútbol favorito, preocupadísimos por que
al inocente bebé no se le ocurra la loca idea de hacerse fanático de un equipo
rival. ¡Qué bueno sería que, junto con esa camiseta, le regalara también su
primer libro!
Indicaciones para estimular la lectura en la escuela
La lectura es en la actualidad una habilidad o competencia muy difícil de promover y po-
tenciar en los niños debido a la avasallante y atractiva cantidad de distractores que los
rodean, entre ellos los juegos de computadora y la TV. Aunque eso no quiere decir, que
sea imposible de lograrlo, sólo lo hace más difícil.

Para poder cumplir con ese objetivo en el aula tenemos que emplear toda nuestra creati-
vidad y estrategias a la hora de planificar. Este es un buen contenido para formar parte
de un proyecto tanto de aula como institucional.

¿Qué actividades se pueden plantear a nivel institu-


cional para promover la lectura?
 Armar una biblioteca Escolar, un lugar físico donde los niños de las distintas cla-
ses puedan ir todas las semanas a leer con su docente y en forma individual tam-
bién. La concurrencia de cada clase a este lugar estará guiada por un cronograma
Institucional.
 Realizar cada una o dos veces por mes actividades de estimulación a la lectura,
como por ejemplo: narración de un cuento por parte de una docente a cada clase
de la escuela, representación de un cuento por parte de una clase seleccionada,
presentar un juego de búsqueda de información en los libros (según tiempo esti-
pulado), etc.
 Crear el ambiente conveniente para la lectura a través de la música y las esen-
cias, del planteo de normas, etc.
 Desarrollar un concurso de producción, de lectura fluida (quién lee mejor) o de
comprensión de cuentos (se plantea por clases la lectura de un libro y en grupos
responden a un cuestionario sobre el mismo).
 Organizar y llevar a cabo talleres con padres y niños sobre la importancia de la
lectura
 Visitar la biblioteca del barrio con las clases….

¿Qué se puede hacer desde el aula?


 Crear la propia biblioteca de aula con libros traídos por los niños.
 Prestar libros a los niños para que lleven todos los fines de semana a sus casas.
 Plantear un cuestionario general para que respondan en su lectura de fin de se-
mana.
 Determinar un día a la semana en el cual se haga una lectura y evaluación colec-
tiva de la misma. Sería adecuado para obtener mejores resultados, que se tenga
una cartelera en la cual todas las semanas se vaya colocando los avances que
cada niño logra en este aspecto.
 Seleccionar un libro para leer una o dos veces por semana durante todo el año.
Por ejemplo: un libro que se utiliza mucho para tercer año de primaria es “Pa-
teando Lunas” de Roy Berocay. Para quién le interese pongo aquí el links donde
se encuentran disponibles sus capítulos http://colegios.pereiraeduca.gov.co/
instituciones/galeriadigital/Espanol/_Literatura/Doc_web/Libreria%20infantil1/
sites/rincon/trabajos_ilce/patlun/sec_4.html
 Desarrollar juegos relacionados con las lecturas, por ejemplo: dar pistas antes de
comenzar la lectura para que encuentren el nombre de uno de los personajes del
cuento o alguna palabra clave, etc.
 Realizar plásticas o manualidades con distintas técnicas (sobre lo leído).
 Debatir y reflexionar sobre la importancia de la lectura.
 Presentar trabajos a los padres y al resto de la escuela sobre el tema….

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