Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Prueba Ilícita PDF
Prueba Ilícita PDF
1.- Introducción
1
a la que nos referiremos más adelante, se predica exclusivamente respecto de
la prueba ilícita. Por el contrario, la prueba irregular queda sometida al régimen
jurídico de la nulidad de los actos procesales, que, en determinados casos,
pueden ser susceptibles de subsanación o convalidación (prestación de
testimonio entre parientes o por quien está obligado a guardar secreto).
2
búsqueda de la verdad en el proceso no solamente no pueda obtenerse a
cualquier precio sino que tenga que ceder frente a la protección de los
derechos individuales, que tendrán un valor superior en la ponderación de
bienes jurídicos.
2.- Desarrollo
3
una estricta responsabilidad civil o disciplinaria a los agentes policiales que
lesionen los derechos de las personas en la realización de sus actuaciones
indagatorias Herring vs United States, 555 US 513 (2009).
Por otro lado, puede advertirse también cómo algunos países, como
Portugal, Brasil o México, recientemente han elevado a rango constitucional la
regla de la exclusión de la prueba ilícita, al proclamarla expresamente en su
Carta Magna, que supone además el otorgamiento de una tutela jurídica
reforzada emanada de la fuerza normativa que tiene la Constitución.
4
fundamentales”, establece que “son inadmisibles, en el proceso, las pruebas
obtenidas por medios ilícitos”. Estos mandatos constitucionales se desarrollan
en los correspondientes Códigos procesales penales.
5
deriva de la posición preferente de los derechos fundamentales en el
ordenamiento y de su afirmada condición de «inviolables» (art. 10.1 de la
Constitución)”. En este caso, dice el Tribunal “no se trata de decidir en general
la problemática procesal de la prueba con causa ilícita, sino, más
limitadamente, de constatar la «resistencia» frente a la misma de los derechos
fundamentales, que presentan la doble dimensión de derechos subjetivos de
los ciudadanos y de elementos esenciales de un ordenamiento objetivo de la
comunidad nacional (…). Esta garantía deriva, pues, de la nulidad radical de
todo acto -público o, en su caso, privado- violatorio de las situaciones jurídicas
reconocidas en la sección primera del capítulo segundo del Título I de la
Constitución (…). Estamos, así, ante una garantía objetiva del orden de
libertad, articulado en los derechos fundamentales”1.
6
desde el punto de vista del recurso de amparo, pueda invocarse la lesión de
derechos fundamentales de naturaleza procesal por la admisión o práctica de
determinadas actividades probatorias, con las que se puede conculcar el
derecho a un proceso con todas las garantías (art. 24.2 CE) o incluso el
derecho a la igualdad de las partes en el proceso (art. 14 CE), siempre y
cuando se demostrara una afectación directa a tales derechos y su
transcendencia constitucional. Así, se pone de manifiesto también en la STC
111/2011, de 4 de julio. (FJ 4), reiterando lo expresado ya en la STC 114/1984
(FJ 5): “la recepción procesal [de las pruebas obtenidas con violación de
derechos fundamentales] implica una ignorancia de las «garantías» propias al
proceso (art. 24.2 de la Constitución) implicando también una inaceptable
confirmación institucional de la desigualdad entre las partes en el juicio (art. 14
de la Constitución), desigualdad que se ha procurado antijurídicamente en su
provecho quien ha recabado instrumentos probatorios en desprecio a los
derechos fundamentales de otro”.
7
que la policía, aunque actuó de forma ilícita, esto es, con lesión de derechos
individuales, lo hizo en la creencia de que lo hacía de buena fe, es decir, dentro
de los márgenes de la ley o de la Constitución. En consecuencia, este tipo
actuación policial eliminaría el efecto disuasorio (deterrent effect) sobre el que
descansa la exclusionary rule.
8
Ahora bien, el Tribunal, aun reconociendo que la prueba había sido
obtenida con vulneración del derecho a la inviolabilidad domiciliaria, admite su
valoración y eficacia en el proceso, sin aplicar la regla de exclusión del art. 11.1
LOPJ, desestimando la existencia de vulneración del derecho a un proceso con
todas las garantías (art. 24.2 CE) y del derecho a la presunción de inocencia
(art. 24.2 CE).
Coincidimos con las críticas que se han formulado contra esta decisión
cuando se dice que no solamente se limita o excluye la eficacia refleja de la
prueba ilícita, sino que la excepción de la buena fe actuaría neutralizando la
propia aplicación de la regla de exclusión, al admitir la utilización probatoria de
aquellos elementos obtenidos directamente con violación de derechos
fundamentales. En esta línea se pronunció también el magistrado Guillermo
Jiménez Sánchez en su voto particular: “pese a la inexistencia de dolo o
imprudencia, pese a la buena fe policial, desde la perspectiva constitucional
que nos corresponde debemos afirmar que objetivamente el registro así
practicado ha producido una vulneración del derecho a la inviolabilidad del
domicilio y que existe una relación directa entre ese hecho y el hallazgo de la
pistola, relación de la que deriva la necesidad de la exclusión de los resultados
del registro del acervo probatorio en función de la idea de «proceso justo», sin
que esto pueda ponerse en cuestión por la menor gravedad de la vulneración y
la también menor necesidad de tutela del derecho fundamental derivada de la
buena fe de la actuación policial. Por tanto, la utilización como prueba de cargo
en el proceso de la obtenida directamente a partir de la vulneración del derecho
fundamental a la inviolabilidad del domicilio (el hallazgo de la pistola) vulneró,
asimismo, el derecho del recurrente a un proceso con todas las garantías”.
9
o practicado de forma lícita, son una consecuencia de las anteriores. Se trata
de pruebas obtenidas de forma lícita pero viciadas o contaminadas por la
inconstitucionalidad o ilicitud de las adquiridas en origen. Esta ilicitud que se
proyecta sobre el material probatorio derivado, hace que también éste deba ser
excluido del proceso. Estamos ante la denominada doctrina de “los frutos del
árbol envenenado”, que tiene su origen también en la jurisprudencia
norteamericana, (fruit of the poisonous tree doctrine), en virtud de la cual las
pruebas adquiridas ilícitamente contaminan a todas aquellas que se obtengan o
que sean consecuencia de ellas. El fundamento de dicha doctrina o de la
ineficacia de la prueba refleja o derivada radica también en la finalidad última
que persigue la regla de exclusión de la prueba ilícita, que no es otra que la
protección de los derechos individuales como elemento basilar del Estado de
Derecho. Es, por tanto, una consecuencia lógica de la aplicación de la regla de
exclusión de la prueba ilícita. De lo contrario, si se admitiera la validez de la
prueba refleja o derivada, perdería efectividad y quedaría vaciada de contenido
la regla de exclusión de la prueba ilícita, con el correspondiente riesgo para la
tutela de los derechos fundamentales.
Esta idea se reitera en otros casos posteriores como Nardone vs. United
States, 308 US 338 (1939) y Brown vs. Illinois, 422 US 590 (1975), años más
tarde. En el primero, la inadmisión de los resultados obtenidos en una
intervención ilegítima de las comunicaciones por la policía, al no existir
autorización judicial, se extiende también a los obtenidos como consecuencia
de la utilización de los conocimientos adquiridos en las conversaciones
intervenidas. En el segundo caso, Brown vs. Illinois, el Tribunal estimó que la
exclusionary rule se extendía no solo a las confesiones vertidas por el acusado
durante su detención, declarada ilegal, sino también a las realizadas
posteriormente, aunque se le hubiese informado previamente de su derecho a
guardar silencio. Este hecho no tiene la virtualidad suficiente para romper el
nexo causal entre la prueba inicial ilícita y la derivada.
10
En España, un amplio sector de la doctrina considera que el art. 11.1
LOPJ no solo se refiere a la regla de exclusión de la prueba ilícita, sino que
comprende también la ineficacia de la prueba refleja o derivada; concretamente
se incluiría en el término “indirectamente”: “no surtirán efecto las pruebas
obtenidas directa o indirectamente, con violación de derechos fundamentales”.
11
circunstancias del caso concreto y a la doctrina fijada por los tribunales
utilizando el principio de proporcionalidad.
12
valorarla no viene exigida por las necesidades esenciales de tutela del mismo,
cabrá entender que su efectiva apreciación es constitucionalmente legítima”3.
3
Esta doctrina jurisprudencial se reitera en numerosas decisiones posteriores, entre
otras en las SSTC 238/1999, de 20 de diciembre; 299/2000, de 11 de diciembre; 138/2001, de
18 de junio; 123/2002, de 20 de mayo; 205/2005, de 18 de julio; 70/2007, de 16 de abril;
66/2009, de 9 de marzo; 72/2010 de 18 de octubre y 111/2011, de 4 de julio.
13
Se trata de una excepción que tiene su origen en la jurisprudencia del
Tribunal Supremo de Estados Unidos, que la aplicó, por ejemplo, en el caso
Segura vs. United States, 468 US 796, (1984), cuando en el curso de la
investigación de un delito de tráfico de drogas, la policía entra en un domicilio
sin mandamiento judicial, detiene a los ocupantes y permanece en el lugar
durante varias horas hasta que llega el preceptivo mandamiento judicial. Esta
autorización judicial se obtiene en virtud de los datos indiciarios existentes
antes de proceder al registro ilegal. En el proceso se excluyeron como fuente
de prueba los elementos que se habían encontrado en el domicilio con la
entrada inicial, pero se admitieron los que se descubrieron después de haberse
ejecutado el mandamiento de entrada válido.
En otro caso, Bynum vs. United States, 107 U.S. App. D.C. 109, 274
F.2d 767 (1960), se procede a la detención de un sospechoso, al que se le
toman las huellas dactilares. Tras la oportuna prueba pericial, se comprueba
que dichas huellas dactilares coincidían con las que se habían tomado en otro
lugar en el que se había perpetrado un robo. Sin embargo, esta prueba pericial
fue declarada ilícita por derivar directamente de la primera prueba, y una vez
que la detención se hubo declarado ilegal al haberse practicado sin causa
razonable. Ahora bien, posteriormente la policía presentó una nueva prueba
pericial dactilar que, si bien coincidía con las huellas dactilares halladas en el
lugar del robo, no guardaba conexión con las recogidas tras la detención ilegal,
pues procedían de unas huellas antiguas del detenido que se encontraban en
los archivos del FBI. El Tribunal Supremo aceptó esta nueva prueba pericial al
considerarla independiente respecto de la prueba obtenida en la detención
ilegal.
14
exclusión probatoria, mediante una ampliación desmesurada del concepto de
“prueba independiente”.
4
Por su interés, incluimos literalmente parte del FJ 4 de esta STS, Sala 2ª, de 4 de julio
de 1997: “en el caso actual el efecto expansivo de la prueba ilícita aparece limitado conforme a
la doctrina del «descubrimiento inevitable». A través de la prueba testifical debidamente
practicada en el acto del juicio oral, consta acreditado que la acusada estaba siendo objeto de
un proceso de vigilancia y seguimiento, anterior incluso al inicio de la intervención telefónica,
realizado por agentes de la policía, como consecuencia de informaciones referentes a su
dedicación habitual a la transmisión y venta de heroína a terceros. Este proceso de vigilancia
habría conducido, en cualquier caso, al descubrimiento de la reunión celebrada en una
cafetería entre la recurrente y sus proveedores de heroína «al por mayor». “Es decir que,
15
Se ha considerado como una variante de esta excepción y, por tanto,
relacionada también con la de la fuente independiente, la excepción del
hallazgo casual, en virtud de la cual se declara lícita aquella prueba que deriva
o que se obtuvo casualmente de otra prueba originaria ilícita. Un ejemplo típico
sería el descubrimiento de un delito de tráfico de drogas como consecuencia de
una intervención telefónica que se autorizó para otro delito (STS, Sala 2ª, de 21
de julio de 2000). El hallazgo casual rompe la conexión de antijuridicidad que
existe entre la prueba derivada y la prueba ilícita inicial, pudiendo la prueba
obtenida casualmente ser valorada en el proceso y, en su caso, fundamentar la
sentencia condenatoria.
16
debilitado, tan atenuado, que hace que la prueba derivada pueda ser admitida y
utilizada en el proceso.
6
Seguimos la sistematización empleada por FIDALGO GALLARDO, Carlos (2003), pp.
441-442, teniendo en cuenta la jurisprudencia del Tribunal Supremos de Estados Unidos.
17
existencia de una entrevista, de la que se deduce su participación en el delito,
constituye prueba de cargo suficiente e independiente de la prueba telefónica
obtenida inconstitucionalmente. Se entiende que esa prueba no ha sido
afectada en su procedencia por la prueba inconstitucional, y es bastante para
acreditar la culpabilidad del recurrente (FJ 9).
7
Reproducimos por su interés el FJ 7 de la STC 136/2006, de 8 de junio, que recoge el
argumento empleado por el Tribunal: “La cuestión que aquí se plantea ha sido resuelta por este
Tribunal, entre otras, en las SSTC 161/1999, de 27 de septiembre, FJ 4, y 184/2003, de 23 de
octubre, FJ 2, ya citadas, declarando la autonomía jurídica y la legitimidad constitucional de la
valoración de la prueba de confesión, esto es, de las declaraciones de los imputados, al
entender que los derechos a no declarar contra sí mismo, a no confesarse culpable y a que las
declaraciones se presten con asistencia letrada son garantías constitucionales que constituyen
medio eficaz de protección frente a cualquier tipo de coerción o compulsión ilegítima, por lo que
el contenido de las declaraciones del acusado puede ser valorado siempre como prueba válida.
En consecuencia, «las garantías frente a la autoincriminación reseñadas permiten afirmar,
cuando han sido respetadas, la espontaneidad y voluntariedad de la declaración. Por ello, la
libre decisión del acusado de declarar sobre los hechos que se le imputan permite, desde una
18
3.- Conclusiones.
perspectiva interna, dar por rota, jurídicamente, cualquier conexión causal con el inicial acto
ilícito. A su vez, desde una perspectiva externa, esta separación entre el acto ilícito y la
voluntaria declaración por efecto de la libre decisión del acusado atenúa, hasta su
desaparición, las necesidades de tutela del derecho fundamental material que justificarían su
exclusión probatoria, ya que la admisión voluntaria de los hechos no puede ser considerada un
aprovechamiento de la lesión del derecho fundamental (STC 161/1999, FJ 4)”.
19
Estas excepciones han cobrado una relevancia especial en el caso de la
doctrina de los frutos del árbol envenenado o de la ineficacia de la prueba
derivada de otra ilícita. En España, para examinar si existe o no relación causal
entre la prueba ilícita originaria y la prueba derivada, el Tribunal Constitucional
ha elaborado una doctrina, la de la conexión de antijuridicidad, a partir de la
cual el Tribunal, por influencia de la jurisprudencia norteamericana, ha ido
introduciendo excepciones a la teoría de los frutos del árbol envenenado y, por
consiguiente, dotando de eficacia jurídica, en determinados casos, a una
prueba derivada de otra ilícita. Entre esas excepciones se halla la teoría de la
fuente independiente, que en la práctica puede acabar actuando como una
verdadera fuente de excepciones a la eficacia refleja de la regla de exclusión,
al ampliarse de forma desmesurada el concepto de “prueba independiente”.
20
González Montes, José Luis: “Nuevas reflexiones en torno a la prueba ilícita”.
Derechos y libertades. Revista del Instituto Bartolomé de las Casas, nº. 2
(1994).
Ibarra Palafox, Francisco: “Contra la impunidad. Consideraciones sobre la
prueba ilícita a partir del caso Lydia Cacho en la Suprema Corte de Justicia de
la Nación”. Cuestiones Constitucionales, 21 (2009).
Killian, Johnny H., Costello, George A. y Thomas, Kenneth R (eds.): “Fourth
Amendment--Search and Seizure”, en Amendments to the Constitution with
Annotations. Congressional Research Service, Library of Congress.
Washington, 2002: {http://supreme.justia.com/constitution/amendment-04}
López-Barajas Pérea, Inmaculada: “La prueba ilícitamente obtenida y su
eficacia refleja”, Actualidad Jurídica Aranzadi, nº. 708 (2006).
Martín García, Pedro: “La conexión de antijuridicidad: solución errónea al tema
de la ilicitud de las pruebas derivadas de otra originariamente ilícita”, Revista
Jurídica de Catalunya, nº 4 (2003).
Martín Morales, Ricardo: La garantía constitucional de la inadmisión de la
prueba ilícitamente obtenida, Madrid, 2001.
Martínez García, Elena: Eficacia de la prueba ilícita en el proceso penal (a la
luz la STC 81/98, de 2 de abril), Valencia, 2003.
Matia Portilla, Francisco Javier: “Pedro Martín García: La conexión de
antijuridicidad: solución errónea al tema de la ilicitud de las pruebas derivadas
de otra originariamente ilícita". Revista Española de Derecho Constitucional, nº
71 (2004).
Miranda Estrampes, Manuel: “La prueba ilícita: la regla de exclusión probatoria
y sus excepciones”, Revista Catalana de Seguretat pública, nº 131 (2010).
Miranda Estrampes, Manuel: El concepto de prueba ilícita y su tratamiento en
el proceso penal, Barcelona, 2004.
Muerza Esparza, Julio: “Sobre el efecto de la prueba obtenida con vulneración
de los derechos fundamentales. ¿Una nueva interpretación?”, Repertorio
Aranzadi del Tribunal Constitucional vol. IV (1998).
Pérez Marín, Mª Ángeles: “En torno a la prueba ilícita”. Justicia: Revista de
derecho procesal, nº. 1 (2001).
Velasco Nuñez, Eloy: “Doctrina y limitaciones a la teoría del “fruto del árbol
envenenado” en la prueba ilícita (EE.UU. y España)”. Revista General de
Derecho, Año LII, nº. 624 (1996).
Vieira Morante, Francisco Javier: “Tratamiento de la prueba ilícita”, en
Constitución y garantías penales (dir. Miguel Colmenero Menéndez de Luarca),
Cuadernos de Derecho Judicial XV (2003).
Vives Antón, Tomás: “Consideraciones constitucionales sobre la exclusión de
los frutos del árbol emponzoñado”, Revista Jurídica de la Comunidad
Valenciana, nº 4 (2002).
21